Capítulo O22

El pasado|과거의

Arianne y Leyla fueron llevadas por la policía en ese preciso momento en un abrir y cerrar de ojos. Un hombre que estaba cerca de Lisa, mientras tanto, tomo de los brazos delgados de ella y le dedico una sonrisa tranquilizadora, indicándole que ya estaba a salvo. Que finalmente ya no había nada que temer.

Lalisa temblaba como gelatina en su lugar conforme caminaba a la par del policia. Sus piernas se sentían débiles y de sus ojos no paraban de brotar miles de lágrimas llenas alivio y nervios. Ansiedad y sorpresa en partes iguales.

Sólo en ese momento se permitió a si misma darse cuenta de lo aterrada que estaba por dentro. De cuanto anhelaba volver a ver a sus amigos, que eran más que una familia que otra cosa, y cuando deseaba estar a salvo y poder seguír con su vida. Sólo en ese momento pudo darse cuenta de lo afortunada que era de salir casi ilesa de una situacion de esa magnitud. Sintió que el mundo le estaba dando una oportunidad y que, fuera lo indicado o no, ella la aprovecharía.

Lo primero que hizo Lisa cuando el oficial la soltó para que fuera a abrazar a sus seres queridos, fue encontrarse cara a cara con Yoongi y Jennie. No compartían su sangre, pero claramente eran como unos hermanis para ella. Y eso se pudo ver fácilmente cuando sin dudarlo fueron con sus brazos a rodearla y a asfixiarla. Lalisa se quejó ahogando un quejido de dolor, puesto que tenía muchos moretones y algunas heridas leves. Sin embargo eso no impidió que los abrazara con el mismo entusiasmo. Luego de ellos, le siguieron todos los demás; Hobi la abrazo como nunca lo hizo y beso su cabeza, agradeciendole a Dios de que estuviera a salvo. Lalisa sintió que el era como un padre para ella, uno que jamás pudo tener y al pensarlo se sintió conmovida. Le devolvió el abrazo con la misma fuerza, sintiéndose alguien afortunada de poder volver a los brazos de las personas a quienes más amaba.

Lalisa abrazo a todos, tanto a Jimin, como a Jisoo, Rosé, Jin y Namjoon, todos con la misma intensidad y dándole fuerzas de aliento hasta llegar a Jungkook.

Con este último el gesto no fue el mismo. Lalisa dudo en acercarse. Su mirada se encontraba fija en ella y su mandíbula estaba apretada de forma fuerte. Jungkook se acerco unos pasos. Absolutamente todo el aeropuerto estaba conmovido e intrigado viendo la escena y eso le resultó incómodo, aunque Jungkook claramente parecia acostumbrado a la atencion innecesaria. El de forma lenta y cuidadosa se acerco a ella y le quito la gorra de lana negra que la cubría. Al dejar las heridas de la chica visibles por un segundo -solo un segundo- sus ojos cambiaron a unos llenos de preocupación y angustia.

"¿Quien fue la maldita hija de perra que te hizo eso?" Se pregunto en su mente el magnate. Más no dijo nada.

Suspiró, sintiendo como todo el aire retenido en sus pulmones junto con su angustia reprimida se iban de una jodida vez.

—Ven aquí, tonta.—soltó, rompiendo el hielo.

Y dicho esto Jungkook pudo tomar la iniciativa de acercarse para tomarla por los hombros, rodeando con sus fuertes brazos su delgada anatomia. Cerro los ojos y hundio su rostro en el espacio entre su hombro y cuello. Y se quedó ahí por unos largos instantes. Intentando recordar todo de Lisa en esos segundos.

Y en ese momento, sólo en ese momento pudo darse cuenta que si a ella le llegara a pasar algo como eso otro dia, no se lo perdonaria nunca en su maldita vida.

Lalisa al principio se sorprendio de su tacto, pero luego de unos instantes reaccionó de la misma forma y rodeó con sus brazos su espalda ancha. También cerro los ojos y ambos estuvieron ahi, por unos segundos eternos donde sólo fueron ellos dos. Y el mundo dejo de importar por completo para ambos.

Claro, esto fue asi hasta que todo se rompió de repente cuando un policía sujeto a Jungkook del hombro. Sonrió tenso.

—Señor, aquí hay mucho revuelo. Lo mejor es que lleve a la señorita a su casa y pueda descansar de todo esto.—continuó luego de unos segundos—Prometo que luego de interrogar a las mujeres que estaban con ella, yo mismo le daré la información que sacare de ellas. La señorita deberá darnos unos detalles, pero más tarde. Ahora sólo llevela a casa.

Jungkook asintió.

—Muchas gracias, oficial.

Luego su mirada se concentró en Lalisa. Sonrió de una forma que la peliroja se sintió a salvo sin tener que corroborar si lo estaba o no realmente. Se asusto por un segundo cuando lo vio de forma directa a sus orbes oscuros. ¿Siempre eran así de lindos y cautivantes?

Y el dijo, como si no hubiera provocado una explosión mental en la cabeza de la peliroja.

—Vamos a casa, Lisa.

[...]

