Interludio Liana
NOTAS
¡Hola!
Como saben, los interludios son muy cortitos, pero en este pasarán cosas muy interesantes. Con muchas pistas y cosas que analizar.
Pongan OjO. Se vienen cositas interesantes, jejeje.
Lo miraba de soslayo mientras él se comía un trozo de pan.
Cuando Sebastian alzó la vista y la descubrió mirándolo, le sonrió, y dentro de ella, Ramaya vibró eufórica de amor por Antaruk.
¿Era posible?
¿De verdad la estaba mirando como siempre deseó que lo hiciera?
Había algo diferente en él.
Algo que no se asemejaba a cuando vivieron tantos años juntos en Cambridge. Había algo más resuelto en él, más... humano.
No pudo evitar devolver el gesto con coquetería mientras se introducía unos hongos a la boca.
Se sentía igual que cuando era adolescente y le intentaba robar miradas. Sebastian tenía una sonrisa pura y sincera detrás de los gestos frívolos que había adquirido durante todos esos años. Sonrisa que solo le había visto dar a Claire.
Pero en esos momentos le estaba entregando un gesto cargado de seguridad y cariño. Una sonrisa que no era sexy ni coqueta, era pura y bondadosa.
Ese Sebastian de ahí era el mismo Prassimo del que ella se había enamorado cuando lo vio por primera vez montado sobre un caballo en temporada de caza de zorras. Cuando por un descuido casi atropella a Danna, y él, cordial y caballero, le ofreció su mano y una sonrisa gentil que lo hizo ver tan apuesto y encantador que jamás se le pudo olvidar.
Esa sonrisa nunca la vio en Brugo, porque el esclavo estaba pasando por un momento terrible, y, por ende, jamás pensó que en Sebastian la volvería a ver.
¿Podía ser posible que Pedro de verdad le hubiera controlado la voluntad al punto de hacerle olvidar a Robin? Había pasado muchos días bajo el dominio mental de Phoenix. Era como una especie de robot y odiaba verlo con sus ojos sin emoción alguna. Y luego estaba Barjnesen, que le había dicho que no se podía potenciar una emoción que no existía.
Entonces, ¿podía ser cierto que ese gesto tan puro y noble en Sebastian fuera dedicado solo para ella?
Suspiro de tan solo pensarlo.
Lo amaba tanto, tanto, que sonreía como quinceañera solo de pensar que él de verdad le estaba coqueteando. Como si la viera por primera vez.
Entonces, él volvía su atención al pan y a Barjnesen, que, curado de las heridas que se había propiciado sí mismo por culpa de ella, estaba apoyado contra la pared rocosa intentando comer aquel engrudo que el nativo había preparado con el poder de Urademon bajo el encanto de Pedro.
Phoenix había decidido mantener al sujeto bajo control porque su poder era demasiado fuerte y temía que los demás usaran al Dios como canal para apoyarse y escapar.
Ella no había dicho nada pudiendo hacerlo. Y tampoco lo había hecho Pedro. Un secreto a voces que todas las Estrellas podían percibir, pero del cual Phoenix pecaba de ignorante: que Urademon estaba despierto.
¿Por qué no le había dicho nada a Alabaster?
Se cuestionaba a cada instante decirle la verdad al hombre que la había apadrinado siendo muy niña, después de todo, había cumplido con su palabra de entregarle a Sebastian con tal de hacer desaparecer a la molesta de Robin.
Pero tampoco era idiota. Y Ramaya le había mostrado el reino del Kaos en sus sueños más de una vez solo para amedrentarla. Un reino que ella conocía muy bien y al que no quería volver. Porque cada vez que moría llegaba a ese lugar aterrador.
Así que decidió no abrir la boca para disfrutar un poco más la tregua con Sebastian, que la viera de su lado. De lo contrario, si él se sentía traicionado no volvería a sonreírle ni a acunarle las mejillas como ya lo había hecho.
