Epílogo: Siete años después

En las ruinas de lo que alguna vez fue la capital del Imperio Misurugi; un mosaico revuelto de madera, metal y estructuras de piedra había sido erigido en el campo y las tribunas de lo que alguna vez fue el estadio de Iaria stadium del instituto Ho-o. Desde los rincones de la devastada ciudad, sobrevivientes se habían reunido aquí en masa, en el asentamiento conocido como Nueva Angelise. Sobre la pared del estadio, molinos de viento atrapaban la brisa para generar energía y alimentar las bombas de agua construidas en el exterior del estadio, para regar los parches de jardines que los rodeaban.

Desde la ventana de sus aposentos, en lo que había sido una vez la cabina privada de la familia imperial, Sylvia se mantenía vigilando el área que la rodeaba. Exploradores y patrullas afuera en la ciudad enviaban avisos en caso de que hubiera bandidos dirigiéndose hacia acá, pero ella prefería mantenerse ocupada. Tras el cataclismo que dejó todo el mundo en ruinas, Sylvia había reunido a los sobrevivientes que pudo encontrar, y se dispuso a tratar de rescatar lo que pudo de la civilización. Tras siete años de duro trabajo, Nueva Angelise había logrado mantener su estabilidad, cuando otros asentamientos habían fallado o fueron aniquilados por las pandillas de bandidos que rondaban por la tierra desecha.

– Lady Sylvia, su té está listo. – dijo Sakura.

Desde que el palacio fue abandonado, Sakura había sido su compañera y confidente más cercana, de la misma forma que Momoka lo había sido para Angelise. Aunque desearía que Sakura dejara de usar el título "Lady" con ella. Después de todo, su título real era otra parte de su antigua vida que Sylvia había dejado atrás hacía mucho tiempo.

– Gracias. ¿Ha habido alguna noticia de Rosenblum?

– Una caravana acaba de llegar. Le enviaré el reporte cuando lo haya compilado.

Aparte del asentamiento de Sylvia, Misty Rosenblum había logrado establecer su propia colonia en los remanentes del Castillo Imperial de Rosenblum. Hasta ahora, Misty Grounds era la única comunidad grande que pudieron encontrar, pero al menos era algo. Mientras se sentaba para tomar su té, alguien tocó a la puerta que llevaba a las escaleras.

– Adelante. – dijo.

La puerta se abrió, y entraron dos personas. El primero era el Alguacil Schwartz, un antiguo oficial de policía que lideró a un grupo de sobrevivientes hacia el norte de Misurugi. Al establecerse con el grupo de Sylvia, Schwartz se convirtió en el jefe de seguridad del asentamiento, y estaba a cargo no sólo de la ley y el orden, sino de defender a los habitantes contra los ataques de bandidos. La otra persona era Hilda, una chica de la edad de Sylvia que fue recogida por el grupo de Schwartz junto con su madre. Hilda se había convertido en la amiga más cercana de Sylvia después de Sakura. Especialmente ya que el pie de manzana de su madre era una de las pocas cosas que Sylvia se permitía disfrutar.

– Srta. Sylvia. – dijo Schwartz. – Vine para avisarle que hemos localizado el escondite de los bandidos que han estado atacando nuestras caravanas en Banagher. Me llevaré un escuadrón para encargarme de ellos ahora.

– Muy bien. – asintió Sylvia. – Por favor tenga cuidado, alguacil.

– Y yo vine para decirle que el huerto de mi mamá ha producido algunas manzanas frescas. Eso significa que esta noche tendremos pie de manzana caliente. Vendrá a probar un poco, ¿verdad?

– Por supuesto. – Sylvia sonrió. – Ya sabes que nunca rechazaría esa invitación.

Hilda se marchó, aunque Schwartz se quedó atrás para observar la pintura en el muro, un retrato de Angelise que Sylvia había rescatado del castillo.

– Mucha gente todavía piensa que ella es el demonio. Pero usted no. – murmuró el alguacil. Sylvia sacudió su cabeza con tristeza.

– No. Mi hermana no se merece nada de eso. Aunque el mundo jamás la perdone, yo sí lo haré. Y si la gente está en desacuerdo conmigo, son libres de marcharse por su cuenta. – dijo Sylvia. Schwartz frunció el ceño y cruzó los brazos. – ¿Sucede algo, alguacil?

