Abrantos
Después de la recuperación de Christoffer, Sebastian se vio en la obligación de mantenerlo vigilado y cuidar de él de los ojos espías de Phoenix, Pedro y Liana.
Con el primero había establecido una tregua de mentira para poder enterarse de sus planes, mientras que a Liana la tenía completamente encantada. Lo sabía porque Antaruk alzaba su vibración para llegar hasta Ramaya, lo que le hacía creer a ella que era Sebastian quién le causaba las mariposas.
Con Pedro la cosa era diferente, porque no lo conocía y no sabía bien cómo poder llegar hasta él para ponerlo de su lado.
Después de lo que Uri había hecho por su amigo, Phoenix decidió mantenerlo controlado a través de Pedro. Sebastian le contó lo que había ocurrido y le mostró las píldoras que Urademon había transmutado de la nada. Por fortuna, su padrino no se había dado cuenta aún que el Dios estaba despierto, lo que les daba una ventaja para poder salir de ahí. Si Phoenix se enteraba que había uno entre ellos seguramente lo habría utilizado para cosas peores, y por suerte, ni Liana ni Pedro querían arriesgarse a ver qué sucedía, así que se mantenían en silencio.
Entre cuchicheos, Sebastian descubrió que Pedro y Liana le tenían miedo a Alabaster. No era de extrañar si el tipo cada vez estaba más loco. Ya había visto en Pedro su buen gusto por vestir, o por lo menos, tratar de mantener un cierto estatus estético dentro de aquella caverna en medio de la nada. Ya lo notaba incómodo físicamente.
El primero en ofrecerle algo para afeitarse —de modo estratégico, por supuesto—fue Dimitri. Quien, con sus conocimientos de sobrevivencia a la intemperie, le enseñó algunos trucos con roca para poder perfilar la barba de su rostro. A la mañana siguiente de aquel consejo, Sebastian vio que Pedro estaba mucho más limpio y aseado. Y había comenzado a conversar más amenamente con Dimitri y Richard Madsen.
Había sido inteligente en el modo de ganarse su confianza. Sabía reconocer un narcisista cuando lo veía, si él mismo había sido de ese modo antes de recordar a Robin.
Lo que lo llevaba una vez más a pensar en ella. Si bien no dejaba un minuto de hacerlo, siempre estaba planificando los medios para poder escapar de ahí, pero, cuando tenía tiempo para sí mismo, volvía ella a su memoria: ¿Dónde estaba? ¿Estaría bien? ¿Qué había ocurrido?
Nadie había sabido darle una respuesta ya que todos estaban inconscientes o dominados por Pedro cuando ella desapareció.
Así que ganarse la confianza de Pedro era un buen inicio. Incluso con la tregua de por medio con Alabaster, dudaba que le dijera nada si se mostraba interesado por ella. No podía arriesgarse.
Liana desapareció esa tarde siguiendo a Phoenix fuera de la caverna. Mientras tanto, Pedro estaba agazapado junto al tipo de Brasil cuyo rostro seguía hundido entre sus rodillas.
Había una suerte de energía intensa que se colaba por los rincones de sus células. Elderon estaba en todos lados, y le parecía curioso sentir la vibración del agua a través de Antaruk siendo que él manipulaba la luz y la energía. Pero tenía sentido si ambos dioses venían de la misma fuente.
Sin embargo, la reticencia de Antaruk por Eldereon repercutía en él del mismo modo que con Ramaya. Podía amarlos a los dos, pero sus naturalezas estaban contravenidas.
Y qué decir de Phi. Se sentía incomodo por todos lados. Aunque con la muchacha habían hecho contacto a través de sus recuerdos, los dioses estaban incómodos ante la reunión familiar.
Tenía la imperiosa necesidad de querer establecer una tregua interna entre las deidades para hacer las cosas más fáciles para ellos. Después de todo, si querían despertar, el único modo de hacerlo era estar en paz y colocar límites cordiales para ayudar a los anfitriones.
