Capítulo 25
"Un plan para salvarlo"
La ubicación de la base de los Toros Negros había cambiado. Sólo sus integrantes y aquellos que no estaban controlados por Lucius Zogratis tenían conocimiento de dónde se encontraba.
Apenas el sol había salido, Aurora se dirigió hacia allá para poder hablar con el capitán Yami y pedirle ayuda para poder salvar a Julius. Dado que se encontraba cerca de Sosshi, en un punto cercano de la región abandonada, con la ayuda de su magia le tomaba al menos una media hora en llegar. Para evitar ser perseguidos por los soldados de Lucius al considerarlos una amenaza contra todo lo que proclamaba, Henry los llevó hacia un lugar donde pudiesen pasar desapercibidos y estar a salvo. Aurora habría podido irse junto a sus compañeros, sin embargo, dejar la casa del Bosque Estelares no estuvo dentro de sus opciones. Aurora habría estado feliz de ofrecerles la protección que la casa del bosque le ofrecía, pero no encontró la manera de poder darles acceso, pese a sus intentos fallidos por lograr que Gauche entrara.
A veces la invadía la culpa y se preguntaba si estaba haciendo lo correcto en separarse de su escuadrón. Ellos no la juzgaban y entendían el por qué se había alejado, y Aurora quería contarles la noticia de su embarazo, regalarles un momento alegre en estos días tan grises, que sabía que traería esperanza a su equipo. Y lo había decidido, no quería ni deseaba pasar sola la etapa de su embarazo. Sin embargo, se los diría después de hablar con el capitán Yami, ya que no la dejarían seguir con su plan de saber el estado en el que se encontraba.
Cuando llegó, desbloqueó la barrera protectora que rodeaba la casa para poder entrar. En estos tiempos, la precaución era un aliado.
—Hola Grey, ¿el capitán está en su habitación?
A Grey le había crecido el cabello y ya no era la chica tan tímida que se ocultaba de todos cuando la observaban detenidamente. Se atrevería a decir que todos habían cambiado desde el momento en que Finral falleció, incluida ella.
—Hola Aurora, está en los baños termales.
—Gracias, enseguida vuelvo.
Grey asintió y siguió leyendo un libro del que Aurora no alcanzó a ver el título de la portada.
Subió una escalera y atravesó un largo pasillo. Se detuvo frente a la puerta de los baños termales y llevó sus nudillos frente a la madera vieja.
—Estoy ocupado —escuchó decir.
—¿Estás cubierto? —le preguntó ella, alzando la voz para que pudiese escucharla.
—Sí —escuchó que gruñía.
Sin esperar una invitación, entró a los baños termales. El capitán estaba con los ojos cubiertos por una toalla y la cabeza echada hacia atrás. Lo único que se veía de su cuerpo era parte de tu torso musculoso. Un cabestrillo sujetaba su brazo izquierdo, que aún sanaba.
—¿Cómo va ese brazo? —Ella se sentó en el suelo con las piernas cruzadas. Tenía puesto su manto, nunca se lo sacaba, eso le recordaba a quiénes pertenecía.
—En dos semanas más podré quitarme esta cosa —murmuró, sin quitarse la toalla que cubría la mitad de su rostro—. Pero, no viniste a preguntarme por mi salud, ¿no es así?
—Vine para solicitar tu ayuda con el rescate de Julius.
El capitán se quedó en silencio y dio un largo, largo suspiro.
—Otra vez con lo mismo.
—Tengo un plan —dijo sin titubear.
—No quiero romper tus ilusiones, mocosa, pero me has dado el mismo discurso hace ya un mes, y, sin embargo, no tienes ningún plan en mente todavía, o al menos ninguno que vaya a resultar. ¿Cómo podremos salvar a alguien que ya no está? —Se quitó la toalla de los ojos y volvió a suspirar en cuanto notó que a Aurora se le aguaron los ojos, pero esta vez no se rompió—. Escúchame, Aurora, yo también le tengo un gran respeto a Julius, pero él no está, y en su lugar, un portador de un demonio ha infundido el miedo en este reino. Créeme que también tenía la esperanza de que en cuestión de días Julius volviera, pero han pasado dos meses. Él no volverá y debes aceptarlo, aunque te duela. Debes ser fuerte, mocosa.
Aurora no daba crédito a los que sus oídos estaban escuchando.
—¿Que sea fuerte? ¡He sido fuerte desde que mi pareja casi me mata!
—Ese fue Lucius —la interrumpió.
—Pero no lo sabía, y aun así tuve la fuerza suficiente para seguir luchando por encontrar alguna salvación para Julius. Capitán Yami... sé que Julius sigue ahí dentro de Lucius, dame la oportunidad de demostrártelo. ¿Por favor?
