Los Secretos que Salen a la Luz
Entre todos se miraron. Esa mañana habían visitado a Elisa, una niña. ¿Cómo podrían sacarla del país para convencerla de irse con ellos al otro lado del mundo?
Con Erin y Castian era fácil, dos adultos independientes, pero ¿con Elisa?
A Nawali lo había preparado su familia desde el nacimiento por tener a la Diosa Ula en su interior, y, como eran apegados a la tierra y a lo espiritual, por supuesto que no dudaron en enviarlo con Valentina para luchar contra el Kaos.
Pero... Elisa. Ese era otro cuento.
Su tía era la única que le creía. Habían descubierto en aquellas tres horas que pasaron dentro del local que la muchacha había quedado en coma por intentar controlar la furia de la tierra al sacudirse. La mujer tenía una suerte de sexto sentido, intuía que su sobrina era especial. Y por ende la había recibido varios kilómetros lejos de su casa, muy al sur de Chile, para poderla proteger y ayudar.
Kamal no dudaba que aquella mujer fuera una canalizadora sin saberlo. Como sucedía con cientos de miles de personas en el mundo.
Ya estaba entrada la noche y cenaban en un restaurante pequeño. El silencio que había caído sobre todos era incómodo, comían sin hablar ni mirarse, cada uno en su propio mundo de cavilaciones y preocupaciones.
Kamal estaba bebiendo un agua de hierbas mientras las conversaciones fluían en cosas banales. Necesitaban seguir avanzando, tenían que llevarse a Elisa con ellos y aún faltaba llegar a Ecuador.
Estaban contra el tiempo. Chris ya les había avisado que viajarían con la Estrella de las almas, del cosmos y de las dimensiones a Papúa. El trabajo estaba casi hecho, solo les faltaba reunir las dos piezas restantes antes de volver a reunirse.
Pero ¿cómo lo harían? ¿Cómo se llevarían a Elisa con ellos?
—Bien —interrumpió, aunque no había mucho que intervenir, el silencio seguía siendo el mayor protagonista en la mesa—. ¿Qué hacemos?
—Está difícil —suspiró Castian—. No creo que la tía la deje venir sola, y tenemos a una Diosa vengativa que quiere hacerle daño —agregó apuntando a Erin con la barbilla.
La muchacha se encogió de hombros. Se notaba cansada y desanimada. Kamal sabía que ella no tenía ninguna intención de hacer daño, jamás lo había sido. En las otras vidas era una verdadera guerrera, una justiciera que ocultaba en su fachada delicada a una mujer empoderada y sin miedo.
Pero Erin era todo lo contrario, y culpaba a Phi, que traspasaba su odio hacia los dioses a través de la muchacha. ¿Cómo podían impedir que Phi atacara sin que Erin saliera herida en el proceso?
—Phi se siente traicionada...—murmuró ella.
—Siempre se ha sentido así —Meiling se rascó los ojos, cansada— pero tiene que entender que o es su estúpida venganza, o, enfrenta al Kaos. Es demasiado caprichosa.
—A Phi le prometiste algo a cambio si nos dejaban pasar por el control del aeropuerto —acusó Erin a Kamal, éste cerró los ojos con pesadumbre.
—Nunca dijo que lo que quería era vengarse de Kavanshaga —dijo lacónico—. ¿Cuál es su plan concretamente, eh? ¿Qué pretende hacer con él?
Erin tembló.
—No entiendo bien —respondió apenada y cansada—. Phi quiere vengarse de Antaruk, de Ramaya, de Kavanshaga, incluso de Tarmund y Elderon —miró a Zoe y a Castian de reojo, los otros dos se encogieron de hombros—. Los dioses tienen un deseo de unidad a pesar de sus diferencias, quieren ganarle al Kaos y estabilizar al universo, Phi quiere hacer lo contrario. Quiere atacar directamente a los huéspedes quitándoles lo que más desean y volverlo en su contra para que los dioses se desestabilicen.
—¿Phi me haría eso? —Se asustó Zoe—. Ni loca pienso decirte cuáles son mis deseos.
Erin apretó los labios.
—Phi quiere hacer sufrir a la huésped de Kavanshaga para que éste no tenga un alma a la que aferrarse cuando necesite liberar su energía.
