Lo que Meiling no recordaba


—¿Estás bien?

Claire se sentó a un lado de Meiling, en las escaleras que daban al exterior de la cabaña.
Una enorme explanada de nieve se abría ante sus ojos y muchos pinos bañados de blanco protegían la casa como un gran muro impenetrable.
La primera cargaba con un chal grueso sobre sus hombros, el que se reacomodó cuando se sentó a un lado de su amiga. Meiling tenía uno similar. Ninguna de ellas, nadie del grupo de hecho, cargaba con ropa de invierno, así que se arreglaron con lo que tenían a mano.

—Han pasado diez horas —susurró Meiling—. La policía sigue apareciendo en mis visiones —dijo preocupada, sin quitar la vista del horizonte de pinos—. Así que no podremos movernos de aquí hasta saber que estamos a salvo del juicio público.

—Temo preguntar, pero...

—Los patrones son múltiples. Ya he visto cuatro veces las cartas, intenté conectarme con Lavenia para ver qué va a ocurrir. Odio que todo el mundo confíe tanto en mí, como si mis visiones fueran absolutas. ¿Cómo hago que entiendan que no es así? El futuro no existe. ¿Qué palabra no entienden?

—¿Olvidas que hemos vivido juntas durante casi trece años? Claro que lo sé —bufó Claire, ofendida—. De hecho, Celeana decía lo mismo —rezongó—. Pero eres la única con la que podemos conseguir alguna respuesta o pista. Los dioses no nos dirán nada.

—Siento que hay muchas energías haciendo cosas, las he visto.

—¿Las energías de quienes? ¿Kaos?

—Kaos siempre está presente en mis visiones —pausó—. No. Es más como si... como si algo hubiera revuelto las cosas después de lo que ocurrió. Hay nueva información en mis lecturas que antes no estaban, y eso es solo porque alguien la ha recibido.

—¿Alguien? ¿Quién? ¿Alguien del equipo?

Meiling achicó los ojos mirando un punto fijo.

—He visto a Robin. Desde que recordamos las vidas anteriores, desde que ella y Sebastian se volvieron a enamorar, hay nuevos patrones en todos los sentidos posibles. Ella carga con muchísima información. Lo vimos durante el viaje. Los símbolos que dibujó en el avión es lenguaje antiguo, el mismo que cantó Alejandro cuando intercedió por Odiunna. El puente que cayó fue construido gracias a ese lenguaje. Las cartas me mostraron a Sebastian como un Acacio, su ADN carga con sabiduría ancestral desde Lemuria, incluso antes. Y eso solo ha ocurrido en esta vida. Por alguna razón ella y Sebastian acarrean esta información en la actualidad. Nacieron en cuerpos que pueden sostenerla cuando antes no podían —se metió los dedos en el cuero cabelludo y se rascó la cabeza con ambas manos—. Los ángeles ya no me hablan como antes porque siguen en guerra. No me muestran más de lo necesario —apretó los ojos—. Siento que estamos en el ojo del huracán y que a nuestro alrededor el universo que conocemos se cae a pedazos. Pero no es ese el problema, porque está bien que se caiga, que se renueve. Los seres humanos deben despertar junto con los dioses para detener al Kaos, el problema es cómo hacerlo. Porque solo podemos llegar a ese camino si todos nos ponemos de acuerdo.

—Si seguimos uno de los patrones.

—Exacto.

—¿Y qué patrones nuevos son esos?

Mei sacó algunas cartas de su pantalón y algunas cayeron ante ella cuando las jaló. Recogió las que estaban sobre la escalera y les dio la vuelta.

—Esto es lo más loco que me vienen mostrando las cartas hace semanas —le enseñó a Claire una imagen repleta de símbolos imposibles de interpretar, ésta solo se alzó de hombros. Mei se la explicó—: Es una carta que rara vez me aparece en el mazo. El tarot tradicional te enseña el viaje del héroe. Inicia con el loco aventurero que conoce a sus maestros, magos, enemigos, reyes, brujas, obstáculos, se enamora, trasciende, tiene una epifanía, renace, es juzgado y finalmente alcanza la iluminación —Claire alzó una ceja—. Las mías, que creé a partir de mis visiones con ayuda de Lavenia, es lenguaje de luz, de los dioses. No es un viaje, es un idioma, mensajes. Esta, en particular, habla de polaridades. La luz luchando, la oscuridad dominando, y al centro —señaló el dibujo donde había una especie de pirámide dibujada como cristal—, está la fuente de energía que controla todo.

