Un Viaje al Pasado

NOTAS
Si les digo que llevó cinco días intentando subir este capítulo, ¿me creerían?
Cada vez que tenía un momento para editar pasaba algo jajaja
En fin, les traigo el nuevo capítulo. Al final les dejo notas explicativas con respecto a cómo irá hilandose este libro.
ya que saben la verdad de Liana y Robin, ahora lo que queda es pensar en qué ocurrirá con toda la información recopilada a lo largo de los tres libros.
¡Espero que les guste!

Ya no le dolía el cuerpo, no tenía heridas ni sufría las consecuencias de un envenenamiento por causa de heridas no tratadas.

La única razón por la que no había muerto era porque Torú estaba despierto y lo protegió en el umbral que lo llevó hasta Alaska. Aunque también era porque su Dios sabía que con Elfígere despierta sería más fácil sanarlo. De lo contrario, no podría haberlo mantenido con vida mucho más tiempo.

Estaba de verdad muy agradecido de la oportunidad de sobrevivir, aunque también presentía que podía ser porque como su alma estaba atada a Robin, si ella no estaba muerta, quería decir que él podía seguir con vida.
Lo que a la vez significaba que ella también lo estaba.

Se escabulló un segundo a la cocina y se bebió un chocolate caliente. Desde ahí podía escuchar el llanto de Chloe y los cantos desafinados de Valiant junto con las voces de las mujeres que intentaban apaciguarla mientras Isis se daba un baño. Noah había sanado las heridas que habían quedado producto del parto, pero no el agotamiento.
Algo que Elfígere no podía hacer era sanar desde los sentidos. Solo físicamente. Así que su compañera llevaba sumergida en la bañera como una hora.

Por la ventana que daba hacia uno de los jardines, que en realidad era una extensa planicie de nieve perdida entre pinos, Kamal veía con una sonrisa a Etienne jugando con sus piernas y moviendo los brazos como un niño. Agarraba nieve y las hacía bolitas en sus manos desnudas, las arrojaba hacia el cielo y dejaba que le cayeran encima o las arrojaba a los árboles.

Dio varios giros entusiastas y cayó sobre la nieve varias veces. Parecía un bebé aprendiendo a caminar, y aquel pensamiento lo hizo reír.

Las cosas habían salido mal, pero después de todo habían ganado otra partida. Porque Phoenix jamás sabría que Elfígere y Kavanshaga estaban despiertos, que Chloe venía anclada con la Diosa de la eternidad, y que Etienne estaba caminando.

Y seguramente tampoco sospechaba lo que Alejandro podía hacer, porque como bien les había comentado luego de todo lo acontecido, ni él mismo sabía qué tan lejos podía llegar con Yemren.

Tenía que pensar con claridad y no albergarse en lo negativo. Sí, habían sido engañados y separados, otra vez. Pero tenían una ventaja de la que tal vez Phoenix no sospechaba. Había varios dioses despiertos con ellos.

Sintió un cosquilleo incómodo en el estómago al recordar lo que iba a hacer en las próximas horas. Había sanado físicamente, pero su mente y sus emociones estaban dispersas. Viajar al pasado no era algo que estaba en sus planes, sin embargo, necesitaban una ventaja por encima de Phoenix, y estaba seguro que lo que menos sospecharía el abogado de Sebastian era que Etienne podía caminar y controlar mucho mejor su poder.

No obstante, era un riesgo bastante grande comparado a viajar de un lugar a otro. Porque tenían limitaciones de tiempo. No podían retroceder más de veinticuatro horas, así que se aparecerían cuando Phoenix ya los hubiera encontrado, y tampoco podían interferir, o podrían causar que las cosas fueran peores. El plan era descubrir dónde se había llevado a sus compañeros una vez que ellos desaparecieron, y seguirlos para darle información a Etienne y trasladarse a ese lugar para rescatar a los secuestrados.

Dejó su chocolate a medio beber cuando recordó a Erin con ese aspecto de poseída y a Robin siendo succionada por aquel vórtice que la llevaba a quién sabía dónde. Y se llevó una mano al pecho.

Ambas le dolían en el alma. Erin no se merecía ser tratada de ese modo, su misma Diosa se aprovechaba de ella y ya su vida había sido bastante dura como para además terminar siendo manipulada por un poder que tergiversaba todo a su antojo; y Robin le dolía en el corazón. Le dolía porque no podía hacer nada por ella, porque no había podido hacer nada por ella. Y necesitaba con desesperación cortar ese ciclo.

Se pasó una mano por la cara.

Recordó la catarsis que había hecho hace poco en el avión rumbo a Chile. Había llorado por Robin como nunca había llorado por nadie. Odiaba sentirse así. Él, que siempre había sido seguro, quién emanaba tranquilidad y la gente lo escuchaba porque era sensato. Pero con ella toda esa seguridad se desvanecía y quedaba a merced de aquellas emociones tan turbulentas como hermosas. Odiaba amarla como lo hacía, y odiaba a su vez sentir que aquel amor no le dejaba abrir las puertas hacia Erin, como había ocurrido en el pasado.

Tal vez porque de alguna manera la relación de las almas de Robin y Sebastian habían prosperado por una temporada antes de morir, o, tal vez, porque al morir ellos, su propia alma quedaba liberada para amar a quién quisiera. Y ese pensamiento le enfrió el abdomen con temor.

¿Y si para amar libremente Robin debía morir?

Sacudió la cabeza. No. Era una idea terrible. Prefería sufrir la vida entera por ella antes que desearle la muerte para poder ser feliz.