—Y es ahí cuando tú como huésped de Phi debes imponerte por encima de sus caprichos —la zanjó Meiling.
Erin se llevó las manos a los ojos.
—No puedo, no tengo la fuerza...
—¡Sí, la tienes! —Exclamó Kamal, enojado—. Cuando eras June y Danielle diste pelea hasta el último día de tu vida. Hiciste cosas que ninguna persona normal es capaz de hacer, tienes valentía y fortaleza en ti, Erin, y no tiene nada que ver con Phi. Eres tú. Tú eres poderosa. No dejes que Phi se apodere de ti, de tu valía. Sí, todos tenemos dioses, pero aunque sean más poderosos que nosotros hay una ley que nos protege: el libre albedrío. Y aunque a veces esa misma nos jode la existencia porque no nos pueden dar las respuestas que buscamos, nos da también la independencia para desligarnos de ellos. Somos huéspedes Erin, no esclavos. Nosotros estamos prestando nuestra energía terrenal para que los dioses puedan trabajar en este plano, por lo tanto, somos nosotros quienes controlamos su energía. Están en nuestro territorio, bajo nuestras leyes. Phi no te domina, tú la dominas a ella.
"Cuando te conviene cambias las reglas a tu favor..." La voz de Torú se escuchó casi que jocosa "pero tienes razón. Phi se está extralimitando con su huésped, Erin es la dueña de su alma, no ella."
Erin se volvió a sacudir.
—Ella sabe que mi alma está debilitada. Además, me ha ayudado a sobrevivir, también le debo mucho.
—Pero no dejes que se convierta en una deuda, Erin —le dijo Zoe preocupada—. Phi te ha ayudado, pero que lo haga porque quiere, no para andarte exigiendo favores de vuelta. No puede protegerte con la finalidad de que hagas cosas por ella. Se apoderó de ti anoche, ¿crees que le importó cuando usó tu propia vitalidad para manifestarse en tu cuerpo? Incluso Tarmund le recriminó eso, ningún Dios tiene permitido poseer a su huésped. Somos eso, huéspedes, no envases desechables.
—Exactamente —suspiró Meiling—. Los dioses también tienen reglas, Lavenia me lo dijo, y lo que hizo anoche conmigo le ha costado caro. No puede mostrarme nada, su castigo divino es dejarme sin poderes por un tiempo —los demás la miraron alarmados, pero ella alzó una mano despreocupada—. Volverá a mostrarme cosas eventualmente, no nos hemos desligado, sigue en mí. Me habla, pero no puedo acceder a su poder y será así por algunos días. Así que con Phi debe haber pasado algo similar, no podrá cumplir ni tergiversar deseos a través de ti. Ella solita se jodió sus planes. Así que ahora podremos acercarnos a Kavanshaga sin miedo a que haga algo.
Erin miró hacia un costado con el ceño fruncido y al cabo de un rato abrió los ojos con sorpresa y liberó un jadeo.
—¡Es verdad! —Exclamó enojada—. No me había dicho nada.
—Por supuesto que no —reparó Kamal rodando los ojos— ¿Por qué te lo iba a decir si necesita que su huésped viva con miedo? Así es como te manipula, Erin.
—Tienes que dejar de tenerle miedo a Phi, Erin —le pidió Zoe sujetándole la mano sobre la mesa—. Ella es una Diosa, sí, pero sin ti no es nada. Los huéspedes podemos controlar el poder de los dioses, pero ellos no pueden controlarnos a nosotros porque somos la herramienta que necesitan para transmitir su sabiduría. Somos un equipo. Funcionamos a la par —rodó los ojos—. Aunque no todos son amables ni empáticos, por lo menos algunos lo comprenden.
—Phi solo quiere ser feliz —susurró con tristeza.
—Y lo será —decretó Kamal—. Porque para que ella sea feliz Ramaya y Antaruk tienen que estar juntos, y para eso debemos luchar, para que ambos puedan conseguirlo. Si los dos grandes lo logran, el balance se dará por sí mismo.
—¿Y de qué sirve despertar a todos los dioses, entonces? —Masculló Castian—. Si uniendo a los dos grandes las cosas encontrarán un equilibrio, no necesitamos despertarlos.
