Agonía
Sentía su vitalidad drenarse de su cuerpo, su caminar cada vez era mas lento por lo pesado que se volvían sus piernas en cada paso, como si cargara 50 kilos atados a sus pantorrillas. Sus orbes miraban borroso el camino por recorrer que no parecía tener fin. Ni recordaba cuanto era que había recorrido.
No podría lograrlo, perecería en el intento.
Observó a su compañero que se deslizaba igual o aún mas lento y agotado a su lado, sus ojos se cerraban de cansancio y su frente estaba aperlada de sudor.
Veía el fin aproximarse con urgencia para ambos.
—Que acabe esta agonía...
Sus músculos adoloridos le ordenaban detenerse, él intentaba ignorarlos y su fuerza de voluntad, que iba descendiendo, lo mantenía de pie.
La poca voluntad que permanecía desapareció y cayó al piso cual costal de papas. Su compañero lo vio caer y siguió su paso colocándose a su lado.
—Hasta aqui llegamos ¿cierto? —Habló el ninja a su lado con voz profunda y agotada.
—Eso parece...—Sus ojos comenzaron a cerrarse.
Una presencia surgió enfrente de ambos hombres observándolos desde arriba con ira contenida. La poca fuerza que les quedaba no les permitió abrir los ojos, sin embargo, por su chakra sabían quien era. Su ritmo cardíaco se incrementó, no se librarían de esta.
—Son una vergüenza —la voz salió con fuerza. —Par de vagos, levántense. Están exagerando.
El mayor de ambos se decidió a abrir los ojos y enfrentar a la persona que tenían parada con los brazos en las caderas.
—Yoshino, hemos ido a cada una de las tiendas del mercado...
—No me salgas con eso, han sido algunas. Además...—Frunció el ceño al observar a su esposo sentado con su primogénito a un costado tomando una siesta en la banqueta. —Son ninjas, esto no es nada para ustedes.
Su boca se torció y reprendió a ambos, eran tal para cual, aunque pareciera que su hijo superaba a su maestro, su padre, ya que dormía como si no hubiera mañana. Lo sacudió con una patada y les lanzó las bolsas del mandado que había traído de la tienda de la cual había salido.
—Vamonos, la última parada es la florería.
Miró de reojo como se levantan el "orgullo" de la familia Nara con las bolsas entre las manos. Shikamaru bostezó fastidiado.
—Recuérdame por que te casaste con una mujer tan problemática. —Miró a su padre caminar a su lado.
Shikaku se rascó la cabeza y suspiró mientras evaluaba las alternativas, aunque sabía de primera cuenta la única respuesta a esa cuestión.
—Supongo que no analicé todos las piezas.
Yoshino dio la vuelta para observarlos caminar con pesadez y bostezar al unisono.
Nadie podria dudar jamás que fueran padre e hijo.
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