Prologo
ᛚᚨ᛫ᚠ︍ᛁᛞᚨ᛫ᛖᛊ᛫ᛏᚨᚾ᛫ᛖᚠᛁᛗᛖᚱᚨ,᛫ᛏᚨᚾ᛫ᚠᚱᚨᚷᛁᛚ...᛫ᛈᛖᚱᛟ᛫ᛏᚨᛗᛒᛁᛖᚾ᛫ᛖᛊ᛫ᛚᚨ᛫ᚲ︌ᚢᛖ᛫ᚾᛟᛊ᛫ᛁᛗᛈᚢᛚᛊᚨ᛫ᚨ᛫ᛊᛖᚷᚢᛁᚱ᛫ᚲ︍ᛟᛗᛒᚨᛏᛁᛖᚾᛞᛟ᛫ᛚᚨ᛫ᚠᚱᚨᚷᛁᛚᛁᛞᚨᛞ᛫ᛞᛖ᛫ᛚᚨ᛫ᛗᛁᛊᛗᚨ. (la vida es tan efímera, tan frágil... pero también es la que nos impulsa a seguir combatiendo la fragilidad de la misma)
Al principio no había ni arena, ni mar, ni olas saladas, ni tierra por abajo ni cielo por arriba; el abismo no tenía fondo y la hierba no crecía en ninguna parte. El abismo original Ginnungagap se extendía entre el país de los hielos, de las tinieblas y de las nieblas, al Norte, y en el Sur, el país de fuego, un lugar de llamas y lava incandescente. La nada absoluta reinaba en este vacío, sin sonido, sin movimiento, sin vida, sin tiempo..
Pero entonces, algo cambió. El choque y mezcla entre estas materias, una caliente y una fría, desencadenó una reacción que daría origen al mundo. El fuego y el hielo se encontraron en un punto, y de esta unión nacieron el mar, la tierra y las aguas. La creación había comenzado.
Doce ríos venidos del sur fluyeron hacia el país de los hielos, llevando consigo el calor y la vida. Pero al llegar a las inmensidades heladas, se cubrían de escarcha y morían, congelados en el acto. Sin embargo, su sacrificio no fue en vano, ya que poco a poco, sus aguas congeladas colmaron el abismo, creando un nuevo paisaje.
Las gotas de agua, vivificadas por el aire del Sur, se reunieron para formar un cuerpo vivo, el del primer gigante: Ymir.
Al principio, único ser dotado de vida, tuvo pronto la compañía de una vaca: Audumla, nacida como él en el hielo fundido.
De la ubre de Audumla fluían cuatro ríos de leche, que nutrían a Ymir; ella se nutría de la sal contenida en el hielo que hacía fundirse lamiéndolo. Esta unión entre Ymir y Audumla fue el comienzo de la vida en el mundo, dando nacimiento a gigantes y dioses, mientras en las tibias gotas de leche que salpicaban los bloques de piedra cubiertos de escarcha, otro ser viviente, de forma humana nacio: Buri. Esta primera divinidad, nacio de la condensación del sudor de Ymir. Sus cabellos fueron lo primero que tomó forma, luego la cabeza y luego todo el cuerpo.
Buri, como Ymir, era capaz de reproducirse, y tuvo un hijo, Bor, que con el tiempo se casó con Bestla, una hija de gigante, descendiente de Ymir.
Así, de manera gradual, surgieron las razas de los gigantes y los dioses. La unión entre Bor y Bestla fue el comienzo de la dinastía de los dioses, y de ella surgirían los grandes dioses del panteón nórdico.
Grandes explosiones azotaban con fuerza el cosmos, parpadeando y colapsando, representando la colisión de 2 seres que hacían temblar el firmamento celestial. Las sombras de estos 2 seres se proyectaban en el espacio, como si estuvieran luchando por el dominio del universo.
Los cielos, el mundo de los 3 puros, era participe en la vista de este combate, donde la energía y la fuerza se desataban sin control. El ruido de la batalla era ensordecedor, como un trueno que no cesaba, y la tierra temblaba bajo los pies de los seres que observaban.
La batalla de los 2, sus auras resplandecientes iluminaban el firmamento, como si los propios dioses hubieran descendido a la tierra para luchar por el dominio del universo.