– No exactamente. Sólo que me estaba preguntando si debería decírselo o no.

– Está bien, alguacil. Lo que sea que tenga en la mente, siéntase libre de decírmelo.

Schwartz suspiró y miró el retrato de Angelise.

– Sucedió poco antes del cataclismo. – le dijo. – Una Norma había escapado de su confinamiento, y yo era parte del escuadrón enviado para recapturarla. Pero ella tenía un aliado. Un humano que la protegió. Ese hombre mató al resto del escuadrón, pero no a mí.

– ¿Sabe por qué?

– Cuando intentábamos recapturarla, algunos de mis hombres querían violar a la Norma, pero yo los detuve. No pude entender el razonamiento de ese hombre. ¿Por qué se le hizo tan fácil matarlos a ellos mientras que a mí me perdonó la vida? Pero después lo entendí. Nunca le conté esto, Srta. Sylvia, pero yo estaba viendo la transmisión en vivo cuando su hermana estaba a punto de ser ejecutada.

– Ya veo.

– El hombre que ayudó a salvar a su hermana. El mismo que atacó el lugar donde iban a ahorcarla, estoy seguro de que fue el mismo con el que me encontré. Creo que él vio algo en este mundo. Algo que estaba muy mal y que no podía simplemente ignorar. Desde entonces, he tratado de vivir por el ejemplo que me dio. Vivir por aquello en lo que creo, en lugar de aquello que la sociedad dicta que es justo y moral. No sé si aún esté allá afuera, pero espero que haya sobrevivido. En este momento, el mundo necesita hombres como él más que nunca.

Sylvia miró su té sin decir ni una palabra.

– Perdone, no fue mi intención traerle malos recuerdos.

– Está bien. Supongo que me siento igual. No sé a dónde fue mi hermana, pero estoy tratando de vivir con el ejemplo que ella me dio. Para que yo, y todos los demás en Nueva Angelise podamos pararnos con nuestros propios pies.

El alguacil Schwartz asintió y se fue para ocuparse de su misión. Una vez que se quedó sola, Sylvia se acercó al retrato de Angelise, mientras unas lágrimas comenzaban a caer por su rostro.

– Dondequiera que estés, hermana... – susurró llorando – ... espero que estés a salvo y feliz. Cómo desearía poder decirte lo mucho que lo siento... y que te amo.

...

Ange levantó la mirada mientras limpiaba la mesa. A cada tanto podía oír una voz, que casi sonaba como Sylvia de cierta manera.

– Hey, ¿está todo bien? – preguntó Tusk.

– Sí. – asintió ella. – Sólo mi imaginación.

Su esposo asintió, y volvió a limpiar el mostrador donde se servía el almuerzo. Otro día había llegado a su final en el Café Ange. Abrían para el desayuno y el almuerzo, y después cerraban a las tres de la tarde para tener algo de tiempo para ellos.

«Y hablando de las tres en punto,» pensó Ange. – Tusk, voy a ver cómo está Van.

– De acuerdo, yo terminaré aquí.

Entregándole su trapo de limpiar a Tusk, Ange fue a la cocina donde Momoka estaba calentando una botella de fórmula para el bebé que acunaba en sus brazos.

– Ya casi está. – canturreó mientras sacaba la botella de la olla. Luego de comprobar la temperatura en su muñeca, Momoka asintió con satisfacción. – Hora del almuerzo.

– ¿Por qué no me dejas hacerlo por ti, Momoka? – sugirió Ange.

– Oh, no se preocupe, Lady Angelise. – le aseguró su sirvienta. – Yo puedo hacerme cargo. Después de todo, usted tiene que terminar de cerrar el café.

– O tú podrías tomar mi lugar y ayudar a Tusk.

– Mmmm... está bien. – suspiró ella. Entregándole su bebé a Ange, Momoka le hizo cosquillas en la mejilla. – Adiosito, Van. La tía Momoka te verá después.

Istvan, o Van para abreviar, había nacido de Tusk y Ange hacía poco menos de seis meses. Habían estado casados por casi tres años cuando fue concebido, ya que Ange quiso esperar hasta haber establecido su negocio al punto que ella y Tusk pudiesen mantener una familia. Se sentía agradecida con Momoka por su ayuda, aunque a veces la sirvienta parecía irse un poco de mano.

