Capítulo OO5
Guerra|전쟁
—¡Tú puedes Lalisa! Solo debes ir y...
"Partirle la cara de un golpe" Dijo la violenta voz de su cabeza.
—Y tratarlo bien. —terminó diciendo en voz alta entre dientes. Aunque ni ella misma podría creerlo.
Estaba frente al espejo del baño. Aquel que había inundado y ahora parecía como si ese extraño suceso nunca hubiera sucedido,ya que en menos de un pestañeo Jeon Jungkook había reemplazado los artefactos destruidos por otros nuevos y ordenado a Jisoo y Rosé que limpiaran el mismo.
Parecía una idiota repitiéndose a si misma que lo único que debía hacer era tratar bien a ese engendro.
Pero no era fácil.
¡Su orgullo y dignidad estaban en juego!
Lisa pese a esto último dio un largo suspiro mientras se revolvía el cabello.
"Jennie, más te vale tener razón" Se dijo mentalmente antes de salir.
Una vez que abrió la puerta se asomó mirando hacia todos lados. No había nadie cerca. Y recién en ese entonces estaba cayendo en cuenta de que no sabía en donde estaba. El pasillo se alargaba en ambos puntos desde su posición y todas las puertas de las habitaciones eran malditamente iguales.
Se había perdido...otra vez.
Bufó mientras descolgaba un teléfono que había a su lado en la pared. Aunque no quisiera admitirlo esos aparatos le habían servido de mucha ayuda en sus pocos días allí dentro.
—¿Rosé?—dijo con una risita nerviosa—Eh...me perdí de nuevo.
[...]
—Es normal que se pierda, no sea dura con usted misma.
—Me siento una buena para nada—admitió Lisa. Pero luego agitó la cabeza restándole importancia—¿Donde esta Jisoo, por cierto?
—La Jefa esta por ahi, descansando-se encogió de hombros—después de su maldad tuvimos que limpiar todo, así que...
Lisa junto las manos apenada al oírla. Realmente ella no quería haberlas incluido en el problema. Pero cuando se trataba del engreído de Jungkook...¡Sencillamente no podía evitarlo!
—¡Lo siento tanto! De verdad,no pensé en las consecuencias de eso.
—Tranquilizate, ya pasó lo peor—respondió. Pero de repente hizo un gemido de sorpresa mientras tapaba su boca—¡Diablos! ¡Es decir lo siento!—se corrigió rapidamente cada vez más roja de la vergüenza—no debí tratarla con tanta confianza lo siento, yo...
—¡Oye! ¡No te alteres!—exclamó Lisa sujetandola por los hombros al verla inquieta—descuida, no me molesta para nada ser llamada por mi nombre de pila y ya.
Rosé se paro en seco apretando las toallas entre sus manos. La miro con panico en sus ojos.
—¿Se...gura?
—Yup.—respondió y agregó—además, necesito una amiga aquí dentro. ¿Quien más que tú?
Rosé le sonrió. Sus ojos brillaron de emoción genuina.
—¿De verdad?
—¡Claro! Y... ¿Me podrías decir los horarios de Jungkook? Solo para a saber a que hora no está en la mansión...
No tenía planeado hacer nada malo,solo que necesitaba enseñarle a Jennie y YoonGi su nuevo "hogar" y apostaba a que si los traía en presencia de Jungkook este los sacaría a patadas.
Lisa mordió su labio inferior con inseguridad al ver como Rosé formaba una mueca.
—No, lo siento. No los sé muy bien siendo sincera. La Jefa Jisoo esta más enterada de eso...puedes preguntarle a ella.—terminó diciendo con una sonrisa
Pero al contrario, el rostro brillante de Lalisa paso a ser uno de terror al terminarla de oír.
Si Jisoo era su única esperanza para saber sus horarios estaba literalmente arruinada,ya que ella parecía ser demasiado astuta.
Ya debería ir pensando en ahorcarse con las sabanas de seda que había en la habitación. Y de hecho, ya se visualizaba en esa situación bizarra.