¿Y Pedro? Estaba segura que Pedro le tenía miedo a Alabaster. Había visto el actuar mismo del Kaos y sabía que Ranku estaba agotado y casi que al cien por ciento dormido. No como los demás dioses que estaban en vela.
Pedro no diría nada de Urademon por su propio bien. Porque no sabía de qué más era capaz Phoenix si mal utilizaba un poder tan delicado como la transmutación.
Y si no se equivocaba creía haberlo escuchado hablar mientras dormía sobre algo relacionado de terminar convertido en cucaracha y que lo pisotearan.
Sebastian volvió su mirada al pan y luego alrededor, como si estudiara una salida. No era tonta tampoco, por supuesto que él quería salir de ahí y buscar a Robin. Sonrió con malicia cuando recordó dónde había sido enviada y que era imposible salir de ese lugar a no ser que tuviera ayuda. Lo que era imposible.
"Nada es imposible..."
Liana sacudió la cabeza. Ramaya siempre se ponía del lado de Robin. Más de una vez la había contrariado. Sin embargo, que la Diosa le diera alguna esperanza a Robin, la perturbó.
¿Era posible que saliera de aquel limbo? ¿Cómo? No tenía Dios ni contacto. Era una dimensión lejana, imposible de acceder por cualquier medio humano posible. Y Robin era demasiado humana. Ni poderes tenía.
Cerró los ojos y respiró hondo para calmar sus ansias. No. Robin no podría salir de ahí. Ramaya lo hacía solo para molestarla.
"No subestimes a los humanos, Liana. Que tú no seas uno de ellos no te da el poder de creer que eres mejor."
Aquello la alarmó y arrojó su plato de hongos contra la pared de piedra. Apretó los labios y abrió mucho los ojos, aterrada y enojada en partes iguales. Ramaya llevaba diciéndole la mitad de su vida que no era humana. Siempre de forma indirecta. Pero era primera vez que se lo admitía.
¿Cómo no iba a ser humana? Por supuesto que lo era. Solo que era mejor que los demás. De lo contrario ¿qué era? ¿Un alien?
—¿Estás bien? —el único que se preocupó fue Sebastian. Lo miró en silencio por un momento, esperando que el terror que invadía sus entrañas se calmara. Y aceptó a regañadientes.
—Una mala conversación con la Diosa estúpida.
Todos en la caverna la estudiaron con aprehensión.
—Si te hace reaccionar así espero que te haya dicho algo que no querías escuchar —la desafió Zoe a regañadientes.
Liana achicó los ojos de forma peligrosa. Era capaz de matar a esa deslavada de un rayo, ahogarla en un ciclón o macharle los huesos con un tornado.
Pero Alabaster ya le había advertido que con Tarmund era mejor tener límites porque sin un clima estable no podrían sobrevivir. Así que solo por eso necesitaban a la inútil de Zoe viva y dispuesta.
—Ya basta, Zafeirelis —la calló Sebastian. Liana se fijó en él—. Los Dioses respetan a todos los anfitriones. De seguro Ramaya solo molesta, como Antaruk lo hace conmigo. Pero sin nosotros, ellos no son nada.
Nadie le contradijo. Liana sintió algo que la relajó por un momento y luego sonrió despacio. Las mariposas en su abdomen se agitaron. Cuando volvió a ver a Sebastian, éste tenía una media sonrisa dedicada solo para ella. Como si compartieran un secreto.
—Liana —la llamó Alabaster. Cuando se volteó hacia el hombre, éste le hizo una seña con la cabeza hacia las afueras de la caverna.
Se puso de pie con elegancia y salió junto con él. Pero no dejó de percibir la energía de Pedro de camino a la salida. Ranku estaba cansado, casi dormido por completo. Era como si el Dios le pidiera ayuda a la Diosa madre pero no lograra ser escuchado.
