INKTOBER NARUTO #10

Palabra: Esperanza

Personajes: Konan y Yahiko.

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Konan era una chica bastante dulce y impresionable en su infancia, sin embargo, la guerra estalló. Toda la inocencia y calidez se perdió desechándolo. Por que en ese mundo lleno de muertes donde cantidades impresionantes de sangre corrían, ninjas masacrando cantidades de gente inocente hasta que la vida escapaba de sus ojos.

Ella había huido, escapando de todo eso. Esperando morir, eso se esperaba en tiempos de guerra. Pero los encontró a Yahiko y Nagato. Se aferró a ellos con la fuerza de un parasito a su hospedero. Sintiendo como poco a poco, a pesar de la forma precaría en la que vivían, algo cálido se iba fijando en su interior. Al tenerlos a ambos con ellos hasta que perecieran, pero juntos.

Ella no estaba sola, nunca más.

Y a pesar de todo pronostico lo entendió, que estaba enamorada de Yahiko, una tarde, luego de varios años. Acababan de crear Akatsuki para luchar contra todo lo que les había arrebatado su vida. Las palabras motivacionales de Yahiko resonaban entre todos los que se encontraban ahí.

Su voz acariciaba su interior, su cabello naranja dando tanta luminosidad que llegaba hasta sus ojos castaños. Su voz acallaba la más ruidosa de sus preocupaciones. Ella esperaría a lograr sus objetivos, una paz donde todos pudieran vivir sin más niños como ellos. Konan esperaría en ese momento para confesar lo que tanto estaba resguardando entre tantas hojas de papel.

Y se lo arrebataron.

Un agujero profundo y doloroso se fijó en su interior. Las mariposas de papel siendo destrozadas sin cuidado, quitando cada una de sus alas en la más cruel de las agonías. Las palabras se atoraron en su garganta para jamás poder dejarlas salir.

En ese punto comprendió que aquello cálido que había sentido cuando niños era esperanza. Una esperanza que era alimentada por su voluntad y sus ganas de vivir el tiempo que fuese necesario, pero que fuera con ellos.

Ahora esa esperanza se alimentaba de algo más, algo más profundo, imposible pero a lo cual Konan se aferraba con fuerza.

La esperanza de volver a ver el rostro de Yahiko.

Imposible. Egoista y sumamente doloroso pensar en esa posibilidad. Sin embargo, su alma marchita debía tener algún combustible para seguir lo que habían planeado desde niños, junto con Nagato. Ambos harían eco a los ideales de Yahiko.

Un tiempo lo vio, de pie dándole la espalda, sus cabellos siendo acariciados por el viento ocasionado por la lluvia incesante que descendía del cielo negro. Nagato la había citado ahí. Él fue consciente de su presencia y dio la vuelta.

El corazón femenino dio un vuelvo al contemplar aquel rostro impasible que antes era cálido. Cada una de las facciones que ella recordaba, su piel clara haciendo juego con su cabello. Su alma lloró de alegría al verlo, acercándose sin poder decir una palabra al respecto. Y notó aquellos ojos. Esos ojos que no eran de él, que no transmitían la calidez que ella tanto añoraba.

Él era Yahiko, pero al mismo tiempo no lo era.

Konan mordió sus labios ante esa contrariedad y avanzó unos pasos más, descubriendo que de alguna forma no le importaba. Que ese no era el Yahiko original. Pero la esperanza burbujeaba en su interior, aquella a la cual se había aferrado, la que la motivaba a salir día con día con un objetivo claro.

Volver a verlo, aunque sea una última vez. Y eso era suficiente para ella.