«Sé que amas mucho a Van, Momoka,» pensó Ange frunciendo el ceño. «Pero si sigues así, él va a empezar a pensar que tú eres su mamá.»

Cargando a su hijo afuera, Ange se sentó en una de las mesas exteriores del café y le dio su fórmula. Luego de bebérsela toda, Ange lo hizo eructar y se puso a acunarlo en el sol de la tarde. Arriba, una bandada de DRAGONs se alejaba volando, y Ange empezó a tararear la canción de su madre. No podía creer que ya habían transcurrido siete años. Tras la devastación en la ciudad de los DRAGONs, toda la población había emigrado a la isla de Neo-Arzenal, la cual ahora tenía una ciudad que seguía expandiéndose por su superficie. Algunas de las naves militares diseñadas por la Network servían en las Fuerzas de Auto Defensa de la Tierra, mientras que el resto habían sido remodeladas y convertidas en residencias flotantes para ayudar a conservar espacio en la isla.

«Pareciera que fue hace mucho tiempo,» pensó, «pero a la vez se siente muy reciente.»

Hubo un tiempo en el que se imaginó que nunca tendría nada cercano a este nivel de felicidad. Cuando llegó por primera vez a Arzenal, la desesperanza de su situación parecía tan grande que simplemente quería morir.

«Me alegro de no haberlo hecho,» pensó mientras miraba a su hijo. «Por todo el dolor y sufrimiento que tuve que pasar, al final valió la pena.»

– ¡Ange! – la llamó alguien.

Ange levantó la mirada, y vio a Ersha acercándose al café montada en un scooter motorizado. Cynthia estaba montada en la plataforma trasera y luego que se detuvieron, ayudó a Ersha a ponerse de pie y bajar sobre la cubierta. El enorme bulto en el vientre de Ersha casi chocó contra la mesa mientras se sentaba.

– Tusk nos traerá algo de té. – le dijo. El café estaba técnicamente cerrado, pero Ange siempre estaba dispuesta a recibir a sus amigos cuando venían a visitar.

En el tiempo desde Libertus, Ersha había adoptado a Cynthia, se convirtió en una maestra de escuela, y luego se casó con Rhino. Y ahora estaba a punto de dar a luz también. Muchos de sus amigos también se habían emparejado desde entonces. Rio y Hilda estaban casados, Kat y Kamaitchi ya tenían un hijo propio, el Jefe y Jasmine disfrutaban de sus años dorados, Chris y Rosalie habían adoptado una hija, y Maggie y Vulture habían llevado una relación de romper y volver a juntarse constantemente, y se tomaban "descansos" debido a la costumbre de Vulture de volver a caer en sus hábitos de fumador. Aunque por lo que Maggie le dijo la última vez, Vulture ya llevaba tres meses sin un solo cigarrillo, gracias a que Gila había perfeccionado aquella goma de mascar suya, así que tal vez podrían hacerlo funcionar esta vez.

– ¿Cómo te sientes? – preguntó Ange. Ersha suspiró y se acarició el vientre.

– La enfermedad matutina ya está mejorando. – admitió. – Aunque la espalda me está matando, y tengo que ir al baño cada cinco minutos. Pero estoy muy emocionada. Sólo falta un mes.

– ¿Qué hay de ti, Cynthia? – preguntó Ange. – ¿Estás emocionada?

– ¡Puedes apostarlo! – respondió la niña. – Papá y yo finalmente terminamos de construir la guardería. No puedo esperar para verlos.

La puerta del café se abrió, y Tusk salió cargando una bandeja con tres vasos de té con hielo.

– Wow, Ersha. – dijo Tusk colocando la bandeja en la mesa. – Estás enorme.

Ange inmediatamente le lanzó una mirada enojada. ¿No tenía idea de lo conscientes de sí mismas que eran las mujeres embarazadas?

– Bueno, estoy cargando gemelos, después de todo. – se rio Ersha.

– Más nos vale asegurarnos que tú y ellos reciban bastantes nutrientes. Por suerte, todavía me queda algo de sopa de serpiente marina. Espera un poco y la calentaré.

– Uh, está bien. – dijo Ersha. – No hace falta que te tomes molestias por mí.