—Suena como película de ciencia ficción —Claire frunció el ceño—. ¿Y quién controlaría todo?

—Ese es el punto —Meiling suspiró—. Cuando pregunto a Lavenia quién tiene el control —arrojó las cartas en el aire y cerró los ojos. Solo dos cayeron sobre sus piernas. Cogió una y la volteó. El dibujo mostraba un gran corazón dividido y muchas manos tratando de juntarlo—. Es una referencia a la carta de los enamorados. Básicamente significa que la energía más poderosa del universo es el amor, aunque suene cursi, y es lo que controla todo. El amor no se sostiene por sí solo, necesita ser construido y alimentado, por eso aparecen las manos. En mi mente, Lavenia me muestra a Robin y Sebastian. Ellos son la base de todo. El por qué, es lo que me pone nerviosa.

—¿Por qué de qué? —Claire miró la carta y sintió algo extraño. No era un sentimiento positivo o armónico, era algo que le causaba cierto resquemor—. ¿Y por qué siento que no lo dices como si fuera algo bueno?

—Es que no lo es —Mei se volvió a rascar la cabeza con una mano—. El pasado y presente son los que escriben el futuro, pero para ello debo conocer lo que sucedió. Sé cosas referentes a mis vidas pasadas, pero no tengo conocimientos sobre el pasado de Robin y Sebastian más de lo que ya conozco. Y Lavenia me muestra posibilidades de futuros, no el pasado. Y a través de las cartas me aparece el amor. En mi cabeza los veo a ellos, pero...

—¿Pero? —Claire alargó la "O", ansiosa.

—Pero desde que somos Centauris me sale esta otra carta —La otra cara de la segunda carta que cayó sobre Mei mostraba una persona mirando su sombra, y la sombra era grande y siniestra—. Es una carta que muestra lo peor de nosotros mismos. Si esta carta sale en una tirada significa que estás lidiando con tus propios demonios internos. Y siempre estas dos salen juntas —se angustió—. El problema es justamente el significado, porque no tiene sentido —soltó un gruñido—. ¡Por eso nunca digo nada! Todos confían en mi como vidente, creen que puedo ver el futuro inmediato, que las cartas son tajantes en su veredicto. Pero todo es interpretación. Y hay cosas que no las tengo tan claras mientras Lavenia no despierte.

—Pero estás dos... ¿qué es lo que interpretas entonces? ¿Qué es a lo que no le ves sentido?

Mei se lamió los labios, Claire esperó.

—La combinación no pega. Es decir, estas dos cartas no deberían estar juntas. Es raro. No tienen nada que ver una con la otra —pausó—. Es como que dijera que hay un corazón que dejó escapar su lado maligno —se rio—. ¿Entiendes lo absurdo que suena eso? No es una metáfora, es literal. Como si Robin o Sebastian estuvieran incompletos porque dejaron salir sus sombras y por eso no puede unirse el corazón. Esa es la interpretación correcta de las dos cartas. Pero es imposible. ¿Cómo ocurre eso?

—¿Y cómo podría hacerse? —Claire tuvo un escalofrío—. Seb tuvo una época maldita y fue un desgraciado, pero con la aparición de Robin...

—Cambió para bien. Sí. Y Robin más allá de sus problemas sociales es una buena persona. ¿Entiendes que no tiene cabida esta interpretación?

—Pero ¿podría ocurrir? —cuestionó Claire, dudando. Mei la miró de soslayo—. Somos anfitriones de los dioses, tenemos poderes, algunos fueron ángeles, yo misma siento que tuve un pasado importante del que tengo que ir construyendo las piezas. ¿Por qué no podría ocurrir algo así? Si Lavenia te lo muestra debe significar algo.

Mei se encogió de hombros y se resguardó debajo de su chal.

—Es que ese es mi temor. Que sea algo que se puede hacer y no lo sepamos. Separar la maldad de tu alma. Separar la dualidad natural que nos hace humanos. ¿Te imaginas un mundo donde nuestras sombras tengan más poder que nosotros mismos?

