Daikon de salmón

INKTOBER NARUTO #11

Palabra: Asqueroso

Personajes: Kushina y Minato

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Sus ojos se fijaron en las cosas enfrente suyo evaluándolas con detenimiento. Tragó saliva mientras respiraba intentando calmarse. Su rostro formó un gesto determinado y sin esperar más se sumergió en la tarea.

Sus mejillas se ampliaron satisfechas junto con un ligero rubor de complacencia. Había terminado y se veía perfecto.

Se encaminó con prisas hacía el puente de la aldea donde esperó observando el agua transitar bajo suyo. Algunas hojas navegaban con la lentitud y sutileza que las determinaba. Su reflejo fue devuelto por el agua y se evaluó de nuevo viendo que todo estuviera en perfecto estado. Cabello perfectamente peinado. Su ropa pulcra adornando su cuerpo. Practicaba diferentes sonrisas de como recibirlo, aunque todas le daban miedo porque estaban forzadas.

―Kushina ― La voz la forzó a enderezar su postura y observó a la persona que lo llamaba. ― Me he demorado, lo siento.

Minato llegó a su lado con un gesto de disculpa en el rostro aunque simplemente habían pasado cinco minutos de la hora que habían acordado. Ella meneó la cabeza en forma de negación, para indicar que no importaba.

Lo observó con aquella camisa de manga larga negra, el característico pantalón que usaban los chunin con su porta kunai en la pierna y una sonrisa en el rostro. Kushina se estremeció al verlo, como cada vez que lo veía. Por que él la había salvado y era el único que había adorado su cabello rojo, él siempre había creído en ella, en su capacidad y reconocía su belleza física, cosa que ella pensaba estaba ausente.

Por eso lo había citado, para agradecer cada una de esas cosas.

Se sentaron en una manta que Kushina había llevado y procedieron a agradecer por la comida.

Hace años se habían conocido, cuando apenas empezaban la academia pero su relación se había estrechado a niveles impensables cuando él la había salvado de aquellos ninjas, un par de años atrás. Ahora se podía decir que estaban saliendo, cosa que agitaba el interior de Kushina. Estaba saliendo con el relámpago de Konoha y el título no podía darle más igual, es que Minato era impresionante.

Él abrió el bento encontrándose con el platillo que ella le había llevado y sonrió con los ojos brillando con intensidad. Sabía lo que estaría pensando. Sin esperar más se llevó un bocado a la boca masticando lentamente. Kushina lo observó en todo momento con la esperanza reflejada en el rostro.

―¿Qué tal esta, dattebane? ― Habló un poco nerviosa.

Ella sabía cocinar bastante bien, debía ser honesta. Podía hacer un arroz perfecto, una tortilla de huevo que era su platillo estrella, pescado, curry y varias otras cosas. Pero días antes Minato le había confesado que quería comer el Daikon de salmón que habían comido una vez, hace un tiempo, en la aldea de las aguas termales. Ella decidió replicarlo solamente para él.

―Es absolutamente delicioso, Kushina

Ella sonrió con amplitud ante el halago y se llevó un bocado a la boca sin esperar más. Sus pupilas gustativas repudiaron el sabor. Estaba salado. Era asqueroso. Se había emocionado con los condimentos, que ella buscaba resaltar y hacerlo mucho mejor que el original.

―¿De verdad lo dices?

Minato siguió comiendo sin parar, asintiendo sin un destello de falsedad en su mirada. Él era demasiado bueno para decir algo negativo de su comida. Y es que Minato disfrutaba cada uno de sus platillos, pero este, había sido un fracaso. Ella volvería a intentarlo hasta que saliera perfecto.

Por que por Minato podría hacer cualquier cosa, ya que Minato si hacía cualquier cosa por ella, hasta comerse hasta la última gota algo que era por completo desagradable.

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