El más bajo de los dos, un ser de aura primordial, empuñaba un bastón bo que brillaba con una luz intensa, como si contuviera el poder de la creación misma. Su energía era tan pura y primitiva que parecía capaz de moldear la realidad a su antojo. Extendiendose, su bastón impacto al otro, el impacto fue devastador, y el otro ser retrocedió, tambaleándose bajo el golpe.
Pero el otro ser no cayó, no, él se levantó, con una determinación feroz en sus ojos, y contraatacó con una fuerza igualmente brutal, generando una espada llameante y muy infernal. Sus movimientos eran como una danza celestial, cada gesto y cada golpe era una obra de arte que reflejaba la perfección divina de una verdadera batalla..
La batalla entre estos dos seres era como una sinfonía de luz y sonido, cada golpe y cada contragolpe era como una nota que resonaba en el cosmos, creando una armonía que era a la vez brutal y hermosa.
Los cielos temblaban, las estrellas se ocultaban, y los planetas se detenían en su órbita, mientras los principios de la creación eran borrados por el ser del baston, y reestructurados por el de la espada..
Aunque la batalla parecía igualada, la realidad era que el ser del bastón poseía una superioridad abrumadora. Con una palmada en el pecho de su oponente, desencadenó una onda de energía que resonó a través de la creación, generando nuevos principios y realidades que desafiaban la comprensión.
Era algo que no debía ser entendido, un principio que no debía ser nombrado, un secreto que estaba más allá de la comprensión humana. Pero el ser del bastón lo nombró, lo comprendió, y al hacerlo, ascendió a un nivel superior de existencia.
Su comprensión trascendió los límites de la realidad, y se convirtió en algo más, algo superior. Su ascensión fue como una explosión de luz y energía, que iluminó los cielos y sacudió los fundamentos de su propia creacion.
El de la espada, solo y derrotado, con su esencia siendo diezmada por el ser del bastón, se sumió en un profundo estado de reflexión. Se preguntó, con una mezcla de desesperación y frustración que jamás había sentido en su vida, de qué le servía tener tanto poder que servía para proteger, si no podía afectar ni comprender a un ser superior, un estado, un concepto primordial, como podía ser un verdadero guardián de la vida, del... tiempo?.
—Supongo que... Al final, falle... perdón.. maestro... no podre volver.
Había sido derrotado, por la superioridad del conocimiento y la comprensión. El ser del bastón había trascendido los límites de la creación, y se había convertido en algo más, algo... más superior, el ser observa al del baston, señalandolo con su palma.. apunto de matarlo..
Primer Viaje...
Estrellas, vacío, oscuridad, me retuerzo en una mar interminable de eternidad... a veces olvido, a veces recuerdo. La inmensidad del abismo de la creacion me abruma, y me siento pequeño y vulnerable en su vastedad. Pero en mi ser, una gran llama eterna se mueve con poder, con voluntad. Es como si una fuerza interior me impulsara a seguir adelante, a pesar de la oscuridad y la incertidumbre que me rodea.
A veces, me pierdo en el laberinto de mis propios pensamientos, y me cuesta encontrar el camino de regreso a la realidad. Pero la llama eterna que arde en mi interior me guía, me ilumina el camino y me da la fuerza para seguir adelante.
Recuerdo momentos de mi pasado, momentos que creí que habían sido olvidados para siempre. Pero la llama eterna los trae de vuelta a mi memoria, y me hace revivirlos con una claridad y una intensidad que me deja sin aliento.
Y sin embargo, a veces olvido. Olvido quién soy, olvido de dónde vengo, olvido hacia dónde voy. La oscuridad me envuelve, y me siento perdido en la inmensidad del infinito. Pero la llama sigue ardiendo, sigue moviéndose con poder y voluntad, y me guía de regreso al camino.
En este gran océano existencial.. mientras floto sin sesar, pero algo cambia.. vislumbro un árbol, un árbol que me succiona con fuerza.
Mientras me succiona, siento una mezcla de emociones: miedo, curiosidad, asombro. El árbol es tan hermoso que me hipnotiza, y sus 9 esencias me atraen como un imán. Siento la vida misma palpitar en sus ramas, y la muerte acechar en sus raíces. Es como si el árbol fuera el ciclo completo de la existencia, desde el nacimiento hasta la muerte, y todo lo que hay entre medio.
