Capítulo OO9
Sorpresa|놀람
Lisa al otro día se levantó de repente; sus ojos estaban rojos por el sueñp y el cabello lo tenia revuelto como si fuera un nido de pajaros, algo que solía ser totalmente común en ella.
La tailandesa se dedico a mirar a su alrededor sintiendose extraña al saber que no estaba en la habitación que siempre solía estar. Esta era diferente. Y a juzgar por lo oscura que se veía, podia deducir con facilidad que nadie la habia usado en un tiempo.
Sin embargo le resto importancia. Y casi por acto de reflejo olió su propio aliento y arrugó la nariz al darse cuenta de que era mucho más allá de lo desagradable. Necesitaba una ducha rapida y una lavada de dientes con urgencia.
Con mucha fuerza de voluntad ella finalmente optó por salir de la cama. La decisión le costó horrores y no solo porque estaba mucho más allá de lo cómoda y acobijada en ella, si no también porque era todo lo contrario a las camas de su orfanato. Pues en estas parecía que dormía en una nube que te abrazaba y te atrapaba para no salir, en las del orfanato parecía que dormía arriba de una piedra con pinches y casi siempre moria de frío.
El pensamiento la puso mal por unos instantes. Fruncio los labios sin poder evitar pensar en ello.
El orfanato era un asco, y no solo por el trato que te daban, si no por las condiciones en las que los hacia vivir...
Sin embargo quitó esos pensamientos de su cabeza y se cepillo rápidamente los dientes en el baño. No quería angustiarse justo en ese momento, era algo innecesario hacerlo. Así que sin más salio de la habitacion y comenzó a caminar por el pasillo en dirección a las interminables escaleras que la llevaban a la sala principal. Luego de esto pasó por al lado de aquel piano blanco y hermoso que siempre estaba allí y se quedó observando este por unos segundos, completamente atrapada por su belleza.
¿Que pasaba si tocaba una tecla?
Esos pensamientos duraron poco. Ya que parpadeó y agitó su cabeza maldiciendose por estar más melancólica de lo normal.No
La pelirroja comenzo a caminar a paso desgarbado por el suelo. Como ella estaba descalza hizo una mueca al sentir algo pegajoso debajo de su pie. Tembló al detenerse. No quiso saber lo que era, pero sin embargo observó de todas formas siendo la masoquista que era.
Uno, dos, tres.
Y cuando finalmente visualizó lo que era, sencillamente la respiracion se le entrecortó.
¡Una maldita cucaracha muerta!
Gritó del asco como alma que lleva el diablo. El grito resono en toda la mansión, pero logicamente nadie fue capaz de ayudarla. ¡Porque claro! Estaban todos sedados o renunciando de sus trabajos por la mala pasada de la noche anterior.
Un momento.
¡La fiesta!
Lalisa entonces abrió los ojos como platos por segunda vez, recordando lo sucedido. Que tambien era un buen sinónimo de desastre.
La cucaracha muerta debajo de su pie y su postura risueña se fue en un segundo al ser realmente consciente de todo a su alrededor:
A excepcion del piano, todo se encontraba hecho un maldito caos. Los vasos rojos estaban tirados por el suelo, al igual que las botellas de alcohol,comida e inclusive condones. Habian roto una ventana, las costosas cortinas de seda fina estaban por el suelo y sobre todo las paredes antes blancas y relucientes ahora sucias y desgastadas por Dios sabe qué, dandole a la mansion un aspecto realmente deplorable.
Lalisa no sabia si horrorizarse o sonreir. Porque la casa estaba tan espantosa que creia que Jungkook al fin cederia a renunciar a sus papeles de adopcion y a dejarla en paz de una vez. Pero por el otro lado, sabia que nada bueno iba a surgir de eso.
Sin embargo decidio afrontarlo. Sea lo que sea que fuera a decirle el gran Magnate, ella estaba lista para hacerle frente sin importar qué. No podia ser tan malo ¿verdad?
