Capítulo O28
Celos | 질투
—Mamá, ya te lo dije. No tengo ni maldita idea de quien consiguió el primer puesto. Creo que nadie lo sabe porque todos terminamos moliendonos a golpes.
—Eres una bestia bruta.—bromeó su madre—todos lo son.
—Así los quiero—se encogió de hombros Lisa con una sonrisa.—algún día tienes que venir y ver la mansion. Incluso puedes quedarte a dormir. Es enorme.
—Lo tendré en cuenta.—contestó—¿Y tu? ¿Qué tal el asunto judicial?
—Jungkook se encarga de eso. Aunque aún debo ir a declarar.—le comentó
—¿Has presentado la carta de tu padre? ¿Jungkook sabe de eso?
—No. Aun no.—negó—pero hoy lo haré, lo prometo.
—De acuerdo. Llamame más tarde ¿si? Ten una linda tarde cariño. Y por el amor a Dios deja de meterte en líos.
Lisa rodo los ojos.
—No prometo nada, pero lo intentaré.
Dicho esto Lalisa corto la llamada.
—¿Cómo está tu madre?—preguntó Jungkook saliendo del baño. Tenía el rostro adormilado. Bostezó con cansancio.
—Bien.—contestó ella.
Luego del campeonato todos decidieron ir a sus casas y ellos quedaron solos en la mansión. Jungkook la invito a pasar al cine que tenía en la casa y ambos se quedaron hasta muy tarde jugueteando y viendo peliculas. Luego durmieron juntos en su cama. Y ahí estaban ahora.
—Tu me prometiste que tocariamos el piano juntos.—comentó Lalisa en tono casual. Jungkook sonrió.
—Pero ni siquiera sabes tocar.
—¡Bien! Pero prometiste enseñarme. Y luego tocar juntos. ¿cierto?
Jungkook hizo una mueca fingiendo pensarlo.
—¿Lo dije?
Al decir esto recibió un gran almohadon en su cabeza. Soltó una carcajada.
—Bien, si, te enseñaré. Pero lo haremos luego de comer. Te haré los mejores huevos revueltos con tocino que hayas probado en tu jodida vida.
[...]
Luego de comer, Jungkook le enseñó a Lalisa las teclas del piano. E incluso le tocó Bella's lullaby, donde al escuchar el ritmo de la canción se sintió estremecer de pies a cabeza. Pues era demasiado bonito.
Sin embargo, aunque quisiera tocar una canción de la noche a la mañana, no podría pues el piano era uno de los instrumentos más difíciles de tocar. Aún así aprendió lo basico. Eso era lo importante.
A Lalisa le encantaba saber que se sentía muy a gusto con Jungkook. Era realmente un gran hombre. No parecía para nada aquella persona engreida y pretenciosa que conoció la primera vez, aunque si bien el tuvo su parte en tratarla de mal modo, ella no se quedó atrás. Aunque a pesar de todo le alegraba saber que todo había terminado bien para ellos.
Y en eso pensaba Lisa, en lo sorprendentemente mucho que le gustaba el magnate. Jungkook sin darse cuenta de su mirada siguió tocando el piano. Hasta que de repente paró.
—¿Tengo algo en la cara?—bromeó. Lisa sonrio negando con la cabeza.
—¿Extrañas a Jieun?
Su sonrisa de repente desapareció. Lalisa se culpó por preguntar aquello sin un mínimo de tacto.
Pero a Jungkook no pareció importarle.
—Si. Todos los días.—confesó con una sonrisa triste.
—Siento haber preguntado.
El negó con la cabeza.
—Tranquila. La extraño, si. Pero al mismo tiempo sé que está en un lugar mejor y que yo, como todos los que la conocían se llevan buenos recuerdos de ella.
Lalisa sonrió.
—¿Y de mí te llevarás buenos recuerdos también?—bromeó, intentando quitar esa mirada que poco a poco se volvía nostálgica.
Jungkook tocó con su dedo delicadamente su nariz.
—Claro que sí.
Ambos se miraron en silencio unos cuantos segundos. Hasta que de repente la atmósfera se vio interrumpida por una llamada telefónica.
—¿Hola...? Señor Jensen. Si, estamos disponibles ahora. —hizo silencio, oyendo al emisor de la llamada—de acuerdo.
Al cortar su rostro cambio por un poco de seriedad. Lalisa supo que lo llamaban desde el departamento de policías.
—¿Que dijeron?
—Debes ir a declarar en el juzgado. Leyla y Arianne iran a prisión luego de eso. Es más que seguro.
Lalisa entreabrio la boca para hablar. Pero terminó cerrandola de golpe. No se animaba del todo a decirlo.
—¿Qué sucede?
—Pues... resulta que, el día que fui a ver a mi madre...