Por otro lado, aunque durante años se había acostumbrado a que los integrantes de Centuria lo vieran con odio, que Valentina y Zoe rezongaran y lo miraran con rabia no le afectó tanto como hubiese creído. No las conocía lo suficiente, así que no le intimidaba que lo vieran con decepción. Pero sí le afectaba no poder decir la verdad: Que estaba actuando como su "antiguo yo" para poder sacarlos a todos de ahí.
Así que de algún modo, ese odio injustificado le molestaba.
—¿Podemos hablar?
La voz suave y bajita de Erin, la chica de pelo blanco, lo tomó por sorpresa. Parecía un conejo asustado, pero a la vez, le sorprendía que, a pesar de verse tan inofensiva, su energía fuera tan poderosa.
También percibía algo oscuro en ella. Una cosa extraña que no tenía que ver con la anfitriona, sino que con la Diosa que hospedaba.
Alzó una ceja hacia ella. La voz, aunque suave, repercutió en las paredes cavernosas como un eco. El estruendo de la cascada se escuchaba apabullado desde la zona más profunda de donde estaban instalados. La luz de linternas campestres y una que otra fogata era lo único que iluminaba aquel espacio cóncavo. Todos los ojos fueron a parar sobre Erin, Pedro se alzó en alerta, pero Sebastian le hizo un gesto.
—Espera, no hagas nada —le pidió con cuidado—. Solo hablaremos.
—Lo que tenga que decir que lo haga frente a todos —replicó el hombre—. No soy imbécil. Siento a todos sus dioses, sé que quieren escapar. Los he dejado liberados solo porque no soy tan malo como creen, pero si hacen una jugada, ya lo saben, perderán toda su...
—Ya sabemos, ya sabemos —rezongó Zoe—. Vas a controlarnos como muñequitos para el imbécil de tu jefe. ¿Cómo no te das cuenta que ni siquiera tú mismo tienes la voluntad de hacer lo que quieres? Cada vez que Phoenix te pide algo lo sigues como perrito faldero.
Hubo una especie de risa suave proveniente de todos quienes estaban ahí. Pedro achicó los ojos.
—Ey —lo llamó Sebastian con fría calma—. Solo queremos conversar.
—Frente a mí. O le pediré al indígena que cree veneno y les obligaré a comerlo —amenazó apuntándolos con una navaja suiza con la que pelaba una fruta.
Sebastian intercambió una mirada con la mujer. Erin se encogió de hombros y se sentó a su lado. Su pelo blanco estaba casi castaño de tierra, pero sus ojos seguían viéndose desiguales.
Parecía no saber cómo iniciar la conversación. Se mordió la boca y luego se llevó ambas manos tras las orejas arrastrando su pelo.
—Sé que no nos conocemos, pero ¿puedes coger mi mano? —Le preguntó sin mirarlo a los ojos.
Pedro lanzó una risotada.
—¿Qué te traes con las mujeres, Colter? Todas quieren contigo.
Sebastian sintió ardor en las entrañas y su sangre hirvió. Pero quería guardar energía para el momento propicio. Así que, en lugar de contratacar, solo respondió:
—Es mi encanto natural —alzó una ceja hacia Erin, pero esta no tenía ninguna expresión en su rostro pálido. Por lo menos esperaba hacerla reír o que le siguiera el juego.
La única que respondió fue Zoe y lo hizo con un fuerte "¡JA!" bastante sarcástico.
Ante la incomodidad del momento, Sebastian alargó su mano y Erin se la cogió. La interacción entre Antaruk y Phi fue instantánea. Pero también había algo en aquella conexión que le causó un escalofrío.
Era rechazo. Sus dioses se rechazaban. Existía una obligación latente, una incomodidad sin precedentes que le hacía sentir pequeño y miserable.
La soltó casi de inmediato. Ella se encogió de hombros.
—Phi me lo pidió.
