Nueva York
El viaje debía comenzar ya.
No había tiempo para esperar hasta el amanecer. No, después que todos los dioses los despertaran para comunicarles un mensaje de Antaruk: había perdido conexión con Sebastian.
El departamento se vio súbitamente desordenado en menos de una hora. Todos los grupos estaban dispuestos en diferentes sectores mientras contaban y distribuían lo que llevarían para cada viaje.
Nueva York estaba entrando en primavera, no obstante, el frío y la lluvia aún estarían presentes durante una temporada de modo intermitente. Así que los bolsos iban cargados con todo tipo de ropa.
Su corazón no dejaba de palpitarle. Intentaba mantenerse controlado, pero solo saber que en pocos minutos estaría en suelo norteamericano para encontrar a Phi, le estaba comiendo los nervios.
Todos estaban alterados. La tormenta, que más bien parecía un huracán, había menguando con ayuda de Zoe, Valiant e Isis, que movieron algunas corrientes para equilibrar el clima. La lluvia seguía cayendo, pero al menos ya no parecía que el cielo estaba a punto de caer.
Había pasado lo más extraño que podrían haber imaginado jamás.
¿Cómo era posible que un Dios se desconectara de su huésped? La única forma era que muriera, pero de haber sido así Antaruk no se podría haber comunicado.
La explicación que vino después de que todos despertaran alterados era aún más enredada de lo que parecía:
Robin había vivido un viaje astral, se había comunicado con Sebastian, recibió un mensaje de su parte y luego lo vio desaparecer por un momento antes de volver al mundo terrenal.
Las mujeres eran las más alteradas. Liana pedía a gritos que la liberaran del escudo para poder sintonizar con Sebastian, Kamal sospechaba que la estaban comiendo los celos por haberse comunicado con Robin y no con ella. Pero lo que las tenía alborotadas no era eso, era que Robin insistía que el mensaje que había recibido era que tenían que llevarse a Liana con ellas.
Tanto Isis como Meiling contrargumentaron diciendo que Liana casi había matado a Isis dos veces intentando asfixiarla con su poder, y Claire sencillamente no la soportaba. Zoe le tenía miedo, era la más débil en cuanto al dominio de sus poderes y entendía que si algo se salía de control Liana podría hacerle daño con mayor facilidad.
Todos hablaban alterados, todos gritaban. La energía de Torú se expandió, acallando las voces físicas para no escucharlas y lo agradeció.
Todas las almas se veían más opacas y sus auras diferían de colores por la agitación. La adrenalina, la incertidumbre, el miedo y la desolación cubrían cada cuerpo bañándolo en luces que se encendían y apagaban, como una ampolleta de baja potencia.
Finalmente Etienne fue el que tomó la palabra con un grito duro y seco.
—¡Ya, cállense! —exclamó. Su voz gruesa reverberó por todo el departamento. Desde la ventana se veía el cielo teñido de violetas y naranjos anunciando el amanecer tras la tormenta de la noche. Kamal se llevó una mano a los ojos cuando el cielo se volvió un universo estrellado donde diversas figuras se movían de un lado a otro, igual que aves. Solo que sabía que no eran eso.
"Creo que no tengo la cabeza suficientemente despierta para ver tanto..." le dijo a Torú.
La realidad volvió a ser terrenal. Las discusiones habían cesado y Etienne estaba al centro de la sala.
—Sebastian está en una dimensión alterna, en un limbo —decía—. Yziak me lo ha explicado. Su energía se mantiene intacta gracias al poder de Antaruk, pero el Dios sigue dormido. Mientras más días transcurra encerrado en ese lugar, menos poder tendrá Antaruk y mayor serán las posibilidades para que Sebastian muera—Kamal notó a Robin apretar la boca—. El viaje que hizo Robin solo se consigue cuando la persona desde el otro lado te llama. Nunca he hecho viajes dimensionales porque no es mi área, pero entiendo que cuando son a universos que no están conectados con el espacio físico solo se puede viajar con el alma —les explicó y miró a Robin—. Y para eso necesitas la energía del ser o persona que está del otro lado. Y Sebastian sigue siendo humano, Robin. No es un ángel o un ser superior. Si quieres que se mantenga con vida tendrás que pedirle que no te llame más —. Ella lo miró sin parpadear—. Entiendo la necesidad que tienen de verse, pero la conexión con Antaruk está en juego. Y un Dios solamente puede estar ligado a la tierra si su puente o huésped es humano. Si el huésped muere, el Dios no puede despertar. ¿Lo comprendes?
