Interludio Liana
No entendía nada. Su corazón le dolía y las ganas de llorar se le habían acumulado como nunca. Pero no iba a ceder a sus emociones.
No podía comprender por qué Sebastian usaba su energía para llamar a Robin y no a ella.
El equipo de Kamal ya se había ido y pudo ver en el rostro de "la otra" como estaba resintiendo el lazo que la ataba a él.
¡Era absolutamente injusto!
Si estaba enamorada de Kamal o sentía algo por él ¿por qué no dejaba a Sebastian en paz? ¡La muy maldita tenía dos lazos que la ataban a dos hombres! ¡Dos! Y además, eran recíprocos. Pero ¿y ella?
Ella tenía uno solo que la ligaba a Sebastian, ¿y él? No tenía nada que devolverle.
Era tan injusto.
Había hecho de todo por él, le había ayudado a mantener Centuria controlada cuando nadie quería apoyarlo. Lo había acompañado desde que tenía doce años. Prácticamente se criaron juntos.
Nadie sabía más de él que ella. Ni siquiera Claire.
La intimidad que tenía con Sebastian era única, la complicidad que habían compartido durante todos esos años era más que solo física, y ella lo sabía.
Sebastian la había querido. No podía estar tan equivocada.
"No era por ti..."
La voz de Ramaya podría haber sido un eco hermoso, era armonioso y melodioso, cálido y reconfortante, pero para ella era una pesadilla. Una molestia.
La Diosa no hacía más que quejarse dentro de su cabeza. La criticaba, le gritaba y le decía crudas verdades que solía filtrar para no demostrar cuánto le afectaba.
Cerró los ojos apretándolos con fuerza.
"Cállate... sí era por mí. Él sí me quiso. No eras tú, no era la atracción de Antaruk por ti. Sebastian me quiso, yo lo sé."
Quería llorar y gritarle, pero no podía dejar en evidencia lo mucho que la Diosa la debilitaba con sus verdades crueles. Se abrazó a sí misma disimuladamente como si sintiera frío. El estómago le estaba doliendo de la pura angustia.
"Deja de engañarte. La única razón por la que estás afectada es porque sabes que es verdad..."
La voz se apagó suavemente como si se le hubiera agotado la energía. Liana lo agradeció, por supuesto.
Hizo una mueca de dolor. ¡No era justo! Sebastian debía llamarla a ella, ella le había salvado la vida. Robin solo causaba una seguidilla de horribles calamidades cada vez que estaba cerca de él.
"Yo lo salvé... yo existo por y para él..."
Esta vez Ramaya no respondió.
—¿Estás bien? —le preguntó la mujer española. La miró con desdén. Le tenía cansada que fingiera preocuparse por ella. Era visible el temor que le tenía, estaba tratando de ganar su simpatía para no hacerle daño cuando se liberara del escudo de Claire.
Pero no. Al único que jamás le haría daño era a Sebastian. Tenía el poder para destruirlos a todos, se sentía incluso capaz de matarlos con tal de que dejaran de joderle su existencia.
El universo solo necesitaba a los dos grandes: a Antaruk y a Ramaya. Ambos eran suficientes. Con Sebastian podían conquistar el universo y enlazar sus almas por toda la eternidad.
Lo amaba demasiado. Ella existía por y para él, y jamás dejaría de sentirse responsable de su seguridad.
—Necesito ir al baño —respondió apática.
—Claire —llamó Valentina—. Liana necesita ir al...
—Ya la escuché —la hermana falsa de Sebastian se giró hacia ella para verla con desdén—. Fuiste hace veinte minutos.
—Estoy con el periodo, sabes cómo es —le espetó, Claire alzó una ceja—. Tengo cólicos y lo que sucedió con Sebastian me tiene el estómago revuelto, Ramaya está preocupada. Déjame ir.
"Eres una mentirosa..."
Se afirmó aún más el abdomen fingiendo dolor. Valentina le hizo un gesto a Claire con la cabeza.
—Expande el escudo, Liana no es un animal —le exigió Valentina.
La criada rodó los ojos fastidiada. Tal vez tener a la modelo de su lado no era tan malo después de todo. Claire alzó una mano y Liana sintió como el escudo se expandía a su alrededor alargándose sobre la sala y las paredes.
Aprovechando el poco tiempo que tenía de libertad corrió hacia el baño y se encerró rápidamente. Se apoyó contra la puerta, se llevó un puño a la boca, mordiéndolo, y se arrastró hasta el suelo ahogando un grito de dolor.
Las lágrimas empaparon sus mejillas como no lo hacían hace mucho.
Con la otra mano se apretó el pecho.
Quería gritar, quería golpear a Robin, quería destruir todo.
Tenía rabia, dolor. Estaba sola. Y la única persona que podía entenderla estaba en otra dimensión. Pero el ingrato había hecho contacto con alguien más, ni siquiera había pensado en ella.
—¿Por qué...? —lloró desconsolada. Dio una patada al basurero a un costado del inodoro y enrolló las piernas hasta abrazarse a sí misma, hundiendo la cabeza entre las rodillas—. ¿Por qué ella y no yo? Siempre fui la primera. Siempre estuve ahí primero. Llegué en esta vida primero. ¿Por qué?... ¿Por qué?... Yo lo amo... yo te amo...
Se enterró las uñas en el cuero cabelludo. Parecía un animal lastimado y herido. Y nadie nunca, vería eso.
Porque a nadie le importaba lo que pasara con ella.
A nadie le importaba que su corazón estuviera hecho pedazos.
A nadie le importaba su lazo con Sebastian.
A nadie le importaba su vida.
Y nunca había importado. Ni en el pasado, ni en el presente.
NOTAS
¿Y? ¿Se hace la "vistima"? ¿O creen que el dolor es real? ¿Se merece lo que le pasa?
Lo que me gusta de escribir a Liana es que aunque es mala, pero mala, malaaaaaaa, adoro meterlos a ustedes en dilemas morales con respecto a ella y sus sentimientos jejeje.
Es un poco lo que vive Valentina con respecto a no sentirse bien al verla sufrir solo porque le hizo daño a otros.
Pero... ustedes dirán. ¿Les gusta verla sufrir o merece un poco de compasión?
De todos modos les adelanto que la vida de ella no será para nada fácil.
¡Los leo!
Kate.
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