La fiesta|그 파티
—Laralalá, Jungkook será un pitufo azul laralalá—canturreaba Lalisa meneando la cabeza al mismo tiempo que colocaba aquella pintura permanente en el frasco donde, se suponía, estaría el para nada barato shampoo que utilizaba Jungkook.
Una lastima que Lalisa lo haya botado por el inodoro, una verdadera lastima.
Eran las cinco de la mañana y ella estaba ahí, de lo más feliz haciendo esa travesura como si no fuera grave que Jungkook estuviera a nada de ir a la reunión de sus socios con el cabello pintado (que es exactamente lo que Lalisa esperaba que hiciera).
El magnate se despertaba cinco y media y partía a las seis. Lisa se sentía muy pacífica en ese entonces. Tenía todo bajo control.
—Muy bien—susurró luego de hacerlo incorporandose, mientras limpiaba sus manos una con la otra de forma satisfecha—Qué gran día Lalisa.
Dicho esto suspiro con algo de agotamiento y se revolvió el cabello. No se habia dado cuenta hasta ese momento cuanto deseaba una siesta. Y de esas que duraban como mínimo todo un día.
Sonrió ante tal pensamiento. Luego agitó la cabeza pensando que se estaba volviendo loca.
Pero de repente, oyó un gruñido a las afueras del baño. Lisa abrió los ojos como platos presa del pánico, desesperada y sin saber que hacer. ¡Obviamente era Jungkook! ¿Quien iba a ser de lo contrario? Oh maldita sea.
¿¡No que se levantaba a las seis y no una hora antes!? ¿Estaba loco?
Lalisa correteó unos segundos por la estancia buscando un lugar donde esconderse. Su cerebro procesaba todo rápido debido a la adrenalina que la pelirroja estaba sintiendo.
Suspiro y trato de mantener la calma sabiendo que no llegaría a ningún lado de ese modo. Miro rápidamente el lugar hasta que el foco se prendió en su cabeza.
Bingo.
Sin pensarselo dos veces, la Tailandesa fue en direccion hasta el gran ventanal de aquel baño y escondió su delgado cuerpo entre las cortinas. Genial. Se dijo a si misma en su cabeza viendo hasta donde había tenido que llegar.
Si la descubría estaba perdida.
Aunque pensándolo bien, no sabía porque siempre le causaba panico, si después de todo siempre la descubría y siempre la regañaba,pero nunca pasaba de eso.
Los segundos fueron trascurriendo y las pisadas se fueron acercando a tal punto que Lalisa supo que estaba allí dentro con ella para entonces.
Sin poder evitarlo, su respiración comenzó a desaparecer al ver una sombra entre la cortinas.
Es el. Es el. Se dijo con pánico en su cabeza viendo como su padre adoptivo se miraba al espejo, para luego sujetar su menton y mirar su rostro por unos segundos para ir abriendo su bata azul oscuro en la zona del pecho y quitándose en su totalidad hasta quedar completamente desnudo, tal y como Dios lo trajo al mundo.
Lisa quería que la tierra la tragara. Cerró los ojos de repente sintiendo como sus mejillas se colocaban rojas. Ella era capaz de muchas cosas, pero esa en particular le resultaba de lo más vergonzoso.
Y sin poder evitarlo, abrió uno de sus ojos para seguir observando.
¿Que? Era una mujer, tenía sus hormonas.
Sus ojos lo barrieron rápidamente. Empezando por su ancha espalda hasta pasar a sus brazos, marcados de una manera demasiado atractiva. Hasta llegar a su firme trasero y seguir bajando hasta sus piernas, también trabajadas.
Lisa comenzó de repente a sentir más calor que antes. El corazón le palpitaba con fuerza dentro de su pecho.
El maldito condenado era realmente sexy.
Y esa era la única vez que Lalisa se permitiría admitirlo.
Mientras esto pasaba, Jungkook siguió mirándose en aquel espejo como si viera algún defecto en el.
¿Si se habia sacado la bata porque no se metía a duchar y ya? ¿Porque tenía que estar parado, desnudo y mirándose al espejo como un idiota?