—No fui yo la que lo llamó —se defendió con dureza—. ¡Simplemente me dormí y él apareció!
—Conmigo también lo hizo —le recordó Chris, que ya lo había comentado cuando Robin les dijo lo que había sucedido.
—Pues, si vuelve a ocurrir, y ya que no está en sus manos frenar el viaje, si lo ven, díganle que no lo vuelva a hacer —pidió Etienne.
Chris soltó una carcajada seca.
—¿Pedirle que no lo vuelva a hacer? —Rió—. Sebastian es testarudo, va a hacer lo que quiera y no va a seguir indicaciones de nada ni nadie. Estoy plenamente seguro que le dará igual morir con tal de ver a Robin.
—Entonces que Robin se lo pida —terció Noah. Su hija alzó la mirada y lo vio de soslayo—. Solo a ti te hará caso.
Ella sonrió con un cierto rictus cargado de ironía.
—¿Por qué crees eso? —los miró a todos—. ¿Por qué todos creen que él hará lo que yo o ustedes le pidan? Está solo en una dimensión donde sí, puede morir, y nadie más que yo quiere impedir que eso suceda, pero si ya antes era testarudo, si antes hacía de todo por conseguir sus propósitos, ¿qué les hace pensar que va a dejar de llamarme cuando le dé la gana? —Liana hizo un sonido con la boca, pero Robin se le adelantó—. Sí, no conozco a este Sebastian, no sé suficiente sobre él, pero su alma es la misma. Y siempre fue cabezota. Si se le mete algo en la cabeza no dejará de intentar lograr lo que se propone. Y dudo que en esta vida, independiente de todo por lo que haya pasado, en eso sea diferente. Quienes lo conocieron mejor que yo, díganme si me equivoco.
Todos los integrantes de Centuria asintieron con un vaivén de cabeza, incluso Etienne.
—Lamentablemente no estaré cerca de ti para bloquear tus sueños —se lamentó Dimitri—. Podría intentar colocar una protección para que tu conciencia no salga de tu cuerpo. Pero no estaremos en el mismo lugar.
Kamal sintió una puntada en la cabeza.
—Creo que ya entendimos que no podremos hacer nada al respecto, pero ¿podrías tratar de convencerlo para que los encuentros no sean tan frecuentes, tal vez?
Liana rió.
—¡Qué conveniente! —se burló—. Aunque te apoyo en esto, si fuera por mí tampoco quisiera que se vieran.
Él rodó los ojos.
—Piensa lo que quieras, pero Etienne tiene razón —puntualizó—. Sebastian no puede morir, necesitamos a Antaruk. Además, recordemos que hay una maldición latente. Podría morir por cualquier cosa. Así que debemos enfocarnos en terminar con esta misión lo antes posible, ir por las Estrellas que faltan y salvarlo antes que la maldición nos caiga encima —miró a Robin preocupado—. Les caiga.
Ella asintió lentamente.
—Nosotros tenemos todo listo —Alejandro señaló los bolsos y unas bolsas con varias botellas de agua.
—Tenemos que irnos ya —apremió Valiant—. Mientras más tiempo dejemos pasar, más posibilidades hay que Colter muera, y con todo esto de que a Antaruk lo necesitamos despierto y que algunos de ustedes pueden morir si él muere, es mejor apresurarnos —se acercó hasta Isis, ella se abrazó a él y apoyó la cabeza en su pecho—. Kaos sigue vivo, latente y está al borde de despertar. Necesitamos a Colter con vida.
—Concuerdo con Valiant —asintió Noah—. ¿Están listos? En nueva York es media noche. ¿Tienen dónde llegar?
—Sí, reservamos un departamento pequeño —respondió Kamal—. Pero no podremos ocuparlo hasta el amanecer, cuando el dueño se presente.
—¿Estaremos despiertos toda la noche? —se sorprendió Nawali cuyos ojos brillaban de sueño, pero una sonrisa gigante le cruzaba la cara.
Kamal le colocó una mano en el hombro.
—Vamos a buscar un lugar para descansar—lo tranquilizó.
—Además Nueva York tiene de todo, la noche siempre está viva, no querremos irnos a dormir—le sonrió Alejandro al niño.
