Anexo II | Pesadilla Cambiante
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ANEXO II
Pesadilla Cambiante
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⇾ Nombre: Pesadilla Cambiante.
⇾ Especie: Híbrida
⇾ Clase: Misterio
⇾ Color: Rojo escarlata con destellos de diferentes tonos.
⇾ Habilidades: Puede volverse completamente invisible, crea ráfagas de viento con sus alas, hipnotiza a sus víctimas y ataca con fuego.
⇾ Hábitat: Bosques.
⸻ESTADÍSTICAS
⇾ Ataque: 15
⇾ Velocidad: 17
⇾ Armadura: 10
⇾ Poder de fuego: 13
⇾ Límite de disparos: 10
⇾ Veneno: 0
⇾ Mandíbula: 5
⇾ Sigilo: 23
⸻CARACTERÍSTICAS
La Pesadilla Cambiante es un dragón completamente sorprendente en su totalidad, cría de una Pesadilla Monstruosa y una Metamórfala / Ala Cambiante, es portadora de algunas de las habilidades entre ambas especies.
Su parecido no se logra distinguir entre las dos especies ya que su cuerpo es grande como el de ambos dragones, posee alas estrechas con una garra sobre las puntas y ojos con forma de antenas, el color de esta especie es característico el rojo escarlata o el rojo carmesí y tienen una cola fina como la de una serpiente, que a su vez tiene parecido con la de los Pesadillas. Al igual que los Metamórfala, cuenta con cuatro patas y un cuello no tan largo. Los colores de los Pesadilla Cambiantes varían dependiendo el género. Para las Pesadillas Cambiantes hembras sus colores son rojos con destellos rosas, sus colores se intensifican dependiendo el lugar o la estación; mientras los machos tienen destellos negros o anaranjados. Sus ojos son de un color verde fantasma, pero cuando hipnotizan a sus víctimas se vuelven de tono trébol.
Al contrario de los Metamórfalas, la Pesadilla Cambiante arroja fuego en lugar de ácido, permitiendo que sus escamas sean más gruesas y fuertes a él. Se vuelven completamente invisibles, esto quiere decir, que no necesitan adaptarse al ambiente o camuflar sus escamas para desaparecer. Tienen la habilidad de hipnotizar a sus víctimas y dejarlas inconscientes hasta por horas.
Sus huevos son igual de valiosos (incluso un poco más) como los de los Metamórfalas y, al contrario de ellos, viven solos.
⸻CURIOSIDADES
⇾ No puede prenderse en llamas como las Pesadillas Monstruosas.
⇾ Tienen un temperamento orgulloso, audaz y dramático.
⇾ Sí se pueden entrenar, pero con mucha dificultad y paciencia.
⇾ En ocasiones cuando se ríen, tosen o estornudan tienden a incendiar todo.
⇾ Se desconoce cuántos dragones son de esta especie híbrida.
⸻INFORMACIÓN SOBRE NYMERIA
AÑO DE NACIMIENTO: 725 D.C
ESPECIES PROVENIENTES: Pesadilla Monstruosa hembra y Metamórfala macho
FAMILIARES: Puso huevos por dos ocasiones
HÁBITAT: Cuevas sobre las montañas, lugares templados, bases altas.
Robada del nido de su madre desde que la Pesadilla Monstruosa puso el huevo, Nymeria creció en medio de una manada de Metamórfalas que la criaron al ver que podía camuflarse con el entorno a su alrededor y, por lo tanto, no había peligro. Vivió con ellos durante cinco años hasta que la híbrida decide separarse de la manada, viviendo sola, se asentó en las bases de colinas o montañas más altas sin temor a nada.
Y a los siete años, fue la primera vez en la que quedó preñada por un Pesadilla Monstruosa grande. Al no haber desarrollado por completo su habilidad para volverse invisible o hipnotizar a otros, Nymeria es encontrada meses después por unos cazadores y al ver sus huevos, es cuando se impresionan, reconociéndola como una nueva especie que podría traerles mucha fortuna. Los cazadores se roban sus huevos, la capturan con una red y se la llevan para asegurar el nacimiento de los pequeños bebés Pesadillas Cambiantes.
Ese es solo su primer encuentro con cazadores, quienes la golpeaban, maltrataban, lo que fuera para que obedeciera. Aquella vez, Nymeria puso tres huevos, pero solo uno de ellos nació con las habilidades de un Pesadilla Cambiante. Los cazadores matan a los otros dos que son Pesadillas normales y se llevan al pequeño, hiriendo y enjaulando a la híbrida para que vuelva a poner más huevos.