– No es ningún problema. – le aseguró él. – Volveré enseguida.

– Hey Tusk. – dijo Ange. – Creo que Van ya está listo para su siesta de la tarde. Ya que vas adentro podrías llevarlo contigo.

– Claro. Ven aquí, muchachote. Vamos a llevarte a la cama. – dijo Tusk aceptando a su hijo. Una vez que él y Van habían desaparecido adentro, Ange le hizo un gesto a Cynthia para que se acercara.

– Ve adentro y busca la sopa. Momoka te mostrará donde puedes tirarla.

– Entendido. – asintió Cynthia antes de salir corriendo.

– Gracias. – dijo Ersha suspirando de alivio. Las únicas que realmente disfrutaban de esa sopa suya eran las chicas DRAGONs, y Ange estaba medio convencida de que sólo la ordenaban para poder echarle el ojo a su marido. – La Festa viene pronto. ¿Tú y Tusk planean tener un puesto este año?

Cada año, en el aniversario de Libertus, la Festa de Libertad se celebraba en las playas de Neo-Arzenal, siendo sólo uno de los días festivos que las Normas podían celebrar tras haber sido liberadas.

– Sí, pero no creo que tengamos el pie de manzana de Hilda esta vez. Por lo que escuché, ya podría venir cualquier día.

Era una lástima. El pie de manzana de Hilda era uno de sus platos más vendidos, y desde que la diagnosticaron, Rio y Hilda habían dejado de explorar las ruinas para la investigación de Salamandinay. En lugar de eso, Hilda había establecido un huerto de manzanas mientras Rio asumió un puesto como profesor en la universidad. Igual que con Tusk, la mayoría de sus estudiantes eran las chicas DRAGON, un hecho que no se le pasaba por alto a Hilda.

Antes que Ange pudiera decir nada más, un repentino chirrido atrapó su atención, y al levantar la mirada vieron un Goleta con un vestido enrollado alrededor del cuello bajando hacia ellas.

– Oh cielos, me pregunto qué le pasa a Vivian. – dijo Ersha. Su amiga aterrizó frente a ellas y estaba a punto de transformarse cuando Ange la detuvo.

– Detrás de la cortina. – le recordó. Como la Dra. Gecko y Maggie fueron incapaces de regenerarle las alas y la cola en su forma humana, la única forma en que Vivian podía volar era transformándose. Así que Ange hizo que Tusk instalara un área con cortinas a un lado del café para que pudiera cambiarse.

Vivian desapareció tras una esquina y después de un estallido y una nube de humo, salió corriendo ahora con el vestido que llevaba en el cuello en su forma de Goleta. En los años tras Libertus, Vivian se había vuelto capitana del primer escuadrón de las Fuerzas de Defensa de la Tierra, y también habría crecido bastante. Ahora era tan alta y bien dotada como Ersha. Y mientras corría hacia ellas, Ange vio que estaba respirando agitadamente y temblaba de emoción.

– Vivian, ¿qué sucede?

– Aquí hay una pregunta. – Vivian jadeaba. – ¿Adivinen qué hora es?

– No querrás decir... – Ersha estaba a punto de preguntar.

– ¡Bingo! – canturreó Vivian. Así que finalmente llegó la hora. Más les valía llegar al hospital antes de que se lo perdieran.

– Tusk. – lo llamó Ange. – Trae a Van y tu Skyhook. Ya está sucediendo.

...

Alineando los papeles que tenía en las manos, Salia, Comandante en Jefe de las Fuerzas de Auto Defensa de la Tierra, los golpeó contra su escritorio para enferezarlos. Aunque Embryo había sido derrotado, Salia argumentó que existía la posibilidad de que una versión paralela de él u otra amenaza podría atacarlos tarde o temprano. Salamandinay estuvo de acuerdo y juntas, habían recibido la bendición de Aura para crear las Fuerzas de Autodefensa de la Tierra, una fuerza militar unida compuesta de DRAGONS, Normas y humanos en el evento de que surgiera alguna otra amenaza. Por suerte, el Arzenal de Embryo tenía la mayor parte de las utilidades que el suyo solía tener, incluyendo una cubierta de lanzamiento para Para-mails.