—No vamos de vacaciones —intercedió Valiant que no soltaba a Isis—. Pero mientras busquemos al puente de Phi creo que podemos conocer algunos lugares.
Kamal sonrió a medias. No podía camuflar su preocupación en torno a los últimos acontecimientos, e irse sin siquiera tener tiempo de despedirse de todos apropiadamente no le gustaba para nada.
—Cuiden a mi niño, por favor —pidió Valentina acercándose hasta Nawali. Lo abrazó con fuerza—. ¿Seguro que no quieres venir con nosotros?
Nawali negó con fuerza.
—Estaré bien —le dijo con seguridad. Kamal sonrió. Valentina alzó la mirada hacia él.
—No le quiten los ojos de encima —pidió con firmeza. Nawali se soltó.
—¡Ey! Que no soy un bebé.
Kamal cubrió la espalda del niño y sostuvo sus ojos oscuros sobre los de Valentina con determinación.
—Y yo te prometí que no le va a ocurrir nada. ¿No confías en mí?
Valentina pareció dudar, Kamal alzó una ceja, esperando. Finalmente ella asintió.
—En ti, sí.
Alejandro hizo un ruido gracioso.
—¿Y con Val qué somos? ¿Payasos? Estamos en una misión, no dejaremos a Nawali solo.
Valiant, que seguía abrazado a Isis, interrumpió:
—Nawi es igual de importante, seguro que encuentra a Phi antes que nosotros —le guiño un ojo al niño. Valentina apretó los labios, Kamal le colocó una mano en el brazo y apretó su codo.
—Estaremos bien —sacó el celular de su bolsillo y lo agitó con gracia—. Hay teléfonos, no vivimos en las cavernas. Si quieres saber de Nawi solo llámanos.
—Ay, no... va a llamar a cada rato —masculló el niño, todos rieron.
—Bien, suficiente cháchara —interrumpió Noah—. Tina —la agarró por el otro brazo y la jaló con suavidad hacia donde estaban él y Etienne—. Los muchachos estarán bien. Deben irse, estamos perdiendo tiempo.
Ella no parecía muy convencida, no obstante le dio un beso al niño en la frente —que se limpio con la manga de su suéter—, y se alejó hacia los demás.
Etienne suspiró.
—Liana... la latitud, por favor —le pidió. Ella arrugó la nariz—. Es por Sebastian, querida.
Ella lo miró de costado con recelo.
Kamal no podía interpretarla. Nadie podía. Tal vez solamente Chris, que tenía la habilidad para sentirla. ¿Quería ayudar realmente a Sebastian? Porque a veces parecía que mientras no pudiera poner sus manos en el asunto y hacer lo que quisiera no se mostraría muy colaborativa.
Estaba seguro que, de no haber sido encapsulada por Claire, Liana habría encontrado de cualquier modo llegar a Elizabeth con la única finalidad de torturarla hasta dar con el paradero de Sebastian.
Aunque, quitando la tortura del camino, tal vez era buena idea dejar que hiciera el trabajo por sí misma, especialmente por esa energía brutal que la hacía capaz de cualquier cosa. Lamentablemente eso era justamente lo que les preocupaba a todos.
Liana simplemente no era de fiar, y si sabía que con Sebastian jamás tendría una oportunidad podría incluso causar el mismo daño que en el pasado solo por venganza y celos.
La mujer le dijo a Etienne una serie de números con tono de aburrimiento y luego se apoyó contra el respaldo del sofá donde estaba sentada con la vista perdida en el techo.
El hombre alzó una mano, pero antes de hacer cualquier cosa se dirigió a su grupo. Isis había comenzado a llorar.
—¿Se quieren despedir? Tienen unos minutos.
Kamal asintió. Valiant se llevó a Isis a un rincón, le vio secándole las lágrimas para luego besarla. Desvió la mirada incómodo y se acercó hasta Chris, Zoe, Meiling, Claire y Robin.
—Por favor no olviden ponerse en contacto —Le pidió a Chris. Su amigo asintió.
—Y tú llama en cuanto lleguen a la ciudad.
Kamal hizo una mueca.
—Es probable que estemos un poco mareados durante una hora, tendrán que esperar a que nos estabilicemos. Será un viaje rápido, pero la distancia es larga.