—Porque el equilibrio se consigue despertándolos a todos —explicó Mei—. Sus poderes se proyectarán a cada ser humano del planeta y de todos los universos. Será un equilibrio transversal. Que Antaruk y Ramaya estén juntos es solo la base del equilibrio, y de paso su unión estabilizará todas las demás relaciones.
—A Elderon no le gusta que Ramaya vuelva con Antaruk —repuso Castian con cierta molestia—. Pero entiende que es la única forma —se hundió de hombros—. Lo que no me gusta de esto es que mi reina vaya a tener que unirse al huésped de Antaruk para conseguir esto.
Kamal sintió frío.
—Sería un horrible juego del destino —murmuró terminando de beber su agua de hierbas.
—Como sea, ahora debemos enfocarnos en unir a las Estrellas—zanjó Zoe—. Ya veremos qué hacer con los dioses. Y viendo que Phi ya no tiene incidencia sobre Erin debido al castigo, podremos acercarnos a Elisa más fácilmente sin miedo a que Phi le haga algo. Quiero acabar con esto. Estamos todos cansados y Liana está en un hospital de Brasil. No podemos estar separados más tiempo.
—Estoy de acuerdo —Mei levantó una mano y suspiró.
—Todos lo estamos —acordó Kamal—. ¿Qué idea tienen para convencer a Elisa que venga con nosotros?
—No tienen que hacerlo —todos se voltearon. Detrás de ellos estaba Elisa con su tía.
La mujer iba vestida con un chal que le cubría todo el pecho, y su pelo, sin la red, caía en ondas rizadas sobre los hombros.
Tenía una mirada particular y un rictus de tristeza fácil de definir. Tras ella, Elisa aguardaba en silencio.
—Soy una mujer de campo —explicó. Su inglés era rígido, pero Kamal sabía que estaba poniendo todo su esfuerzo para darse a entender—. No soy culta. Nací entre vacas y cerdos y no estudié en una escuela. Mi vida pasa del restaurante al asador. Pero Elisa —indicó a la muchacha tras ella—, ella es especial. Siempre lo ha sido. No sabré demasiado del mundo, pero entiendo de la tierra. Mis ancestros están anclados a ella y han elegido a mi sobrina como su representante. No hay honor más hermoso. Sus padres la dejaron a mi cuidado después del coma para que rehiciera su vida en un lugar más tranquilo, alejada de ciudades ruidosas y molestas. Pero Elisa no necesita estar tranquila, necesita a quienes son como ella. No entiendo mucho de cómo funciona el mundo—susurró avergonzada—, pero no necesito saberlo para comprender que la tierra está muriendo. Que todos estamos muriendo cada día un poco más. Que solo tenemos un planeta y lo estamos destruyendo. Mi Elisa —abrazó a la niña por los hombros con los ojos llenos de lágrimas—, está destinada a cambiar eso. Nadie lo entiende mejor que yo. Yo, que vengo de la tierra y viví de ella casi toda mi vida. Mi Elisa —lloró abrazándola, la chica apretó la boca, incómoda—, es un milagro. Todos ustedes lo son. Por favor. Enséñenle. Salven al mundo.
Todos se miraron entre sí. Kamal miró a Elisa.
—¿Estás segura de esto?
La chica suspiró.
—No lo sé —dudó—. ¿Dónde me llevarán?
—Tenemos que hacer varias paradas —explicó Zoe—. Ahora tenemos que ir a Ecuador, según las indicaciones de Liana —se mordió el labio—. No creo que regresemos a Brasil, así que la última parada será en Papúa, para reunirnos con todas las Estrellas.
—Nosotros —indicó Mei señalando a todo el equipo reunido en torno a la mesa.
La tía afirmó el agarre en torno a los hombros de su sobrina, Elisa agachó la mirada.
—No lo sé, ni siquiera los conozco.
—Yo tampoco los conocía cuando fui reclutada a mis nueve años —le sonrió Zoe, Elisa abrió mucho los ojos—. Hay algunos que llevamos años en esto y nos hemos dado cuenta que cada vez hay menos tiempo. Es hora de terminar con esto, Elisa. Te necesitamos. Tu Dios es... cielos, es sorprendentemente grande.