¿Sería igual para Erin, Chris, Mei y Claire?

¿Habrían sentido aquella liberación, aunque durase pocos días? Después de todo, la muerte igual los alcanzaba una vez que la maldición se activaba.

Tal vez era buena idea comunicarse con la Diosa de la muerte y exigirle un par de cambios en el contrato de existencias. Rio de su propio chiste y luego volvió a lamentarse la situación.

Estaban metidos en un problema y la única solución seguía siendo ese peligroso viaje en el tiempo. De lo contrario se verían obligados a escapar de la policía, escondiéndose, saltando de portal en portal hasta envejecer.

Se miró las manos y luego observó su reflejo en el espejo que tenía la puerta del microondas. No lucía muy diferente, pero alrededor de sus ojos ya se notaba una expresión más cansada que la que tenía hace tres meses. Tenía veinticuatro años, hizo un par de sumas y resultó que, de coincidir con los saltos temporales, su cuerpo podría haber envejecido un año.

Por eso todos lucían más cansados. No era solo que estuvieran agotados, aunque sí habían pasado por mucho, sino, que todos habían envejecido por lo menos uno o dos años según lo que hubiesen viajado a través de los portales de Etienne.

—¿Estás listo? —Preguntó Alejandro entrando a la cocina. Kamal asintió—. ¿Es normal tener miedo? Temo que metamos más la pata.

—¿Tenemos otra opción? —suspiró y dejó la taza a un lado—. Yo también lo tengo. No podemos tocar nada ni intervenir. Solo mirar. Vamos a estar en la escena del crimen y no podremos detener al asesino.

—¿No te parece...—pausó, como si buscara las palabras adecuadas— moralmente incorrecto? Es decir, viajaremos en el tiempo. ¿Cuántas personas en el mundo querrían hacerlo para cambiar sus destinos? Y nosotros, que lo haremos, seremos testigos de algo horrible y deberemos quedarnos sin hacer nada. Si esto ya ocurrió, significa que estuvimos ahí, que lo vimos todo y no fuimos capaces de salvarnos.

—Lo he pensado —asintió Kamal—. Pero no quiero enredarme en las ideas que conlleva viajar en el tiempo. Quiero creer que mi yo que ya viajó al pasado tuvo o está teniendo éxito. Esté en la línea temporal que esté.

Alejandro rio con desgana.

—Deberíamos venderle esta idea a Marvel.

Kamal soltó una risa nasal.

—Esos ya están años luz. Me leí los comics.

—¿Y podemos sacar alguna idea? —La voz de Alejandro era como un quejido combinado con risa—. No tenemos mucha diferencia con los X-man.

Kamal rio con más soltura. Cuando niño había pensado, después de ser reclutado por Valentina, que él y sus compañeros no se alejaban mucho de los héroes de la ficción de sus comics favoritos. Pero en la vida real aquel dicho popular: "un gran poder conlleva una gran responsabilidad" les quedaba pequeño. Porque era más que eso. Ellos de verdad estaban jugando a ser dioses, justamente como los que se hospedaban en ellos. Un paso en falso y todo ardería.

Por lo menos en los comics siempre había algo que sacaba a los héroes de apuros. Lo que no ocurriría en el caso de ellos.

—De hecho, sí la tenemos —suspiró acercándose hasta su compañero y lo miró con tristeza—. Los X-man no existen.

***

Preparar el viaje al pasado era tan caótico como irse de viaje a otro lado del mundo y no saber qué clima tocaría. En sus bolsos llevaban de todo para poder recuperar las energías una vez que viajaran en el tiempo.

Iban a aparecerse a pocos metros del origen del encuentro con Phoenix. Según sus teorías, habían secuestrado al líder de alguna de las tribus y por eso Pedro había engañado a todos a través de la manipulación del anfitrión del Dios de la transmutación. Tenían que seguirlos, pero también cuidar que no los sintiera. Sus dioses comenzarían a vibrar.

"¿Qué ocurrirá contigo si estás con otro tú en el mismo espacio de tiempo?" Le preguntó a Torú. Nunca había viajado antes en el tiempo y Etienne les había dado una serie de instrucciones muy específicas:

No interferir.

No hacer contacto.

Su "otro yo" no debía saber que estaban ahí.

Pero no sabía cómo aplicaba a un Dios.

"Habrá interferencia, pero solo contigo. Tu "yo" del pasado sigue en su línea de tiempo correspondiente. Haz lo que Etienne dice y todo saldrá conforme al plan. Y por favor, contén tus emociones. Porque verás muchas injusticias."

Kamal apenas tragó saliva con lo último y no quiso preguntar.

En sus bolsos llevaban botellas de agua, vitaminas, comida y sus relojes actualizados. Tenían veinticuatro horas para descubrir dónde se había llevado Phoenix a los demás, y de algún modo, tenían que hallar la forma que el asesinato de Elizabeth llevara las pistas directo hacia él y no hacia ellos.

Tenían que ser muy cuidadosos y meticulosos para no joder todo más de lo que ya estaba.

—Bien. ¿Listos?

Kamal, Alejandro y Valiant apenas asintieron. Desde un costado se escuchaba el suave quejidito de Chloe al dormir en los brazos de su madre. Que vestía una bata gruesa después de su baño reponedor.

—¿Están seguros de esto? —Preguntó Claire temerosa.

—No tenemos otra opción —aseveró Etienne—. Necesitamos adelantarnos a Phoenix. Es el único modo —miró a los muchachos con severidad—. Recuerden, no metan la pata.