El capitán se quedó pensando. Finalmente negó con la cabeza.
—No te pondré en riesgo.
Aurora levantó la barbilla.
—Iré de todas formas —se dispuso a salir, pero el capitán la detuvo.
—Está bien. Pero si no encuentras alguna señal que te revele que el alma de Julius sigue con vida, iniciaremos con el plan b.
—¿Plan b?
—No te lo quería decir para no hacerte sufrir más de lo que ya estás sufriendo.
—¿De qué hablas?
—Con los capitanes a los que Lucius no ha tocado, hemos conversado.
Los únicos capitanes que siguen con su alma intacta son Nozel, Fuegoleón, William y Yami.
—¿De qué han conversado? —Aurora se levantó para quedar de pie y se acercó un poco más. El capitán salió del agua, cubriéndose con una toalla.
—Nos hemos estado reuniendo en la base secreta de William. Esto no puede continuar así Aurora, han pasado dos meses. ¿Esperaremos a que transcurra un año para actuar? No. Seguimos siendo caballeros mágicos y no olvidamos nuestro propósito para y con el reino. Entre todos, hemos llegado a una solución.
Aurora no quería escuchar lo que le diría a continuación. Su silencio fue más que suficiente para que el capitán continuara hablando.
—Debemos acabar con la vida de Lucius.
Sus piernas flaquearon y se hubiese caído de rodillas al suelo si no fuera porque el capitán logró sostenerla a tiempo.
Asesinar a Lucius.
Si mataban a Lucius entonces ella ya no podría salvar a Julius, porque Lucius ocupaba el cuerpo de su pareja. Si continuaban con ese plan, toda esperanza y un futuro juntos no existirá.
—No. No pueden hacer eso. No lo hagan, por favor no lo hagan.
—Comprendo tu reacción y nadie te juzgaría por ello, pero hay tantas personas inocentes sufriendo a consecuencia de Lucius Zogratis. Ni siquiera pueden salir de noche tranquilos. Viven con miedo, Aurora. Recuerda que también eres un Toro Negro, nunca lo olvides.
El capitán suavizó su expresión al ver lo pálida que se encontraba.
—¿Puedo hacerte cambiar de opinión? No lo hagan. —Le suplicó ella.
—Hablaré con los demás, pero necesito que tengas un plan en mente. Solo puedo darte un mes Aurora, no podemos seguir extendiendo esto mucho más. Los demás nos necesitan y Lucius debe morir.
—Es que no lo entiendes, yo estoy... —Quería decirle que estaba embarazada, pero se contuvo. Aún era muy pronto para informarlo—. Está bien, les demostraré que el alma de Julius sigue viva, y cuando eso suceda, lo salvaremos sin importar qué. Prométemelo capitán.
—Te lo prometo.
Aurora respiró más tranquila y fue a sentarse. Las náuseas amenazaban con botar todo su desayuno. Tal vez se debía al vapor que salía de las aguas termales y que provocaban que se le subiera la temperatura del cuerpo.
—Tengo pensado en ofrecerme como esposa para Lucius —soltó—. Le juraré mi lealtad, aunque eso sea mentira.
El capitán la zarandeó de un hombro.
—¿Acaso te volviste loca? Puedes morir. Puede manipular tu alma.
—Lo sé, pero él no me hará daño. La única forma de sentir a Julius es conviviendo con Lucius.
—De ninguna manera, eso no terminará bien en ningún sentido. Piensa en otro plan. Lucius no te conoce, te matará si estás en contra de lo que él piensa.
—Sé que puede parecer descabellado. He estado espiándolo y ya está pensando en buscar esposa. Creen que así, tendrán más respeto por él y las personas que lo siguen verán la unión que hay detrás de su trono.
El capitán la miraba como si estuviera loca.
—¿Que has estado haciendo qué?
—No me ha pasado nada, sigo acá ¿o no?
—Si fueras Asta, te tomaría de la cabeza para que entres en razón. ¿Qué parte de que puede manipular tu alma no entiendes? —un tic nervioso apareció en su mandíbula.
—No lo hará —respondió tranquilamente ella.
—¿Cómo es que estás tan segura? Adivino, estuviste espiándolo y quedó enamorado de ti como lo estuvo Julius. Y claramente, es un sarcasmo —aclaró.
—Sólo lo sé y ya.
—Podemos pensar en otro plan.
—Me has dado un mes para salvarlo, estoy desesperada. No servirá atacarlo, porque me mataría. Tampoco he encontrado en los libros que he leído, algo que nos diga cómo sacar el alma de una persona dentro de otra. Escuché la conversación que tuvo con Damnatio y creo fuertemente que va a resultar. Es el cuerpo de Julius, si su alma sigue allí dentro, reaccionará a mí. Además, le haré creer que me tiene bajo su poder.