Las 9 esencias del árbol comienzan a revelarse ante mí, cada una con su propio propósito y significado. Hay una esencia de creación, que me muestra la belleza del nacimiento y el renacimiento. Hay una esencia de destrucción, que me muestra la inevitabilidad de la muerte y el fin de todas las cosas. Hay una esencia de sabiduría, que me enseña a aceptar el ciclo de la vida y a encontrar el equilibrio en el medio.
Mientras más me adentro en el árbol, más siento la muerte misma. Es como si estuviera siendo absorbido por la oscuridad, pero al mismo tiempo, siento una extraña sensación de paz. Es como si la muerte no fuera el fin..
Un hombre fue mostrado en esa encarnizada historia, donde sería solo el comienzo de su gran y abrazadora voluntad.. pues era hombre de tez blanca y pálida, con su largo cabello azabache, parecía ser absorbido por la esencia de muerte del árbol, como si estuviera siendo consumido por una fuerza oscura y poderosa. Su armadura sombría parecía estar siendo iluminada por las líneas naranjas que recorrían su cuerpo, como si estuviera siendo invadido por una llama interna que luchaba contra la oscuridad que lo rodeaba. .
A medida que era succionado hacia uno de los mundos del árbol, vislumbró por extraña razon un fuego verde y peligroso, que parecía arder con una intensidad infernal. El fuego parecía estar lleno de tinieblas y oscuridad, como si estuviera consumiendo todo a su paso. El hombre sintió que estaba siendo arrastrado hacia un mundo infinito y muerto, donde la oscuridad y la desesperación reinaban supremas.
A pesar de la sensación de peligro y muerte que lo rodeaba, el hombre sintió una extraña sensación de fascinación y curiosidad. La esencia de muerte del árbol parecía estar ejerciendo un poder hipnótico sobre él, como si estuviera siendo absorbido por una fuerza que lo superaba.
Y sin saber cómo, se encontraba tirado boca arriba en el frío suelo de aquel mundo, un lugar infinito y lleno de una sensación de muerte que parecía penetrar hasta los huesos. El cielo oscuro y lleno de una neblina espesa y húmeda parecía pesar sobre él, como si estuviera siendo aplastado por una fuerza invisible. La sensación de incómodo que le producía era casi insoportable, como si su piel estuviera siendo raspada por una lija.
El agua que estaba esparcida por el suelo parecía tener una vida propia, como si estuviera moviéndose y retorciéndose como una serpiente. Pero eso no era lo peor, el frío era lo que realmente lo hacía sentir incómodo. Un frío que parecía nunca terminar, un frío que se había apoderado de aquel reino helado y oscuro como si fuera su dueño.
Las antorchas que lo rodeaban parecían ser la única fuente de luz en aquel lugar, y su fuego verde parecía danzar y retorcerse como si estuviera vivo. La luz que producían era débil, pero suficiente para iluminar la desolación que lo rodeaba. Y a lo lejos, una puerta se vislumbraba .
— ¿Dónde estoy? — el hombre susurro acostado en el frío piso, su voz era débil y llena de confusión. Se paró con lentitud, tocándose el rostro como si estuviera tratando de recordar algo. Tenía muchos pensamientos, pero el que más resonaba era aquel lugar donde no debía estar.
Miró un momento el suelo y se sorprendió al ver que era oro, todo el piso estaba hecho de un oro tan encantador e hipnótico que parecía brillar con una luz propia. El brillo del oro era tan intenso que parecía iluminar el espacio que lo rodeaba, creando un ambiente de opulencia y riqueza.
Mientras alzaba un poco su rostro y miraba donde se encontraba la enorme puerta, su expresión era de perplejidad. Sacudiendo su cabeza, solo negó, como si estuviera tratando de rechazar la realidad de su situación. Comenzó a caminar a paso lento hacia la puerta.
Sin que se diera cuenta, un sonido melodioso y siniestro se escucho en donde alguna vez estuvo acostado..
El hombre llevaba mucho tiempo caminando hacia la puerta, cuando caminaba en dirección a ella, parecía como si no pudiera incluso dar pasos. Aun si los daba, la puerta parecía no estar cerca aún cuando caminaba, no viendo un avance.
— Esto es imposible — murmuró para sí mismo —. No puedo estar aquí. No debería estar aquí.