El camino a su hogar fue totalmente lo contrario a lo esperado. Lalisa creyó que la interrogarian en todo momento sobre que sucedió y porque, y todo lo que tuviera que ver con el secuestro organizado de esas dos mujeres. Más nadie dijo absolutamente nada. En parte la peliroja lo agradeció, porque tener que recordar que esa mujer era su abuela y había sido cómplice del secuestro de su propia nieta, la indignaba y horrorizaba de formas que nadie podía imaginar. Provocaba que sus nudillos se colocarán blancos y una ira cruda creciera dentro de ella sin poder hacer nada para cambiarlo.

Cuando Jungkook la acompañó a su habitación, nadie dijo nada. Cuando ella se recosto y cerró los ojos el se quedó ahi. Lalisa si bien lo sentía extraño, no dijo nada al respecto ante su actitud repentinamente protectora. Suponía que todos habían estado igual de angustiados que el. Jungkook beso su cabeza y le pidió que intentará descansar.

Al dia siguiente Jungkook llevo a médicos hacia su casa para que revisarán si Lalisa estaba en buen estado. Al parecer no había heridas muy graves, pero si se encontraba en mal estado y al ver la cantidad de abusos físicos que había sufrido en un lapso tan corto de tiempo se encargaron de curarla y brindarle todos los métodos necesarios para que se sintiera mejor en algunas semanas.

En el tiempo que sucedía esto Jungkook no cruzo ni dos palabras con Lalisa. Esta última se sentía confundida. Casi decepcionada en ese aspecto. ¿Porque Jungkook la ignoraba?

—Jungkook.—había llamado ese día. El mencionado giro la cabeza de inmediato.

—¿Qué necesitas?

¿Porque la trataba como si no la conociera?

Quiso decirle lo de su abuela. Explicarle que su padre pertenecía a su misma rama y un montón de cosas que no se animaron salir de su boca aún asi.

—Nada.

Y así fue como Jungkook asintió con la cabeza saliendo de la estancia. Lalisa cerro sus manos en puños, para luego suspirar y tomar su teléfono  y marcar un teléfono que se sabía de memoria.

—¿Hola? Landon, pasame con mi madre por favor.

[...]

Lisa arreglo su ropa y cabello y salió de su habitación a pasos lentos y silenciosos. No tenía ganas de cruzarse a Jungkook y tener que decirle que iría a ver a su madre y explicarme todo el asunto de porque seguro pensaba que estaba muerta. Así que sólo se limitó a decirle a Jisoo que saldría por motivos importantes, aunque la mayor insistió en que fuera acompañada y Lalisa accedió porque era consciente de la situación por la que había pasado, pero con la única condicion de que Jungkook no se enterara de ello.

Jisoo asintió y dijo que Hoseok y Jimin la acompañarían. Lalisa le agradeció, aunque no se dio cuenta en ese momento de que el magnate escuchaba todo detrás de una pared.

¿A donde irás, Lisa? Se pregunto en su mente. Apretó la mandíbula al notar que no quería que el se enterase. ¿Se iría a encontrar con alguien acaso? ¿un chico?

¿Celos de padre protector o algo mas? La risa burlona de Jimin retumbo en su cerebro como la peor de las cosas. Jimin si bien era el chofer de la casa, en realidad era más como su amigo que otra cosa, y cuando ambos estaban a solas no desaprovechaba la oportunidad para bromear de el y su relación con Lisa.

Ni en su cabeza estaba tranquilo. Era claro.

Sus pensamientos fueron eliminados de repente cuando notó que Lalisa salía de la casa a pasos apurados. Estaba huyendo de el.

Jungkook sintiéndose tonto por el gesto, decidió seguirla. Primero vería por las cámaras de seguridad a donde iría y luego saldría a buscarla. Quizás Jisoo podría decirle. Aunque no estaba seguro de nada.

Jungkook fue a las cámaras de seguridad. La vio caminar tranquila por el patio lleno de flores y fuentes hasta llegar a la limosina de Jimin. Se subió. Ambos salieron de ahí a paso tranquilo. Tomaron la primera calle que vieron y doblaron y alli dejo de verlos.

Cuando esto paso rápidamente llamo a Jisoo quien con expresión risueña decidió atenderlo.

—Es casi mi hora de la siesta...—Se quejó—¿Qué desea señor Jungkook?

Hace mucho tiempo que Jisoo no se quejaba de su labor. Jungkook sonrió de lado viendo su mirada interrogativa.

—Sólo quiero una cosa.—hizo una pausa dramática—que me digas a donde fue Lalisa.

Jisoo se rio como si fuera el mejor de los chistes.

—No.

Dicho esto se dio media vuelta y volvió por donde había salido.

Jungkook fruncio el entrecejo.

—¡Kim Jisoo!—no podia creer que el, el gran Magnate de toda Corea, respetado y odiado por muchos estuviera ahora mismo rogandole a su empleada por una información tan patética.

—¡Le prometí a Lalisa que no diría ni una palabra! ¡Ni echandome logrará que se lo diga!

Jungkook rechino entre dientes.

--Kim Jisoo, si tu...