—Nada de interferir, sí, ya nos lo dijiste veinte veces —puntualizó Valiant con aburrimiento.

—Es que vas a ver cómo atacan a Isis, y no podrás hacer nada al respecto —les recordó. Valiant se puso pálido. Tras él, Isis soltó un respingo—. Y peor, van a ver cómo matan a Elizabeth. Serán testigos de un homicidio. Lo tienen claro, ¿no?

Alejandro levantó el brazo pidiendo la palabra.

—Eso es lo que más me perturba de todo esto. ¿No podemos hacer justicia? Phoenix estará ahí, podríamos acabar con él y terminar con todo esto. Salvar a Elizabeth, impedir que Robin sea succionada por ese portal —su voz tembló.

A Kamal se le revolvió el estómago y apretó el pecho al mismo tiempo. ¿Dónde habían enviado a Robin? ¿Cómo sacarla de ahí?

—El problema es que no es él a quien hay que detener —intervino Meiling pensativa—. Sí, es un hijo de puta que tiene un arma de fuego. Pero la verdadera arma es la que puede controlar a su antojo y esa es Liana. Es Liana a la que deberían detener, no a Phoenix. Con esa maldita fuera del camino, Phoenix no puede hacer nada.

—Nada de interferencias —Etienne alzó la voz—. Nadie va a involucrarse con las líneas de tiempo pasadas. Lo único que podemos hacer es dejar que las cosas que ya ocurrieron sigan el mismo camino, si interferimos todo podría ser peor. Las únicas intervenciones que se permiten son las que se presentan en nuestro propio presente a través del viaje. Los chicos irán al pasado. Serán dos líneas de tiempo cruzadas, las de quienes estábamos allá y la de quienes viajan. El presente de los viajeros es el que nos corresponde, y ya que no sabemos lo que ha ocurrido fuera de lo que vivimos, ellos pueden investigar. Lo único que podemos hacer ahora es saber el paradero de Phoenix y el de los demás. Pero deberán dejar que las demás cosas sucedan tal cual fueron —enfatizó masticando las palabras y moviendo tanto sus manos que parecía mimo. Era probable que aún no se acostumbrara al libre movimiento de su propio cuerpo y por eso se veía exagerado—. Sé que es horrible, podríamos salvar más de una vida. Pero las probabilidades de empeorarlo todo podría ser aún mayor.

—¿Y qué ocurre si en aquel momento interferimos y cambiamos alguna cosa pero no lo sabemos? —Preguntó Alejandro. Valiant se masajeó las sienes.

—Entonces lo volverán a hacer, aunque sea por accidente —terció Etienne—. No tienen cómo saber si interfirieron en algo o no, yo solo les pido y recomiendo que no lo hagan conscientemente. Ah, y no se detengan en el túnel. A diferencia del portal de espacio, el tiempo los llevará a través de un túnel, verán cosas que podrían distraerlos y quedar atrapados.

—Me duele la cabeza —se quejó Valiant—. Esto es muy enredado.

—No tienen nada complicado que comprender, simplemente sigan las malditas reglas —les pidió Etienne con énfasis—. Son adultos, no pre escolares. Pueden seguir una petición. Solo queremos saber dónde se llevó Phoenix a los demás.

Una risa nasal escapó de Noah, colocó una mano en el hombre de Etienne y sonrió con tristeza.

—Incluso si yo fuera con ustedes estaría encantado de detener todas las desgracias que ocurrieron —sus ojos se aguaron y se quitó los anteojos para secarlos—. Pero Etienne entiende mejor sobre esto: con el tiempo y sus variantes no se juega. Tal vez Robin está perdida en otro universo —se le quebró la voz—, y tal vez podría pedirles que la rescataran. Sé que está con vida o Elfígere me habría dicho que no. Y, aunque guarda silencio cuando le pregunto por ella, imagino que esto debía darse de este modo por alguna causa —suspiró—. O eso quiero creer.

Kamal apretó los labios.

—¿Dónde podría haberla enviado Elizabeth? ¿Tienes alguna pista? Debe haber un modo de traerla de regreso.

Akemi, que estaba junto a Isis, dijo algo bajito. Meiling se le acercó y la anciana le volvió a repetir las mismas palabras.

—Dice algo de un limbo. Que su hilo está brillando —frunció el ceño—. Eso es bueno, ¿no?

—¿Un limbo? —Etienne se apretó los ojos—. Yziak no tiene jurisdicción en las dimensiones, tal vez Ravannah, pero ya que he mejorado no puedo hacer contacto con ella —miró a los demás—. Es la única Diosa que puede moverse entre los universos.

—¿Tu esposa no era su anfitriona, Noah? —Insistió Kamal—. Tal vez si haces contacto con ella puedas...

—No —dijo tajante—. No puedo llamar a Ravannah. Ella se aparece cuando las energías comienzan a consumirse.

—Ya, pero no te enojes —terció Valiant—. ¿Entonces? ¿Vamos o no?

—¿Por qué te entusiasma tanto ir al pasado? —Temió Alejandro—. Acabas de ser padre, deberías  quedarte aquí.

—Justamente porque soy padre es que quiero ir. Quiero detener a Phoenix. Quiero dejarle a mi hija un mundo digno donde pueda vivir en paz. Sin lunáticos que ambicionen despertar al Kaos.

—¿Y nosotros qué? ¿Estamos pintados? —Nawali estaba junto a Isabel escuchando todo desde un costado mientras Elisa yacía de espaldas sobre un sofá con un brazo sobre los ojos.