—Akemi —susurró Claire y sujetó el hombro de Mei con sorpresa—. Pregúntenosle a Akemi si es posible. Si has visto esto en tus cartas tal vez ella pueda darnos alguna pista al respecto. Ya ha conocido a todas las Estrellas.

—Buena idea.

Después de recoger las cartas ambas entraron raudas a la casa. Noah hablaba con Nawali y Elisa, que estaban en el centro de la sala sentados en un sofá. Elisa tenía una mueca incómoda, como si le doliera algo, mientras que Nawali se veía feliz y pleno. Incluso sus ojos habían cambiado de color a ese extraño tono liliáceo. Etienne paseaba a la pequeña Chloe en brazos y le comentaba algo a Isis sobre el horario de sueño de sus hijos cuando eran pequeños. Su compañero lucía radiante. A pesar de las circunstancias, jamás creyó que podría ver a Etienne tan feliz como lo parecía en aquel momento. 

La que le preocupaba era Isabel. La niña pequeña estaba agazapada sobre la cama de huéspedes en una de las habitaciones viendo televisión, pero no hacía nada y dudaba que estuviera poniéndole atención a la pantalla.

Akemi salió de la cocina bebiendo un té. Cuando las vio se acercó hasta ellas y les indicó la habitación del fondo, donde Isis había dado a luz.

Al entrar, Mei cerró la puerta. Iba a abrir la boca, pero la anciana se les adelantó.

—Quieren saber sobre hilos divididos —anunció. Claire asintió a medias.

—¿Cómo lo...?

—Para eso me necesitan —sonrió la mujer, que iba tanto o más envuelta que ellas en un grueso chal rojo—. Yo no soy una guerrera como ustedes. Hay dones que son para enseñar y comunicar. Yo no lucho, yo oriento. Mi Diosa existe para unir a las almas y ayudarse a encontrarse. Esa es mi misión.

—Bien —resopló Mei, ansiosa—. Entonces dígame si es posible fragmentar un alma y separar su naturaleza para crear oscuridad a partir de la esencia maligna que cada ser humano posea.

Akemi alzó una ceja y suspiró.

—No es posible por naturaleza divina hacer eso —Claire sintió alivio por un segundo—. Pero imagino se puede conseguir por otros medios —Akemi frunció la nariz—. Solo he visto un alma que lo ha hecho y no tengo el detalle. Pero si se descubre cómo lo hizo, es peligroso.

—¿Quién? —Chilló Claire—. ¿De verdad ha ocurrido?

Akemi las miró una a otra, dudando.

—¿No lo saben?

—No. ¿Quién es? —Exigió Mei casi en un grito agudo.

Akemi frunció el ceño.

—Su amiga que desapareció —se lamentó—. Ella tenía un hueco en su pecho. Su hilo debería ser dorado, pero está gris. Apagado. Le advertí. Le dije que tenía que volver a llenar ese hueco con lo que había desechado. Pero comprendí después que no me entendió. Le estaba hablando en japones y ella solo me vio nerviosa. Era como un conejito.

—Robin...—susurró Mei, aterrada. Y miró las cartas con rapidez. Una de ellas cayó a lo pies de la cama. Cuando la cogió, se estremeció y les mostró el dibujo. Había otro corazón, pero estaba atravesado por una garra—. Robin perdió una parte de ella.

—¿Qué significa eso? —Se asustó Claire. Mei sacudió su cabeza y cerró los ojos.

—¡No lo comprendo! Robin hizo algo, perdió algo, y eso está jodiendo todo —Cuando abrió los ojos volvían a estar blancos, como cuando entraba en un profundo trance—. Muéstrame, muéstrame maldita sea. ¿Qué perdió Robin y por qué es importante?

No dijo nada durante un rato. Cuando volvió en sí, su rictus de preocupación asustó a Claire.

—Es tan inverosímil que no sé ya lo que es real y lo que no. Lo que se puede hacer y lo que no —se quejó Mei, abrumada—. Tener poderes, hospedar a los dioses y que ocurran situaciones raras es una cosa. Pero cuando ya el mundo se pone patas arriba...

—¿Qué te mostró Lavenia? —Insistió Claire.