—¿Llevan las vitaminas? —se preocupó Claire. Alejandro alzó un brazo.
—Aquí —apuntó su mochila que ya se la había puesto sobre los hombros.
Robin se acercó con los brazos cruzados. Ambos se miraron con cierta incomodidad y tristeza, especialmente por aquella atracción que aún le quemaba en lo más profundo de sus entrañas.
—Cuídense —le pidió—. Y cuando la encuentres, llámame. Por favor. Necesito hablar con ella.
Él la abrazó sin poder evitar el deseo de de hacerlo. Robin soltó los brazos y lo envolvió, respondiéndole el gesto.
—Y tú mantén a Liana bajo control —le susurró—. También creo que eres la única que puede hacerlo —la escuchó soltar una risa nasal.
—Claro, un solo y limpio puñetazo y deja de joder —se separaron, ella tenía una sonrisa irónica. Suspiró preocupado. Le acarició los brazos de forma inconsciente, haciendo que ella dejara de sonreír y lo mirara con tristeza.
—Nos veremos dentro de poco —apretó la boca y se alejó un paso sin mirarla.
—Gracias por el apoyo estos días —le susurró. Él volvió a sentir las ganas de abrazarla cuando un recuerdo de Lysander golpeó en su mente al revivir un beso en la oscuridad que nunca previó venir. Fue un día que Vanyara lo miró exactamente igual que como Robin lo estaba viendo en ese momento.
El alma era demasiado transparente a través de los ojos. Y los de ella eran tan extraños como hermosos y turbulentos.
Estaba reviviendo la misma memoria. Lo sabía.
Robin agachó la mirada avergonzada y a él no le costó nada confirmar su teoría. Ambos se sentían incómodos con esos recuerdos, pero también había un cierto anhelo prohibido en aquella atracción que debía detenerse.
Por eso lo mejor era estar separados.
—Sabes que puedes contar conmigo cuando me necesites —le respondió de vuelta, intentando mantener una sonrisa amigable y tranquila, aunque por dentro solo quería un minuto a solas con ella para despedirse como realmente deseaba.
Ella asintió y él solamente se alejó hasta Chris para despedirse con un abrazo y desearse suerte mutuamente.
Valentina lloraba como si se le fuera un hijo de casa, mientras que Noah, Etienne y Dimitri aguardaban en silencio.
Kamal se acercó hasta Alejandro, Isis volvió al grupo de las mujeres cuando Valiant se reunió con su equipo.
Cada uno cogió su bolso y mochila, Nawali se quedó pegado a Valiant.
—Cuídense, por favor —suplicó Valentina llorando.
Etienne alzó una mano y a un costado de la pared se formó un vórtice pequeño que comenzó a crecer poco a poco hasta tener el tamaño justo para que lo atravesara una persona de pie.
Del otro lado se escuchaba el ruido que provenía de una calle transitada, pero ellos solo veían una especie de callejón.
—Va a ser un traslado abrupto. Elegimos un callejón para que no llamen la atención, tienen quince segundos para atravesarlo.
Todos se miraron con un gesto de despedida, Isis suspiró entre sollozos. Valiant le arrojó un beso, Valentina tenía la nariz enrojecida. Kamal intercambió una última mirada con Robin, y, ante la expectación de todos, los tres hombres y el niño, finalmente atravesaron el portal.
Cruzar el puente entre una ciudad y otra se sentía igual como si hubiera caído al vacío de sorpresa y quedado sin aire por un momento.
La cabeza le comenzó a doler, y, cuando el vórtice se cerró tras ellos, los cuatro cayeron de rodillas al suelo.
Nawali se quejó en su idioma nativo con un con un llanto leve.
Ahí recordó que cada uno hablaría en su propio idioma porque no estaba Valentina para hacer que se entendieran.
Miró al niño y le preguntó en inglés cómo se sentía, preocupado por no haber considerado el idioma como barrera para entenderse entre ellos.
Afortunadamente, Valentina le había enseñado inglés, y, aunque no lo hablaba perfecto, podía comprenderlo.
—¿Cómo te sientes? —le preguntó. Nawali lo miró con una mueca de dolor.
—Mi cabeza... —se quejo apretando los ojos.
—¿Y ustedes? ¿Cómo están?
Valiant se puso de pie con rapidez y se movió por entre unos basureros con la mano en la boca, mientras, Alejandro apoyaba la cabeza en la pared en una posición sumamente incómoda sobre el suelo.
