Capítulo O23

Secretos revelados|비밀

La madre de Lalisa apenas la oyó abrió los ojos como platos, pero intento recomponerse de ello rapidamente. Carraspeo su garganta y observó con miedo a su marido, quien en ese mismo momento sólo le dedico una sonrisa tranquilizadora.

—Las dejaré solas.—dijo el hombre, como entendiendo que ambas necesitaban su espacio.

Jane Manoban desvío la mirada a su hija, quien por primera vez en mucho tiempo se mostraba vulnerable frente a ella. Lisa sintio como su madre apretaba sus manos con fuerza. Frunció los labios.

—Lisa...

—Necesito saberlo mamá.—aclaro ella rápidamente, casi rogando—necesito saber quien es papá y porque jamás me hablaste de el.

Jane la observó como intentando descifrar sus pensamientos. Sin embargo por mucho que hubiera querido adivinar que pasaba por su mente no pudo hacerlo. Así que terminó por comenzar a hablar.

—Creí que estaba preparada para esto, pero ya veo que no—esbozó una sonrisa triste, a Lalisa verla en ese estado y recordando a su padre le rompió el corazón—yo te dije que tu padre falleció hace mucho tiempo por una enfermedad ¿verdad?

—Cierto.—asintió Lalisa—dijiste que era un gran hombre.

—Y lo era.—asintió—era un hombre que no dudaba dos segundos en ayudar a los demás aún cuando nadie requería su ayuda. Siempre al pendiente de quien tenía menos recursos y siempre sacándote una sonrisa, aun cuando tu día había sido una completa mierda y lo sabias.—sonrió de nuevo, pero no fue con nostalgia, más bien con un brillo especial en los ojos.—yo tenia 20 años en ese entonces, era una de las encargadas del orfanato de los niños del barrio y me encontraba triste porque a muchos de ellos no les alcanzaba el alimento que podíamos brindarles. Y créeme que dolía mucho verlos con ojos cristalizados y miedosos, pidiendo un trozo de pan para comer—sus ojos se llenaron de lágrimas—yo en ese tiempo ya había perdido para siempre a tus abuelos porque ambos se encontraban grandes y débiles de salud, entonces decidí luchar yo sola y ser útil para quienes más lo necesitaban y así fue.—hizo una pausa—y tu padre...tu padre en uno de esos malditos infiernos, apareció de repente como una luz entre la oscuridad. El sol después de la tormenta—reconoció. Lalisa sintió un cosquilleo agradable al oírla hablar así de el—y juro que cuando lo vi por primera vez...fue amor a primera vista, cariño. Me quede embobada viendo como el entraba con mucha comida y con una sonrisa de oreja a oreja. Tenia una ridicula nariz de payaso en su nariz recta y se meneaba al ritmo de una canción inexistente. Realmente había entrado ridículo ese dia, pero de todas formas quedé embobada viendo como los niños sonreían y reían ante sus payasadas.

》Recuerdo que el me indicó que enterara otra caja que había afuera del orfanato y yo creyendo que era más comida y fui a ver. Resultaron ser juguetes. El resto es lo obvio  Ese día los niños durmieron felices, sin frio ni miedo. Sé sintieron por primera vez en mucho tiempo cómodos y durmieron como angelitos. Yo estaba que lloraba de la emoción por el gesto de ese hombre. Y el me explicó que uno de sus proyectos era donar cosas a los más necesitados. Habia dicho que nos veríamos por mucho tiempo y vaya que fue asi...

》Nos fuimos conociendo poco a poco. Una cosa llegó a la otra y resultó ser que se enamoró de mi tanto como yo lo hice con el. Lo juro Lalisa, yo no podía creer que hombre tan perfecto se fijara en una chica tan simple como yo.

》Y si bien el era alguien totalmente diferente a mi, eso no impidió que me amara como lo hizo. Nada impidió que el viera perfecto todo aquello que yo consideraba imperfecto. El tiempo paso, el comenzó a compartir sus proyectos conmigo y yo también hice lo mismo. Tuvimos a una hermosa niña a la que llamamos Lalisa y a pesar de todas las discusiones familiares en su familia por dejar que el gran Johnatan Manoban se casará con una pobretona como Jane Wells, el siguió adelante conmigo.

—¿Y entonces?—inquirió Lalisa ansiosa—entonces el era...