Su vida desde entonces fue sufrir a manos de los cazadores que la obligaban a poner huevos, cuantos más pusiera, mejor. La alimentaban de lo mejor, pero eso no desquitaba el hecho de que la maltrataban cuando sus hijos no nacían como ella. La juntaron con muchos dragones de distintas especies y fue hasta una noche cuando cumplió nueve años que consiguió escapar.
Para ese entonces, las habilidades de Nymeria ya estaban desarrolladas mucho mejor aunque nunca lo mostró. Podía hipnotizar y podía volverse invisible en su totalidad. Aquella noche aprovechó que la jaula en la que estaba apresada se encontraba un poco floja, la golpeó hasta el cansancio y logró salir. Para su suerte, pocos cazadores habían fuera y no se dieron cuenta cuando ella pasó para hipnotizarlos.
Se asentó desde entonces en lugares lejos de humanos y cazadores por igual, solía evitar los machos y ante el mínimo ruido humano se iba. Hasta que a los diez años fue encontrada por un nuevo Pesadilla Monstruosa que la embarazó una vez más. Asustada, se ocultó en una cueva esperando que no fuese encontrada, inútilmente.
Hasta que fue descubierta por Ryker Grimborn y su grupo de cazadores, donde fue torturada y atacada hasta casi morir. Debido a ello, le sacaron los huevos antes de tiempo y la dejaron sola para morir. Con las pocas fuerzas que tuvo, Nymeria voló hasta una isla donde aterrizó y fue encontrada por Sigrid. Confió en ella porque estaba al borde de la muerte y permaneció con ella en esa isla durante unos días.
Fue difícil construir la relación de confianza con Sigrid al estar aterrada, pero la kainiana nunca la presionó ni trató de hacer algo que no quisiera. Le dio su espacio durante meses hasta que ambas se acostumbraron a la compañía de la contraria, lentamente, Sigrid le fue devolviendo la inocencia y la alegría que alguna vez tuvo cuando vivió con la manada de Metamórfalas.
Nymeria entonces, tuvo un hogar donde estar con Sigrid. Se asentó en la montaña de Kain donde pocas veces los dragones ya pasaban y lentamente, comenzó a confiar en dragones y en humanos por igual. Sigrid, sin pensarlo, se convirtió en el pilar que la impulsó a salir adelante pese a los traumas y las heridas viejas. Ambas formaron una relación en la que harían lo que fuera para salvar a la contraria y aunque Sigrid no conoce toda la verdad de su pasado, puede entenderla y sabe que pasó por mucho antes de ella.
Curiosidades sobre Nymeria:
⇾ Para tratar de evadir sufrimiento y el dolor por el que pasó, sus pasatiempos en el reino son molestar un poco al rey y su sirviente, Felipe.
⇾ De vez en cuando tiene pesadillas por lo que pasó.
⇾ El vínculo que comparte con Sigrid se hizo tan estrecho hasta el punto en que no puede hipnotizarla y la morena puede verla incluso en su estado invisible.
⇾ Tiene afectos maternos como los Metamórfala, por lo que es bastante protectora como si fuese madre y Said es la prueba viviente de ello, a quien no lo deja en paz cada que tiene oportunidad.
⇾ Actúa coqueta y es increíblemente linda cuando está con Alistair, Kristoff e Hipo.
⇾ Los colores de sus escamas son rojo carmesí y tiene destellos rosas.
⇾ Cuando Sigrid la encuentra, Nymeria mide alrededor de 69 pies, la altura normal de un Pesadilla Monstruosa. Pero al final del libro, Nymeria está mucho más grande, alcanzando inclusive a un Cortatormentas.
⇾ Al ser pequeña y seguir en crecimiento, otra de sus habilidades es volver invisible a las personas que van con ella.
⇾ Sus demás habilidades (y la razón de ellas) se explicarán lentamente en el segundo libro, Winds of Freedom.
⇾ Les dejo un fanart que me recuerda a Sigrid y Nymeria, en la batalla de Nordvind: (Aunque en lugar de azul, Nym es roja)
*créditos al respectivo autor del fanart en tumblr*
⸻VUELO POR PRIMERA VEZ
El día soleado en la isla iluminaba los árboles sobre sus cabezas y les permitía disfrutar del buen clima. Valka ese día había salido a pescar en compañía de Cortatormentas y otros dragones, pero Sigrid decidió quedarse a cuidar a los demás y a Nymeria.
Las heridas en el estómago de la dragona ya habían sanado casi por completo, lo único que quedaban era un par de cicatrices al coser la herida. Valka le había ayudado con eso, mientras Sigrid preparaba ungüentos que la vikinga conocía para aliviar el malestar de la dragona rojiza. Aún no sabían de qué especie provenía, pero tenían breves sospechas de que se tratase de una híbrida al no haber visto jamás otro dragón parecido a ella.