La chica torció una sonrisa.
—Es algo intenso —detalló cerrando un ojo—. Siempre se está agitando. Es muy entusiasta.
—¿Te debilita? —Quiso saber Mei.
—No. De hecho me contagia su actitud —achicó los ojos y miró directamente a Castian, Kamal y Erin—. Ustedes lo entusiasman. Pero ella lo pone nervioso.
Erin se encogió de hombros.
—No es mi culpa —se excusó ella, Kamal notó su incomodidad—. Phi le tiene resentimiento a Kavanshaga —susurró muy bajito.
Elisa asintió y luego sonrió.
—De todos modos, él está dispuesto a dialogar, no es tan infantil como todos creen que es —rio—. Es bastante amigable. No le gusta tener conflictos. Y dice, que lo que ocurrió con Phi no fue a propósito, a él solo le preguntaron por qué había alzado las montañas.
Kamal apretó una risa.
"Es cierto. Phi juzga a mi hermano por algo que ni siquiera hizo a propósito, me estaba haciendo un favor."
—Creo que podremos llegar a un acuerdo con Phi —Kamal amplió una sonrisa—. Lo importante ahora es saber qué decisión tomarás al respecto. ¿Vendrás con nosotros?
Elisa dudó.
—¿Y qué ocurrirá con el colegio? ¿Mis amigos?
—Les puedes decir que visitarás a tu familia en el norte por un tema de salud de alguno de sus miembros—recomendó Zoe—. Todos hemos mentido en algún momento para poder venir a esta misión.
—Yo no —Castian se cruzó de brazos—. Vivo solo, mi madre está en Río, nadie me manda. Hago lo que quiero.
—¿Y tu trabajo? —Lo atajó Mei, Castian se hundió de hombros.
—Soy surfista, hago clases cuando quiero y a veces me ofrezco como salvavidas los fines de semana. Nada me ata a nada. Es la vida perfecta.
Mei y Zoe intercambiaron una mirada elocuente y sonrieron con disimulo.
—¿Puedo pensarlo? —preguntó Elisa.
Kamal asintió apretando una sonrisa.
—Tenemos que irnos en la mañana —le dijo incómodo—. Necesitamos el permiso de un adulto responsable de ti.
—¿Y qué le diré a mis padres cuando llamen y no me encuentren?
—Eso déjamelo a mí —le sonrió la mujer, pero Elisa sacudió la cabeza.
Le dijo algo en español y luego los miró a ellos.
—Si saben que no estoy viviendo con ella tendrá problemas —tradujo, Kamal asintió.
—Diles que estás en un programa de intercambio de inglés —sugirió Meiling, todos asintieron—.Tenemos otro niño en el equipo, una vez que estemos todos reunidos envías una fotografía, si lo ven a él y a nosotros que somos todos de diferentes edades entrarán en confianza. Los profesores serán los mayores. Les dices que ganaste un proyecto y que lo ejercerás fuera de Chile durante unos meses.
—¿Meses? —Exclamó Elisa.
—Esperamos que sean solo semanas —le sonrió Kamal intentando calmarla—, pero no sabemos cuánto tiempo nos tomará todo esto.
Elisa le hizo un gesto a la mujer y ambas se alejaron a un costado. La niña se abrazaba y pasaba las manos por sus brazos con nerviosismo, pero la mujer parecía decidida.
Los miró varias veces de reojo. Cuando Kamal sintió que Torú vibraba dentro de él con emoción, se dirigió hacia los demás con una sonrisa aliviada.
—Va a decir que sí —les avisó en un susurro.
En el mismo instante Elisa se acercó hasta ellos. Parecía contrariada, tenía la mirada agachada y se mordía el labio.
—Está bien —susurró. No estaba para nada convencida. No era necesario que Chris estuviera ahí para saber que tenía miedo—. Pero ¿cuándo regresaré a casa?
—Lo antes posible —le contestó Zoe con dulzura—. Mientras antes nos reunamos todos, antes terminaremos el trabajo.
—Ve —la animó la tía—. Es lo que debes hacer.
Elisa suspiró hondo y al cabo de un rato, asintió.