Siguió caminando, pero la puerta parecía estar siempre fuera de su alcance. La puerta parecía estar siempre allí, pero siempre fuera de su alcance. Era como si estuviera siendo jugado por una fuerza desconocida, una fuerza que lo mantenía atrapado en aquel lugar. Comenzó a sentir una sensación de desesperanza, como si estuviera atrapado en un bucle sin fin.
Entonces, con desesperación, trató de usar sus habilidades interdimensionales para hablar una grieta en la realidad y salir de ese mundo. Pero, para su sorpresa, el mundo no parecía dejarlo ir. La esencia de ese mundo era muy desagradable, muy muerta, como si encarnara la muerte misma. Era como si el reino estuviera consumiendo sus técnicas, absorbiendo su energía y negándose a dejarlo escapar.
Cada vez que intentaba abrir una grieta en la realidad, la esencia del mundo parecía adaptarse, cambiando y mutando para evitar que escapara. Era como si el mundo estuviera vivo, y estuviera luchando contra él para mantenerlo atrapado.
La danza de muerte que parecía consumir sus técnicas era hipnótica y aterradora. Cada movimiento que hacía, cada intento de escapar, parecía ser absorbido por la esencia del mundo, como si estuviera siendo devorado por una fuerza oscura y poderosa.
El hombre comenzó a sentirse cansado y exclamó:
— ¿Qué es este lugar? — gritó al vacío —.
Pues ni su técnica interdimensional funcionaba..
— No — susurró —. No voy a rendirme. Voy a encontrar una salida. Voy a encontrar una manera de escapar de este lugar.
Entonces, como si una fuerza lo oyera, pisadas se escucharon en la distancia, y eso alertó al hombre, quien no pudo sentirlo al principio, pero luego se dio cuenta de que algo se acercaba. Miró a la izquierda y vio algo que lo sorprendió: almas, de criminales, ladrones, de ancianos y jóvenes, todos seguían una línea recta hacia la puerta.
Se encontraba en algún infierno, eso lo pensó al ver tantas almas ya sea podridas o que vivieron por muy poco. Pero qué cualidades tenía este infierno, existían muchos, cada uno con sus reglas para los muertos, pero a la vez similares..
Que guardián y que Dios encarnaba este reino de muerte?..
El hombre se quedó paralizado, sin saber qué hacer por un momento luego de pensar. Pero luego, sin otra opción, decidió seguir a las almas. Porque lo hizo, ni el mismo lo sabe, quizás para ver si el dueño de este mundo pueda, espera que pueda ayudarlo a salir o explicarle como llego ahí, incluso si no esta muerto.. pero a su vez, que bueno que los siguio, porque no podía creer lo que estaba viendo mientras caminaba: el camino ya no era eterno, era muy corto ahora.
El hombre siguió a las almas, mientras seguía pensando..
Mientras caminaba, notó que las almas no parecían darse cuenta de su presencia. Simplemente seguían adelante, sin mirar atrás. Era como si estuvieran en un trance, como si estuvieran siendo guiadas por una fuerza invisible.
El hombre comenzó a sentir una sensación de curiosidad, de intriga. Quería saber más sobre ese lugar.
Así que siguió adelante, siguiendo a las almas hacia la puerta. No sabía qué lo esperaba al otro lado, pero estaba dispuesto a encontrarlo.
Pero mientras caminaba atrás de las almas, mientras pisaba los charcos de agua, una sensación de peligro se activó en su interior. No muy lejos de llegar a la puerta, había un guardián, un ser que parecía un perro, pero de proporciones gigantescas. Su pelaje era oscuro como la muerte, y medía más de 300 metros de altura. Sus ojos estaban iluminados en verde, y parecían brillar con una intensidad sobrenatural.
El guardián parecía estar permitiendo pasar a las almas a la puerta, pero el hombre no estaba seguro de si también lo dejaría pasar a él. De hecho, sentía una sensación de que el guardián lo estaba mirando, lo estaba evaluando. Como si estuviera decidiendo si era digno de pasar o no.
El hombre se detuvo en seco, sin saber qué hacer. No quería acercarse al guardián, no quería correr el riesgo de ser rechazado o peor. Pues Incluso como un guardián y el próximo guardian del tiempo, que protege sobre una cantidad transfinita de posibilidades de infinitos universos, sentía en este ser, un poder sumamente monstruoso, un poder que parecía una esencia principal de una guerra que estaba destinada a ser...