Lisa bufó de manera silenciosa. Vaya que ese tipo la sacaba de sus casillas con tan sólo respirar.
Y mientras ella pensaba aquello, el castaño fruncio el entrecejo de repente sintiendo un escalosfrío. Acto seguido,y de manera rapida volteo su cabeza para ver detrás de el.
Sabia que algo no iba bien ahí atras.
Sin embargo, para la suerte de Lisa, ella sí tenía buenos reflejos; por lo que apenas el giro la cabeza ella ya había escondido en su totalidad su cuerpo entre las cortinas.
Los segundos fueron pasando y Jungkook siguió mirando todo a su alrededor. Sospechando. Lisa tragó duro desde su lugar. Ahora el problema no sólo era que descubriera su travesura,si no que si la encontraba allí, la dejaría como una idiota, sin mencionar que el la molestaría hasta el cansancio insinuandole que era una pervertida o preguntándole si le gustaba lo que había visto. Todas las opciones eran posibles con aquel hombre.
Lisa mordió su labio sin poder evitarlo cuando se acercó, desnudo y todo, cerca de donde estaba ella. Oh Dios. Se dijo.
Sea lo que sea, que lo hiciera en ese momento. No sabia cuanto tiempo más podría soportar no desviar la vista y ver a su amigo, quien para la mala suerte de Lalisa -o tal vez no- parecía ser grande. Yendo de un lado a otro junto a su portador.
Y fue en ese momento, que Jungkook suspiró.
—Ya estas siendo muy paranoico, Jungkook—se dijo a si mismo mientras, al fin, configuraba su ducha por medio de los artefactos y se disponía a entrar a aquel grande jazuzzi.
Lisa tapó su boca sin poder creer todo lo que había pasado en esos segundos. Su rostro aún se encontraba rojo y no sabía si era por el bochornoso momento o porque muy en el fondo le había gustado lo que vio.
Quiso pegarse con esto ultimo.
Era una idiota. ¿Cómo podría caer tan bajo para halagar a Jungkook? Eso sí que no.
Agitando su cabeza, se dispuso a esperar a que el terminará de ducharse. Pues ella no pensaba salir de ahí en ese momento, tendría que ser muy estúpida para eso.
Y así,los minutos fueron transcurriendo y Lisa pudo ver muchas cosas curiosas que jamas había visto de Jungkook; como por ejemplo, el hecho de que tenía un patito de hule y lo hacia flotar en el agua haciéndolo ver inevitablemente como un niño,la manera asombrosa en la que podía alcanzar notas altas con su dulce voz y lo raro de que, cantando una de esas bellas canciones suspiraba y miro hacia la nada, como perdido en sus pensamientos más profundos.
Lisa volvió a cerrar los ojos cuando el finalmente aplicó el shampoo en su cabello. De tan solo imaginarse la escena en su cabeza le daban ganas de reirse pero lucho con todas sus fuerzas para no hacerlo ahí. Luego de lo que parecio una eternidad,el magnate seco su cabello con una toalla blanca dejando que sus mechones estuvieran desordenados y húmedos, dándole un aspecto sexy.
O claro, seria sexy si no tuviera el cabello azul en este instante.
Lisa tapó su boca de nuevo para no dejar salir sus carcajadas y estropearlo todo. Jungkook mientras tanto sin ser consciente de la presencia de Lalisa cubrió a su amigo con otra de esas toallas rodeando su torso, y luego de hacer esto terminó saliendo de ahi.
Lisa por un estúpido instante pensó en como diablos no se habia dado cuenta antes de que el caminaba semidesmudo por los pasillos en las mañanas, pero decidió olvidar ese cuestionamiento. Ahora mismo debía salir.
A pasos cuidadosos comenzó a caminar por aquel piso totalmente mojado, haciendo que le dieran escalofríos ya que estaba descalza. Procuro con toda su alma no resbalarse para así no tener más problemas.