Lisa mordió su labio. Jungkook alzó una ceja con confusión.
—¿Si? ¿que sucede?
Lalisa suspiró intentando encontrar las palabras. Jungkook se colocó un poco ansioso al verla dubitativa.
—Arianne es mi abuela.—soltó
Jungkook no se vio sorprendido, entreabrió la boca sin saber que decir. Lalisa fruncio el ceño.
—Espera. ¿lo sabias?
—Si—dicho esto hizo una pausa—lo confesó ella misma.—afirmó Jungkook.
—¿Sólo eso?—el asintió—bueno, además de eso, quiero que sepas que ella quería hacerme desaparecer sólo por una razón.
Jungkook asintió. Pensativo.
—¿Y esa razón es...?
—Ella temia que le quitará su fortuna cuando supiera mi real identidad.
Jungkook parpadeo confundido.
—¿Que? No entiendo a que te refieres, Lisa.
—Que mi padre, antes de morir me dejó una carta. Y ahí dice que la fortuna de la familia Manoban me pertenece todo a mí. ¿Entiendes?—Jungkook ahora abrió los ojos de par en par, sorprendido—Arianne tenía miedo que lo descubriera y yo... tengo los papeles. Tengo todo para demostrar y tener la fortuna que el me dejó.
—Maldita sea, Manoban—Jungkook se apoyó en el mueble más cercano para asimilar la información previa—entonces si tienes una fortuna eso significa que...
Lalisa asintió.
—Es realmente loco ¿no? Yo, Lalisa Manoban, la pobretona huérfana con una herencia millonaria.
—Y eso es quedarse corto, Lisa. Porque la familia de Arianne no cuentan algo tan básico como millones.—Jungkook estaba atónito. Lalisa río como si fuera un chiste divertido—¡Hablo en serio Lisa! ¡Hablo de miles de millones! Como sea, ¡Me alegro pequeña!—dicho esto la abrazó
Luego Jungkook volvió a marcar el teléfono.
—Vamos ya mismo a la comisaría.
[...]
Luego de revisar los papeles, el oficial se tomó el rostro con abatimiento.
—Dios mío. Esto es sorprendente.
Jungkook tomó la mano de Lisa, que hasta ese momento estaba siendo apretada fuertemente en un puño.
Lisa ya había declarado y ahora mismo presentaba los papeles. Su madre también había declarado ya y se encontraban todos sorprendidos de aquello.
—Muchas gracias por todo señorita Manoban. No me imagino lo que debió de haber pasado si no llegábamos a tiempo.—estrechó la temblorosa mano de Lalisa con firmeza.—hablen con su abogado, aunque de todas formas le puedo asegurar que con toda esta evidencia esas dos tendrán mucho tiempo en la carcel. El intento de secuestro, agresión a la víctima e incluso papeles falsos para tomar un orfanato son delitos bastante complicados de evadir. Mientras tanto piense que hacer con su fortuna.—sonrió
Lalisa le agradeció al hombre sorprendida por las palabras que uso el oficial; "su fortuna" nunca, ni en sus siete vidas siguientes imaginó que podría pasarle algo así de la noche a la mañana realmente.
Luego de eso, ambos salieron de ahí.
—¿Quieres que pidamos helado en casa?—inquirió Jungkook—hay mucha información que asimilar. ¿No crees?
—Me gusta la idea. Y si, tienes razón.—aceptó Lisa.
Luego de eso ambos fueron a la mansión a hacer lo previamente acordado. Esta vez, luego de que finalmente pidieran el helado ambos fueron a sentarse en la fuente del gran y enorme patio de la mansión lleno de flores y cosas que Namjoon arregló hace unas semanas.
—¿Qué piensas hacer con tanto dinero, pequeña?
Lisa lo vio de soslayo con la duda en sus facciones. Tomó la cuchara de aquel helado, lo metió en su gusto favorito, banana, y lo miró una vez más.
—No lo sé. Lo tengo que pensar muy bien.
—Pues piensa entonces.—bromeó. Lisa rodó los ojos.
Jungkook con su cuchara tomó un poco de helado de chocolate y lo arrojó en la mejilla de Lalisa. Luego con su lengua lamio la zona rapidamente, haciéndola abrir la boca en "o".
—¡Idiota!
Jungkook se carcajeó al ver la mueca de asco que utilizó Lisa para mirarlo.
—Te odio.
—También te quiero.—y cuando ambos estaban por darse un beso, el teléfono de Jungkook comenzó a sonar haciendo bufar a este.—demonios.
Jungkook sacó su teléfono celular del bolsillo de su pantalón y observó la pantalla con el entrecejo fruncido. Al ver de quien se trataba, abrió los ojos un poco más de lo normal.
—¿Quien es?
—Jane.—dijo con confusión. Lalisa sintio algo dentro suyo que la hizo alertar rapidamente.