—Prometemos cuidarla bien —le dijo Zoe a la mujer.
—Al menos estará donde siempre debió estar—dijo con lágrimas en los ojos—. Un don como el de ella no debe perderse al sur del mundo.
Elisa no hizo ningún gesto. Kamal sabía que no querría irse con ellos, que prefería la seguridad de su propia casa en un refugio tan alejado del mundo como lo era aquella ciudad.
"Kavanshaga está entusiasmado. Ahora que Phi no le puede hacer nada quiere moverse. Elisa lo sabe. No le preocupa irse de aquí, le preocupa lo que mi hermano haga en otras tierras."
"Entonces habrá que guiarla. ¿Puedes hablar con tu hermano y pedirle sensatez?"
Torú rio.
"Le estás pidiendo al Dios de las fiestas que se quede quieto. Veré qué puedo hacer."
Elisa se sacudió de repente y miró a Kamal con sorpresa.
—No le gusta que le digan qué hacer —murmuró incomoda, Kamal le sonrió.
—Bienvenida a la familia —rio. Los demás lo imitaron.
Los preparativos para coger el avión que los llevaría a Ecuador ya estaban en marcha.
Elisa se uniría a ellos en el aeropuerto y la tía la iría a dejar.
Kamal comprendía que no sería fácil viajar con ella, aunque el entusiasmo de Elderon y Torú podía tal vez hacer más ameno tenerla en el equipo.
No sabía qué se encontrarían en Ecuador, tenía entendido que la siguiente Estrella tenía algo que ver con la evolución, y le causaba curiosidad saber cómo funcionaba aquel talento.
Afortunadamente ya había descansado lo necesario y tenía más energía para afrontar todo lo que vendría.
Sin contar además el alivio que sumaba a su vida que Shanti hubiese cancelado la boda.
Aún quedaba una conversación pendiente con su familia al respecto, y Torú no dejaba de inquietarse cada vez que recordaba el prometido de la novia.
Ya le había advertido el Dios en algún momento que las cosas se iban a solucionar por sí mismas, así que el Elefante sabía que Shanti no querría casarse, pero obviamente no se lo iba a advertir.
Y en relación al prometido era lo mismo. Torú se sacudía con cierto entusiasmo e inquietud. Pero no le decía nada.
Prefirió olvidarse del tema momentáneamente. La verdad era que no le interesaba lo que ocurriera con Shanti y su nuevo novio.
Acababan de dejar los bolsos y mochilas en el counter cuando Zoe recibió una llamada de Claire.
La escuchó cuando comenzaba a explicarle lo que había ocurrido, le iba a decir que Elisa se uniría a ellos cuando comenzó a gritar.
—¿QUÉ? ¿Cómo que una Estrella? ¿Quién más lo sabe? —Zoe los miró a todos alarmada, Kamal se acercó hasta ella viéndola preocupado, indicándole con gestos que le contara lo ocurrido—. Espera, te pondré en altavoz.
—¿Qué ocurrió ahora? —Se quejó Mei por el costado.
La voz de Claire llegó clara y alarmada desde el otro lado.
—¿Quiénes de ustedes sabía que la madre de Robin también era una Estrella? —Exclamó. Entre todos se miraron, Kamal sintió igual como si una bola de acero cayera con todo su peso desde su esternón al estómago.
—¿Una Estrella? ¿Quién dice? —Preguntó intentando mantener la calma.
Por su cabeza se trazaron un montón de ideas, pero la más alarmante era la de dos huéspedes creando vida.
Si Noah y Eydis eran Estrellas, ¿qué ocurría con Robin?
—Noah se lo contó a Robin —explicó—. No entendemos el contexto, pero Robin tuvo un encuentro con Sebastian y dice que comenzó a brillar...
—¿Brillar? Les dije que Robin no es lo que todos piensan —susurró Zoe—. Noah se lo debe haber confesado para encontrar una explicación.
—¿Estrella de qué? —Intercedió Castian—, no sé de quién hablan, pero si hay otra persona como nosotros es bueno, ¿no?
Zoe le hizo un gesto para que se quedara callado.
—De la muerte —respondió Claire—, y no solo eso, sino que además está despierta.
