Fotografía

INKTOBER NARUTO #13

Palabra: Duna

Personajes: Sai & Ino.

Click.


 Click.


 Click.




El sonido del artefacto en sus manos sonó a la par que el botón se hundía. El ligero murmuro del aparato no atrajo la atención de su objetivo lo cual el permitió conseguir la imagen perfecta. La visualizó en la pequeña pantalla y dejó salir una ligera sonrisa al ver a Doricha Eliza en pleno vuelo alimentándose de Ipomoea pes-caprae deslumbrando sus coloridas plumas siendo reflejadas por el sol que se alzaba con fuerza.La imagen del año.


No podía ser más satisfactorio considerando que había estado cazando esa foto desde las seis de la mañana, exactamente hace siete horas caminando por la duna costera sin detenerse. Las ventajas y desventajas de haberse inclinado por las aves. Debía madrugar sin titubear, moviéndose con rapidez, captando el cantar de las aves de su interés. Sus binoculares colgados de su pecho le facilitaban su trabajo de rastreo, además que siempre estudiaba su sitio desde días antes y ver artículos que le facilitaran la preferencia alimentaria de sus especies asignadas.


Sai trabajaba en Nacional geographic.


Sus viajes por el mundo cazando a las especies de interés eran experiencias que disfrutaba en demasía por toda la información que adquiria en el proceso y por supuesto por las vistas maravillosas que podía captar en sus viajes. Una vez que terminó la universidad ingresó a cursos de fotografía naturista hasta que su talento fue cazado por National al presentar una foto suya de cyanocorax yucatanicus en el concurso internacional que realizaban, llevándose el primer puesto. Oportunidad que no dejó pasar. Había combinado sus dos pasiones. No podía estar más pleno.


Sai siguió su caminar delicado, asegurándose que sus botas de campo en la arena no hicieran sonido alguno y evitando de igual forma que se hundieran en la arena. Las olas de la playa se escuchaban bastante cerca asegurando el lugar por donde había entrado. Le gustaba de sobremanera las dunas costeras por el hermoso paisaje marino que le brindaba y el viento refrescante que le ofrecía al terminar su labor.


Era hora de retirarse ya que el punto cumbre del sol lo indicaban, el siguiente día podría ser mejor. Guardó el lente de su cámara en la pequeña maleta que llevaba cargando y sin más atravesó el arbusto que lo separaba de la playa, sintiendo la arrolladora ventisca marina acariciando su rostro y sintiendo el aroma salino.


Abrió sus brazos sintiendo el aire refrescando su cuerpo y decidió sentarse pegándose a las rocas que brindaban un poco de sombra. Extrajo su botella de agua bebiendo grandes tragos de ella para refrescar su reseca garganta. Siempre cuando estaba pajareando terminaba muerto pero no era consciente de eso hasta que podía sentarse. Sentía su piel asoleada, aunque nunca perdía el color pálido de su piel.


Cerró los ojos mientras recostaba su cabeza en las piedras detrás suyo cuando escuchó una risa cantarina, similar al canto de las aves que tanto amaba, que penetró en sus orificios auditivos con delicadeza. Abrió los ojos curiosos encontrando una melena rubia suelta.Su traje de baño morado destacaba con su cabellera rubia, haciendo contraste con su piel de color perla que destellaba cual joya preciosa. Las curvas de su cuerpo destacaban cuan duna costera. No estaba a una distancia considerable pero podía apreciar cada centímetro de su piel visible, sus pequeñas manos que permanecía abiertas sintiendo la brisa como el hace unos momentos hizo. Sus largas y rubias pestañas podían apreciarse como cabellos de oro.Sin pensarlo, sacó su lente armando con maestría su cámara. Por que necesitaba captar eso. Un sentimiento cálido se formó en su interior, anhelando hacer una foto de ese espécimen tan maravilloso. Su belleza eclipsante le imposibilitó moverse con rapidez antes, por eso hasta ahora pudo reaccionar. Prendió su cámara observando con mayor claridad cada uno de sus facciones que el perfil le ofrecía.


Parecía que había salió de alguna historia mitológica, por que tal belleza no podía ser creada por los humanos, debía ser algo místico. Algo irreal. O tal vez estaba alucinando por la insolación de andar en el sol. Sin embargo, decidió aferrarse a la idea de que no estaba alucinando y que lo que sus ojos veían era una realidad, por que su propia cámara le reflejaba la imagen que sus ojos le enviaban a su cabeza.


Cerró su ojo mientras con el otro visualizaba a la chica dar vueltas en su sitio y sin poder proveerle se detuvo enfrente suyo unos segundos y Sai aguantó la respiración al ver tanta perfección siendo contemplada por sus mundanos ojos. Presionó el botón por inercia ya que estaba conmocionado de lo que sus ojos están viendo y captó semejante imagen que su cerebro no lograba procesar. La sorpresa en el rostro femenino fue presente cuando el disparó de una nueva foto y realizó un rápido acercamiento mientras captaba la desbordante belleza de aquel ser irreal.


Por su cámara observó como se acercaba con el rostro confundido y cuando bajó la cámara la observó en toda su plenitud de frente a él y bastante cerca.


―¿Estas fotografiándome? ―Su voz resonó como una melodía abrumante.


Sai sintió su corazón latir desesperado al tenerla frente a él, observando hasta el mínimo detalle de su rostro. El color de sus ojos fue lo que le quitó el aliento de nuevo, al observar aquel juego de azules destellar cual mar y la intensidad de su mirada parecía unas olas salvajes indomables.


 Suspiró maravillado de su vista y dejó entrever una sonrisa un poco falsa de su boca.


Ya no estaba familiarizado con tratar con personas. Siempre su vida había sido fotografiar a fascinantes criaturas; la naturaleza y él, por lo cual cualquier interacción humana era innecesaria y había perdido la experiencia en estos años, una vez que salió de la universidad. 


Estudiando se vio forzado a convivir por tareas escolares y para obtener contactos. Ahora el había podido ser él mismo. Junto con la naturaleza, fundiéndose en una. No hacía falta exteriorizar sus sentimientos, ya que estos hacían eco en su interior y el disfrutaba su soledad. Observó la ultima foto que su camara habia captado. El sol iluminando de forma natural, su brillante cabello destellando cual oro, el azul profundo de sus ojos dejando entrever un mundo de posibilidades. La mejor foto que había tomado en su vida.

Pero el tenerla ahí un naciente sentimiento de querer expresar todo lo que su imagen le reflejaba se apoderó de él. Le sonrió ligeramente y decidió que sus próximas palabras expresarían con que su alma intentaba transmitir.


―Quiero fotografiarte toda la vida.


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¡Vengo a traer otra ronda del Inktober! El tiempo se me acaba y espero llegar. 

He metido algunas cosas referentes a mi carrera y por lo cual me ha encantado como ha quedado.


¡Saludos!

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