Su estomago rugió entre medio de sus pensamientos. Asi que sin pensarselo dos veces, fue en dirección a la cocina de Seokjin. Lisa no pudo evitar reir al recordar que aquella cocina era uno de los varios lugares a los que Jungkook no le tenia permitido ingresar, y sin embargo, tanto le habia importado que termino por no hacerle caso.
Una vez que sus pies estuvieron frente a la puerta, con su mano palida decidio tomar el picaporte. Giro la misma y la abrió, al mismo tiempo que comenzaba a ingresar a la estancia.
Sin embargo, a mitad del proceso se congeló en su lugar, al mismo tiempo que abria de par en par sus ojos.
La espalda ancha de Jungkook hizo acto de presencia frente a su vista. Este ultimo se encontraba mirando hacia las afueras desde el pequeño ventanal de la cocina con aspecto desgarbado, casi cansado.
Lisa no supo como reaccionar. Era obvio que el ya habia reparado de su presencia.
Su cabello seguía azul y las mangas de su camisa habian sido levantadas hasta la altura de los codos dándole un aspecto casual. Lisa no pudo evitar bajar su vista hasta su apretado trasero escondido en la tela de ese pantalón de tela oscura.
Esta accion no duro mucho porque volvio a subir la vista sintiendose una pervertida y mordio su labio comenzando a acercarse de manera cautelosa hasta el.
Una vez que se situó a su lado, ladeo la cabeza mientras lo observaba de manera directa. Jungkook no se movia. Nisiquiera la miraba.
Lalisa pudo aprovechar ese momento para ver su perfil. Tan cerca estaba, que pudo notar la cicatriz casi imperceptible que adornaba su mejilla.
─¿Estas contenta?
Lalisa respingo en su lugar al oirlo. Solo en ese momento el fue capaz de despegar la vista de aquel ventanal para dedicarle una mirada llena de odio. Lalisa se estremeció.
─¿Estas contenta?─repitió como si ella fuera sorda.
Su mirada fria helo el alma de Lisa, quien por primera vez se sintió como si fuera una niña siendo regañada por su padre, sin embargo eso no la detuvo de contestar.
─No. Aún no estoy satisfecha─confesó.─y no lo estaré hasta que no me devuelvas al orfanato.
─Vamos, ¿es broma?─susurró con expresión seria, tanto que Lalisa frunció el ceño.
Lisa hubiera querido que el actuara como un loco y que le gritara hasta el cansancio. Hubiera preferido eso mil veces antes que la mirada que le daba en ese momento; yna fria, decepcionada y furiosa por sobre todas las cosas.
Lisa no sabia como sentirse al respecto.
─Tú me obligaste a hacer esto.─susurró ella. Se sentía incomoda. Algo se sentia diferente en el aura de ambos.
─Y tú eres una maldita caprichosa─siseó entre dientes el. No queria levantar el tono,pero Lalisa Manoban lograba que hiciera todo lo que no quería─tú eres la que me esta volviendo loco, Manoban.
─¿¡Y tú no!?─contraatacó la pelirroja empujando su hombro de manera violenta.─¿¡tu tampoco eres un mimado de mierda por querer usarme y luego botarme!?
Fue en el momento que ella dijo esas palabras, que el castaño enderezó la postura al mismo tiempo que sus ojos comenzaban a oscurecerse de manera aterradora. Comenzo a dar pasos hacia Lalisa y esta sin ser consciente y casi por acto de reflejo comenzó a dar los mismos pasos hacia atras.
─¿Porque te alejas?─susurró el. Lalisa chocó contra la mesa de mármol detras suyo y se maldeció por lo torpe que estaba quedando frente a el.
Sin embargo, esos pensamientos desaparecieron cuando Jungkook colocó sus grandes manos en sus caderas e hizo que la menor se sentara en el mismo marmol que le impidió alejarse.
Lalisa no supo como procesarlo. ¿¡Que demonios habia sido eso!?