Cuando llegaron a la salida caminaron bordeando una estrepitosa pared de agua que salpicaba con alevosía. Liana se cubrió los oídos por el estruendo.
Bajaron por un camino empinado que odiaba por lo resbaloso, pero Phoenix la ayudó a llegar hasta los pies de aquel pequeño monte.
Desde ahí, la selva se abría ante ellos frondosa y húmeda, la cascada parecía un hilo pequeño y no tan estrepitosa como se percibía desde el interior de la caverna. Sin embargo, era suficientemente grande para humedecerlo todo.
Recordó cómo todos dentro de la caverna estaban empapados. Era cuestión de tiempo que alguno terminara enfermo. Entre el calor, la humedad, los insectos venenosos, la falta de sueño y alimento, Liana sabía no podrían terminar bien. Tenían que abandonar ese lugar pronto o alguien moriría y necesitaban despertar a los dioses para el sacrificio.
Se secó la cara sin éxito y contempló a su jefe.
—¿Cómo vas con Sebastian? Veo que han vuelto a establecer una relación.
Liana sintió que se sonrojaba.
—No puedo asegurarlo, pero se ha preocupado mucho por mí —no quería sonreír, pero le fue inevitable. Phoenix alzó una ceja.
—¿Le crees?
¿Creerle? Lo pensó.
Recordó cuando le acunó las mejillas, cuando le preguntó si estaba bien, cómo la defendió de comentarios mal intencionados. Tal vez estar en Ramaya no había sido tan mala idea, y Antaruk se estaba enlazando a la Diosa en su interior después de haberla sentido en la isla.
Es que no había otro modo. Sus dioses se amaban. ¿Quién decía que Robin era la elegida si no era anfitriona de nada? Tal vez siempre había sido ella y no la otra. Por eso Ramaya la había elegido.
Y si tanto insistía con que no era humana, bueno, entonces eso era lo que necesitaba Antaruk para que su anfitrión sobreviviera. Alguien más fuerte que la humana malparida de Robin.
—Sí —afirmó con convicción—. Este Sebastian es más fuerte y determinado que el que estaba con nosotros en Cambridge. Incluso los de Centauria le obedecen.
—Bien. Confiaré en tu criterio —Alabaster se pasó el antebrazo por la cara. Tenía más barba, su piel más curtida por el clima, tenía el pelo más largo y la ropa sucia. Pero no dejaba de verse mucho mejor que los demás hombres de su edad.
—Pero no me trajiste hasta aquí para hablar de él, ¿no?
Alabaster la miró, dudando. No le gustó que la viera así, como si se debatiera entre contarle o no.
—A pesar de que hemos ganado parte de la partida y te tengo a ti y a Pedro para dominar a este grupo, aún queda otro más que se ha fugado. Y alguien ya dio aviso a la policía sobre la muerte de Thumpskey, así que tarde o temprano los ligarán a ella por las cámaras de seguridad —Liana solo asintió, sin interés—. Etienne no se dónde ha ido, pero se ha llevado consigo a la Estrella de las Almas, a Kamal, a Isis, al chico del fuego y a Alejandro.
—No me preocuparía por ellos —terció ella con calma—. El tullido no puede ir muy lejos en silla de ruedas, la parejita de traidores tampoco tiene demasiado qué hacer, ella está embarazada y los viajes espaciales pueden joderle la salud a su vástago, la anciana probablemente no camine ni dos pasos, ¿viste lo pequeña que era? Y en cuanto al musico de cuarta, ¿de verdad crees que es importante? Alejandro no sabe hacer nada relevante. Solo Devendra ha despertado a un Dios y me encargué que su propio poder lo atacara. Si sobrevivió o no, no es nuestro problema. El árbol le atravesó el abdomen.
Phoenix la miró con el ceño fruncido.