Las almas seguían pasando por delante del lobo guardián, sin parecer notar su presencia. Pero el hombre no podía dejar de mirarlo, no podía dejar de sentir la sensación de peligro que emanaba de él.
De repente, el guardián se movió, se acercó a él. El hombre se preparó para lo peor, pero en lugar de atacarlo, el guardián se detuvo frente a él y lo miró fijamente. Sus ojos carmesi parecían estar buscando algo en su interior, algo que solo él podía ver..
Pero luego, de repente, el guardián de ese infierno asintió con la cabeza y se hizo a un lado. La puerta se abrió, El hombre parpadeo... aun sin entender, entonces el guardián de la puerta rodó los ojos y le hizo una señal de que entrará, a lo que el hombre comprendió, fue digno de entrar, entonces asintió, entrando a la... capital de la muerte.
Pero entonces una voz melodiosa, pero a la vez siniestra, de una mujer resonó en el aire , como un canto de sirena que atraía y repelía al mismo tiempo. —Buen trabajo, Garm—, dijo, complacida, mientras observaba al hombre adentrarse en la capital de la muerte, sin saber que estaba siendo observado.
El perro guardián ahora conocido como Garm, asintió agradecido ante su diosa, su rostro impasible como siempre, pero con un destello de satisfacción en sus ojos. Sabía que había cumplido con su deber, y que el hombre había pasado la primera prueba.
—la mayoría no se percata, pero esto es un puente masivamente enorme, de oro puro, todo se confunde, pues su percepción está distorcionada... Tuvo suerte de aparecer en el puente, continuó la diosa, divertida e interesada por aquel mortal capaz de soportar su mundo.
—La mayoría se cae en el Río Gjoll, y los que logran llegar y aparecer en el puente... tienen que resistir la interminable sensación de muerte y frío de los Remanentes de este río que se encuentran como charcos en el puente".
La diosa se detuvo, observando al hombre que caminaba hacia su destino, sin saber qué lo esperaba. —Pero este mortal es diferente, pensó. —Tiene algo que lo hace resistir, algo que lo hace querer seguir adelante.
Y con eso, la diosa deconocida desapareció en la oscuridad, dejando a Garm para que continuara con su trabajo como guardián. Pero la diosa no podía sacar al hombre de su mente, y se preguntaba qué sería de él en su viaje por la capital de la muerte cuando se conocieran.
Y a lo lejos, muy muy lejos y atrás del puente, como por debajo, se extendía un río de agua helada y llena de cuchillas, que parecía eterno y emitía una sensación horrible. La figura de innumerable seres muertos yacía ahí, como si estuvieran congelados en el tiempo, sus cuerpos descompuestos y sus ojos vacíos, como si hubieran sido sorprendidos por la muerte en el momento más inesperado.
De repente, una melodía familiar se hizo presente, como un lamento que parecía venir de las almas de esos desafortunados. Era una canción triste y desoladora, que parecía contar la historia de aquellos que habían caído en el río y no habían podido escapar. La melodía era como un susurro, un murmullo que parecía venir de todas partes y de ninguna al mismo tiempo.
Era como si las almas de los muertos estuvieran cantando en coro, compartiendo su dolor y su sufrimiento con el mundo. La melodía era tan triste que parecía hacer que el aire se llenara de una sensación de tristeza y desesperanza, una melodía muy... hermosa, pues eso es lo que espera al caer en el Río..
El hombre, una vez dentro de la capital, quedó profundamente impresionado por la artesanía que la rodeaba. Era siniestra, pero con un encanto macabro que parecía atraerlo hacia ella. Las calles estaban pavimentadas con una sustancia oscura y brillante que parecía absorber la luz, y los edificios se alzaban hacia el cielo como si fueran esculpidos en la propia sombra.
Pero lo que realmente llamó su atención fue la forma en que las almas se dispersaban por la capital. Jóvenes y ancianos, mujeres y hombres, todos parecían tener un destino diferente. Algunos se quedaban en la capital, como si estuvieran atrapados en un ciclo eterno de sufrimiento, mientras que otros se dirigían hacia direcciones opuestas..
Y entonces, el hombre notó algo más. Almas que sentía que habían cometido pecados, almas que parecían llevar el peso de la culpa y la vergüenza, se dirigían hacia un mundo diferente. Un mundo que parecía estar dividido en otra sección, una capa igualmente infinita del infierno.