—Una sombra que anda suelta, literalmente. Una sombra. Una cosa oscura que se mueve entre nosotros.

—Batari había advertido a Seb que había algo siniestro en Cambridge cuando estábamos todos juntos —recordó Claire—. En algún momento creí que podía ser Alabaster, pero luego estaba Liana y...

Las dos se estremecieron.

—¿Qué tiene que ver Liana con Robin? —susurró Mei enterrándose los dedos en el cráneo y luego gruñó—. Liana existe desde Vanyara. Yo existo como humana desde esa época —Claire vio la desesperación de Mei por intentar estrujarse el cráneo, así que le sujetó las manos para calmarla—. Debería saber algo como Celeana. Pero no tengo nada. ¿Por qué no puedo recordar la sabiduría de la bruja? ¿Por qué no puedo conectarme?

—Ey... ey, calma —le pidió Claire con cuidado. Le bajó las manos y la obligó a enfocar los ojos sobre los de ella—. Respira. Tranquilízate. No te sofoques. Cuando estábamos en Centuria te venían estas crisis si no podías ver el futuro, y eso era culpa de Liana. Ahora nada te frena. Solo debes acceder a esa información, encontrarla.

Meiling asintió y respiró hondo sin perder el contacto visual. Claire le sonrió.

—Eso... calma. Respira. —Se quedaron viendo fijamente durante un momento. Fue cuando Claire sintió algo raro y de golpe le soltó las manos. Entonces se incorporó—. ¿Mejor? —Le preguntó incómoda.

—Sí —Mei equilibró su respiración. Una risita escapó de Akemi. Las dos se giraron hacia ella.

—La oscuridad nunca puede vencer a la luz. Es lo que me gusta cuando veo brillar los hilos —les sonrió con cierta picardía y abrió la puerta de la habitación dispuesta a alejarse.

—¿Sabrá algo más? —Preguntó Claire. Mei se encogió de hombros, hasta que de pronto abrió tanto los ojos que parecía como si hubiese comprendido una cosa de repente.

—¡Akemi! —la llamó. La anciana se volteó—. Dijo que Robin perdió algo. ¿Sigue atada a ese algo? ¿Ha podido ver su hilo?

Akemi se arremangó su chal y bebió de su bebida.

—Sí. Pero puedo estar equivocada. A veces hay demasiados nudos. Pero hay otro hilo apagado —pausó, apretó los labios y achico los ojos, lo que le hacía parecer como si los tuviera cerrados—. El mundo está lleno de hilos de todos los colores y formas. Algunos brillan con intensidad, otros se apagan a medida que la vida escapa de ellos. Y los hay otros, como los de todos nosotros, que brillan en plata y oro, porque estamos enlazados de otro modo. Hemos evolucionado hasta ser dignos del poder de los dioses. Y uno de esos hilos, que debería ser muy brillante, está apagado, como si... —frunció la boca—, como si le faltara batería. Está incompleto.

—Y ese corresponde a Robin —comprendió Mei. Claire intentó pensar, ¿de dónde? ¿Cómo? Si Robin no era una Estrella.

¿O sí?

—¿Podría ser entonces que Robin sea una Estrella? ¿Que esté incompleta? Por eso no tenga poderes —intentó entender—. Ha dicho que su hilo está apagado, a Mei no le hace sentido que las cartas digan que le falta algo y usted ha dicho que Robin perdió una parte de su corazón.

—No de su corazón. De su alma. Los hilos son conexiones de alma. Pero sí. Ella no es común. Es más parecida a ustedes que a un humano dormido.

—¿Entonces sí es una Estrella? —Chilló Meiling.

—¿De qué hablan? —Preguntó Noah apareciendo por el pasillo—. ¿Por qué esas caras?

Meiling emitió un chillido de ansiedad. Claire intentó apretar una risa. Su amiga no podía estar sin respuestas pudiendo tenerlas a su alcance.

El no comprender todo lo que veía la estaba induciendo en una crisis que no sabía cómo manejar.

—¿Robin es una Estrella? —Le preguntó Claire a Noah. El alma de Merlín la quedó viendo sin parpadear.

—¿Qué? ¿De dónde sacaron eso?

—¿Lo es o no? —Insistió Meiling.