Se escuchó una arcada y luego una tos estrangulada.
—¿Estás bien, Val? —preguntó mareado.
Valiant se giró hacia ellos totalmente pálido.
—¿Te lo parece? —se quejó. Sus mejillas se inflaron y volvió a girarse sobre los basureros para vomitar.
—Entendí que nos íbamos a sentir mal, pero nunca creí que tanto —jadeó Alejandro casi sin aire. Su inglés era bastante limpio—. Y el callejón apesta.
Hizo una mueca de asco y se volteó hacia el lado opuesto de Kamal para vomitar sobre unas bolsas.
"Ánclate a mi energía" le pidió Torú.
La primera y última vez que había viajado a través de un portal fue cuando habían retornado con Robin a Inglaterra luego del viaje a Noruega. Y Torú le había pedido lo mismo.
Aunque no le gustaba del todo porque comenzaba a ver el mundo con sus ojos, le ayudaba a mantener la estabilidad y a esperar el acople de los cuerpos.
Algo que había descubierto a través de Torú.
Por eso se sentían mal. Cada vez que se atravesaba un portal, el primer cuerpo en llegar era el físico, pero los otros seis*, que componían su energía, aún estaban a destiempo y todavía no atravesaban de un lado a otro.
Con Torú de su lado, logró ver en dónde estaban para poder acoplarlos con mayor rapidez. Cuando logró estabilizar su energía, finalmente pudo ponerse de pie. Con rapidez buscó en los bolsos las botellas de agua, las vitaminas, el paracetamol y las bebidas isotónicas, y se las ofreció a cada uno de sus amigos.
Tardaron alrededor de una hora en poder estabilizarse. Cuando Kamal volvió a unirse a Torú, vio que los cuerpos de sus amigos ya se habían acoplado finalmente. Pero eso no quitaba que estuvieran cansados.
—Había olvidado lo horrible que se sentía —se quejó Valiant apoyando la cabeza contra la pared con un suspiro hondo.
—Tendremos que comunicarnos en inglés —les dijo Kamal—, Tina no está, lo había olvidado —los demás asintieron—. ¿Puedes comprendernos? —le preguntó a Nawali. El niño asintió.
—No soy idiota, sé hablar en inglés —dijo ofendido. Kamal le sonrió con cariño.
Era una imagen graciosa. Tres hombres y un niño sentados en aquel callejón como si hubieran vivido una resaca monumental. El suelo estaba húmedo y olía a orina por todos lados.
Hasta que el olor comenzó a desaparecer y toda la basura que los rodeaba empezó a desintegrarse.
Kamal se volteó y vio a Nawali con ambas manos sobre el suelo y los ojos cerrados.
Cuando los abrió, el niño sonrió.
—Esta ciudad necesita una limpieza urgente —dijo frunciendo la nariz—. Ahora el agua de los charcos es potable.
Valiant le sonrió de regreso.
—Eres fantástico, pero me es suficiente con el agua de la botella, gracias.
Kamal y Alejandro rieron.
—¿Listos para comenzar a recorrer la ciudad? —preguntó el segundo—. ¿Puedes sentir a Phi?
Kamal negó con la cabeza, ni siquiera había pensado en eso mientras intentaba estabilizar a sus amigos. Recién había comprendido que estaba en la misma ciudad donde la reencarnación de Danielle vivía. La ansiedad comenzó a carcomerlo.
"Está aquí..."
"¿Dónde?" preguntó.
—Está dormida —interrumpió Valiant, Kamal lo miró—. Jaga está intentando buscar a su madre, pero la huésped está durmiendo y tiene la mente en estado Rem —alzó una ceja hacia Kamal—. Torú está despierto, ¿no puedes preguntarle? Tal vez la encuentre aunque esté dormida.
"Sí" respondió el Dios en su cabeza, "pero está lejos. Es prudente esperar hasta el amanecer."
Kamal frunció el ceño, pensativo.
"Es la Diosa de la luna, ¿no debería ser más fácil acceder a ella si es de noche?" le preguntó con curiosidad.
Alejandro, Valiant y Nawali lo miraron curiosos. Kamal alzó un dedo e indicó su cabeza. La agachó y miró el suelo para concentrarse en Torú.
"La única forma de llegar a ella es través de la huésped, ¿cómo lo harán? ¿Entraran a su casa sin avisar?"