—Nymeria... —dijo Sigrid dubitativa y mordió su labio inferior. No la había acariciado desde el primer día en que la encontraron, le daba inclusive un poco de pena acercarse por temor a que la rechazara—. ¿T-tienes más hambre?
La kainiana suspiró y echó un vistazo a la dragona recostada sobre el valle de lado, el sol sobre su cara la hacía mantener los ojos cerrados. Sigrid la miró curiosa nuevamente y se acercó un poco, inhalando profundo.
—Nymeria... —Volvió a comenzar y guardó silencio.
Un gruñido le respondió de vuelta, haciendo que la morena se sobresaltara sobre su lugar, sentada en el césped.
Bien, ya era un progreso.
—Abre los ojos, Nym —pidió, sabía que debía andar con cuidado y no fastidiarla demasiado, pero quería conocerla, ¿y como la conocería si la dragona solo le gruñía?—. No me gruñas, ¿o me ves a mí gruñéndote a ti?
Nymeria resopló exhalando un poco de fuego que fue a parar a una ramita cercana. Con gran temor Sigrid corrió a buscar algo para apagar el fuego y la dragona se incorporó para tratar de soplar y apagar las llamas, las cuales solo incrementaron.
—¡No, Nym! —gritó Sigrid, viéndola inflar los mofletes y la dragona la miró, a punto de soplar más fuego.
Con suerte, Nymeria obedeció y Sigrid pudo respirar correctamente. Llegó hasta el pequeño fuego y lo apagó con una piedra, soltando un jadeo dramático por el susto, que se convirtió en un grito cuando las llamas en lugar de apagarse solo incrementaron. Entonces, con la suela de su bota, comenzó a patear para apagarlo y los gritos atemorizados salieron de su garganta. Sigrid siempre había temido el fuego.
Nymeria la miró con los ojos entrecerrados y, sin previo aviso, golpeó con su cola la zona, extinguiendo las llamas de la flor roja. Al ver a la morena, soltó un gruñido ligero y la tomó de sus patas delanteras para sacarla de ahí.
—Hey, hey, hey ¿qué e-e-estás haciendo? —preguntó temerosa Sigrid al sentir las garras de la dragona rodearla detrás de ella. Pasó saliva por su garganta, sin moverse y escuchó un ronroneo encima de ella—. Oh, Nymeria, e-espera... No, ¡no me vayas a alzar! ¡AAAHHH!
Fue demasiado tarde cuando las alas de la dragona despegaron del otro lado del valle, Sigrid profirió un grito con el corazón saltando en su lugar del susto y se abrazó como pudo a las patas delanteras de la dragona. La altura prontamente comenzó a hacerse más y más lejana al piso, las manos de Sigrid temblaron nerviosas y la morena asomó el rostro debajo de ella para ver como sería la caída.
—¡Nymeria, no así, no así! —exclamó, haciéndose un ovillo sobre sus patas y garras—. Bájame que casi voy al cielo —dramatizó y la dragona desde arriba soltó un gruñido, como los que hacía Chimuelo cuando se burlaba de Hipo—. ¡Nymeria, todavía estás débil, no podemos volar! —insistió, presa del miedo.
Y luego, en un movimiento tan ágil y repentino, la dragona la impulsó hacia arriba, deslizando una de sus alas por debajo de ella para que no cayese. Sigrid gritó mientras aterrizaba sobre el lomo de la dragona y al estar encima, se abrazó a ella con gran fuerza y con los ojos cerrados.
Oh, basta, Hipo lo hizo. Tú también puedes.
Pensar en Hipo la hizo suspirar, ¿qué habría pasado con él y Chimuelo? Suspiró y alejó esos pensamientos de su cabeza, no, no podía pensar esas cosas cuando estaba al borde de la muerte.
La kainiana inhaló profundo, tomando gran valor para alzar el rostro un poco y ver el cielo desde ahí. Maravilloso. Los colores desde encima de las nubes eran indescriptibles, simplemente eran hermosos, las tonalidades azules y rosadas combinadas, las nubes tan blanquecinas que parecían algodón y... El miedo poco a poco comenzó a desaparecer, tenía miedo de caerse, pero también quería ver y disfrutar aquello. Eso habría hecho Hipo. Quería pensar que ella también podía hacerlo.
—Está bien, Nym, creo que puedo darle una oportunidad a esto —murmuró finalmente y aflojó el agarre.