Pero fue justo cuando estaba por recriminarle esto a Rosé, que de repente y de la nada misma apareció el chofer de la casa. Llevaba como siempre su traje impecable y ese peinado que lo hacía ver todo un atrapa fieras junto con sus gafas. Sujetaba un carecteristico café en las manos y derrochaba elegancia y encanto por todos lados.
—Oh, Señorita Lisa, Rosé.—saludó con una reverencia educada. Lisa alzo el mentón con desinterés mientras Rosé podía sentir sus nudillos blancos de tanto apretar las toallas en sus manos.
Rosé estaba paralizada, pero tanto como Lisa y JiMin no podían darse cuenta de esto.
—Señor Park...—susurró la pelinaranja de manera inaudible mirando hacia el suelo
—¿Que haces por aquí, JiMin?—pregunto la rubia por arriba de Rosé sin notarlo—¿No que eres solo el chofer de la casa?
—Sí, pero tampoco soy un perro para estar todo el día afuera-respondió. Y si no fuera por sus gafas Lisa juraría que rodo los ojos—en fin, ¿Han visto en lo que va del día al señor Jeon? Necesito hablar con el.
—No lo sé. Parece un hombre ocupado...—murmuró Lisa mirándolo de reojo
—De hecho lo es. Pero a su vez, no—le informó JiMin. Lisa agudizó su oído viendo que había logrado decirle información util—esta en posición de cancelar y hacer reuniones cuando quiera pero... extrañamente no lo hace. Eso muestra cuán serio se toma su trabajo.
—Oh...—respondió Lisa sin saber exactamente qué decir
Rosé había abierto la boca para dar su opinión en esa charla. Sin embargo en el momento que JiMin se despidió rápidamente de ellas, se pudo visualizar a Jungkook por las escaleras con su típico rostro de rottweiler mañanero.
—Pasa, JiMin—le dijo. No parecía estar de humor, ya que nisiquiera saludó a Rosé o a Lisa.
La primera al ver desaparecer al chofer de su vista, al fin pudo respirar tranquila. Lisa noto su gran suspiro frunciendo el ceño.
—¿Y a ti que mosco te picó?
—Estar cerca del señor Park me pone nerviosa—admitió la pelinaranja siendo sincera
Lisa la miro con extrañeza.
—¿Y eso porqué? Es decir... Es atractivo, pero no intimida a tal manera de dejarte temblando si eso me quieres decir...
—E-es que...
Y fue en ese mismo momento, que llegó un Jin corriendo despavorido hasta ellas interrumpiendo su charla. Ni siquiera se había quitado su delantal.
—¡Buenos días!—saludó amable—¿Han visto si el señor Jeon despertó?
Lisa miro la bandeja entre sus manos.
—¿Es su desayuno?—inquirió cautelosa
Jin estaba por asentir,bpero Lalisa lo interrumpió en ese mismo momento al sujetar su bandeja.
—¡Genial! Gracias por traerlo Jin.
—Pero...
—No te preocupes. ¡Yo se lo llevo!
Dicho eso pinto la sonrisa más alegre y falsa de toda su vida en su bonito rostro. Para luego darse media vuelta y subir las escaleras.
Jin y Rosé se miraron con extrañeza.
—Algo se trae entre manos—dijeron los dos al unisono. Y asintieron.
—¿Crees que enfade al señor Jeon?
—Bueno...—murmuró Jin—hay que esperar y verlo.
Ninguno lo admitía, pero en algún punto de sus vidas, las travesuras de Lalisa hacían más interesantes sus días laborales.
[...]
Lisa toco dos veces la puerta de lo que parecía ser su habitación. Bufó desde su lugar al ver que nadie salía. ¿Se habia equivocado de nuevo?
Lisa rogaba al cielo que no. Ya iban 32 puertas con apariencia de ser la habitación de Jungkook pero que al final no lo eran. Había estado al menos media hora rondando por ahi con el café y esas tostadas en la bandeja.