– ¿Comandante Salia? – Salia levantó la mirada, y vio a Emma parada en la puerta del centro de comando. – Acabo de terminar de revisar la lista de suministros. Parece ser que lo único que se nos está agotando es la aleación para reparar los Para-mails.

– Le enviaré el aviso a Salamandinay para que le encargue una orden al clan Genome. – Gracias a sus poderes gravitatorios, los del clan Genome eran mineros naturales. Capaces de sentir y filtrar los materiales valiosos que había en el suelo sin necesidad de perturbar el paisaje excesivamente. – Eso será todo por hoy, Emma. Te veré mañana.

– Señora. – respondió Emma con un saludo. Gracias a sus habilidades administrativas, Emma manejaba la base de lanzamiento como un reloj. Mientras se iba, Salia volvió a su escritorio, y tocó suavemente la foto de Alektra que Jasmine había rescatado para ella.

«Estamos bien ahora, Alektra,» pensó. «Y yo también?»

El teléfono de su escritorio empezó a sonar, y Salia lo cogió para contestar. – ¿Hola?

– Hey, estoy buscando a una hermosa dama. ¿Hablo con ella?

Salia sonrió con fastidio. – Hola, Spider. ¿Ya terminaste con tu transmisión por hoy?

Desde Libertus, Spider había utilizado su experticia como técnico para construir una red de radio, y se estableció como su locutor principal.

– Acertaste. Recogí algo de pollo teriyaki de ese lugar que te gusta. Lo mantendré caliente hasta que vuelvas a casa.

– Gracias. – dijo ella. – Te veré en un rato.

Salia colgó, y se puso a pensar en cómo él se había convertido en su novio. Spider era la última persona de quien ella creyó poder enamorarse, especialmente ya que encontraba su costumbre de coquetear con ella y el resto de las chicas insufriblemente molesta. Pero en los años que pasaron desde entonces, Salia había aprendido que el amor verdadero no era para nada como los mangas que ella solía leer. Y a diferencia de Embryo, Spider la trataba como alguien que le importaba.

Apenas había vuelto a su papeleo, su teléfono volvió a sonar. – ¿Sí?

– ¡Salia! – dijo la voz de Ange. – ¡Ya es hora! ¡Ven al hospital!

La línea se cortó, y Salia sacudió la cabeza mientras marcaba otro número. Después de cinco años y pasar por matrimonio y maternidad, Ange seguía siendo tan impaciente como siempre.

– Spider, pide esa orden para llevar. Ya es hora.

...

Al pie del memorial, dos Normas y una pequeña niña DRAGON se encontraban de pie en silencio, presentando sus respetos. Erigido poco después de su llegada a la Tierra verdadera, el monumento y las tumbas a su alrededor eran un testamento a aquellos que habían muerto durante Libertus, independientemente de lo que eran. Frente a una de las tumbas, Rosalie y Chris leyeron el nombre en la tumba de Marika. Mary y Nonna ya habían venido, al igual que Maggie y Jasmine a juzgar por las flores que había colocadas en la tumba de la Comandante Jill. Aparte de Marika, las tres ya habían colocado flores también en las tumbas de Irma y Tanya.

– No puedo creer que ya hayan pasado cinco años. – dijo Rosalie. Los labios de Chris temblaban mientras se agachaba y tocaba suavemente con los dedos la lápida de Marika.

– Nunca podré decirlo lo suficiente. – dijo medio sollozando. – Siento mucho lo que te hice. He intentado vivir cada día tratando de enmendarlo.

Con ese fin, Chris se había unido a las fuerzas de defensa y ahora era capitana del segundo escuadrón. Si una nueva amenaza aparecía tal como Salia lo predijo, Chris sería la primera en salir a la batalla para proteger a sus amigos y familia. Sintiendo una pequeña mano sujetando la suya, Chris miró a un lado, y vio a la pequeña niña DRAGON parada entre ella y Rosalie.

– Mamá Chris, por favor no te pongas triste. – suplicó la niña. Chris sonrió y se limpió las lágrimas.

– Estoy bien, Fafni.

Después que ella y Rosalie se casaron, las dos adoptaron a Fafni, cuyos padres habían muerto durante la fusión dimensional. No era la dinámica más extraña en Neo-Arzenal. Las mujeres, mayormente Normas y DRAGONs, superaban ampliamente en número a los hombres humanos, así que no era raro que un solo hombre tuviese dos o hasta tres esposas.