—Dijiste que querías hablar —reparó Sebastian arqueando una ceja, con todos sus sentidos puestos en Pedro. Le iba a comenzar a doler la cabeza si concentraba sus energías en diferentes puntos estratégicos. Entre Phi, Elderon, Phoenix, Liana y Pedro, lo volverían loco.
Tal vez el veneno no era mala idea.
Rio con amargura de su propio mal chiste. Esta vez fue Erin la que lo miró ceñuda.
—Necesitas ver algo —moduló ella moviendo los labios.
Sebastian asintió.
Cuando volvió a cogerle la mano, ante él se desplegó una especie de puente translucido rodeado de estrellas y galaxias. Sobre él, Antaruk brillaba. Cuando se giró hacia el lado, casi se llevó un susto de muerte al ver tan de cerca a una cosa enfundada en un manto blanco plateado, frío y triste.
Phi apuntó hacia el final del puente y Sebastian se encontró sorpresivamente con Kamal. Los dos se miraron con la misma impresión.
—¿Me ves? —Se preguntaron.
—¡Me puedes ver! —Exclamaron.
—¿Qué...? ¿Qué es esto?
—No tenía idea que podíamos comunicarnos así a voluntad —observó Kamal con curiosidad.
Tras él, Torú era una magnanimidad enfundada en oro conformado por sus cientos de miles de criaturas. Sobre él y Kamal, caía una cortina semi transparente.
Sebastian no pudo evitar sentirse abrumado con aquella presencia celestial. Como cuando Abrantos se elevó en el horizonte de Ramaya cuál montaña.
Era una sensación extraña. Le impresionaba y casi que asustaba en partes iguales.
—¿Dónde están? ¿Cómo está Robin? —fue lo primero que preguntó, intentando pasar por alto el mar de sensaciones.
Pero la expresión de Kamal no le gustó para nada. Desde el otro lado de la cortina se escuchaba que lo llamaban.
—Estamos bien. Ocultos. Descuida. Tenemos la ventaja por encima de Phoenix con algo que él no sabe —pausó—. En cuanto a Robin...
—¿Está bien? Solo necesito saber si está bien.
—No está con ellos —respondió Erin apareciendo por el lado de Phi. En la caverna se veía enfermiza, pero en el puente se veía antinaturalmente hermosa. Demasiado blanca y brillante, como la luna misma.
—¿Cómo que...? ¿Dónde está Robin, Devendra? ¿Qué le ha ocurrido? —exigió saber.
—¡Kamal! —lo llamaron desde atrás—. ¡Kamal despierta!
—Para variar estoy desmayado —rezongó, y luego se fijó en Erin—. ¿Estás bien? ¡Ya iremos por ustedes!
—¿Dónde está Robin? —volvió a rugir Sebastian.
Kamal alzó la mirada con tristeza.
—No lo sabemos —le respondió—. Si no lo recuerdas tú, que la empujó a través de ese portal, menos lo sabemos nosotros.
—¿Qué yo hice qué? —Sebastian sintió que su corazón se estrujaba—. ¿Cómo que la empujé? ¡No lo recuerdo!
—¡Kamal! —Se volvió a escuchar desde atrás.
—Pedro te manipuló, así como lo hicieron con muchos de nosotros. Utilizaron a Elizabeth Thumpskey para abrir un portal interdimensional a quién sabe dónde y te forzaron a empujar a Robin por él. Y luego Phoenix asesinó a Elizabeth para que no pudieran acceder al poder de Vadia —le explicó con rapidez. El corazón de Sebastian se detuvo y Antaruk parpadeó en el cielo creando rayos.
—No...—jadeó aterrado— no puede ser, ¿a dónde...?
—No lo sabemos —insistió Kamal con tristeza—. Elizabeth tenía poderes para conectar diferentes dimensiones. Torú me dijo algo de un limbo, pero no puede acceder a él.
—NO, NO, ¡NO! —Gritó llevándose las manos a la cabeza—. ¡No puede ser! ¡Hay que rescatarla!