Para cuando volvió a levantar la vista lo vio a el. Gracias a dios se encontraba sentada, de lo contrario hubiera sentido sus piernas temblar de manera involuntaria. ¿Porque Jungkook estaba tan cerca? ¿Porque su estupida respiracion chocaba en su mejilla? ¿Porque sentia que ese acercamiento no era extraño para ella?
Y sobre todo...
¿Porque no lo alejaba?
─Lalisa.─susurró. La anatomia de Jungkook ingreso al hueco entre sus piernas, aprisionandola aún mas.─tu no sabes con quien te metiste.
Su voz para entonces comenzaba a ser totalmente ronca. Y por un minusculo segundo el magnate bajo la mirada hasta los labios de la pequeña pelirroja, para luego volverlos a subir.
─¿Q-que haces?─susurró Lalisa petrificada de la sorpresa. Queria hacer todo para poner toda la distancia posible entre ellos en ese mismo instante, pero simplemente no podía. Tampoco pasó desapercibido como miro sus labios.
¿Porque habia hecho eso? ¿Porque estaba tan cerca?
─Yo no hago nada.─la sonrisa burlona adornó su boca─y hablando de eso...un pajarito muy chismoso me informó que tú me espiaste cuando me duchaba ayer.─Lalisa sintio su cara arder. A su mente solo venia el nombre de "Rosé". Iba a matarla─tienes suerte, porque haz visto lo que muchas quisieran, pequeña.
"Pequeña la tuya" quiso decir, pero no podía mentir. No era pequeña.
Lalisa fruncio los labios preparando su mano para darle un golpe por engreido. Sin embargo el se alejo al instante mientras sujetaba un periodico que tenia en la mesada y se lo arrojaba. Lalisa lo sujeto en el aire con extrañeza.
─¿Que mosco te ha picado, idiota?
Jungkook cerro los ojos contando hasta diez.
─Solo leelo de una vez, Manoban.
"Maldito bipolar" pensó mientras fruncia el entrecejo y se disponía a leer el encabezado:
"Paradise Jeon: el descontrol adolescente"
Oh, oh.
Lalisa mordio su labio mientras daba vuelta la pagina para seguir leyendo. Claramente sea lo que sea, a Jungkook no le agradaba para nada.
Y tenia razones.
Cuando finalmente la tailandesa pudo leer todo, entreabrio la boca desconcertada sin poder creerlo. ¡Mas de la mitad de aquello era mentira! El no vendía drogas en la mansion, no era un irresponsable por "dejar" la mansion en manos de chiquillos estupidos y mucho menos se debia dudar de si era un hombre digno de estar entre los 10 hombres mas respetados de Corea. Lisa sintio ira, porque si bien lo odiaba, no merecia que su nombre sea ensuciado de esa manera. Lalisa sabia que era su culpa y de nadie mas.
Y esta vez si se habia pasado de la raya.
─Como te habras dado cuenta, mi reputacion y mi vida personal oculta se ha ido al caño con tu linda fiesta─comentó Jungkook al ver la expresión de indignacion de Lalisa en el rostro─acabas de arruinarlo todo, Manoban. De verdad que no aprendes.
Lalisa lo corto de tajo rápidamente tirando el periódico a quien sabe donde.
─¡Yah! Es solo un pedazo de papel estupido. Tu sabes que nada de eso es verdad.
Lisa no sabia porque en vez de reirse intentaba arreglarlo, pero ahi estaba.
Jungkook en cambio, por primera vez demostró tristeza en su mirada. O decepción. Quizas un poco de ambas.
─Tu no lo entiendes...─susurró de repente, dejando a Lalisa desconcertada. Incluso hasta se sintio aun mas culpable si eso era posible.
Sin embargo la pelirroja no pudo decir nada mas porque Jungkook se coloco su saco y habló rapidamente.
─Me ire a la voz de ya. Mas te vale que cuando vuelva hayas limpiado todo de arriba a abajo o de lo contrario no me hare cargo de mis actos─dicho eso Jungkook desaparecio de la vista de Lalisa sin darle tiempo a reclamar.
─¡Hey! ¡No fue mi intención!