—¿Es una Diosa? —Kamal tenía la garganta seca, no podía dejar de pensar en el embarazo de Isis y aquella hija que sería la huésped de un nuevo Dios. ¿Había ocurrido lo mismo con Robin? ¿Podía ser una Estrella con un Dios sin nombre?
—Al parecer sí —Claire resopló—, y no es lo más grave, porque toda la cofradía lo sabía.
—¿Qué? —Gritó Mei—, ¿todos? ¿Por qué no dijeron nada?
Kamal se apretó los ojos.
—Porque así como Noah no quería que Robin supiera nada sobre Elfígere ni de las vidas pasadas, también escondieron la verdadera identidad de Eydis.
—¿Pero qué tienen en la cabeza? —Rugió Mei enojada, Kamal notó de reojo que Erin fruncía el ceño mirando hacia el suelo. Conocía esa expresión.
Estaba hablando con Phi.
—¿Tú nunca lo viste? —Le preguntó Claire, Meiling agitó la cabeza.
—No, porque nunca le pregunté —resopló frustrada.
—Claire —terció Kamal intentando pensar con claridad—, vamos de regreso, pasaremos por Ecuador a buscar a la Estrella que falta. ¿Qué planes tienen? ¿Nos vemos allá o se reunirán con Chris? ¿Hablaron con la cofradía sobre esto?
—Iremos a buscar a papá, necesito una explicación —Gritó Robin de fondo. La voz de Valiant le llegó desde atrás.
Claire soltó un fuerte resoplido que reverberó al otro lado de la línea.
—El plan era irnos todos juntos, pero Robin está enfrascada en ir por Noah, y no la culpo. Nos iremos a Papúa directamente, esto necesita una explicación. No puede esperar.
—Tiene razón —asintió Zoe—, todos necesitamos respuestas. Esto nos afectará transversalmente. Si hay otra Diosa despierta, ¿cómo la contactamos si su Estrella ha muerto?
—¿Crees que no lo hemos pensado? —Claire se escuchaba agotada—, los engaños no terminan. Primero Phoenix, luego Liana como huésped de Ramaya y ahora esto. Tenemos que acabar coin estos secretos—agregó con un suspiro.
Kamal asintió y una pesadez aguda se instaló en su cabeza.
Adiós descanso.
—Bien. Nos veremos en Papúa entonces —suspiró. Hubiera deseado que todos se fueran juntos, pero las cosas otra vez habían cambiado drásticamente.
Y no dejaba de preocuparle todo lo ocurrido con Robin. Tenía que hablar con ella.
Había muchas cosas fuera de contexto que no dejaban de cuadrarle.
¿Qué significaba para Robin que sus padres, además de ser Morgana y Merlín en otra vida, fueran huéspedes en la actual?
¿Y por qué nadie había dicho nada? Era de una irresponsabilidad brutal haber ocultado que Eydis era la Estrella de la Diosa de la muerte.
"¿Te divierte ocultar estas cosas, no?" Le espetó a Torú.
"Nada nos perjudica más que no poder decirles cuáles son los caminos correctos, pero..."
"Ya, sí, sí, el libre albedrío..."
"Si supieras la bendición de esta ley no te quejarías tanto."
"¿Dónde está esa Diosa? ¿Cómo se llama? ¿Podrá ayudarnos?
Torú se quedó callado un instante, y luego respondió:
"Ella siempre estará donde la necesiten..."
Kamal intentó pasar por alto la punzada en su frente. Un malestar parecido del estrés.
Ya deseaba que todo acabara pronto para tomarse unas vacaciones en una isla lejana, sin preocuparse por nada más que no fuera la arena sobre su toalla.
—Manténganos informadas —pidió Claire antes de cortar. Zoe se había comenzado a apretar los ojos.
—Ustedes a nosotros.
Y cortó.
Se miraron entre todos. Aunque Castian y Erin no parecían entender demasiado lo que acababa de ocurrir, se notaba por sus expresiones que por lo menos comprendían la gravedad de la situación.
—¿Existe una Diosa de la muerte? —Preguntó Erin con temor.
—Si existe la de la vida tiene sentido que haya una deidad de la muerte —reparó Kamal torciendo el cuello.