—Yo sí, y no pienso moverme de aquí —se quejó ella—. El mundo da vueltas, escucho cosas raras, aquí la tierra tiene una vibración muy alta y profunda. Es como si Kavanshaga estuviera de vacaciones tipo Spring Brake.

—Lo sentirás así en muchos lados —dijo Kamal con un tono entre ternura y simpatía—. Ya te acostumbrarás a su energía.

—Lo dice el que tiene el hermano pasivo que le habla en susurros —se quejó la muchacha—. Shaggi grita como si se hubiera bebido el bar completo y anima a los clientes a subirse a la barra a zapatear.

—¿Quién es Shaggi? —Preguntó Meiling en un susurro tras ellos.

"Mi hermano y sus sobrenombres."

Kamal rio ante el tono de reproche de Torú.

—Así se autodenomina Kavanshaga —le respondió ei.

—Creí que estaría arrepentido por lo que ocurrió —explicó Elisa—, pero en lugar de meditarlo prefiere olvidarlo festejando con las... —hizo una mueca graciosa— no sé qué, de fuego.

—Ah, sí, también las siento —intercedió Valiant, y miró a los demás—. Son como unas salamandras —explicó, luego frunció el ceño—. Pero tienen rasgos medio humanoides. Son unas cosas muy raras —se estremeció.

—Pero aquí hay nieve —Alejandro frunció el ceño—. ¿Cómo...?

—La nieve es superficial. La tierra vibra en todos lados —respondió Noah.

Kamal asintió.

—Bien. Debemos irnos, no perdamos más el tiempo.

—¿Y yo? —Volvió a preguntar Nawali.

Kamal lo miró con seriedad.

—Tú tienes que quedarte aquí a cuidar de todos, eres un purificador y al parecer, para haber despertado a Ula, te ves bastante bien, te necesitamos para mantener las energías limpias alrededor de la casa. Hay que proteger a las niñas.

Lo dijo con tanto énfasis y orgullo que el muchacho sacó pecho.

—No puedo proteger la casa sola —aportó Claire pasándole una mano por los hombros.

El chico asintió.

—Si lo ponen así...

—¿Listo chicos? —Etienne extendió una mano—. Muy pocas veces he ocupado los portales para viajes temporales, no sé por cuánto rato podré sostenerlo antes que se cierre.

—¿Y al regreso? —Preguntó Alejandro.

—Abriré el portal donde sea que estén —explicó—. Recuerden, no más de veinticuatro horas. Tienen un día entero para saber lo que ocurrió y los llevaré al momento exacto cuando Elizabeth es asesinada.

Kamal agarró su bolso, Valiant le dio un beso a Isis y a Chloe, y Alejandro se acercó hasta Etienne.

El hombre, en ya pleno uso de sus brazos, los alzó en el aire y apuntó una pared de la sala. Cerró los ojos y, cuando los abrió, estos desaparecieron volviendo sus cuencas dos túneles profundos cargados de estrellas.

Ante ellos se abrió un portal diferente. En lugar de ser el vórtice similar a un tornado, como el que usaban para transportarse, la pared se partió por la mitad, y una grieta se formó desde el techo bajando al suelo.

Desde la grieta apareció una luz fuerte y brillante, no se veía nada desde el otro lado.

—A diferencia de la teletransportación que les muestra el lugar inmediato al que van a llegar, aquí deberán caminar por el túnel. No se detengan, no miren alrededor, no le hagan caso a las voces ni a las imágenes, deben llegar hasta el otro lado —les explicó—. El túnel dura abierto un minuto, deberán atravesarlo rápidamente.

—Bien. Vamos a dar un paseo —Kamal dio un paso adelante y temió un momento antes de atravesar el túnel. Miró hacia atrás y se despidió con dramatismo—. Nos veremos mañana, espero.

Y cruzó.

El túnel era luminoso y tenía forma triangular. Sobre él había luces que se juntaban hacia arriba, y el suelo no se sentía tan seguro como creía. Era como caminar sobre la arena.

A su alrededor había voces, gritos, música, ruidos, un sinfín de sonidos que parecían venir de todos lados. Al mirar alrededor vio imágenes entre las paredes donde estaba seguro que se vio siendo muy pequeño. Parpadeó varias veces antes de darse cuenta que el túnel estaba conectando con su pasado.

Vio a su abuela, a sus padres, a Robin. Tragó saliva. El beso que le había dado en Londres estaba a un palmo de distancia.

¿Y si tocaba la imagen? ¿Sería transportado hasta ese momento?

—¡Kamal, avanza! —Le gritó Valiant—. No mires lo que hay alrededor, no te detengas.

Pero sus ojos comenzaron a vagar en lo que estaba viendo. Una luz más fuerte llegó desde otro punto, una brisa cálida le golpeó en el rostro.

Vio figuras aladas de colores que desaparecían entre los rayos de luz, y luego, a sí mismo como Baltazar o Lysander.

Apretó los ojos cuando la figura que lo representaba en colores turquesas desapareció en un parpadeo. Y luego vio algo aún más raro.

Sombras. Las sombras del Kaos.

O eso pensaba.

Sin embargo, lo que presenció fue como el resumen de una película en cámara lenta que se desvaneció con rapidez. Vio a una princesa, una mujer hermosa que se ataba algo al cuello. Casi gritó de espanto cuando la vio saltar y contempló su expresión de asfixia mientras se le escapaba la vida. Entonces, una luz blanca barrió con ella y Kamal reconoció los ojos heterocromáticos de Erin que se mezclaron entre las luces. La luna brilló con fuerza en medio de un sendero y luego se escuchó un grito. Kamal vio a la princesa caer en un vacío, y luego una sombra escapó de ella. O más bien, se la arrebataron. Porque era como si la criatura quisiera mantenerse unida al cuerpo de la mujer.