Pero para entonces ella estaba sola. Jungkook no habia alcanzado a oirla.
Lisa se bajo de aquella mesa de mármol en un bufido y se abrazo a si misma intentando buscar estabilidad emocional.
¿Que demonios habia sido todo eso?
[...]
Las horas comenzaron a pasar y Lisa pese a todo, por una vez hizo caso a la orden de Jungkook y comenzó a limpiar la casa. No queria darle el gusto a el idiota, pero tampoco queria que Rosé y Jisoo tuvieran que limpiar cosas que obviamente no eran por su culpa. Y obviamente eso la carcomia un poco por dentro.
Lalisa se sintió desfallecer apenas vio el desastre que era toda la casa. ¿Como debería limpiar?¿Que clase de cepillo o trapo usar? ¿Se usaba detergente o lavandina o simple agua?
Luego de muchas preguntas, termino por escoger un trapo y comenzar a tirar agua enjabonada por el suelo. No sabia mucho de limpieza, pero iba a hacer lo que pudiera.
Las horas siguieron pasando y Lisa comenzo a sentir que era una mala versión de cenicienta. Esa seria la primera y ultima vez que limpiaria de esa manera, eso era seguro.
Luego de tirarse al suelo a descansar mientras miraba hipnotizada hacia el techo en donde se encontraba el gran candelabro, decidió incorporarse e ir a su habitación. Tenia sueño. Y estaba sudorosa, sucia y sus cabellos desordenados por producto de la humedad. Odiaba eso.
Entre quejas y maldiciones hacia Jungkook, comenzo a subir las escaleras.
Sin embargo, se detuvo a mitad de estas al oir el timbre.
Por una fracción de segundo, quiso ignorar la inesperada visita pensando que Jisoo atendería. Pero al recordar que ella estaba sola en la mansión y nadie mas estaba para atender, bufó para luego volver a bajar las escaleras resignada.
No se molesto en limpiar su sucia ropa ni arreglar su cabello. Parecia una vagabunda ¿pero que mas daba?
Pintó una sonrisa en su rostro al pensar que era Hoseok. ¡Quizas intentaría ayudarla con la limpieza!
Y abrio la puerta sin esperar mas.
─¡Hob...!
Aunque para su propia sorpresa, las palabras quedaron a la mitad al visualizar del otro lado a dos siluetas.
Ninguna era hoseok.
Las personas frente a ella eran adultas y pasaban los cincuenta y tantos de años. El hombre llevaba un buzo de esos que valen mas que el alquiler de un departamento, zapatos y pantalon del mismo color oscuro , tan elegantes como los que solia usar Jungkook. Y de hecho, le recordaban a el.
Y la mujer a su lado era del tipo que sabias que tenian sus años encima, pero que aun asi veias belleza en ella. Su cabello rubio corto por los hombros la dejaba ver como una actriz de cine. Tenia perlas de plata en el cuello.
Eran demasiado ostentosos.
Demasiado engreidos a juzgar por la mirada despectiva que le enviaron.
Eso no le dio buena espina.
─Buenas tardes...¿señorita? ─dijo el hombre mirandola de arriba a abajo. Lalisa no paso por alto que al decir señorita, en realidad quiso decir otra cosa─¿Se encuentra el señor Jeon Jungkook en la residencia?
─N-no.─Lalisa apreto el picaporte a tal punto de dejar su puño blanco. Intento calmarse por dentro─¿Pero puedo ayudarlos en algo?
─No lo creo.─la mujer tercio con una risa ironica.─Jungkook jamas menciono que descuidaba la apariencia de sus sirvientas, amor.─le dijo a su acompañante─Que niño maleducado.
¿Sirvienta?
─Disculpe ¿quien es usted?─Lalisa para entonces estaba frunciendo el ceño enojada. No iba a dejar que la pisotearan de esa manera. Nunca.
La mujer y el hombre se miraron como si todo en Lalisa fuera un chiste.
─Somos Diana y Jongmin Jeon. Los padres de Jungkook.
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