Sigrid inhaló profundo y se sujetó de las escamas de la dragona cuando ella bajó en picada para mostrarle el mundo a una altura no tan alta, lo que la relajó. Sorprendida, la morena miró todo a su alrededor, más aliviada de tener que preocuparse. Nymeria la había entendido. Lentamente, Sigrid esperaba que pudieran comprenderse la una a la otra.
⸻ESTARÉ A TU LADO, SIEMPRE.
El manto de la luna resplandecía sobre el castillo, en la lejanía, un par de lobos se escucharon dentro del bosque. Los lobos siempre aullaban ahí, a la misma hora, en la misma luna. Muchos ya estaban acostumbrados, menos ella.
Nymeria no podía estar tranquila cuando los lobos aullaban. Lobos y dragones. No eran lo mismo, eran tan opuestos, seguían distintos propósitos y alteraban a la híbrida cuando trataba de conciliar el sueño. La Pesadilla Cambiante profirió un gruñido, cubriendo su cara con una de sus alas, aunque estaba invisible de igual forma. Se reacomodó sobre el césped fresco y exhaló una pequeña voluta de fuego para mantenerse cálida.
Era una isla de lobos y ella era el único dragón.
—Aquí estás.
Sigrid llegó hasta ella, la kainiana llevaba una lámpara sobre su mano, el débil fuego alumbraba tras el cristal y resaltaba sus ojos ámbares. Con un ronroneo, Nymeria descubrió su ala para poder verla mucho mejor.
—No tienes que estar siempre aquí —recordó Sigrid dulcemente, envuelta en varias capas y abrigos que le cubrían hasta el cabello. Lo único que se veía en ella era su rostro y unas pequeñas mechas rebeldes de su cabello—. No se van a dar cuenta —prosiguió, inclinándose hasta su cuerpo.
Sigrid suspiró al sentir lo calentito que estaba su cuerpo y la rodeó con sus brazos durante unos instantes para sentir su calor. Nymeria sabía que Sigrid era un lobo, pero aun así, confiaba en ella. Ambas confiaban tanto en la otra.
—Las noches que ellos aúllen, puedes dormir en mi habitación —murmuró la kainiana—. No se van a dar cuenta, ¿sí?
Un resoplido fue lo único que obtuvo de respuesta y Sigrid bufó, dejando la lámpara de lado, con cuidado de que no se cayese.
—Nymeria...
La híbrida se acomodó en su lugar sin responder, en su lugar, volvió a cubrir su cara con sus alas y bufó. Sigrid le movió el ala y la dragona le enseñó los dientes.
—Te da miedo estar aquí, ¿por qué no quieres estar allá? —preguntó con voz suave, bajo el canto de la noche y el viento frío recorrió su cuerpo—. ¿También... También te da miedo estar allá? —añadió, posando una mano sobre su lomo, donde le dio suaves caricias.
Sabía que podía decirle a Nymeria que la acompañara y se quedara, y sabía que la híbrida le obedecería. Pero Sigrid no quería forzarla en nada, quería comprenderla, pero no sabía como empezar a hacerlo. No sabía nada de su vida, no sabía nada por lo que había pasado, más que sus propias suposiciones y las conclusiones a las que llegó junto a Valka el día que la encontraron, pero, ¿había pasado por más?
La híbrida profirió un sonido con su garganta, pero no era un gruñido, era más suave.
—No tienes nada que temer —murmuró con suavidad la morena y recostó su cabeza sobre su lomo, siguiendo acariciándola—. No te ocurrirá nada, mientras estés conmigo... Te voy a proteger, Nym, siempre. No tienes porque quedarte aquí todo el tiempo, sé que te asustan los lobos, pero ellos tampoco te harán nada, son protectores.
Nymeria descubrió su cara y la miró con sus profundos orbes verdes que resaltaban con la luz nocturna, Sigrid se incorporó un poco para poder acariciar sobre su cabeza.
—Si no puedes confiar en ellos, hazlo en mí —pidió—. Estaré a tu lado, siempre.
Sigrid jamás sabría los horrores por los que había pasado Nymeria, pero ella podía salir adelante si la tenía a su lado. Inesperadamente, sus caminos se habían cruzado aquel día, aquel día que Sigrid le demostró a la híbrida en que no todos los humanos les cazaban, los golpeaban o los mataban... Había humanos como ella, que se preocupaban por los dragones, les alimentaban, les cuidaban y los protegían.
Los lobos eran protectores.
Sigrid era protectora.
Y Nymeria quería dar lo mismo por ella, protegerla hasta la adversidad. No importaba que ambas no conociesen la historia por completo de la otra, sabían lo suficiente como para estar a su lado.
Aquella noche, Nymeria no temió a los lobos y accedió a irse a dormir en la habitación de Sigrid.
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