– Ven, vámonos a casa. Quiero escuchar ese ensayo que escribiste para Ersha. – dijo Rosalie. Ella y Chris tomaron de las manos a Fafni, y se disponían a volver a casa, cuando alguien las llamó desde arriba.

– ¡Rosalie! ¡Chris!

– ¡Es la tía Lamia! – chilló Fafni. La madre de Vivian aterrizó frente a ellas, y Chris pudo ver por su mirada que algo estaba pasando.

– Supuse que estarían aquí. Tenemos que ir al hospital. ¡Ya es hora!

– ¿En serio? – sonrió Rosalie. – Bueno, ¿qué esperamos entonces?

...

Para cuando llegaron, se había reunido una pequeña multitud en frente del hospital. Era uno de los primeros edificios grandes construidos después de Libertus, y Maggie servía como su médico en jefe con ayuda de la Dra. Gecko. Van había nacido aquí también. Mientras Tusk hacía descender su skyhook, Ange bajó del sidecar izquierdo con Van mientras Momoka se bajaba del derecho con la cesta que habían hecho juntas. A su alrededor, Normas, antiguos agentes de la Network, y DRAGONs en su forma humana estaban amontonados juntos. Había incluso algunos Bergantines y Galeones en los terrenos, y todos ellos estaban aquí aguardando las noticias.

– Allí están. – los llamó alguien.

Acercándose a ellos se encontraba el Jefe, o Blitz, como prefería que lo llamaran ahora, junto a Jasmine que llevaba un pequeño cachorro en los brazos. Al ser ya un perro muy viejo cuando ocurrió Libertus, Vulcan había fallecido por la edad unos años antes. Sin embargo, la exploración de Rio y Hilda en las ruinas les había guiado a un laboratorio de investigación genética, cuya tecnología les permitió a Gecko y Gila clonar a Vulcan Jr., y entretanto, Blitz había usado su experiencia como arquitecto para construir su nueva ciudad, mientras Jasmine abría su nuevo centro comercial.

– Casi creí que no iban a venir. – dijo Blitz.

– No nos lo perderíamos por nada del mundo. – dijo Ange. De entre la multitud, Sala apareció con Kaname, Naga y Lizardia.

– Veo que han traído refrigerios. – señaló Sala. – Espero que hayan traído uno de esos bee-el-tees que tanto me gustan.

Sin nada más que hacer sino esperar, todos se sentaron para socializar con el resto. Sin embargo, las horas fueron pasando una tras otra, y no había noticias adentro del hospital.

– El sol ya casi se pone. – señaló Ersha. – Espero que todo esté bien.

– Ugh, qué aburrimiento. – gruñó.

– Bueno, si quieres entretenimiento, estoy segura de que Salia siempre puede hacernos otro pequeño show, ¿verdad? – sonrió Ange.

– Creí que habíamos acordado no volver a hablar de eso nunca más. – gruñó Salia. Durante la celebración inicial de Libertus, Salia acordó someterse a una penitencia por cómo actuó mientras trabajaba para Embryo. Y Ange los convenció a todos de hacer un concierto como ídolo vestida con un cosplay de chica mágica.

– No entiendo por qué sigues enojada por eso. – señaló Ange. – Según recuerdo, la mitad de los de la Network te pidieron salir con ellos después de eso.

Justo entonces, la entrada del hospital se abrió, y la Dra. Gila salió para verlos. Todos los presentes se pusieron de pie y esperaron aguantando la respiración por lo que había pasado.

– Ya terminó. – les dijo. – Ambos están bien.

Todos en el patio estallaron en vítores. Otro nacimiento siempre era una adición valiosa.

– Bueno, ¿qué estamos esperando? – exclamó Kat. – ¡Vamos adentro!

– ¡Un momento! – gritó alguien. Frente a ellos, Emma se plantó delante de la puerta para bloquearles el camino. – Los dos han pasado por una labor muy difícil y no necesitan que lo agravemos más. Por la autoridad de la Comandante Salia, he compilado una lista del primer grupo al que se le permitirá pasar. Cuando los llame por su nombre, por favor den un paso al frente.

Ange simplemente sacudió su cabeza. Algunas cosas nunca cambiaban.