Jungkook finalmente contestó colocando el altavoz.
—¿Hola?
—¡Hola!—la voz sonó entusiasta del otro lado—¿Cómo te encuentras?
—Bien. Am, ¿para qué llamabas?
—¿No preguntarás como estoy yo? No te recordaba tan grosero.
—Lo siento, ¿como estas?—preguntó algo impaciente, aunque ocultandolo en su voz—me pareció extraña tu llamada, eso es todo.
—Llamaba para avisarte que mi papi y yo estamos yendo hacia tu residencia. Nos queda de pasó antes de irnos a Brasil, y el quiere verte para hablar, ya sabes...
Jungkook maldeció por lo bajo.
—Me parece perfecto. Los estaré esperando.
Dicho esto Jane le mando besos, y cortó la llamada.
—Nos vemos en un rato Kookie, ¡besitos!—la imitó Lalisa con burla.
—¿Celosa?
—No. Furiosa si. Esa chica no me agrada, manchó mi vestido la vez que se presentó como tu ex novia. ¡Y no paró de hablar de ti!
—Jane es... particular.—se limitó a decir.
Lalisa se quedó callada.
Particularmente estupida. Pensó
Luego de eso ambos entraron a la casa y Jungkook anunció que se daria una ducha. Lalisa se quedó en su cuarto, con pijama y terminando de comer el helado que restaba en el pote decidida a esconderse de los invitados. Ese día Lalisa tenía claro que no entablaria relaciones sociales con nadie, mucho menos con la perra de Jane ni sus padres que seguramente eran engreídos y pretenciosos como la mayoría de las personas con dinero.
Sin embargo, al rato de hacer esto, se dio cuenta que el timbre de la casa no dejaba de sonar molestando su maratón de peliculas de los juegos del hambre. Y como no había nadie en la casa y Jungkook parecía muy entretenido escuchando ac/dc en la ducha, optó por bajar colocandose sus pantuflas de pies de dinosaurio rojo. Y un pantalón azul de Jungkook que le quedaba enorme y parecía vagabunda, pero que poco le importaba.
Una vez abajo, abrió la puerta de inmediato. No se sorprendió de ver a Jane. Pero si se sorprendio de ver a Baekhyun con ellos. Y no al padre de Jane.
Las dos personas frente a ella la miraron de arriba a abajo con estupefacción e incomodidad.
—¿Así te vistes todos los días?—preguntó Jane, horrorizada.
Lalisa la observó como si fuera el mayor insulto de su vida.
—¡Hey! Estamos en un maldito sábado. Es ley no escrita tomarse el día para descansar.
—Sorprendente.—exclamo Baekhyun con una sonrisa torcida, incómoda en algún punto.
—¿Nos dejaras pasar o tendremos que esperar más?
Lalisa rodo los ojos.
—Ya pasen.—dijo, dejándolos pasar. O mejor dicho siendo literalmente empujada por Jane. A quien le envió una mirada envenenada.—¿Y tu padre?
Jane la ignoró olimpicamente. Baekhyun se acercó sin que se diera cuenta hasta su lado.
—Siento lo que pasó en nuestro último encuentro.
Lalisa al oirlo hablar volteó asustada.
—Maldita sea Baekhyun—gruño—¡No me asustes así!
—Ya. Lo siento. ¿Dónde está Jeon?
—Justo en frente de ti.
Los dos voltearon a ver a Jungkook parado al pie de las escaleras con el aire tan imponente y característico en él. Jane entonces apareció de repente con una gran sonrisa en su rostro.
—¡Jungkook!
—No veo a tu padre por aquí.—ignoró su saludo—¿donde está?
—Se entretuvo en el camino hablando con algunos socios. Ya vendrá.—contestó con rapidez y claridad. Lalisa entonces abrió la boca indignada de saber que cuando ella preguntó, la ignoró sin pensárselo.—¿Podemos hablar un momento?
Jungkook respiro pesado por la nariz, como si fuera una pregunta difícil de contestar. Miro a Lalisa intentando descifrar en sus ojos que sentía, ella se encogió de hombros.
"Ve" entendió él de Lisa. Así que luego de sonreirle de forma sutil, miro a Jane.
—Bien. Vamos a la cocina.
Antes de seguir a Jane quien ya se había aventurado a la cocina, Jungkook se acercó a Lisa. La tomó por la cintura y miro a Baekhyun.
—¿Estas segura de que te puedo dejar sola con el?
Lalisa asintio.
—Si intenta algo, lo pateo en las bolas.
Dicho esto Jungkook sonrio y se fue a la cocina. Podía cuidarse sola. Eso era clarísimo.
Y Lalisa quedó sola con él finalmente. Tomó valor antes de voltearse y verlo a la cara.