Que era ese infierno?... fácil... El Helheim...
En el Helheim, las almas de los muertos por vejez o enfermedad vagaban sin rumbo, atrapadas en un ciclo de existencia sin propósito ni esperanza. El aire era denso y frío, y la luz era escasa, solo una tenue bruma que parecía filtrarse a través de las sombras y antorchas. Las almas se movían lentamente, como si estuvieran sumidas en un sueño eterno, sin conciencia de su entorno ni de sí mismas.
Pero en El Nastrand, la atmósfera era aún más pesada y opresiva. El suelo estaba cubierto de cadáveres putrefactos, y el aire estaba lleno de un hedor insoportable. Las almas condenadas a este lugar sufrían tormentos eternos, atormentadas por sus propios pecados y remordimientos. Los asesinos eran devorados por bestias feroces, los perjuros eran atrapados en llamas eternas, y los mentirosos notorios eran condenados a vagar sin rumbo, sin poder encontrar la paz.
El Nastrand era un lugar de castigo y sufrimiento, donde las almas condenadas eran sometidas a una eternidad de dolor y desesperación. Y sin embargo, era también un lugar de reflexión y arrepentimiento, donde las almas podían confrontar sus errores y pecados, y buscar la redención en la eternidad.
En este mundo sombrío y desolado, las almas de los muertos se encontraban con su propio juicio final, y debían enfrentar las consecuencias de sus acciones en la vida. Era un lugar de oscuridad y desesperanza, pero también de esperanza y redención, donde las almas podían encontrar la paz y la liberación después de un largo y penoso viaje.
El hombre al sentir como había una capa aun más sombría en este mundo, se dio cuenta de que este infierno era mucho más complejo de lo que había imaginado. No era solo un lugar de sufrimiento y tormento, sino un lugar de juicio y castigo. Un lugar donde las almas eran juzgadas según sus acciones en la vida, y donde se les asignaba un destino eterno según su culpa o inocencia.
Eterno, frío.. desolado... Un ser muy muy lejos de la capital, encapuchado de pies y cabezas vaga en las aguas del río del Helheim.. parándose un momento, mientras el brillo carmesi de sus ojos se vislumbraba en aquella túnica negra que tapaba su rostro.. entonces el ser encapuchado continuó vagando por las aguas del río, su figura baja y encapuchada parecía flotar sobre la superficie del agua. La esencia del río, eterna y siniestra, no parecía afectarle, como si fuera inmune a la muerte misma. Las melodías tristes y desoladas que resonaban en el río no parecían conmoverle, su rostro oculto bajo la capucha parecía impasible.
Pero entonces, de repente, el ser encapuchado exclamó con una risa burlesca, —Kekekeke... interesante. La risa resonó en el río, como un eco que se repetía en la eternidad. Era como si el ser hubiera encontrado algo que le llamaba la atención, algo que le parecía divertido o intrigante.
La risa parecía contradecir la atmósfera sombría y desolada del ambiente, era como un destello de luz en la oscuridad. Y sin embargo, la risa también parecía tener un tono siniestro, como si el ser estuviera disfrutando de algo que no debería ser disfrutado.
El ser encapuchado continuó moviéndose por el río, su risa burlesca se fue desvaneciendo en la distancia...
La figura encapuchada desapareció en la niebla que cubría el río, dejando atrás solo el eco de su risa. El río continuó fluyendo, imperturbable, como si nada hubiera sucedido. Pero algo había cambiado, algo en el ambiente, algo en la esencia del río. Era como si el ser encapuchado hubiera dejado una marca, una huella que no se borraba.
Y en la distancia, la risa burlesca parecía resonar de nuevo, como si se desatace algo en un futuro en.. aquella creación..
Mientras el hombre continuaba caminando por la capital, un fuerte viento comenzó a soplar con fuerza, atrayendo su curiosidad. La brisa era intensa y parecía llevar consigo un mensaje, un llamado que solo el hombre podía escuchar. De repente, una ave gigantesca surgió del cielo, volando sobre él con alas poderosas.
El hombre no se sorprendió del todo, pero sí le pareció curioso. La esencia de la ave era interesante, como una guía entre perdidos. La ave parecía tener una sabiduría antigua.