—¿Qué demo....? —Se volteó—. ¿Viste eso?

Pero Valiant tenía sus ojos fijos en otro punto del túnel.

—¿Qué hacen? ¿Por qué no avanzan? ¡Etienne dijo que no miraran las imágenes! ¡Muévanse! —gritó Alejandro.

Kamal parpadeó. Estaba a pocos metros de la salida. Comenzó a avanzar sacudiendo la cabeza. Cada vez le era más difícil, la energía lo empujaba hacia atrás. El grito que rebotó entre las paredes le heló la espina y erizó su piel. Apretó los ojos y siguió caminando, no podía ver, pero deseaba saber qué era eso.

Cuando alzó los ojos vio a esa sombra gritar, chillar, era horrible. Se retorcía en el aire como un recién nacido colgando de los pies, pero sus alaridos eran dolorosos.

—¡KAMAL! ¡Se cierra el portal! ¡Valiant, avanza! —gritó Alejandro desde atrás.

Entonces sintió que sus oídos se tapaban. Y dejó de escuchar sonidos. Volvió a parpadear y se fijó en lo que había delante de él. Las imágenes seguían revoloteando alrededor, pero como ya no las escuchaba podía verlas sin sentirse hipnotizado por los ruidos.

Siguió avanzando, observando esa sombra sobre su cabeza que se retorcía y movía de forma extraña. No se parecía a las que había visto en el reino del Kaos, pero tampoco era algo normal.

Cuando sintió el aroma de la selva supo que estaba a un palmo de llegar al pasado en Papúa, y fue cuando en una fugaz mirada vio unos ojos verdes y a una bonita muchacha de rizos rojizos en una de las paredes por donde la sombra había pasado.

Reconoció a Danna. La primera encarnación de Liana, y luego vio a Josephine.

Sabía que las imágenes le estaban mostrando algo importante, pero no consiguió analizarlo a tiempo cuando ya había atravesado al otro lado.

Junto a él, Valiant y Alejandro se presentaron casi al instante. Los ruidos volvieron a hacerse presentes. El portal tras ellos se cerró al instante en el aire dejando varios árboles a la vista.

Sintió los hombros pesados y el aire denso. Por un segundo perdió estabilidad, se sintió mareado, cerró los ojos y apretó la boca. Los tres hombres se inclinaron en diferentes direcciones para vomitar. Creyó que quedaría inconsciente, como cuando viajaban físicamente, pero al contrario de lo que sucedía en la transportación, que les hacía envejecer seis meses, un viaje al pasado implicaba malestares físicos. No habían envejecido más ni quedarían inconscientes, porque la transportación desestabilizaba sus cuerpos al viajar muchos kilómetros de forma instantánea, pero el viaje en el tiempo implicaba fuerza mental.

No estarían inconscientes, pero si mentalmente cansados durante mucho rato. Y mareados.

—¿Eso fue todo? —Preguntó Alejandro, y luego se volteó a ellos con un jadeo—. ¿Qué les pasó ahí dentro? ¡Tuve que bloquearles los sonidos!

—¿No viste nada raro? —Le preguntó Kamal bebiendo una botella de agua.

La mirada de Alejandro se entristeció.

—Claro que sí. Incluso cosas que no quería ver, voces que no escuchaba desde hace años —respondió frustrado—. ¿Qué vieron ustedes?

—El día que incendié la agencia donde trabajaba —respondió Valiant—. Y cuando conocí a Isis. Me quedé en el momento exacto cuando descubrimos que seríamos separados por la guerra de las Estrellas. Estuve a punto de entrar para decirme a mí mismo que no la cagara, que todo era mentira, hasta que me bloqueaste el sonido. ¿Y tú? ¿Kamal?

Kamal se lamió los labios.

—A mi familia —mintió. Aunque había visto a su abuelita. Pero su memoria solo había retenido aquella sombra. ¿Por qué él había visto eso si no tenía nada que ver con sus vidas? ¿O sí? —. Vi cosas que no entendí. El tiempo juega de formas muy extrañas.

—Si no hubiera cubierto el sonido tal vez nos habríamos quedado adentro —terció Alejandro—. Nunca imaginé que sería peor que volver al pasado. Los recuerdos son mucho más dolorosos.

Entonces escucharon gritos y de inmediato guardaron silencio.

—¡Vamos!

Se apresuraron por entre la espesura de la selva. Los gritos eran cada vez más fuertes, la vibración de los dioses, intensa. Se detuvieron a pocos metros de dónde había ocurrido el encuentro con Sebastian. Estaban todos ahí.

—¡Escóndanse! —Susurró Valiant.

Los tres saltaron en diferentes direcciones. Kamal quedó detrás de un árbol, Valiant de un arbusto, y Alejandro se agazapó detrás de unas rocas.

Los gritos se hicieron más fuertes. A Kamal se le apretó el estómago. Se asomó por detrás del tronco y además de verse a sí mismo lastimado, vio cómo Robin era arrastrada hacia un túnel oscuro por el mismo Sebastian.

—No ¡Sebastian! ¡Soy yo! ¡Robin!

—¡HAZLO YA! —Rugió Phoenix.