—Lo haremos cuando los saquemos de esa caverna —respondió Kamal conservando la calma—. Viajamos en el tiempo para saber dónde los llevaron y hemos alertado a la policía para avisar del asesinato de Elizabeth. En un par de horas un grupo de búsqueda irá por ustedes buscando a los turistas que andaban con Liz.
—¡Espera! ¿Cómo vamos a escapar? ¿Qué grupo de rescate?
—Le dijimos a la policía que secuestraron a un grupo de personas que iban junto a Elizabeth, encontrarán su cuerpo en las próximas horas. Calma, la ayuda va en camino —Kamal miró a Erin y luego se fijó en Phi. Torú hizo un ruido con la trompa—. Tienes que obligar a Pedro a pedir un deseo, Erin.
—¿Qué? ¡Pero si él sabe lo que Phi puede hacer!
—Él sabe lo que Phoenix le ha dicho que puede hacer, pero si le hacen creer lo contrario podrán cambiar el tablero a su favor. No podrán salir de Papúa sin ayuda de Pedro. Es lo último que Mei pudo ver en las cartas.
—No, Robin... ¿cómo podré rescatarla? ¿Qué más sabes? —Le exigió saber. Kamal frunció el ceño.
—Nos ocurrieron cosas que Phoenix no puede saber y por lo mismo es mejor que ustedes tampoco lo sepan por si los llegan a manipular para quitarles información —repuso—. Por ahora confíen en mí, la ayuda va en camino.
—¿Cómo esa ayuda va a hacer que Liana, Phoenix y Pedro nos dejen ir? —Sebastian intentó calmarse, ver las cosas con frialdad. Tenía un plan de por medio con Liana y Phoenix, pero ahora necesitaba encontrar el modo de rescatar a Robin, y tal vez ellos sabían cómo hacerlo.
¿Dónde estaba? ¿Qué había hecho?
—¿Tú estás bien? —Preguntó Erin preocupada.
—Sí. Pero los viajes en el tiempo surten un efecto similar a los espaciales —se encogió de hombros, Sebastian y ella lo miraron sin comprender—. Agotan muchísimo. Así que cuando volvimos pues...
—¡Kamal despierta!
—¿Esa es Claire? —Sebastian intentó mirar tras la cortina, pero no pudo ver nada.
—¿Quieres dejarle un mensaje?
Ni siquiera lo pensó.
—Dile que estoy bien, que pronto nos volveremos a ver. Como sea. Necesito su ayuda, sus consejos.
—Tal vez es mejor que no te sepa tan desesperado. Aquí estamos bien pero no es miel sobre hojuelas.
—Solo dile que la necesito.
—Le diré que estás consciente, vivo y en buenas condiciones —repuso Kamal—. Claire tiene sus propios problemas, si le digo que la necesitas podría sobre estresarse. Y nos está protegiendo.
Sebastian asintió.
—¿Qué les digo a los demás? —Intentó no escucharse preocupado, pero se le había hecho un nudo en la garganta de tan solo pensar en dónde podría estar Robin.
¿Tendría miedo? ¿Hambre? ¿Frío? ¿Estaría en una dimensión pacifica como la isla de Ramaya o en una oscura? ¿En otro planeta u otro universo?
¿Dónde la habían enviado? Pensaba desesperado.
—La policía comenzará a buscar a Thumpskey y van a dar con ustedes según las coordenadas que dimos de forma anónima. Van a querer saber quienes son y no pueden dar esa información. No pueden saber que andamos con niños o relacionarán todo lo que nos ha ocurrido con el incendio de Cambridge, el derrumbe de la caverna en Noruega, el disparo que recibió Liana en Brasil y los invitados que se llevaron a Madsen y a Akemi de sus países sin salir por la puerta ancha. Somos todos sospechosos y raros. Por eso necesitamos a Pedro, Erin. Tienes que hacer que los ayude, que manipule a la policía para que no les tome las huellas ni los documentos. Tienen que inventar una historia en torno al asesinato de Elizabeth. Su figura era pública. Al que tienen que apresar es a Phoenix.