—Tu padre era un empresario millonario, si.—admitió—su familia jamás me quiso y convivimos con ello bien. Hasta que falleció en ese accidente y me dejó totalmente sola. Su familia me quito todo lo que por herencia correspondía sólo a John y como no estábamos casados todo se fue de las manos y me dejaron en la calle. No tenía dinero ni para comer yo, así que ¿como te iba a cuidar a ti?—el corazón de Lalisa se estrujo al oirla—estaba desesperada, en llanto contigo en brazos. Tuve que dejarte en ese orfanato. Y se que no la has pasado bien allí. Me culpo por cada segundo que te he dejado ahi.—ya para entonces Jane había soltado lágrimas. Lalisa las limpio en silencio—los padres de Jhon son realmente crueles. Sobre todo su madre.

Entonces, ya Lalisa sabiendo todo esto, comenzó a relatar todo lo que le sucedió en aquellos caoticos dias. Hablo de Leyla y de aquella mujer. Hablo de lo que había descubierto y por todo lo que pasó. Le hablo sobre que la habían adoptado y estaba con Jungkook. Le contó también que Jennie y Yoongi estaban más felices que nunca juntos y que ella ahora estaba bien, pero que con respecto a su abuela eso lo resolvería la justicia.

Su madre no podía tener más abierta la boca de lo que ya la tenia. Era claro que era mucha información para asimilar. Hasta sintió que comenzaba a dolerle la cabeza y se sostuvo la misma. Suspiro, alertando a Lalisa.

—Mamá, ¿estas bien?—inquirió Lalisa preocupada.

—Si esa mujer vuelve a querer tocarte un maldito pelo...—susurró—yo la mataré con mis propias manos.

—¡Mama, no!—chilló Lalisa—no volverá a pasar, tranquila.

—Debes tener cuidado. Porque tu abuela siempre fue una persona retorcida cuando se trataba de negocios o dinero—le dijo apretando los dientes—y va a ser todo lo posible para quitarte de en medio. Pero antes de que eso pase tendrá que pasar por mi cadaver, lo juro.

—¿Porque seguiría insistiendo conmigo? ¿Qué es lo que sucede realmente, mamá?

—Ella tiene miedo de que le quites toda su fortuna. Tiene miedo de mi porque yo tengo algo que si se llegara a presentar frente a la justicia, no tendría nada que hacer.

Lalisa cada vez entendía menos.

Su madre se levantó a duras penas de la cama y comenzó a rebuscar en su armario. Luego de unos segundos de búsqueda sacó una caja y la abrió dejando a la vista millones de papeles. Y así estuvo, buscando, hasta que finalmente encontró lo que quería.

Sé dio media vuelta y le echo una mirada tensa a Lalisa.

—Toma.—ofreció el papel. Lalisa lo sujeto aún desorientada—En este papel estan las pruebas de que la fortuna de la familia Manoban, por herencia, te pertenece.

[...]

Lalisa salió de la casa teniendo una maraña de pensamientos en su cabeza. El asunto en sí no era grave, pero era importante. Tenia que admitir eso.

De pronto se puso a pensar en Jungkook y en como sus caminos se encontraron por casualidad, haciendo que todo se mezclara, que todo se cruzara, armando un caos enorme en su cabeza y en sus sentimientos.

Y en eso estaba, pensando, analizando, tratando de asimilar absolutamente todo, pero no fue hasta que levanto la cabeza que pudo ver un auto negro a unos pasos de su casa. Lo hubiera dejado pasar de no ser porque el auto era...llamativo, no parecía para nada a los autos de la zona. Era reluciente, seguramente de unos nuevos modelos y se notaba que valía fortuna.

¿Acaso...?

Su pecho se inflo de furia al pensar que podía ser el.

Fue rápidamente hasta el auto y golpeó la ventana. Quizás con mas fuerza de la necesaria, pero ya qué. Sintio aun con la ventana polarizada que alguien se sobresaltaba adentro. Quizás había estado durmiendo.

Entonces la ventana se abrió lentamente, como si se tratará de un niño apenado quien realmente no quería salir descubierto de esa forma y se le salió todo de las manos. Lalisa arrugo el ceño al darse cuenta de que se trataba de Jungkook. Le sonrió como si todo estuviera bien y eso la colocó furiosa.

Idiota.

—¿Descansaste?—ironizó—¿Te gustó tu siesta?

—Queria saber si estabas bien. Eso es todo.

—¿¡Me seguiste hasta aqui!?—su silencio sólo lo confirmo—primero no me hablas y te comportas frío conmigo, pero luego vienes y me sigues ¿con la excusa de que te importo?

Jungkook abrió y cerro la boca como un pez fuera del agua. Lalisa harta de esa situación terminó por voltearse, para caminar a pie todas las cuadras que quedaban desde su hogar hasta la estúpida mansion del estúpido chico que tenía en frente siguiendola con el auto.