—¡No! ¡NO! —Chilló ella. La tentación de salir corriendo a salvarla atravesó su pecho—. ¡NO! ¡SEB! ¡SEBASTIAN!

Valiant llamó su atención con gestos desde el arbusto donde estaba escondido.

—¡Ya sabes las reglas! —moduló. Kamal asintió y cerró los ojos.

—¡Hazlo Sebastian! —Gritó Liana.

—¡NO!

—¡Robin! —Gritó Noah.

—¡Deténganlo! —Exclamó Claire.

—¡Elizabeth detente! —Le pidió Etienne.

Kamal apretó los ojos y los gritos dejaron de escucharse. Cuando los abrió, Alejandro le devolvió una mueca desde las rocas. Y lo agradeció.

No escuchaba nada. Era la sensación más extraña. Alejandro lo había ensordecido, la necesidad de por lo menos escuchar su respiración, lo perturbó.

Pero sabía que era necesario. Por la cara que puso Valiant supo que Elizabeth ya estaba muerta y Robin desaparecida al otro lado del vórtice.

Los sonidos lo devolvieron al momento presente. Fue como quitarse un enorme tapón de los oídos, igual que respirar después de haber estado mucho rato bajo el agua.

Luego vino el momento en el que desaparecieron. Escuchó sus propios gritos exigiéndole a Etienne que los sacara de ahí.

Después vino un silencio sepulcral. Valiant se llevó un dedo a los labios, Alejandro no se movió, atento a todos los sonidos.

—No deben haber ido muy lejos, aún los siento —dijo una voz masculina. Los tres se miraron asustados.

—Nos perciben —moduló Kamal. Los otros dos asintieron.

—Da igual —la voz de Phoenix estaba agitada—. No llegarán muy lejos malheridos —se escuchaba enojado—. Al menos ya tenemos a Sebastian con nosotros.

—Pero tienen al sanador —terció la voz. Kamal frunció el ceño al ver al sujeto que manipulaba la voluntad.

—Esperemos que Elfígere no esté despierta entonces, Noah no puede sanarlos a todos. Solo algunas heridas superficiales, y había algunos bastante graves.

Kamal se llevó la mano al abdomen, recordando las puñaladas. Phoenix lo daba por muerto.

—¿Ahora qué?

—Ahora es cuando haces que Sebastian sea mío —exigió Liana—. Eso fue lo que me prometieron, y yo haré el resto —se escuchaba orgullosa. Demasiado feliz—. Por lo menos nos deshicimos de la otra, ahora nada podrá hacer que me quite a Seb de nuevo.

—¿Dónde le pediste a Thumpskey que la enviara? —Preguntó Phoenix—. No puede morir, ¿recuerdas? Y sin acceso a las otras dimensiones no podremos sacarla.

—Le ordené que la enviara a un lugar donde no hay tiempo ni espacio, donde nadie puede morir, pero sí pasarlo muy mal —Dijo el hombre. Kamal apretó los dientes—. Descuida, se quedará ahí para siempre. Sin un enlace con la Diosa de las dimensiones, nadie podrá acceder a ese universo.

Kamal frunció el ceño.

"Eso es mentira" interrumpió Torú "cuando estamos despiertos, cualquiera puede llamarnos si nos necesitan. Por eso debemos despertar, para ayudar a la humanidad."

"¿Podemos sacar a Robin de ahí?" Exclamó Kamal.

Torú pareció reír.

"Aunque no es tan fácil como suena. Cada Dios funciona de diferente forma y tiene diferente jurisdicción. Algunos no siempre responderán a cualquier llamado. Y con Robin... bueno, las dimensiones son difíciles de comprender y alcanzar. Y nadie desearía ir a ese limbo. Pero ella puede salir de ahí si se le solicita a Vadia."

"¿Y cómo sabrá que puede hacerlo? Tal vez está muerta de miedo."

"No la subestimes, Kamal. Enfócate en la misión, tienes menos de un día. Aprende del pasado."

—¿Dónde vamos? ¿Dejaremos el cuerpo aquí? —La voz de Liana lo distrajo.

—Sí. Pronto descubrirán que el grupo que andaba con ella no ha regresado y la buscarán. Si la encuentran investigarán a quienes andaban con ella, y si no... de todos modos sus caras las tienen las cámaras de seguridad del hotel—dijo Phoenix—. Serán sospechosos de su desaparición, la encuentren o no. Ya no es nuestro problema.

—¿Y nosotros? Sebastian se ve cansado, tiene que comer. Estuvo demasiado tiempo en la isla —apremió la mujer.

—Hay una caverna a pocos kilómetros de aquí, detrás de una cascada. Nos esconderemos ahí hasta que descubramos el paradero de los demás —respondió Phoenix sin mirarla.

Valiant le hizo señas a Kamal. Alejandro se asomó detrás de las rocas.

—¿Y cómo piensas llevarlos a todos? Yo solo me haré cargo de Seb —insistió ella. Alguien pareció bufar.

—Pedro, ordénales a algunos aborígenes que amarren a los anfitriones y que les pinchen esa cosa que duerme. Y luego les dices que los lleven a la caverna.

—Se te olvidaron las palabras mágicas —masculló el otro.

—Solo hazlo.

Entre los tres amigos intercambiaron una mirada curiosa. Escucharon una conversación en un dialecto extraño y luego Zoe gritó pidiendo ayuda.

Kamal quiso ir por ella, pero Valiant lo agarró por el brazo y le hizo señas para que guardara silencio.