Una vez que pudo hacer esto sin ser descubierta hasta finalmente salir, el alma casi sale corriendo de su cuerpo al ver de repente a Rosé con un trapeador y su típico uniforme de mucama rosa.
—¡Por el amor a todos los santos!—chilló Lisa con verdadero horror tocándose el pecho—¿Porque no avisas cuando apareces? ¡Un día alguien se morirá de un infarto!
Rosé rodo los ojos al oirla.
—Deja de ser tan dramática. Ni que fuera un bicho raro—masculló con total tranquilidad-¿Qué haces aquí?
—¿Que haces tú aquí?—preguntó de vuelta intentando parecer casual, aunque fracasando terriblemente.
Rosé alzó una ceja hacia ella mientras se inclinaba.
—¿No que era tu amiga?—preguntó—tranquila, no diré nada.
Lisa terminó por suspirar al ver su mirada de sinceridad y comprensión.
—¿Que dirías si te dijera que acabo de hacer que el cabello de Jungkook se vuelva azul?
—Te diría que eres una maldita buscapleitos y que Jungkook terminará por matarse—respondió con simpleza—aunque fuera de eso, me parecería de lo más gracioso. ¿Porque?
Lisa alzó una ceja hacia ella pensando que era tonta. ¿Qué acaso no escucho lo que acabo de decir?
Rosé, comprendiendo su mirada y procesando las palabras de antes, terminó por abrir la boca grande en "O".
—¡Oh diablos!—chilló totalmente incredula—¿Cómo fuiste capaz de hacer eso? ¿Sabes que te mandará a la jodida mierda verdad?—inquirió luego parpadeando repetidamente—tú...estas realmente loca Lalice.
Lisa se encogió de hombros.
—Puedo ser un jodido grano en el culo cuando me lo propongo.
—Lo noté—le respondió sin quitar la sonrisa de su cara—¿Y que se supone que hacías saliendo del baño justo segundos después de que Jungkook se duchara?—Lisa abrió los ojos como platos al oirla. A Rosé se le iluminaron los ojos—¿Acaso tú...?
—¡Uh! Que tarde es—Lisa fingió revisar la hora en su reloj imaginario—¡Nos vemos luego, Chaeng!
Rosé no pudo terminar su oración que Lalisa ya estaba corriendo por el pasillo en dirección a su habitación. La pelinaranja negó con la cabeza divertida al verla asi.
[...]
—¿Que has hecho qué?—Lisa pidió que repitiera su comentario, fingiendo destaparse el oido para "oir mejor a YoonGi" haciendo que este mirara hacia otro lado con pena.
—¿Los dormí y los puse en la habitación de Jeon?—más que una pregunta era una confesión
—¡Pero te dije que no...!—Lisa bufó resignada. No llegarían a ningún lado así—eres imposible Min.
—Era la única forma. Además todos duermen como angelitos—le informó Jennie guiñandole un ojo mientras se quitaba su gorra de lana negra.
Ambos amigos estaban vestidos de negro y sentados en la mesada gigante de Jungkook. Hace unas horas antes que Lalisa los había hecho entrar a la casa de manera sigilosa, rodando los ojos al ver que se creían ninjas cazafortunas pero sin perder tiempo decidió mostrarles el lugar, o al menos una parte de ella ya que Jisoo no estaba presente para atender los teléfonos que utilizaba Lalisa cada vez que se perdía, y esto gracias a que su necio amigo había decidido dormirlos a todos. Genial.
YoonGi y Jennie no habían pasado por alto nada de la lujosa casa. Incluso se habían quejado a diestra y siniestra acerca de porque no tenían ellos una casa asi, sacándole una sonrisa a Lalisa, quien a pesar de que le divertía la situación también pensaba igual.
Ahora mismo Jennie y YoonGi habían sacado, sin pudor alguno, toda la comida que había en el refrigerador y en la cocina de Jin, devorando todo como unos animales. Lisa los miraba desde su punto en silencio volviendo a reconsiderar porque los había elegido como amigos.