Noah agitó la cabeza, abrumado y aparentemente muy sorprendido.

—¡No! No que yo sepa. No. —Pero no se escuchaba convencido. Sin embargo, Claire le creyó—. Con Eydis sabíamos que al ser anfitriones podríamos haber engendrado un alma importante y resultó ser la misma alma que protegimos por varias vidas porque así lo deseamos. Pero no ocurrió lo mismo que con Valiant e Isis. Robin no se ancló a ningún Dios ni nació uno nuevo.

—¿Estás seguro de ello? —Insistió Meiling—. Porque mis cartas y el hilo que ve Akemi dicen lo contrario.

Noah pareció contrariado y miró a la anciana.

—Robin nunca tuvo poderes, solo los recuerdos con Sebastian.

—Cuando era Vanyara tenía más sensibilidad y percibía cosas —le recordó Claire—. Siempre tuvo muchísima fuerza de voluntad y era muy asertiva.

—Eso no explica de quién podría ser anfitriona ni qué fue lo que perdió —bufó Meiling.

—¿A qué se refieren? —el hombre miró a Akemi—. ¿Qué está ocurriendo?

Akemi resopló con fuerza y exclamó algo en japonés. Luego los miró a los tres con el ceño fruncido.

—La chica tiene un alma poderosa. Muchos hilos. Pero su hilo personal no está vivo ni muerto. Está apagado —insistió con cansancio—. Y no sé a qué debe unirse porque las sombras no tienen hilos. Pero, como dije, podría estar equivocada.

—¿Qué sombra? —Preguntaron los tres, alarmados. Claire tuvo un mal presentimiento.

—Me da miedo preguntarle a Lavenia, pero está vibrando. Se ha enlazado con Valis —balbuceó. Meiling se adelantó un paso a la anciana.

—Hay sombras enviadas por Kaos —respondió Akemi—. Y hay otras que no. Parecieran ser fragmentos de una evolución mal llevada. Como si en lugar de aceptar esa oscuridad propia de cada ser y hacerla parte de uno mismo, abrazarla y aprender de ella, se hubiera... desechado.

—¿Y ese desecho dónde va a parar? —Preguntó Claire, preocupada.

Mei tuvo un espasmo y en cuanto sus ojos se volvieron blancos, tanto ella como Noah y Akemi se vieron sumergidos en la misma especie de trance.

La energía que emanó de los tres emitió una descarga fugaz que trizó parte de las paredes y el estuco de los revestimientos.

Etienne y los niños aparecieron por el otro extremo del pasillo. Claire extendió un escudo y Elisa colocó la mano en el suelo, deteniendo la descarga que poco a poco se iba transformando en un leve temblor.

—¿Por qué se han alarmado los guardianes? —Preguntó la niña en un susurro cansado. 

—¿Qué guardianes? —Preguntó Nawali.

Los otros tres seguían en trance, ninguno se movió y solo Mei tenía los ojos abiertos y en blanco.

—Los soldados de Shaggi —respondió Elisa respirando hondo—. Estaban durmiendo y los despertaron de golpe. Se agitaron de la pura sorpresa.

—¿Y se han vuelto a dormir? —Nawali miró hacia todos lados con temor. Claire recordó los tótems de tierra que se habían alzado en Papúa y se estremeció.

—Sí, les he dicho que está todo en orden —respondió la adolescente y miró a los tres en trance—. ¿Qué les ocurre? ¿Qué están haciendo?

—Mei está en un limbo temporal —se apresuró a responder Etienne, y de inmediato colocó la mano sobre el hombro de la mujer—. Lavenia conectó con Valis y Elfígere. En su pasado, Mei sabía algo y la Diosa la envió a buscar en su memoria, pero los otros dos se fueron con ella. Valis intenta desenredar los hilos que unen a Mei con Noah. Como ha despertado a Elfígere, corre menos riesgo en acceder a la información que omitió de Merlín en esta vida.

—¿Qué? —Preguntó Elisa con una cara que no dejaba lugar al entendimiento—. ¿Nos explican en un idioma que todos entendamos, por favor...?