Al cabo de unos minutos vieron desfilar a través de un sendero entre los árboles a un grupo de aborígenes con sus amigos colgados de los pies y manos de unas estacas, igual que animales. Kamal miró de reojo y con tristeza la cabeza colgante e inconsciente de Zoe, así como la de Chris, Tina, Erin, Dimitri, Castian, Richard y el aborigen que era anfitrión de Urademon.

Sebastian iba abrazado de Liana, pero caminaba como si estuviera ebrio.

Ella se detuvo un segundo. Pedro, que iba justo tras ella, también lo hizo.

—¿Lo sientes también?

—Es raro. Se siente más vigoroso que cuando desaparecieron —ella miró para todos lados, y justo cuando sus ojos fueron a parar sobre el árbol donde estaba Kamal, él se escondió.

—No deben estar muy lejos —acotó el otro.

—La energía de Torú vibra con Ramaya. Pero ella está intentando bloquearme.

—Algo raro está ocurriendo —opinó Pedro.

—O algo muy lógico y no lo estamos viendo.

Kamal apretó los ojos, esperando que no los encontraran, entonces interrumpió Phoenix.

—¡Avancen! Se está oscureciendo y pronto la gente en el hotel hará preguntas.

Siguieron avanzando y la conversación se perdió. Kamal soltó el aire y Alejandro con Valiant salieron de sus escondites.

Sabía que pensaban lo mismo cuando acudieron al claro donde había ocurrido todo. Los tres se detuvieron por la impresión y el miedo al ver el cuerpo sangrante de Elizabeth arrojado sobre la tierra.

Se quedaron en silencio un instante. La imagen era grotesca y violenta. Elizabeth tenía un hoyo en la parte posterior de la cabeza y un charco de sangre se expandía bajo su cuerpo. Los ojos estaban abiertos sin emoción, ni siquiera había sorpresa. La mujer había sido asesinada sin siquiera ser consciente de sí misma. 

—Esto es...

Ninguno podía articular palabra. Valiant quedó paralizado, a Alejandro se le llenaron los ojos de lágrimas y a Kamal se le apretó el pecho. Ni siquiera lo pensó cuando se acuclilló a un lado de las piernas de la mujer y con la yema de los dedos apenas rosó la tierra. De inmediato brotaron flores y plantas de diversas formas que envolvieron Elizabeth como si la abrazaran. 

—¿Qué haces? Etienne dijo que no interfiriéramos —le recriminó Valiant.

—Solo le estoy dando un cierre digno. Su alma ya no está en este plano pero su cuerpo merece algo mejor que estar arrojado sobre el barro. Nada va a cambiar, la van a tener que encontrar eventualmente. 

—¿Eventualmente? ¡Estamos en medio de la selva! No podemos dejarla aquí, hay que avisarle a alguien, llevarla a algún lugar...—susurró Alejandro.

Otra vez guardaron silencio. Kamal cerró los ojos y comprendió algo de forma tan repentina que comenzó a reír.

—¿Qué es lo gracioso? —Preguntó Valiant con recelo.

—Ya sé porqué nos busca la policía —dijo con un tono entre ironía y gracia—. En este lugar es imposible encontrar un cuerpo, está en medio de la selva —su expresión cambió a una de profunda culpa.

—¿Qué quieres decir? —Preguntó Valiant con temor.

—Que hay que dar aviso —dijo sintiendo el celular en el bolsillo del pantalón. En ese punto de la selva no tenía señal, pero antes de ir por Phoenix necesitaba hacer algo por la mujer. La energía de Torú estaba arraigada a los ciclos de la vida, abandonar el cuerpo de Elizabeth no solo los hacía participes de una aberración y cómplices de un asesinato, sino que les restaba humanidad. 

—¿Kamal? —Temió Alejandro.

—Yo fui el que pidió ayuda —reveló, comprendiendo que una simple llamada por darle a Elizabeth un final digno llevaría a sus compañeros a escapar de la policía. 

—¡Entonces no lo hagas! Necesitamos movernos para detener a Phoenix.

"Haz lo que creas correcto. Las cosas ya están complicadas. Pero no hay nudo que no tenga solución." Susurró Torú con solemnidad.

—Si he interpretado bien a Torú, tal vez podamos salir de esta. 

—Yemren me dijo algo similar —Acotó Alejandro en voz baja—. Lo que sea que planeemos tiene que ser ahora, porque el tiempo avanza y tenemos que sacar a los demás de esa caverna. Necesitamos ver la ubicación exacta para dársela a Etienne cuando regresemos. 

Valiant se llevó las manos a la cabeza.

—¡Acabo de ser padre! ¡No puedo ir a prisión con Isis! ¿Qué ocurrirá con Chloe si nos encuentran?

—¡Nadie irá a prisión! —Exclamó Kamal, alterándose—. Porque saldremos de esto. Pero no podemos dejar que el cuerpo de Elizabeth se lo coma una pitón. Sus hijos tienen derecho a enterrar a su madre. Hay que darle un cierre digno a su vida terrenal —su garganta se apretó por un momento intentando aguantar un sollozo—. Te lo digo yo, que me vi morir en dos vidas diferentes y mis cuerpos fueron tratados como comida de perro. Ella era querida por una gran comunidad. Su familia, sus amigos y seguidores merecen saber lo qué le pasó.

—Tiene una bala en la cabeza, Kamal. Van a asumir que alguno de nosotros la mató —espetó Valiant asustado.

—Pero no lo hicimos, fue Phoenix —acotó Alejandro.