...

Alguien le dio un beso en la frente a Hilda mientras lentamente abría los ojos, y se encontraba con un rostro familiar sobre ella.

– ¿Rio? – dijo con la voz algo arrastrada. Su cabeza se sentía como si estuviera llena de niebla, y su cuerpo estaba tan cansado que casi estaba entumido.

– Hey. – le dijo Rio. – Estuviste increíble. Me siento muy orgulloso de ti.

«¿Orgulloso de qué?» se preguntó. ¿Y por qué su cuerpo se sentía ligero y vacío? Una vez que su cabeza se aclaró y recordó por qué estaba en el hospital, Hilda intentó levantarse de un salto, y se encogió con el dolor que le invadió todo el cuerpo.

– Tranquila. – dijo Rio sujetándola de los hombros. – Maggie dice que todavía estás con mucho dolor.

– ¡Rio! – dijo jadeando, con el pánico aumentando en su interior. – ¿Qué pasó? ¿Dónde...?

– Sshhh, está bien. – le aseguró él. – Mira.

Al lado de Rio, Maggie y la Dra. Gecko habían aparecido. Y en los brazos de Maggie había un pequeño bulto envuelto en una manta de hospital. Algo que estaba llorando fuertemente.

– Felicidades. – les dijo Maggie. – Es una niña, y está completamente sana.

Como si fuera un sueño, Hilda aceptó a la recién nacida, acunándola contra su pecho. Miró la pequeña piel arrugada y la mata de cabello rojo en su cabeza. La niña dejó de llorar y Hilda finalmente no pudo contenerse más.

– Nuestra hija... – dijo entre sollozos. – Es nuestra hija.

Rio acarició gentilmente la cabeza de la recién nacida, mientras ella se acurrucaba en el pecho de Hilda, al parecer sabiendo que estaba con sus padres y que era amada.

– Es perfecta. – dijo Rio. Hilda levantó la mirada y vio que también había lágrimas corriendo por el rostro de él. – Absolutamente perfecta.

– Debo decirlo, siempre es fascinante ver los nacimientos humanos. – admitió la Dra. Gecko. – Sólo desearía que me dejaran documentar también el ritual de apareamiento.

Alguien tocó a la puerta, y todos voltearon para ver a Emma parada afuera de la entrada.

– Disculpen, pero tienen algunos visitantes. – les dijo. – Si no se sienten bien ahora, puedo decirles que vengan más tarde.

Rio y Hilda se miraron entre sí y asintieron.

– Creo que podemos permitirnos unos minutos. – dijo él. Emma asintió, y haciendo un gesto llamó a alguien en el pasillo. Uno a uno fueron entrando, Tusk y Ange con Van y Momoka, Jasmine y Blitz con Vulcan Jr., Rhino con Cynthia y una muy embarazada Ersha, Salia y Spider, Vivian con Lamia, y finalmente Chris y Rosalie con Fafni.

– Oh Dios mío. – dijo Ersha. – Es preciosa.

– Toda una belleza. – asintió Blitz. – Igual que su madre.

– ¿Ya han pensado en un nombre? – preguntó Ange.

– Decidimos llamarla Sarah. – respondió Hilda. – Fue gracias a ella que Rio y yo nos conocimos, después de todo.

– Bueno, felicidades. – sonrió Tusk. – Ahora sólo les faltan noventa y nueve.

– ¡Chicos, ya han pasado siete años! – gruñó Rio. – ¿No pueden ya olvidarse de eso?

Toda la habitación estalló en risas, mientras Hilda bajaba la mirada y apretaba su mejilla contra la cabeza de Sarah.

«Estarás a salvo aquí,» le prometió. «Nadie va a lastimarte como me lo hicieron a mí. Y si alguien lo intenta, se las verá conmigo.»

Hilda miró a sus amigos, a su esposo, y finalmente al pequeño ángel que dormía en sus brazos. ¿Qué había sido eso que Rio le dijo cuando llegaron a la Tierra de los DRAGONs hacía tantos años? ¿Algo de que en alguna parte en el espacio y tiempo había una versión de ella que nunca pudo conocerlo a él?

«Si es así, espero que hayas encontrado la felicidad. Porque esta es la mía. Y no pienso entregarla por nada.»

FIN.

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