Y si no abría alguien en ese instante le tiraría esas cosas por la cabeza al primero que se cruzara.
Resopló.
—No puedo creerlo.
Dicho esto Lisa se dio media vuelta para largarse.
Pero al hacerlo, oyó el ruido de una puerta abriéndose. Abrió los ojos como platos mientras volvía a su antigua posición y pensaba que decir. ¡Antes lo tenía todo preparado! Pero cada oración se fue borrando de su memoria conforme pasaba el tiempo.
—Jin debo irme a la voz de ya. ¿Porque mierda tardaste tanto en...?
Cuando la puerta de madera lujosa se terminó de abrir en su totalidad, dejó ver del otro lado a Jungkook. Quien se quedó de piedra al verla.
Llevaba su camisa a medio abotonar. Lisa no pudo evitar posar su mirada ahí abajo por unos segundos para luego volver a subir la mirada. Trago duro.
—Y-yo eh...
¡No balbucees estúpida!
—Vine a traerte esto. Siento la tardanza.
Jungkook la escaneó de arriba a abajo cuando ella ofreció aquella bandeja. Lisa mordió el interior de su mejilla viendo su mirada interogativa.
El magnate sabía que había algo erróneo en ella y en su actitud. Sin embargo sonrió de manera forzada y se hizo a un lado.
—Ponlo en la cama.
Lisa entró a pasos inseguros a aquella habitación sorprendiendose al encontrar una simple cama matrimonial y tan solo un par de muebles. Ella siempre imaginó que sería de esas personas exageradas y patéticas que ponían una piscina debajo de su cama con tiburones o algo así.
Pero al parecer no.
Lisa lo obedeció y dejó su ya no tan desayuno en la cama. Carraspeó y se dio media vuelta.
—Vine para disculparme. Siento el escándalo que hice en todo este tiempo.
Jungkook alzó una ceja sin creerse el cuento.
—Ah ¿si? —inquirió fingiendo curiosidad—¿Porque?
—Pues...no es tu culpa querer ser un buen padre y que no tengas la experiencia—Jungkook quiso reir y Liz meter su cabeza en un hoyo—y creo que debo agradecer estar en una mansión en lugar de...
—¿Agradecerme? Siempre, niña—la interrumpio egocentricamente haciendo a Lisa apretar los dientes—¿Pero...querer ser un buen padre?—repitió como si fuera un gran chiste—Se nota que no me conoces ni un poco pequeña Manoban.
Jungkook término de abotonar su camisa y acto seguido se metíó las manos en los bolsillos. Miro a Lisa de manera confiada, como siempre solía hacer.
Lisa volcó su mirada en dirección a Jungkook en el mismo momento en que lo dijo.
—¿Qué?
—Si quieres que te diga mis verdaderos planes no hace falta que hagas todo este circo. Te lo diré sin problemas.
Oh mierda...
—Te escogí a ti para hacerte pasar por mi mujer en mis trabajos de negocios. —soltó como si nada. El corazón de Lisa dio un vuelco de indignación al oirlo—Esto será así hasta que, lógicamente, dejes de servirme. Luego harás lo que quieras con tu vida porque ya no me interesara en lo más mínimo.
Se encogió de hombros como si no fuera nada. Lisa no podía creerlo.
—¿Utilizarme?—repitió incrédula. Más allá de lo sorprendida y con punzadas de indignacion quemándole el pecho.—¿¡Utilizarme como si fuera tu maldita mascota!?
—Sí tu lo quieres ver asi, sí.—se encogió de hombros divertido-veo que ya lo entendiste. ¡Bravo!
Aplaudió irónico. Lisa sintió su sangre hervir.
—Eres un...—negó con la cabeza arrepintiendose—no hace falta que lo diga ya.
Dicho esto, se rio sin gracia y salió de ahí dando zancadas gigantes.
No lo insultó por la simple razón de que no llegaría a nada con ello. Era hora de actuar.
Le había declarado la guerra.
Y si eso quería, eso tendría.
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