Erin se abrazó a sí misma.
—¿Y cómo se supone que haga eso?
—Christoffer puede ayudar —opinó Sebastian—. Que le baje los humos y le haga sentir miedo de Phoenix.
—No sé... Estaba muy débil... —le dijo ella.
—¿Qué le ocurrió a Chris? —Quiso saber Kamal preocupado. Sebastian no lo miró cuando le respondió.
—Un altercado con Liana. Por suerte, un tipo llamado Uri lo pudo recomponer. No tenemos un sanador como Noah, pero Urademon está despierto así que...
Kamal lanzó una risotada entusiasta.
—¿Está despierto? ¿Urademon está despierto? —volvió a reír—. ¡Espera que se lo cuente a los demás! Es a él a quien necesitamos para despertar a los dioses sensoriales —entonces le sonrió a Sebastian y luego hizo un gesto de oración con las manos—. Esto es muy bueno.
Sebastian sintió algo en su estómago que se agitaba. Pero a la vez se sintió muy idiota y mediocre, en especial por haber caído en el juego de Alabaster. Durante años intentó despertar a Antaruk sin éxito, y de repente comenzaron a lograrlo haciendo cosas simples y sin tanto esfuerzo.
Los dioses se necesitaban, eso era lógico. Pero su ego y el deseo de destruirlo todo, de sentirse importante, lo había llevado por un camino que había destruido su propia humanidad.
Tal vez si hubiera pensado un poco más en lugar de solo creer en lo que le decían ya habría despertado a Antaruk.
Sin embargo, lo que más le molestaba en lo profundo de su ser era que nunca descubrió quién era la Diosa de Liana. Asumió sin ir muy lejos que era alguna especie de energía oscura o trágica, como la muerte.
Pero después resultó que era la misma Ramaya. Y se sintió aún más imbécil. ¿Cómo era que nunca se dio cuenta?
Sumando a eso que, además, la Diosa de la muerte era todo lo contrario a Liana. Ravannah tenía más carisma en la uña del dedo meñique que Liana en todo su cuerpo.
—Yo ayudaré a Erin y a Chris a convencer a Pedro para que nos saque de la caverna —le dijo a Kamal—. Tú dile a los demás que busquen un modo de traer a Robin de regreso. Si Meiling está bien, intenten conectar a través de ella. Lavenia debe poder hacer algo, lo que sea.
Torú hizo un rugido con su trompa que le hizo sentir incómodo. La Diosa Phi arrojó un suspiro y desde las alturas Antaruk volvió a llenar el cielo de rayos.
Ni siquiera lograron despedirse de Kamal cuando Sebastian abrió los ojos. Aún sostenía la mano de Erin. Ella lo soltó con cuidado. Pedro los miraba sin parpadear.
—¿Qué pasó entre ustedes dos? —Exigió saber, apuntándolos con la navaja suiza.
—Antaruk y Phi son marido y mujer, querían conectarse. Sus energías se llaman —replicó Sebastian con tranquilidad—. No han hecho nada más, solo se enlazaron. Si no lo hacíamos podía repercutir en nosotros y Erin ya está bastante débil. Los dioses ocupan energía de nuestro cuerpo si no cedemos cuando ellos quieren manifestarse, no podemos arriesgarnos a morir sin antes despertarlos, lo sabes. Así que de este modo se mantienen vitales sin necesidad de absorber nuestra energía para hacer contacto.
Pedro frunció el ceño un segundo, pero asintió. Sebastian comprendió que Pedro, tal vez, entendía la situación mejor de lo que pensaba. ¿Podría ser que ponerlo de su lado no fuera tan difícil como creía?
—Mi diosa concede deseos y Antaruk quería pedirle algo —terció Erin con suavidad—. A veces es peligrosa porque los tergiversa a su antojo, pero, usando las palabras correctas puede conceder cosas muy literales.