—Pero, si está despierta la Diosa de la Muerte y no la de la Vida, ¿no será peor para la humanidad? —Intercedió Castian.
—No —La voz suave y levemente aguda de Elisa llegó desde atrás. Cargaba con una mochila de viaje bastante grande que superaba su cabeza—. Kavanshaga dice que la muerte para los humanos es una tragedia, pero para ellos significa trascender a algo mejor y seguir evolucionando —se balanceó para reacomodar la mochila y se mordió la boca—. Que la Diosa de la muerte este despierta significa que puede ayudar a que la humanidad pierda el miedo a un final que no existe. Para vivir en paz.
—¿Escuchaste todo? —La cuestionó Meiling. Elisa se encogió de hombros.
—Estaban hablando por teléfono, no quería ser imprudente.
—¿Y si Ramaya despierta? ¿No será contradictorio? —Preguntó Zoe con una expresión graciosa, como si nunca hubiera pensado en ello antes.
"La vida no es solo estar en este plano terrestre, respirar y moverse. Es existir, ser parte de un todo, de la energía que nos hace ser a ustedes y nosotros, lo opuesto al Kaos."
Kamal repitió las palabras de Torú. Eran solmenes y llenas de orgullo. El Dios siempre le hablaba de forma pausada y a veces con tono crítico, pero aquella explicación había sido una oda a la existencia.
—La Diosa de la vida nos hará parte del todo, la de la muerte, a aceptar que no hay fin —detalló Mei con una sonrisa.
Todos absorbieron aquellas palabras con una nueva esperanza y Kamal sopesó la importancia de lo que implicaba que la Diosa de la muerte estuviera despierta.
"¿Impedirá esta Diosa que la maldición se active?" Preguntó a Torú con esperanza.
Lo sintió sonreír.
"Ha hecho lo posible para desviarlos de ese camino..."
El corazón de Kamal se aceleró. Y la sonrisa del Dios se le contagió.
La voz de Elisa conversando con su tía desvió sus pensamientos.
La mujer le insistía con algo, como si le diera indicaciones, la muchacha solo asentía con una sonrisa cansada.
Al final ambas se abrazaron con lágrimas en los ojos.
—Cuiden a mi niña, y mantengan el contacto —pidió la mujer secándose las lágrimas. Pero mantenía una sonrisa cargada de esperanza—. Y salven al mundo.
Meiling se acercó hasta Elisa y le colocó una mano en el hombro.
—La protegeremos con nuestras vidas.
Kamal podría haberse sentido orgulloso de que su equipo fuera tan unido y responsable, pero la mirada de costado que le lanzó Mei le enfrió la espina.
Se acercó hasta ella y por los parlantes se escuchó que su avión con rumbo a la capital saldría en breve.
—Creí que Lavenia no te mostraba nada —masculló. Mei fingió una sonrisa mientras revisaba su celular.
—Ahora no, pero me mostró algo cuando viajábamos hacia Brasil —Kamal no dijo nada, solo la miró fijamente esperando por una respuesta, Mei suspiró—, nos van a separar de nuevo.
—¿Cómo así?
Se volteó hacia él y fingió otra vez una sonrisa.
—Nos van a traicionar —masculló—, y todo indica que el patrón sigue siendo el mismo —miró hacia Elisa, que hablaba con Zoe, Erin y Castian, luego tembló—, y de verdad espero que cambiemos algo en el camino para que al menos una de todas esas cosas no sucedan.
—¿Quién nos va a traicionar? —se alarmó, Elisa estaba riendo por algo que Castian había dicho.
—No lo vi —bajó la voz y Kamal agachó la cabeza, también fingió una sonrisa para no llamar la atención de los demás—, pero estábamos perdidos en medio de la nada, en una zona nevada, y ni Sebastian, ni Chris ni Robin estaban con nosotros.
Kamal no pudo impedir poner expresión de alarma.
—¿Cómo que no estaban?
Zoe se acercó hasta ellos y alzó una ceja.
—¿Algún problema?
—Estábamos hablando de la Estrella de Ecuador —respondió Mei con rapidez, Zoe frunció el ceño.
—¿Y?
—Y... que tendremos que llamar a Liana para saber las coordenadas exactas —dijo Kamal respondiendo con hastío. Zoe asintió con una mueca similar.