—¿Y cómo lo probaremos? Etienne nos pidió que no cambiáramos nada —insistió Valiant con nerviosismo

—Mei vio que la policía nos buscaría, si no es por mí, tal vez sea por lógica —pensó con rapidez—. Phoenix tiene un punto. Nuestras caras están registradas en las cámaras de seguridad del hotel. Tienen nuestros datos. Pasamos por seis países diferentes y Elizabeth se movió desde Australia a Japón y desde Japón a Papúa. La interpol va a conectarlo todo de igual forma. Íbamos con niños. Si alguien sabía de la existencia de Isabel en Ecuador puede decir que nos vieron salir con ella del monasterio junto con Nawi y Elisa. Y todo esto va a ocurrir precisamente porque Elizabeth estará desaparecida. Tenemos que dar aviso de dónde se encuentra su cuerpo y dejar las pistas para que den con Phoenix sin que nos culpen a nosotros. Porque él es el único que no estaba con ella. 

Alejandro se llevó las manos a la cabeza.

—Qué jodido... 

—¿Entonces nosotros mismos nos metimos en este problema? —Valiant no cabía de la impresión e incertidumbre—. Quiero decir, tienes razón en todo, pero... es que no podemos alertar a la policía Kamal, no tenemos pruebas que Phoenix fue quien la asesinó.

Kamal se lamió los labios. La humedad de la selva le había empapado el rostro, aunque también podía ser sudor debido al nerviosismo y las altas temperaturas.

—Habrá que ponerle una trampa —se lamentó—. No podemos dejar al cuerpo de Elizabeth aquí. Alguien tiene que venir por ella.

—¿Trampa? ¿Cómo? —Valiant se metió las manos en el cuero cabelludo levantando su melena, que ya le llegaba casi hasta los hombros . Tenía todo el cabello empapado de sudor—. No tenemos cómo guiar a la policía hasta él. Todo conectará con nosotros.

—¡No lo sé! —Exclamó Kamal alterado—. ¡Pero tenemos que avisar a la policía! ¡No pudimos detener el asesinato pero hay que hacer las cosas bien! ¡Tiene que hacerse justicia! ¡Alguien tiene que dar aviso y los únicos que estamos aquí somos nosotros!

—¿Y cómo harás para alertar a la policía antes de irnos de aquí? Mientras más nos internemos en la selva, menos señal tendremos en los celulares —observó Alejandro.

—No llamaremos desde acá, lo haremos cuando regresemos —explicó pensando con rapidez—. Si mis conocimientos sobre informática siguen vigentes, podré conseguir hacer la llamada de forma anónima. Por ahora, las criaturas de Torú protegerán el cuerpo de Elizabeth. 

—¿Y con ese conocimiento no puedes hackear las cámaras de seguridad del hotel donde salen nuestras caras? —Pidió Alejandro medio en broma medio en serio.

Kamal apenas sonrió.

—Soy informático, no hacker —bromeó. Valiant alzó las cejas—. Sé algunos trucos, pero no soy experto. Y meterme en las entrañas del sistema que nos registró podría hacer las cosas peor si hago algo mal. No. Solo haremos la llamada anónima. Lo demás, lo dejaremos a los patrones de Mei y nos guiaremos por eso.

—Entonces dejaremos a Elizabeth acá —aceptó Alejandro con angustia.

—Por ahora. Esto sucedió ayer, ya saben —calculó Kamal—. En este mismo momento en nuestro pasado ustedes están luchando por salvar a Isis, y yo con Etienne estamos medio muertos. Y nosotros, actualmente, regresaremos mañana, veinticuatro horas después de la muerte de Elizabeth y del nacimiento de Chloe. Así que el cuerpo llevará un día perdido.

—Igual que nosotros, que nadie sabrá dónde estamos —entendió Valiant.

—Y daremos aviso —acotó Alejandro.

—¿Y la trampa para Phoenix? —Intercedió Valiant.

—Lleguemos a esa caverna de la que hablaban, estudiemos todo lo que podamos del lugar, tamaño, objetos, espacio y horario de Phoenix y Pedro, tal vez podamos conseguir algo que haga que la policía los busque. Avisaremos que los culpables están en una caverna. Phoenix aún tiene el arma y la bala está en la cabeza de Elizabeth.

—Entonces será cosa de suerte.

Los tres se quedaron en silencio. Kamal suspiró angustiado.

—Y esperemos que por hacer lo correcto, esté de nuestro lado.

NOTAS

Es muy difícil escribir escenas de viajes en el tiempo al pasado. Reescribí este capítulo varias veces porque había cosas que no me cuadraban del todo.
A veces siento que hay capítulos que pueden ser poco relevantes para la historia, en especial después de la revelación del último capítulo de Robin.
Pero como les contaba, en algún punto todo va a converger.
Robin ya tiene una misión: Encontrar a Akram para que la ayude a detener a la policía y proteger a sus amigos.
La de Kamal, Alejandro y Valiant: Encontrar la caverna y dar aviso de lo que ocurrió.
En el que viene de Sebastian, él hará su propia jugada para poder salir de la caverna y salvar a sus compañeros.
Así que digamos que están todos alineados en detener a Phoenix, solo que no saben que están trabajando conjuntamente para ello.
Espero que este libro les esté gustando. El inicio es algo más lento, pero se están tocando detalles por parte. Y quisiera adelantarles más cosas, pero ya que han tenido tanta paciencia con las actualizaciones, lo que les puedo adelantar es que en algún punto de esta historia van a pasar cosas que sí les van a gustar, y mucho. Espero, jeje.
¡Gracias por la paciencia!
¡Los quiero!
Kate.



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