Pedro alzó las cejas y bajó la navaja.
—Alabaster me dijo que solo los tergiversa. ¿A qué te refieres de usar las palabras correctas? —Le preguntó con interés.
Sebastian puso atención a la respuesta mientras trataba que sus emociones invadieran a Chris. Intentó alertarlo con algún síntoma relacionado a la ansiedad, hasta que por fin su amigo alzó la mirada para verlo.
Ambos se mantenían distantes y no se hablaban dentro de la caverna. Pero aquello que los unía seguía latente. Trató de agarrarse a eso para poder volver a tener la confianza de cuando eran niños, aunque hubiese pasado mucha agua bajo el puente.
Chris alzó una ceja en su dirección y Sebastian con el mentón indicó a Pedro, que estaba hablando con Erin.
"Ocupas energía demás." Le susuró Antaruk. "Recuerda que Abrantos está despierto. No puedo ayudarte con más ideas, me desvío del libre albedrío."
Sebastian no logró comprender a cabalidad lo que el Dios le había dicho hasta que recordó que Kerantos, el ángel que lo acompañó en Ramaya, le había informado que una vez que un Dios despertaba se podía acceder a sus dones con solo pedirlo. Solo había que sintonizar con aquella energía.
Su corazón se aceleró con estrépito.
Kamal dijo que había más dioses despiertos. Pero, además, recordó que la Diosa Vadia también había despertado.
Se aguantó un grito eufórico.
Si lograba sintonizar con la energía de los dioses despiertos podría pedirle a Abrantos que le ayudara a comunicarse con sus amigos a través de las mentes, y con Vadia podría llegar hasta Robin.
Antaruk se agitó dentro de él y en un parpadeo volvió a tener aquel recuerdo de sus antepasados Lemurianos. Vio a aquel hombre que había escapado de la inundación en una especie de nave espacial, y como éste mismo, luego, se presentaba en una especie de anfiteatro luminoso rodeado por figuras de diversos tamaños y formas. Estaba seguro que no estaba en la tierra y que esos seres no eran humanos.
Hablaba en un idioma que no conocía pero que comprendía. Los símbolos que habían reunido con Robin brillaban a lo largo de toda la estancia. Reconocía las palabras.
Comenzó a sentirse cada vez más entusiasmado. ¡Lo comprendía! Lenguaje de dioses, de luz. No solo cómo se llamaban, sino, lo que significaban.
Su antepasado cerró los ojos ante las figuras y una energía lo envolvió con fuerza, llenándolo de vitalidad y arrebatándole el miedo. Sentía en su propia mente y corazón la vibración activa y muy despierta de Antaruk, antes que se fuera a dormir.
Aquel milisegundo en sus recuerdos fue lo que necesitaba para saber lo que debía hacer.
En su mente, Sebastian dibujó los símbolos y los mezcló de tal manera que generó una oración: Abrantos, ayúdanos, por favor.
Y la respuesta fue inmediata.
"Aquí estoy."
Mientras Erin hablaba con Pedro sobre algo relacionado a los deseos, Abrantos efectuó su magia.
Fue como si en su mente se hubiese abierto una puerta. Sentía el cerebro liviano y la espalda relajada. Escuchó susurros, pero no de voces físicas. Eran los pensamientos de todos quienes estaban en la caverna. Le costó un momento poder filtrar todo. Se concentró por un momento y filtró a Pedro, para que no lo escuchara, y a Erin, para no distraerla. Pero, aunque había sacado a dos mentes de su cabeza, los zumbidos seguían retumbando en su cerebro. Era una sensación demasiado desagradable, como tener un nido de abejas en el cráneo.
"¡Silencio!"
Todos dieron un respingo agitado. Se miraron unos a otros. Los pensamientos siguieron zumbando, Sebastian volvió a intentarlo.