Maldito seas Jungkook, maldito seas.

Lalisa.—su nombre fue pronunciado de forma recriminatoria—deja ya de comportarte como una niña berrinchuda.

—¿Ahora yo soy la niña?—se quejó ella—creo que te diste el honor de cambiar los papeles tu solo.

Y eso fue suficiente. Lalisa oyó como el auto frenaba de repente. Y oia la puerta del auto siendo abierta, y luego cerrada de forma fuerte. Todo en un microsegundo. Lalisa reaccionó tarde a esto, porque cuando quiso correr el la sujeto de la muñeca y la hizo dar vuelta, de forma que su cara chocara con su fuerte pecho y un aroma a alguna fragancia cara pero adictiva llenará sus fosas nasales.

A pesar de esto Lalisa fruncio el ceño y observó hacia arriba.

—¿¡Pero qué demonios haces!? ¡Sueltame ya!

—¿¡TIENES IDEA DEL INFIERNO QUE HE PASADO DESDE QUE ESAS MALDITAS TE SECUESTRARON?

Lalisa dejo de forcejear y se calló de forma abrupta. Miro a Jungkook a los ojos sorprendida de su confesion, y el solo se limito a apretar la mandibula mientras su pecho subía y bajaba constantemente.

—Yo...

—No sabes como me sentí...como me torturé a mi mismo pensando en la sola idea de que te podían hacer algo horrible. ¡Aún lo siento con verte a la cara y ver esas horribles marcas cubiertas por vendas que hacen que mi pecho se estruje de culpa!

—Jungkook...

—¿Porque te ignore? ¿En serio no sabes darte cuenta? No quiero que te sientas de forma en la que yo me he sentido. No quiero que te duela saber que un dia esa persona que tanto amaste ya no está, no quiero que te aferres a mi como yo...—trago duro—se que piensas que soy un idiota. Pero tengo más corazón del que tu crees. Y sé también, que aunque tu finjas odiarme y odiar todo lo que se refiere a mi, en realidad no lo haces. que cuando yo acortó la distancia y te miro a los ojos tu corazón comienza a palpitar de forma desenfrenada.

Lalisa se asusto. No por el hecho de que todo lo que decía era verdad  (que en realidad también la preocupo) si no tambien porque el acortó la distancia entre los dos y sujeto su barbilla haciéndola levantar la cabeza.

—Yo no soy bueno para ti.

Susurro, enviandole una corriente de electricidad por todo el cuerpo de Lalisa. Sus labios estaban tan cerca que con tan sólo un pequeño acercamiento sus labios podían rozar sin problema alguna. Lalisa cerro los ojos. Y por un momento se dejó llevar.

Hasta que de repente su tacto desapareció. Para cuando abrió los ojos lo vio caminando lejos de ella.

—¡Espera! ¡No te vayas así!—rugió Lisa—¡No finjas que no te pasa lo mismo, porque sé lo que pasó la noche en la fiesta!

—¿Qué nos besamos? ¿Qué casi terminamos en la cama porque tu estabas borracha, con apenas una remera que cubría tus pechos?—algo dentro de Lisa dolió. Jungkook en el fondo se arrepintió—eso no es amor Lalisa. Eso no es nada.

—Tu no me paraste. Tu estabas sobrio ese dia—reprochó, de repente las ganas de llorar la abordaron. Supuso que era todo el acumulamiento de sentimientos en su pecho. Ya no sabía que pensar de nada.

—No es amor. Es deseo. Y lo admito, me equivoque.—hizo una pausa—pero al menos pude pararme a tiempo. Y no volvera a pasar porque al fin y al cabo yo sólo te adopte para mis negocios. Cumplirás dieciocho años de edad y podrás irte como así lo quisiste desde un principio. Todos ganamos. Nadie pierde.

Dicho esto volvió a subirse al auto rápidamente, dejando a Lalisa con millones de pensamientos en su cabeza.

—Le diré a Jimin que te venga a recoger. Quédate aquí.—lo último dudo en agregarlo—por favor quédate aqui.

Dicho esto cerro la puerta del auto y arranco, dejando a Lalisa sola.

Jungkook decía que nadie perdía y todos ganaban...pero realmente eran más las de perder que las de ganar.

La había tratado tan fría a Lisa que está se sintió mal por un segundo. Luego recupero su compostura. No se daría por vencida así de fácil. El la quería. La peliroja lo sabia. Pero la pregunta era...

¿A qué le tenía miedo Jungkook realmente?

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