—¡Se fue por Aifree Street hacia el barrio pobre!—gritó Jin, apareciendo de repente en su campo de vision—busca el edificio 126. Allí estará.

Jungkook abrió los ojos como platos agradeciendole mientras el le guiñaba un ojo.

—Jin te debo una, aumentare tu sueldo.—luego le echo una mirada a Jisoo quien miraba furiosa a Jin. Para que negar, Jisoo enojada no era agradable—y tu...me reservare los comentarios.

Dicho esto salió y fue a su garage para sacar a uno de sus otros tantos autos. Había de muchos colores y todos tenían nombres diferentes. Decidió llevarse a Ray, un auto negro que pasaba desapercibido para todos. Se quito su uniforme y se colocó unos jeans holgados y una camisa negra.

Ya estaba listo para practicar espionaje al parecer.

Luego de esto salió con su auto rumbo al lugar. Cuando entró al barrio pobre sintió por un momento que no estaba bien meter sus narices en donde no lo llamaban. Ademas de que si se trataba de alli, a menos que Lisa vendiera armas, consumiera drogas o algo parecido, estaba casi seguro que se trataba de un tema muy personal de la misma. Y sabía bien que había altas probabilidades de que la pelirroja la terminará por mandar a la mierda si lo descubría.

Lalisa mientras tanto ya estaba tocando la puerta de su segundo hogar. Y no lo llamaba hogar por el lugar en si, si no por las personas que la habitaban. Landon Cassie era su padrastro. Aquel hombre que se presento frente a ella apenas toco la puerta ya tenía arrugas por los años que llevaba encima, por el cansancio físico de haber trabajado desde que pudo hacerlo para ganarse la vida. Y De una forma que no se merecía por supuesto, pero que al menos estaba conforme con eso.

Lisa se encontraba orgullosa de que su madre estuviera con alguien así. Cuando el apenas la vio, la recibió con un abrazo. Y ahí Lisa supo que lo había extrañado mucho. Quizás demasiado.

—Lalisa querida. ¿cómo estas? Pasa.

Se hizo a un lado y dejo entrar a la peliroja como si nada sucediera. Lalisa pregunto por su madre, Jane, y este le indicó que estaba en el cuarto descansando.

Ella se dirigió a pasos lentos hacia alli. La misma se encontraba descansando en su cama mientras miraba la tv de la habitacion. Jane Manoban era a sus cuarenta y tantos, una mujer que aún podía decirse que mantenía su belleza. Tenía el cabello castaño oscuro, casi negro. La nariz respingada y los mismos labios carnosos que Lalisa. De sus ojos acompañaban unas ojeras visibles y sus ojos parecían decaidos. Aunque todo cambio de forma notoria cuando vio a su hija parada en el umbral de la puerta. Sus ojos se llenaron de alegría y un brillo particular se posaron en ellos.

—¡Liz!

Lalisa no dudo dos segundos en abrazarla. Abrazarla tan fuerte como pudo aunque sin quebrarle los huesos, claro. La sensación de calidez recorrió todo su cuerpo y sonrio al olfatear su olor tan característico. Finalmente luego de meses de no verla y aún sabiendo que estaba a nada de alejarse de ella para siempre hasta hace menos de 50 horas, pudo verla y sentirla en sus brazos. Charlar con ella una vez mas.

Lalisa sabía apreciar bien los pequeños regalos de la vida. E intentaba hacerlo dia a dia siempre desde que tenía uso de razón.

No sabiamos si habia un futuro próspero para todos, pero el aqui y ahora habia que vivirlo. Si no, ¿de qué serviría la vida entonces?

--Veo que te has hecho un corte de cabello arriesgado--dijo su madre. Lisa sonrió--te queda precioso de todas formas.

--Gracias, ma. ¿Cómo has estado?

Lalisa omitió informacion mientras tomaba su mano y posaba sus ojos en ella en todo momento.

La madre de Lalisa comenzó a relatar lo ultimo vivido en sus días.

Apenas podia llegar a fin de mes con sus pocas ganancias y ahora que su madre había enfermado todo se habia vuelto mas dificil para Landon. Aun asi la madre de Lalisa intento relatarlo se la forma mas amistosa posible.

--Pero no importa. Saldremos de esta como siempre lo hemos hecho.--su madre tosio un poco haciendo tensar a Lisa. Esa tos no lucía muy normal. Parecia cansada de formas que a Lalisa le preocuparon por un instante--pero en fin, cuentame de ti. ¿Como vas en la escuela? ¿Y en el orfanato? ¿Jennie que tal?

Lalisa aqui es cuando se puso totalmente seria y decidio confesarle los ultimos sucesos.

--Realmente me gustaría hablar de eso. Pero no en este momento.--susurró antes de armarse de valor y decirlo.

Entreabrio la boca para hablar y miro a su madre directo a los ojos. Tratando de transmitirle la gravedad de la situacion.

Hasta que finalmente lo dijo.

--Quiero que me cuentes acerca de Johnatan Manoban, mamá.

Ella abrio los ojos como platos.

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Capitulo bastante largo. Sé que esta aburrido, pero la verdad el simple hecho de actualizar es un milagro literalmente asi que no pregunten solo gozenlo ok

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