"Accedí al poder de Abrantos. Quiten sus caras de sorpresa y finjan que no me están escuchando. Calmen sus mentes o no podremos comunicarnos"
"Puedo escucharte en español" susurró Valentina "el poder de Zuze también se filtra en los pensamientos." Parecía sorprendida.
"Yo los escucho en griego" Zoe se miraba la punta de sus pies con los ojos demasiado abiertos.
"Esto es increíble. Realmente increíble" admiró Richard Madsen.
"No hay tiempo. No sé cuánto durará el permiso que nos concedió Abrantos. Así que escuchen. Tuve contacto con Kamal, no sé cómo, tampoco él sabe cómo ocurrió, pero la ayuda viene en camino. Erin debe convencer a Pedro para que ayude a que no nos registren cuando nos encuentren. Y Robin..." se detuvo. Zoe soltó un bufido rabioso.
"Ahora piensas en Robin después de todo lo que le has dicho a Liana."
Sebastian cerró los ojos, intentando concentrarse en las palabras. No era tan fácil hablar en su mente como creía, muchas ideas se anteponían sobre otras y no quería transmitir un mensaje erróneo.
"Es el único modo de tenerla controlada. Tengo que hacerle creer que me interesa."
"Eso es cruel" le reprendió Valentina. Seb arrugó el ceño.
"No me importa. Si supieran qué es realmente Liana no le tendrían tanta compasión. Pero necesito reunirla con Robin y para eso debo controlarla. En cuanto a Robin, ella..." se le apretó el pecho. Solo esperaba que estuviera bien. "Me dijeron que la empujé a través de un portal que abrió Elizabeth Thumspkey bajo órdenes de Phoenix. Y ahora está atrapada en otra dimensión."
"¿Qué?" chillaron varias voces. La cabeza le vibró y se encogió de hombros.
"¿Cómo que atrapada?"
"¿Dónde?"
"¿Otra dimensión?"
Sebastian sintió algo tibio bajarle por la nariz y al limpiarse con la mano vio una pequeña gota de sangre. Se apretó el tabique y echó la cabeza hacia atrás.
"Esto es agotador." Se quejó. "Solo escuchen. Nos van a rescatar, pero necesitamos poner a Pedro de nuestro lado. Es una Estrella y los dioses no pueden despertar si no están todos sincronizados. Chris, ¿puedes incrementar el miedo de Pedro y hacer que confíe en nosotros? Necesitamos alejarlo de Phoenix.
"Eso no será difícil. Pedro le tiene terror después de algo que lo dejó choqueado. Puedo sentir un trauma. Si incremento la emoción que lo ancla al trauma podría hacer que confiara en nosotros. Eso le haría recordar a qué le teme. Y si es a Phoenix, no le quedará más opción que acercarse a quienes lo escuchen. Con quienes se sienta protegido."
"Yo vi sus sueños" acotó Dimitri "Aunque Oman no lo permita, si es por el bien de todos y de los dioses, puedo incrementar sus pesadillas en torno a ese trauma. Que la imagen de Phoenix esté presente."
"Perfecto." Se entusiasmó Sebastian. Pero la cabeza ya empezaba a dolerle. "Y yo me haré cargo de Liana para hacerle creer que quiero escapar con ella."
"Si le haces daño a mi reina te juro que te mato, Colter." La voz ronca y endurecida del tipo de rizos oscuros le heló la piel. Antaruk reaccionó al desafío y Sebastian sintió la ira del Dios.
Todos se volvieron hacia el tipo. Siempre estaba callado, parecía dormido. Pero aparentemente era solo eso. Fingía.
Sebastian unió las piezas con rapidez. El tipo estaba enamorado de Liana porque Elderon estaba casado con Ramaya.
Había olvidado un detalle en el tablero.
Cuando se giró hacia él lo vio con la cabeza cabizbaja y los ojos cerrados.
"No nos hemos inundado porque Elderon está controlando la cascada. Aquí hay derrumbes. Solo debo soltarlo."