O eso quería creer, ya que no estaba tan segura por dentro. Para que el capitán creyese en ella, tendría que mostrarse firme ante su postura. Tenía dos meses de embarazo, su barriga no se notaría hasta el cuarto mes, aún tenía tiempo. No seguiría con ese plan si pusiese en peligro la vida de su bebé y la de ella, pero había estado soñando con Julius... era la decisión que debía tomar. De todas maneras, tenía un plan de respaldo para protegerse en caso de que las cosas no funcionaran al principio.
El capitán Yami la miraba con preocupación, su ceño estaba fruncido en una expresión de profunda desaprobación.
—Aurora, te estás arriesgando demasiado. Este plan podría ser un suicidio. No sabemos cuál es el alcance exacto del poder de Lucius, y exponerte de esta manera es peligroso.
Aurora se mantuvo firme, su mirada decidida a pesar del miedo que latía en su pecho.
—Capitán, lo entiendo. Pero es la única manera en la que puedo estar cerca de él, de buscar señales de Julius. No puedo quedarme de brazos cruzados mientras el reino sufre bajo su control. Como tampoco puedo, más ahora, quedarme de brazos cruzados sabiendo el plan que tienen en mente para acabar con el sufrimiento de la gente.
El silencio llenó la habitación mientras Yami sopesaba las palabras de Aurora. Sabía que ella era valiente y decidida, pero también era joven y podía ser impulsiva. Sin embargo, también comprendía la desesperación que la impulsaba.
—Está bien —suspiró finalmente, resignado—. Pero debes prometerme que serás cuidadosa. No te acerques demasiado a Lucius, y si notas cualquier signo de peligro, debes retirarte de inmediato. Estaremos escondidos para cuidarte las espaldas.
Aurora asintió y puso su mano suavemente en su antebrazo.
—Lo prometo. Haré todo lo posible por mantenerme salvo y traer a Julius de vuelta.
—Bien. Entonces, cuéntame más sobre ese plan tuyo.
Aurora explicó detalladamente su estrategia: acercarse a Lucius como una pretendiente, ganarse su confianza y buscar cualquier señal de que Julius aún estaba presente en algún rincón de su ser.
—Es arriesgado, sin duda —comentó Yami después de escuchar todo el plan—. Pero si hay alguna posibilidad de que Julius esté ahí dentro, debemos intentarlo.
—Exactamente. No puedo dejar de creer que hay esperanza —dijo Aurora con determinación y al mismo tiempo, luchando por mantenerse fuerte.
El capitán Yami la miró con una mezcla de orgullo y preocupación.
—Muy bien entonces. Te apoyaré en esto, pero recuerda, Aurora, este es un camino peligroso. Si las cosas se ponen demasiado difíciles, no dudes en retirarte. Tu seguridad es lo más importante.
—Lo entiendo, capitán. Gracias por confiar en mí.
Con eso, el capitán Yami y Aurora comenzaron a trazar los detalles finos del plan. Acordaron un código de señales para que Aurora pudiera comunicarse con Yami en caso de emergencia.
Lucius la había visto sólo una vez y con eso era suficiente para que creyera su historia de amor profundo por él.
+++
Aurora se encontraba frente al imponente castillo que ahora servía como la morada de Lucius Zogratis. Respiró profundamente, intentando calmarse los nervios que la atormentaban. Estaba vestida con un elegante vestido que resaltaba su belleza, pero también ocultaba una daga escondida en su cintura, lista para cualquier eventualidad.
Se giró para despedirse de sus compañeros.
—Gracias Gauche, Grey, Gordon y Charmy, por acompañarme —agradeció sinceramente.
—Somos uno para nuestra orden, debemos cuidarnos entre nosotros —le respondió Charmy.
—Sí —estuvo de acuerdo Grey.
Con Luck, Magna y Noelle buscando a Asta, entendía que también querían poner un granito de arena de su parte para recuperar el reino que los protegió a ellos alguna vez.
Miró al capitán y se llevó la mano con los dos dedos flexionados hasta el pecho.
—Cuídate, estaremos alertas.
—Bien, aquí voy.
Salió de su escondite y atravesó lo que quedaba para entrar al castillo. Se obligó a mantener la calma y ocultar parte de su miedo cuando las sombras la rodearon. Las altas puertas del castillo estaban protegidas por cuatro soldados y todos tenían una expresión de seriedad en el rostro.
—Alto ahí —le dijo uno, estirando su brazo para detenerla.
Aurora se mantuvo en calma, y entonces sonrió falsamente.
Su plan había comenzado.
Holi, gracias por apoyar el fanfic. Habrán más interacciones con los demás personajes que no tomé tan en cuenta en la primera parte a medida que el plan de Aurora avance.
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