—Si no hay de otra... —rodó los ojos—, ya han llamado dos veces a nuestro vuelo, tenemos que subir al avión pronto.
Asintió junto con Meiling y vio como Elisa se despedía de su tía una vez más antes de alejarse junto con Zoe, Castian y Erin hacia los embarques.
—¿Por qué no le dijiste? —Le preguntó a Mei, ella entornó la mirada hacia el resto del grupo que se había alejado.
—Para impedir un patrón —se mordió el labio—, porque ni ella, ni Castian ni Erin estaban con nosotros.
Kamal la volvió a ver con terror.
—¿Y cómo sabes que así impides un patrón?
Ella se encogió de hombros.
—No lo sé, estoy tentando a la suerte.
—¡Mei! Tienes que saber cómo cambiar los patrones.
—Si lo supiera podría haber evitado que Phoenix nos engañara durante años —se lamentó—, ahora que tenemos miedo, estoy jugando las cartas lo mejor que pueda. Si menos saben lo que va a ocurrir, más fácil me es ver qué caminos tomar.
Torú vibró dentro de él.
"Solo recuerda que la trascendencia es inevitable si llega el momento y ningún patrón cambiará eso..."
"¿Qué quieres decir?" Preguntó asustado.
"Si termina tu tiempo, nada puede cambiarlo."
"Pero dijiste que la Diosa de la muerte estaba trabajando para impedir que la maldición caiga sobre nosotros."
"La maldición es impuesta y el final ha llegado cuando no debía ser. Pero, en líneas de tiempo comunes, el final es inevitable."
"Espera..." sacudió la cabeza ante la mirada curiosa de Mei "¿alguien va a morir?
Pero el Dios no volvió a contestar.
—¿Qué te dijo?
Kamal la miró fijo.
—Nada —mintió—. Tienes razón —se acomodó la mochila y avanzó hacia embarques—, vamos, o nos quedaremos abajo.
Mei lo agarró por la muñeca. ¿Podía elegir cambiar los patrones si no le decía lo que Torú le había advertido? ¿Cómo saber qué patrones cambiaban el destino prescrito?
—¿Qué te dijo, Kamal?
Él se soltó.
—Que hay cosas que son inevitables.
Y un miedo que no había sentido nunca en esta vida se apoderó de él.
¿Podía ser posible contactar a aquella Diosa de la muerte para pedirle ayuda?
No sabía qué pensar, pero el temor a que sucediera algo inesperado ya se había instalado en su cabeza.
Y si ni Robin ni Sebastian ni Chris estaban en el futuro que había visto Mei, significaba que todo lo que estaban haciendo sería en vano.
Había qué descubrir entonces, quién los traicionaría, y estaba casi seguro de conocer la respuesta, porque ya lo había hecho antes, vida tras vida.
—Llamemos a Claire —dijo decidido—. Liana no puede salir de la burbuja de protección —ambos se miraron—, no puede ganar de nuevo.
NOTAS
Me disculpo por la demora de este nuevo capítulo. Poco a poco vuelvo a retomar un poco de mi tiempo para escribir, pero es difícil cuando tienes la cabeza en cualquier parte.
Sé que no es algo que tal vez les interese en detalle, pero solo es puedo contar que el puerperio, o los cuarenta días post parto, son emocional, física y psicológicamente intensos. La energía se esfuma así como llega de golpe.
Es una montaña rusa que poco a poco se va estabilizando, pero, hasta que no suceda, lamentablemente los capítulos no serán semanales aún, ya que solo me puedo sentar a escribir cuando tengo la cabeza y el ánimo para hacerlo.
Estamos en la recta final de esta historia y quiero terminarla de todas maneras. Además que solo van quedando unos 10 o 9 capítulos.
¡Sí! Ya casi se acaba.
Les quiero agradecer por la paciencia, por el apoyo y porque no son exigentes como otros lectores que casi que amenazan a los autores para actualizar.
Les prometo que el próximo capítulo saldrá en brevedad, espero que no pasen más de 10 días, pero como les contaba, todo depende de mis estados de ánimo.
Mil gracias por apoyarme y espero que este capítulo les haya gustado.
Kate.
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