—Este será el plan—masculló Jennie con comida en la boca—tú irás a tu habitacion, te pones otra ropa y bajas a ayudarnos a recibir a las personas de la casa. YoonGi se encargará de las cámaras de seguridad y eso—hizo un ademán con la mano restandole importancia—aquí hay bebidas y comida para todo un año, así que eso no importará. De la música también se encargará YoonGi y nosotras disfrutaremos de esta hermosa estancia tal y como lo merecemos—Jennie estiró sus brazos de manera perezosa y a su vez satisfecha haciendo que Lisa alzará una ceja—¿Qué tal el plan?
—Esta bien.—Lisa suspiro dudosa,para finalmente plantar una sonrisa en toda su cara. Quizás así se iría de una buena vez de la casa.
Pero no sabía que esa misma noche, firmaría su sentencia de muerte.
[...]
Todos cumplieron su parte del trabajo tal y como Jennie había indicado. Lisa se cambió de ropa, colocándose uno de sus típicos jeans gastados, sus destrozadas converse que, arruinados y desgastadas aún así le gustaban, para terminar con un crop top que dejaba a la vista parte de su escote V, ella se sentía incomoda pero Jennie la había obligado, pues era una fiesta y tenían que divertirse.
Tal como YoonGi dijo, burló la seguridad de Jeon Jungkook y abrió las rejas, colocó música a todo volumen y luego de hacer todo esto entrelazo sus manos por detras de su cabeza viendo por medio de las cámaras que, todos las personas, iban entrando como si de un concierto se tratara. No podía negar que le divertía eso.
Lisa y Jennie comenzaron a abrirle a las personas. La gigante sala principal ya para entonces estaba llenándose de gente en cuestión de segundos. Lisa y Jennie chillaron divertidas mientras se abrazaban.
Pero de repente entre la gente apareció Rosé.
Lisa abrió los ojos como platos viendo como ella se infiltrada entre las personas que se acumulaban, con el entrecejo fruncido y el cabello despeinado, pareciendo una verdadera loca. Aún estaba teniendo los efectos secundarios del sedante.
Lisa estaba por ir en dirección a ella, pero Jennie la paró con su mano al instante.
—¡No! Yo me encargo.—dicho esto Jennie se dirigió hacia ella—¡Tu disfruta de la fiesta!
Lisa, sin estar del todo segura, asintió hacia ella, quien desapareció con la pelinaranja de su vista en cuestión de segundos. Lisa, con una mueca de preocupación terminó por ir por bebidas. Sujeto una de esas cajas que se encontraban en una habitación y saco una botella de esta. Comenzó a beber de aquel vodka hasta sentirse mareada.
Luego de unos quince minutos, ya la casa explotaba de tanta gente. La música retumbaba en los oídos de todos y se podía oler apenas ingresabas la fragancia a alcohol, sudor y hormonas que habia en la estancia.
Lisa ya estaba mareada para ese entonces. Pero fue en ese mismo momento, que sintió que unos brazos la rodeaban por atrás repentinamente.
—Minho—susurró con una sonrisa reconociendo su ronca risa
—Lisa, cariño—le dijo seductor en su oido-que linda fiesta la que has hecho. ¿Porque no bailas un poco conmigo?
Lisa terminó por hacer una sonrisa que parecía más una mueca. Ese tal Minho la ayudo a incorporarse viendo que estaba muy mareada ya.
Dicho eso la guió hasta la pista de baile sin quitar de ella su mirada seductora. Lisa a pesar de estar mareada noto como sus ojos se habían dirigido directo hacia sus pechos semidescubiertos. Era un degenerado, pero a Lisa no parecía importarle.
Y entonces, dejándose llevar por la música del lugar comenzó a bailar junto a el. Seduciendolo con la mirada y con su baile, acercándose poco a poco hasta casi rozar sus labios con los de el.
Sin embargo, todo se fue a la mierda cuando de repente sintió un tirón en su muñeca.
—¡Hey!—chilló Lisa furiosa—¿Pero qué diablos...?
Y su corazón salto en un latido lleno de adrenalina al ver frente a ella los ojos oscuros de Jeon Jungkook, los cuales estaban llenos de furia.
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