Fin de semana entre agujeros
INKTOBER NARUTO #24
Palabra: Cavar
Personajes: Kiba y Akamaru.
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Abrió la puerta de su departamento y cuando sus ojos cansados del trabajo se fijaron en su alrededor contuvo la respiración. Su alma escapó un poco de su cuerpo al ver el desastre que se abría ante su vista. Los muebles y piso lleno de lodo fresco, varias cosas en el suelo, la lampara de la sala rota en el suelo, la bolsa de comida esparcida en todo el suelo. Y la alfombra estaba mojada.
Dejó salir un largo suspiro y hecho a la basura su plan de echarse en la cama una vez de tomar un largo baño y ver películas hasta el cansancio entumiera su cuerpo y pedir una pizza para cenar. Ninguna preocupación ya que tenía el fin de semana de descanso luego de la semana de explotación que le hicieron en el trabajo. Ahora todo podía irse a la mierda. Debía limpiar todo y la cama del cuarto le llamaba con intensidad.
Entonces el responsable del desastre se presentó enfrente suyo con la felicidad latente en su rostro ante su llegada. Kiba entonces lo miró con gran detenimiento, sin pestañar por que no era momento para eso. No le dedicó la sonrisa que siempre le dedicaba cuando llegaba a casa. El Inuzuka frunció el ceño al intentar visualizar los ojos oscuros enfrente suyo que rehuían de su mirada cargada de inocencia.
Entonces le sostuvo la mirada y sus pupilas se dilataron en el momento que su rostro adquirió un gesto de total ingenuidad.
―No me pongas esa cara, no voy a caer. ― El gesto se hizo más pronunciado.
Kiba contuvo la mirada con gran fuerza de voluntad por que simplemente ante el podía caer de esa manera. Frunció los labios en un intento de reprimir el sonido de ternura que buscaba salir de su boca. Dejó salir un suspiro pesado ante la situación, se llevó los dedos al puente de la nariz y cerró los ojos realizando un movimiento negativo con la cabeza.
― Vamos Akamaru, no me perturba la tierra en la casa. ―Observó las patas en todo el piso de la casa y en los muebles. ― Decidme donde lo has puesto.
El perro se mantuvo mirando a su dueño quien solo esperaba una señal de su canino compañero. Y es que había sido su compañero toda la vida, desde pequeño, cuando su madre se lo ha regalado, no había pasado un solo día ni un acontecimiento importante sí que estuviera su fiel amigo Akamaru. Su compañero de juegos como el escondite, su compañero de travesuras a la hora de estar jugando a la pelota y que el balón atravesara un cristal del vecino o cuando necesita un poco de consuelo, él había estado ahí, acostándose a su lado cuando Kiba tenía sus crisis emocionales. Por lo cual no podía pensar en un mejor compañero o amigo que Akamaru, habían crecido juntos y aprendido uno del otro. Aunque en ciertas ocasiones Akamaru solía ser bastante...energético y desastroso. Era lo más importante que tenía y lo consentía en exceso, pero realmente a veces tenía que poner la mano dura. Como ahora.
―Akamaru― Habló con fuerza y dominancia para indicar que no estaba jugando de ninguna forma.
El perro lo observó con detenimiento un segundo y un momento su mirada se dirigió a su jardín. Kiba siguió esa mirada caminando a pasos firmes y vio el jardín. Santo Dios. Agujeros, en todas partes.
Akamaru había terminado de cavar todo el patio. Había cavado una docena de agujeros en el jardín y los había cubierto de nuevo. Tragó saliva ante la perspectiva que se habría. Sin titubear fue a buscar una pala.
Necesitaba cavar, cada uno de esos agujeros hasta encontrar sus pertenencias. Por que, aunque no había inspeccionado la casa por cada objeto que tenía, sabía que Akamaru no solamente había enterrado el celular que se le había olvidado esa mañana.
Comenzó a cavar mientras su compañero lo veía desde la terraza con una adorable mirada y pensando que estaba jugando de una manera. Se adentró a la casa para buscar un peluche que Hinata le había regalado a Kiba, por que pensaba que Kiba seguiría su tarea de resguardar las pertenencias más preciadas que tenía.
Le dijo adiós a su fin de semana tranquila y agradeció a todos los dioses de que Akamaru era lo más importante que tenía. De otra forma, Akamaru estaría en lo más profundo de esos agujeros.
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