"Lo único que queremos es salir de aquí, Castian." Le dijo Zoe usando un suave tono de advertencia.
"Y a mí, mi reina me prometió que me elegiría si la ayudaba a detenerlos." Seguía sin alzar la cabeza.
Se escucharon pasos acercándose. El corazón de Sebastian se aceleró. Entonces, una sola voz atravesó su mente.
La de Chris.
"Déjenmelo a mí."
Y en una rápida reacción de pronto Pedro comenzó a mirar hacia todos lados con temor. Se agazapó en sí mismo y se aferró a la navaja escondiéndola en el bolsillo de sus bermudas.
Castian, por su parte, arrugó la nariz con rabia. Cual toro a punto de embestir a su presa. Solo le faltaba que le saliera humo por la nariz.
Cuando Liana y Phoenix aparecieron ante ellos, Pedro los miro con desconfianza sin moverse de su sitio. Pero Castian se puso de pie de un solo movimiento.
—¿Dónde estabas? —Increpó a Liana, enfurecido. La otra frunció el ceño sin entender y luego buscó los ojos de Sebastian.
—No es asunto tuyo —Le replicó hastiada, como siempre.
Entonces la agarró con fuerza de un brazo.
—¡Deja de mirarlo a él! —Gritó apuntando a Sebastian— ¡Aquí estoy yo! ¡Mírame a mí maldita zorra! —rugió.
—¡Suéltame imbécil! ¿Qué crees que haces?
—¡Dijiste que me elegirías a mí! ¡Mírame a mí! ¡A MÍ! ¡Estoy metido en esta mierda por ti! —la sacudió con fuerza. Sebastian vio que los ojos de la mujer se comenzaban a volver oscuros, Phoenix se llevó la mano a la pretina del pantalón para sacar el arma.
Pedro parecía un conejo asustado, miraba todo como si no supiera reaccionar.
—Liana, no lo hagas, necesitamos a Castian —le pidió Zoe con desesperación.
—¡Suéltame! —Chilló con la voz distorsionada—. ¡O juro que te mato! ¡Y no me importa si Elderon se va contigo!
—¡Ya fue suficiente! —Alabaster soltó una bala al aire que retumbo con muchísima fuerza dentro de la caverna.
Pero en lugar de asustarlos a todos, hizo que Castian se enojara aún más y le saltara a Phoenix encima. Y comenzó a golpearlo en la cara.
Sebastian se giró hacia Chris, pero este solo se encogió de hombros, casual. Se sonrieron.
"Es ahora o nunca" Dijo Dimitri "Sebastian, llévate a Liana contigo. Hazle creer que la estás salvando."
Sebastian asintió rápido, y, aprovechando el caos, se puso de pie, agarró a Liana por el brazo y la arrastró hacia las afueras de la caverna.
No tenía la menor idea de lo que estaba haciendo. El plan era improvisado. Viniera o no la ayuda en camino, en su cabeza solo tenía a Robin. Decidió llevarse a Liana con él para hacerla una con Robin cuando la encontrara.
Y por la cara ensoñadora de la primera, podía asegurar que la mujer había caído.
NOTAS
Para variar pido perdón por la demora en la actualización de los capítulos, pero se vino con interludio incluido para compensar.
En este capítulo comienza un poco el enredo de posibilidades.
Kamal ya esta de vuelta al tiempo que le corresponde, pero ¿qué le pasó entre que descubrió dónde estaban los secuestrados y regresó al presente?
Por otro lado Erin también puso su poder a prueba y hay algo que descubrió (lean el interludio a continuación).
En algún momento advertí que Seb y Robin van a trabajar juntos a diferencia de los otros libros. Porque son ellos los que deben resolver este enredo.
Es decir, van a tener capítulos JUNTOS. Así que, tal vez, solo tal vez, no quede mucho para que se reencuentren, jeje.
Eso por ahora.
Espero que les haya gustado, lo intenté.
¡¡Besitos y abrazos para todos!!
Kate.
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