La ave gigantesca descendió un poco, volando en círculos sobre el hombre. Él levantó la vista, mirándola fijamente, y sintió que la ave le estaba transmitiendo un mensaje. Era un mensaje silencioso, pero lleno de significado. El hombre escuchó con atención, intentando descifrar el significado de las palabras no dichas.
De repente, la ave se posó en una estatua cercana, mirando al hombre con ojos sabios.
Pero lo que lo dejó sin saber, sería lo siguiente que diría la ave gigantesca, con una voz que parecía venir de la eternidad misma.
ᛗᛁ᛫ᛞᛁᛟᛊᚨ᛫ᛏᛖ᛫ᛖᛊᛈᛖᚱᚨ...᛫ᛊᛁᚷᚢᛖᛗᛖ᛫ᛗᛟᚱᛏᚨᛚ,᛫ᛈᛖᚱᛟ᛫ᚾᛟ᛫ᛖᛊᛈᛖᚱᛖᛊ᛫ᛖᚾᚲ︍ᛟᚾᛏᚱᚨᚱ᛫ᚱᛖᛊᛈᚢᛖᛊᛏᚨᛊ. (Mi Diosa te espera... sigueme Mortal, pero no esperes encontrar respuestas).
El hombre se quedó perplejo, intentando descifrar el significado de aquellas palabras. Había conocido muchos idiomas en su vida, pero este... era muy diferente. Le sonaba algo familiar, pero solo eso. La estructura de las palabras, la cadencia de la voz, todo parecía muy antiguo y primordial.
La ave gigantesca lo miró fijamente, como si esperara que él entendiera el mensaje. Pero el hombre solo podía sacudir la cabeza, admitiendo su ignorancia. ¿Qué significaban aquellas palabras?
La ave no respondió, solo extendió sus alas y despegó, volando hacia el cielo.
La ave gigantesca extendió una de sus alas, como si estuviera señalando un camino. El hombre entendió el gesto y decidió seguir al ave, sin saber hacia dónde lo llevaría. La ave voló sobre él, guiándolo a través de un paisaje desolado y rocoso, hasta que finalmente llegaron a un enorme castillo que se alzaba en la distancia.
El castillo era una estructura imponente, con torres y almenas que parecían tocar el cielo. Estaba construido con piedras oscuras y brillantes. La forma del castillo era irregular, con ángulos y curvas que parecían haber sido diseñados por una mente febril. Era como si el castillo hubiera sido creado por la voluntad del Helheim mismo.
A medida que se acercaban, el hombre pudo sentir un poder sumamente monstruoso que emanaba del interior del castillo. Era un poder que no tenía comparación. El hombre se sintió pequeño y vulnerable ante la presencia de ese poder, pero la ave gigantesca parecía no sentir miedo.
Una vez que estuvieron enfrente del gran y oscuro castillo, la puerta del mismo empezó a abrirse. La puerta era enorme, con goznes y bisagras que parecían haber sido forjados en el infierno mismo. A medida que se abría, salió el sonido de pisadas que resonaban con una armonía perfecta.
La soberana del infierno se hizo presente, y el hombre solo pudo sorprenderse ante su belleza y su horror. Tenía un cabello tan pálido como la nieve, y una corona con gemas que brillaban con una luz siniestra. Su vestido de tono verde parecía fluir como la sangre, y su rostro era tan pálido que parecía casi transparente. Pero había algo que rompía la perfección de su belleza: un lado de su rostro estaba cubierto de carne putrefacta, y un ojo esmeralda brillaba con una fuerza que parecía hipnotizar
El hombre se sintió atraído por la soberana, no con repulsión, sino con admiración. Era como si su belleza y su horror fueran dos caras de la misma moneda, y él no podía apartar la vista.
La soberana se acercó a ambos, y exclamó al águila: ᚷᚱᚨᚲ︍ᛁᚨᛊ,᛫ᚺᚱᛇᛊᚠ︍ᛖᛚᚷ,᛫ᛈᚢᛖᛞᛖᛊ᛫ᚱᛖᛏᛁᚱᚨᚱᛏᛖ. (Gracias, Hræsvelg, puedes retirarte).
El águila gigantesca inclinó la cabeza, y desplegó sus alas para volar hacia la oscuridad. La soberana se volvió hacia el hombre, y lo miró con su ojo esmeralda. El hombre se sintió como si estuviera siendo absorbido por su mirada, como si ella pudiera ver hasta el fondo de su alma.