Kamal abrió la boca para responder cuando se dio cuenta de lo idiota que había sido, y comenzó a reír.
—¿Qué te dijo? —preguntó Alejandro.
—Que esperemos al amanecer —rió—. Torú puede encontrar a Phi, sabe dónde está, pero sería imprudente aparecerse en casa de una desconocida que además está durmiendo.
Los dos mayores exclamaron un largo "ohhh".
Nawali se puso de pie.
—¿Entonces no haremos nada hasta que amanezca? ¿Podemos ir a comer algo? Tengo hambre.
No bastó con decir aquello cuando el celular de Kamal comenzó a vibrar. Cuando lo miró, sonrió y contestó con un suspiro.
—Tina...
—¿Están todos bien? ¿Nawi? ¿Por qué no llamaron? ¡Ha pasado una hora!
Desde atrás se escuchaba la voz de alguien pidiéndole que se calmara.
—Estamos bien. Llegamos cansados y desacoplados, como siempre ocurre. Pero ya estamos estables, vamos a ir a buscar algo para comer que Nawi tiene hambre.
—Todos —Alejandro apuntó su estómago.
—Pásame a Nawali, por favor —le suplicó.
Cuando Kamal miró la niño éste agitó la cabeza y exclamó un "¡no!" en un susurro desesperado. Pero él ya le había acercado el teléfono.
—Traidor —dijo el niño achicando sus ojos. Se llevó el teléfono a la oreja y dibujó un montón de muecas de agotamiento mientras escuchaba a la tutora hablarle por el otro lado. Cuando cortó, miró a Kamal enojado—. Si llama de nuevo no le contestes, es demasiado sobreprotectora.
Valiant se le acercó por el costado.
—Le prometió a tus padres que te cuidaría, y ahora estás a miles de kilómetros de distancia de ella. Solo está preocupada por ti.
—¡No necesito que me cuiden! ¡No soy un niño! —exclamó. Los otros tres balancearon la cabeza.
—Técnicamente, para todos nosotros lo eres —apuntó Alejandro—. Así que hasta que no seas adolescente no podrás quejarte. Lo lamento, pero estamos a cargo de ti, así que tendrás que hacer lo que digamos.
—A ti ni siquiera te conozco —le reclamó. Los tres hombres se quedaron en silencio por un segundo y luego estallaron en una carcajada.
—Pero a nosotros sí —Valiant abrazó al niño por los hombros—. Y a mí sí me obedecerás.
—Ya quisieras... —Nawali rodo los ojos con fastidio.
—Bien, vamos... tenemos que buscar un lugar donde pasar la noche y encontrar dónde comer —bostezó Kamal—. También había olvidado que los viajes dan hambre.
—¿Tú no viviste aquí? —Le preguntó Valiant a Alejandro mientras salían del callejón—, ¿sabes de un buen lugar para comer?
Alejandro rió.
—¿Burger King? —Se encogió de hombros—. Primero tenemos que saber en dónde nos aparecimos. Conozco algunos locales que están abiertos veinticuatro horas. Pero es cerca del Time Square.
—Estupendo, con una porción gigante de papas fritas soy feliz —rió Kamal.
Pasaron la noche en el metro subterráneo. Todavía era invierno, y si bien se asomaba la primavera las noches aún estaban frías.
Después de haber comido un gran menú que incluía muchas hamburguesas, papas fritas y helados, los cuatro se fueron a refugiar al metro para dormir un poco.
Era tanta el hambre que tenía que le quitó la hamburguesa al sándwich para poder comerlo sin la carne.
Despertaron cuando la gente comenzó a reunirse en torno al andén para comenzar el día. Salieron del subterráneo y se encontraron con un día soleado y cálido.
Algo que en Inglaterra no tenían a menudo.
Desayunaron una gran fuente de hote cakes en una cafetería pequeña, y, mientras Valiant llamaba a la persona que les arrendaría el departamento, Kamal sintió algo extraño.
Se le erizó la piel, se le secó la garganta y su corazón se aceleró.
Fue algo rápido, un simple recuerdo que invadió su memoria sin poder frenar las imágenes.
Escuchó gritos y luego vio a la muchacha salir corriendo por la puerta de atrás de la casa. Fue tras ella.
June siempre salía por la puerta principal, pero esta vez algo había ocurrido.