—Esto es nuevo para todos nosotros —respondió Etienne viendo con admiración lo que estaba ocurriendo entre los tres anfitriones conectados—. Estuvimos por años usando los poderes de forma mecánica por culpa de Phoenix, pero podemos hacer mucho más que eso —explicó Etienne—. Nuestros poderes son transversales y universales. Por eso los dioses deben despertar. El tiempo no existe, yo puedo manejarlo a un nivel espacial concreto, pero, si Yziak despierta, no hay límites, ni para mí, ni para nadie. La idea es que la humanidad pueda manejar su propia realidad a su antojo. Y lo que aquí está ocurriendo, o puedo percibir, es que Lavenia está conectando todas las alternativas posibles para mostrarle a Mei una respuesta concreta con ayuda de Valis y Elfígere.

—¿Respuesta a qué, específicamente? —Ansió saber Claire.

Meiling abrió los ojos de golpe. Y la anciana junto con Noah volvieron a la realidad presente con calma y en un suave parpadeo.

Sin embargo, había temor. Noah se apoyó de la pared y Akemi tuvo que ser sostenida por Etienne cuando se llevó una mano a la cabeza en un repentino mareo.

—Morgana sabía todo —acusó Mei enojada, mirando a Noah—. ¡Ella sabía que Vanyara estaba fragmentada y te lo contó! ¡Tú sabías lo que había perdido y se lo contaste a Rubius para que alguien guardara la información en el futuro y la usara a favor de Robin y Sebastian! Sabías que se te iba a olvidar todo. ¡Y Morgana me lo contó para que hiciera el ritual que cambiaría el futuro de ellos! —Mei sudaba, tenía la frente perlada, los ojos cristalinos y la voz quebrada, aguantando un llanto—. ¡Fue Celeana la que le pidió a la luna que les diera una oportunidad a los amantes! ¡Fui yo la que pidió que pudieran ser felices! —las lágrimas cayeron estrepitosas por sus mejillas—. ¡Me usaron! ¡Usaron a Celeana para proteger a los amantes por culpa de lo que Robin hizo siendo Lin! ¡Fui un ángel enviado a proteger a la sacerdotisa, pero solo nací para ser una herramienta! Por eso Lavenia no tolera a Phi, por eso me poseyó cuando estábamos en Chile, para defenderme.

—¿De qué rayos estás hablando Mei? —Preguntó Etienne con los ojos muy abiertos y una evidente expresión de preocupación. 

—Mei... calma —pidió Claire asustada. Pero su amiga ya estaba llorando con estrépito.

—¡Celeana hizo el trabajo sucio porque ustedes no recordarían nada! ¡Le pidió a Phi que les diera oportunidad a los amantes para poder recuperar lo que Robin perdió! Pero a cambio... —se ahogó en su llanto. Hipó varias veces hasta que logró soltar un alarido doloroso—. ¡Pero a cambio me hizo desdichada a mí haciéndome amar a personas que nunca me amarán de regreso! La vieja se enamoró de su mejor amiga y lo mismo ocurrió conmigo. ¡Pero no tuvo a ninguna! ¡Y todo porque Morgana y Merlín podían arriesgarse a no volver!

—Tu hilo está unido a otras almas —intentó calmarla Akemi—. Las cosas podrán tomar forma y curso cuando el hilo fragmentado se vuelva uno y ellos estén juntos nuevamente. Tienes posibilidades, mi niña. A nadie le falta amor.

Mei respiraba agitada, Noah no se vía mejor.

—Lo lamento. En esta vida Mei, lo lamento. Como Merlin solo pensaba en el bienestar de la humanidad y el universo porque estaba conectado con todas las dimensiones, pero con Morgana no podíamos arriesgarnos a llevarnos lo que sabíamos a la tumba. Alguien tenía que saberlo. Rubius tenía que proteger a Sebastian en el futuro y ayudarlo a acceder a esa información, pero Morgana te dejó una tarea más difícil a ti, porque sabía que si ella se lo pedía a Phi, no volvería a renacer. Y tenía que estar cerca de Elaine y Robin.

—Pero me arruinaron la felicidad —lloró Mei—. Puedo ver patrones, el futuro, los caminos, menos crear el mío propio —dijo desconsolada. Entonces miró a Akemi—. Para ser feliz, necesito que Robin y Sebastian estén juntos y rompan esa estúpida maldición. ¡Pero Robin fragmentó su alma dejando escapar a la oscuridad dentro de ella! ¡Y es una sombra que vaga por el mundo haciendo daño!