—¿De verdad crees que Alejandro no es importante? —la contradijo—. ¿Sabes lo que puede hacer Yemren? —Liana se alzó de hombros sin darle importancia—. Los sonidos se transmiten por el aire, las melodías son un lenguaje ancestral. Con las Estrellas apropiadas, Alejandro podría despertar a los dioses usando solo armonías. Como sucede con el "Om".
Liana frunció el ceño.
—¿Qué Estrellas apropiadas? Alejandro se fue con un grupo que con suerte podría mantenerse de pie y tal vez Devendra ya esté muerto. Además, se llevaron a todos los mocosos.
—Si hay algonque aprendí por las malas es a no subestimar los poderes de otros. Por eso necesito que los encuentres —de entre los matorrales cogió una mochila enorme y le entregó un rollo húmedo, con los bordes mustios y cafesosos—. No sabemos qué podrán hacer todos ellos juntos. Este es el único mapa que traigo conmigo —Liana recibió el rollo con la punta de los dedos y una mueca de asco—. Encuentra a la última Estrella. Necesitamos con urgencia al anfitrión de Akilio.
—Sabes que ése es difícil de hallar, es demasiado liviano. Además, bloquea mis propios sentidos cuando sabe que lo ando buscando. Ni que estuviera despierto.
Los dos se quedaron en silencio un segundo y luego Phoenix se llevó una mano a la cabeza.
—¡Mierda! ¡Akilio está despierto! ¡Por supuesto! ¡Por eso nunca lo encontraste! —Exclamó entre risas y rabia—. ¡El muy desgraciado de Rashid lo hizo! ¡Por eso bloquea a Ramaya! ¡Bloquea tus sentidos, Liana!
Sin saber por qué, ella se ofendió.
—No puede hacer eso. Ramaya sigue siendo la más poderosa de todos junto a Antaruk.
Phoenix la agarró por el mentón con falso cariño.
—Ay, criatura, Ramaya no es nada mientras no despierte. Puedes controlar el poder de los demás, pero no los de un Dios despierto. La Diosa sigue en vigilia —la soltó con brusquedad y apuntó el mapa—. Encuentra al grupo que desapareció. Tenemos que juntar a todas las Estrellas para atraer a Rashid.
—¿Y la policía? ¿Cómo la evadirás?
—Encontraré un escondite donde llevarlos a todos sin que nos encuentren —apuntó sin perder la calma—. No. Lo que tú tienes que hacer ahora es tratar de despertar a Ramaya. Solo la Vida puede despertar a la luz.
—Sabes que no puedo. Lo he intentado y...
—¡Pues trata! Porque sin Akilio en nuestras filas no podremos ganar. El Dios de los sentidos puede cambiarlo todo. Las percepciones, la expansión de conciencia, literalmente es un Dios que puede hacer que la humanidad cambie por completo.
—Pero eso es bueno, ¿no? Así se frena al Kaos.
—¿Qué no has aprendido nada todos estos años, querida mía? —Liana nunca había tenido miedo ni temor a Alabaster, hasta que vio algo raro en sus ojos—. Kaos no se frena, solo se domina. Y no puedo hacerlo sin ti y Antaruk. Piensa en Sebastian. En compartir el paraíso junto a él.
Escuchar el nombre de su amado le hizo olvidar el iris alargado de Phoenix. De seguro no era más que una alucinación producto de la humedad.
—Claro. Sabes que cuentas conmigo para todo.
Y por primera vez no supo identificar si estaba siendo honesta o si estaba mintiendo por miedo.
NOTAS
Hasta las serpientes tienen miedo.
¿Liana jugará a dos bandos?
¿Qué le conviene y qué no?
Espero que hayan visto los detalles ocultos de este breve interludio de la bruja jejeje
Espero pronto traerles el capítulo nuevo. Mientras, los invito a participar de la lectura conjunta del primer libro que estoy haciendo por Instagram, antes que Cosmo anuncié a los seleccionados para publicación.
Si quieren participar solo pidan la plantilla por DM en Instagram.
¡Nos leemos!
Kate.
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