—¿Entonces su amor no era tan falso como creía o están fingiendo como siempre?
Lisa bufo al oirlo. Le dedicó una mirada cansina.
—¿Qué no te cansas de hablar mierda cada vez que abres la maldita boca? Interrumpes mi lindo sábado y tienes el descaro de preguntar por cosas que no te incumben un carajo.
Lalisa se sentó en el sofa del gran ala de invitados con cara de perro. Obviamente Bakehyun era intenso, así que la siguió por detrás y se sentó a su lado.
—Lo siento. Pero soy curioso. ¿Está mal serlo?
—No olvidaré que tu insististe en que te besara cuando yo estaba con Jungkook.—alzó una ceja hacia el.—aunque nuestra relación fuera real o no, nada cambia que seas un maldito entrometido.
—Quizás.—admitió. Y cuando pensó que tenía un poco de dignidad, el lo volvió a arruinar—Quizás me gustas en serio.
Lalisa se carcajeo sin poder evitarlo.
—Vamos, nisiquiera me conoces. ¿Porque te interesa tanto tenerme a tus pies? No tengo dinero, soy una muerta de hambre huérfana y hay miles de chicas que tienen más pechos y trasero que...
Lalisa dejo la oración sin terminar. Porque se dio cuenta en ese momento, que había hablado de mas. Que el no sabía su real identidad y que a juzgar por su cara de asombro la había cagado más que nunca.
—¿Cómo dices que...?
Lalisa fruncio los labios.
Mierda, mierda, mierda...
Entonces, Lalisa se incorporó mordiendo su labio.
—Es que me siento como una huerfana pobretona aunque sea totalmente millonaria ¿sabes? Es una enfermedad de la cabeza. Sólo el 0,2% de las personas lo tienen. Es una enfermedad como la depresión, la ansiedad y todo tipo de trastornos raros...
—Si claro. ¡Sabía que Jungkook ocultaba algo!—chilló con euforia igmorando su explicación extraña—así que se consiguió a una huerfana muerta de hambre como tú para que nadie interfiriera en sus negocios. Maldito gusano...
—¿Ya no soy tan interesante?—Lisa alzó una ceja—¿irás corriendo a decirle a todos?
—Aún mejor. Haré que lo publiquen en los periódicos.
—¡Si tú llegas a hacer algo como eso le diré a todos que Jane me fue infiel y que tú la encubriste, imbécil!
Ambos miraron sorprendidos a Jungkook que venía dando zancadas furioso.
—¿Querías que Jane se me insinuara para ensuciarme otra vez? ¿Cuantas veces crees que quedaré mal parado?
—No hace falta que respon...
Jungkook lanzó un puñetazo hacia Baekhyun. Jane y Lisa ahogaron un gemido.
—Anda, dile a todos. Nada de lo que digas a los medios llegará a afectarme. Porque no me importará que los demás sepan o no lo que hice.
—Claro que lo haré. Jane, vamonos.
Jane cabizbaja le hizo caso a Baekhyun. Ambos salieron de ahí rapidamente.
Jungkook suspiró.
—No puedo creer que a estas alturas tenga que seguir lidiando con ellos. Si ese idiota te toca un pelo, lo mato. ¿No lo hizo verdad?
Lisa rio.
—Tranquilo, no lo hizo. Aunque no entiendo porque te odia tanto. ¿Quieres que queme el cabello de Jane en venganza por insinuarse contigo otra vez?
Ahora fue su turno de reir. Aunque algo en los ojos de ambos delataba que quizás no bromeaban tanto.
—Supongo que la típica rivalidad de dos imbéciles de familias diferentes pero igual de poderosas. Aunque claro que a mi me da igual lo que haga.
—¿Es cierto que Jane te fue infiel?—inquirió Lalisa curiosa y sorprendida.
—Si.—respondió—admito que dolió, pero al fin y al cabo no tenía porque hacerlo ¿no?—sonrio mirándola—no lo valía.
—Claro que no.
Jungkook palmeo sus piernas invitando a Lalisa a sentarse junto a el en el sofá. Más no pudieron tener mucha intimidad ya que el timbre de la puerta fue tocado con fuerza.
—¿Y ahora quien demonios es?
Jungkook se levanto muy en contra de su voluntad con un suspiro. Acto seguido abrió la puerta y abrio los ojos de par en par al ver lo que había del otro lado.
Namjoon estaba ahi.
Y tenía en sus brazos a un mini Namjoon, con ojos que te derretian de ternura y una sonrisa babosa.
—Recuerdan que dije que traería a mi hijo ¿no? Pues resulta que necesito que lo cuiden mientras hago el jardin nuevo que me pidió, señor Jungkook. ¿Lo harían por mi?
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Capítulo relleno que lo escribí hace 6361736484 de años luz
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