Noah cerró los ojos con miedo.

—¿Y cómo la fragmentó? ¿Dónde está esa sombra? ¿Se puede encontrar? —Preguntó Isis que no entendía nada.

Fue Nawali el que respondió.

—Ula me muestra las sombras del universo, lo que está podrido y es impuro. He sentido los soldados del Kaos, pero solo con una persona me ha pasado algo similar... —se estremeció.

El silencio cayó sobre todos ellos un momento. Se miraron a los ojos y Akemi asintió con sorpresa.

—¡Oh! Eso explicaría porqué la otra muchacha tiene un hilo sin vida. Entonces no estaba tan equivocada.

—¿Liana y Robin? —Susurró Claire sin poder creerlo—. ¿Puede ser posible?

—Es una teoría algo extrema —acotó Etienne—, pero... no sé si me sorprendería. Con todo lo que hemos visto y vivido...

—Bueno... ambas aman al mismo hombre, pero una está loca —acotó Isis con un estremecimiento.

—Es lo que Merlín intentó decirle a Rubius —recordó Noah, agobiado y más pálido de lo normal—. Porque yo no lo iba a recordar.

—Pero Chris ¿lo sabe? —Quiso saber Claire. Meiling negó con la cabeza.

—Merlín hablaba en códigos, nunca de forma directa, y Chris no es especialista en armar rompecabezas —respondió Mei con la voz quebrada y sin emoción—. Si es que lo sabe, aún no lo ha descubierto. De lo contrario nos habría dicho —apretó los ojos un momento y sacudió la cabeza—. Me van a disculpar, pero no tengo ganas de seguir con esto. Si es verdad o no que Liana y Robin puedan poseer la misma alma o venir del mismo lugar yo... ¡la verdad es que me da igual!

Y dio grandes zancadas pasando por entre los presentes hasta salir de la casa.

—Iré con ella.

Claire salió de la casa y vio a su amiga con la cabeza echada hacia atrás recibiendo los tenues rayos de sol que se filtraban entre las nubes oscuras. El paisaje se había tornado de un tenue gris. La noche estaba cayendo y no había que saber del clima para adivinar que se avecinaba una tormenta.

—Mei...

—Como ángel acepté la misión de unir a los amantes, pero nunca imaginé que el precio a pagar sería mi propia felicidad —agachó la cabeza—. Por eso Lavenia nunca me ha mostrado mi futuro romántico. Porque no tengo, no existe.

—No pienses en eso. Ya escuchaste a Akemi, no te cierres a las posibilidades. Robin y Sebastian tienen que estar juntos y reparar el hilo de ella. Ya sabíamos que si estamos ligados a su destino, si consiguen estar juntos con éxito, todos estaremos bien.

Mei lanzó una risa nasal cargada de ironía.

—Si lo que sospechamos de Liana es verdad, ¿me dices cómo se soluciona eso? ¡Es más! —se volteó hacia Claire con el rostro irritado por las lágrimas—, ¿cómo lo conseguirán si Robin está quién sabe dónde? ¡Estamos jodidísimos! —Chilló—. ¡No veo patrones positivos! ¡Nada lo es! ¡Debimos continuar con la estúpida guerra que inventó Phoenix! Al menos ahí teníamos un plan.

—¡No hablarás en serio! Lo dices porque estás enojada, pero...

—¡Claro que estoy enojada! ¡Soy una herramienta! ¡Tú, yo, Chris, Erin y Kamal! Somos herramientas. Nuestros destinos están tan malditos como los de Robin y Sebastian. ¿Cuándo será nuestro turno para ser felices? ¿Cuándo? —exclamó llorando enojada—. ¡Vivimos y existimos por ellos! ¡Pero somos almas igualmente! ¡Aceptamos ser humanos para ayudarlos a ellos, pero también aceptamos lo que conlleva tener un cuerpo, una mente y un corazón! ¡Y quiero vivir esa experiencia! ¡Quiero amar como humana y ser amada como tal! ¡Estoy harta de servir a los dioses y a los amantes como una maldita herramienta! ¡Soy humana y merezco que me quieran, Claire! ¡Merecemos ser felices también!