Intentó seguirle el paso, pero ella se introdujo al bosque que colindaba con la finca.
—¿Señorita June?
La única pista fue el llanto que dejaba un eco en el aire.
Siguió su oído hasta alcanzar un sendero, ella corrió y tropezó, pero en lugar de levantarse simplemente se quedó ahí, llorando desamparada.
—¡June!
Corrió hacia ella y se agachó para ayudarla. Ella intentó golpearlo pero no lo consiguió. Bajo la luz de la luna descubrió que la muchacha estaba a duras penas agarrándose su vestido, intentando cubrirse, y sus brazos, cuello y rostro, estaban magullados.
—Dios santo, ¿qué fue lo que ocurrió?
Ella alzó los ojos. Oscuros y profundos. Era fácil para los pueblerinos referirse a ella como puta cuando se trataba de una mujer de color que trabajaba para un hombre tan adinerado como el Marqués. No era normal que alguien como ella tuviera la libertad que ostentaba solo por ser asistente de Merlín, pero nadie se atrevía a decirle nada bajo la protección del anciano.
Su reputación se debía únicamente a que había conseguido trabajo en aquella casa como sanadora personal para la atrofia que tenía el anciano en una pierna, pero para la gente era más fácil hablar de ella como la "puta personal."
—June, ¿qué ocurrió? Déjame llevarte a casa.
—¡Suéltame! Yo puedo sola.
Pero cuando intentó levantarse, cayó nuevamente.
—¿Quién te hizo esto? —Le preguntó preocupado. La mujer tenía sangre en los labios y la nariz.
Comenzó a llorar.
—Charles —respondió, Lysander achicó los ojos.
—¿Qué fue lo que te hizo?
Ella lo desafió con la mirada.
—¿Qué crees tú? —Le espetó dolida—. ¡Estaba esperando por su padre y el imbécil creyó que era un buen momento para aprovecharse mientras estaba sola! —Se sorbió la nariz y apretó los retazos del vestido contra su cuerpo—. Lo golpeé con una lámpara. Esto se acabó. Me van a condenar.
—Nadie te va a condenar, Charles es un idiota, su mismo padre lo dice, si hablas con Sir Reginald y le cuentas lo que ocurrió probablemente se ponga de tu lado. Gracias a ti puede caminar mejor.
Ella lo miró y una sonrisa derrotada se dibujó en sus facciones.
—Sigo siendo una sacerdotisa de dudosa reputación, y el color de mi piel no ayuda, ¿a quién crees que le van a creer?
Kamal volvió en sí. Una advertencia. Un grito en el aire.
Su instinto se encendió cual antena. Torú dentro de él vibró.
"Ya sabes dónde ir..."
—¿Estás bien? —le preguntó Valiant preocupado. Ahí se dio cuenta que había dejado caer un trozo de comida sobre sus pantalones.
Intentó tragar saliva, pero nada pasaba por su garganta.
Cuando encontró su voz, los miró a los tres.
—Ya sé dónde encontrarla... —y antes que cualquiera de los demás dijera algo, se calzó su chaqueta y salió con rapidez de la cafetería.
NOTAS
En los siguientes capítulos todos ya se habrán separado e iniciado sus respectivos viajes. Pueden estar seguros que en el próximo contado por Kamal aparecerá un nuevo personaje.
Van a existir algunas dificultades, además que habrán muchos interludios para completar la historia con diversos puntos de vista.
Espero que les haya gustado, y ¿qué creen que vaya a ocurrir con tres hombres y un niño en una ciudad como Nueva York?
Detalles importantes: * el asterisco en este capítulo hace referencia a las creencias folclóricas antiguas, y no tan antiguas, que hablan de los siete shakras y los siete cuerpos. Es un concepto muy utilizado en las sanaciones holísticas y chamánicas.
Se dice que cuando viajamos largas distancias a mucha velocidad nuestros cuerpos se desacoplan, por eso mucha gente después de viajar en avión se siente mal o demasiado cansada, no es solo efecto Jetlag.
Para acoplarlos hay que descansar muy bien o recurrir a ayuda energética para poder equilibrarlos.
Eso por hoy.
Espero que lo hayan disfrutado. Y quiero celebrar que este segundo libro ya alcanzó las ¡mil lecturas!
Gracias a todos.
¡Los quiero!
Kate.
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