Y se desplomó de rodillas sobre la nieve. Claire se agachó a su lado y la abrazó. Había mucho que pensar y procesar, pero, en ese preciso momento la realidad sobre lo que Mei había dicho de ellas cobraba más sentido que descubrir lo que había ocurrido en el pasado con Robin y Liana. Si es que era cierto lo que estaban sospechando.

Entonces lloró junto a su amiga, porque por primera vez se sintió en un agujero sin salida.

¿Cómo iban a ordenar sus vidas a partir de lo profundo del pozo donde habían caído?
Las sombras estaban ganando terreno y las dualidades ya habían comenzado a separarlos.

NOTAS

A ver, desde una perspectiva más trivial podría parecer que este capítulo no tocó temas tan importantes. Pero la verdad es que se enfocó en algo que va a repercutir a futuro y que ya venía atormentando a Mei desde hace rato.
A estas alturas deduciré que ya saben quién es el objeto de afecto de Meiling y por qué sufre tanto. Incluso Liana en algún momento le dijo que jamás tendría lo que querría, y son las razones por las que tanto Celeana como la vieja parecen ermitañas en sus vidas respectivas.
Mei fue un ángel enviado, tal como bien lo menciona, pero su cuerpo humano, sus emociones, su razonamiento y su mente limitada por esta misma densidad, la dotaron de dudas, miedos y falta de sabiduría. Podrá tener a Lavenia conectada a su alma, ver el futuro, prever caminos y saltear dificultades, pero no puede hacer nada con ella misma.

En este capítulo pasan tres cosas importantes: 

La primera es el hecho de que Mei siempre vio en sus cartas que Robin había perdido algo desde la vida de Vanyara, pero las visiones y Lavenia le mostraban cosas que no encajaban o le parecían irracionales. Que es justamente que haya nacido otra persona a partir de un fragmento de su alma. Es una visión tan descabellada que Mei siempre asumió que era culpa de tener a Lavenia dormida y no poder comprender a cabalidad la visión.

Luego tenemos a Akemi que les informa sobre los hilos. Por favor, no menosprecien el poder de esta mujer, Akemi es la clave que tal vez ayude a Robin y a Liana en el futuro cercano.

El tercer argumento, y que ya se ha tocado antes, es que el poder de Etienne intercede directamente con el de Mei, ya que el tiempo al no existir en líneas espirituales puede interceder en las visiones de Lavenia y ayudar a la vidente a encontrar respuestas más clarificadoras. 

Lo que nos lleva al final del capítulo. Merlín y Morgana sabían que Vanyara tenía su alma fragmentada, pero, al tener ambos vidas tan largas se vieron forzados a transmitir la información a quienes pudieran manejarla a futuro. Ellos no podían hacer un hechizo para unir esa alma rota, así que solo quedaba pedirle a la luna que les hiciera el favor, pero, ya que tergiversa los deseos, arriesgaban no volver a nacer, así que prefirieron vivir junto a Robin y estar sin recuerdos a que estuviera sola en esta vida.
Razón por la que Morgana le pidió a Celeana que le hiciera ese favor. ¿Pero qué ocurrió? Que la luna le entregó a Robin la posibilidad de ser la anfitriona de Ramaya cuando llegara el momento para poder unir su alma a la de Liana, pero a la de Meiling le quitó la posibilidad de ser correspondida. 
Un amor a cambio de otro.
Y eso lo sabían Merlín y Morgana, y aquí Mei recordó eso. Recordó que la utilizaron. Que nunca importará lo que haga, jamás va a encontrar una mujer que la ame como ella quiere ser amada.
Ahora, mis queridas y queridos lectores, ustedes que tan bien deducen las pistas en esta historia, ¿por qué creen que este capítulo lo narró Claire y no Mei?
Lo dejo ahí.
Ah, bueno... y no se olviden de los observadores en este capítulo. aún falta mucho que desentrañar en Isabel, Elisa y Nawali, y por supuesto, Alejandro y la pequeñita de Chloe.
Además que Isis va a descubrir algo en su poder muy importante.

¡Nos leemos!
En el siguiente, se viene nuestro querido Seb, que además tendrá un encuentro con quién menos espera, jeje.
¡Gracias por leer!
Kate.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top