Entonces al fin la mujer dijo lo siguiente— Ya veo... lamento decirte que no fui yo quien te trajo a mis dominios..
Eso sorprendió al hombre, pues supo lo que quería preguntarle, entonces quién o cómo llegó ahí, tiene recuerdos muy borrosos..
—No te sorprendas tanto... la muerte sabe todo, al ser traído a mis dominios, obtuve información.. La mujer hablaba con una voz melodiosa y profunda, como un río que fluye suavemente a través de un valle sombrío. Sus palabras eran como flores que brotan en un jardín secreto, llenas de significado y misterio.
—Al parecer no sabes Nórdico, pero sí esta lengua en la que hablo actualmente... curioso, de dónde eres? —dijo, con una sonrisa que parecía iluminar la oscuridad que los rodeaba.
El hombre se confundió, su mente era un laberinto de preguntas y dudas. ¿Nórdico? ¿Qué tenía que ver con él? ¿Había caído en tierras nórdicas? Se preguntó, intentando recordar algo, cualquier cosa que lo ayudara a entender qué estaba sucediendo.
Pero no era el nórdico que conocía, el idioma de los dioses y los héroes de la mitología actuales. No, este era algo más antiguo, más primitivo. Un lenguaje que parecía haber sido olvidado por el tiempo mismo.
La mujer continuó hablando, su voz era como una brisa suave que acariciaba su piel.
—Ah, cierto, que descortés de mi parte, aún no me he presentado ante mi "invitado"... Soy Hela... —dijo, haciendo una reverencia digna de una reina.
El hombre se sorprendió, su corazón latía con fuerza en su pecho. Hela, la hija de Loki, la diosa de la muerte y la reina del Helheim. Estaba en sus dominios, en el reino de los muertos.
—Soy... Keisuke Fénix... —se presentó con serenidad ante la diosa..
Hela sonrió de nuevo, su ojo esmeralda brilló con una luz intensa, como un faro que guiaba a los navegantes a través de un mar tormentoso.
—Keisuke Fénix... —repitió, su voz era como un susurro que solo él podía escuchar—. Un nombre interesante.
Una vez dentro del castillo, se encontraban hablando sentados en un salón majestuoso, con paredes adornadas con tapices antiguos y un techo alto que parecía tocar el cielo. La luz de las velas danzaba en las sombras, creando un ambiente misterioso y acogedor.
—Entonces fue esa águila quien me trajo aquí —dijo Keisuke, su voz llena de sorpresa y curiosidad.
Hela asintió con un movimiento de cabeza, su ojo esmeralda brillando con una luz intensa.
—Dijo que te encontró en el Niflheim inconsciente, flotando en el reino primordial —continuó Hela, su voz melodiosa y profunda—. Así que te trajo a aqui, para que puedas encontrar tu camino además mi reino es el más cercano al Niflheim. .
Keisuke se sintió abrumado por la noticia. ¿La águila lo había encontrado en el Niflheim, el reino de la oscuridad y las tinieblas ? ¿Flotando en el reino primordial, sin rumbo ni propósito? La idea era aterradora y fascinante al mismo tiempo.
—¿Por qué? —preguntó Keisuke, su voz llena de incertidumbre —. ¿Por qué la águila me trajo aquí?
Hela se inclinó hacia adelante, su ojo esmeralda brillando con una luz intensa mientras hablaba.
—Al parecer, Hræsvelgr dijo que serías útil —dijo, su voz llena de misterio—. Los detalles, bueno... vio algo dentro de ti que es similar a un destino muy... mm, cómo lo digo, a, si, como un renacimiento muy puro y que no tenías intenciones negativas..
Keisuke se sintió intrigado por las palabras de Hela.
—Ya veo —dijo, intentando procesar la información—. Aparte de ustedes, hay otros panteones —preguntó de repente, queriendo confirmar algo que había estado pensando.
Hela lo miró raro y confundida, como si no esperara esa pregunta de repente. Frunció el ceño y dijo:
—Pues somos el único, el árbol Yggdrasil es lo único que mantiene estos 9 universos o reinos metafisicos conceptuales unidos y en constante equilibrio para el Ragnarok.
Fénix parpadeó, y de repente, un recuerdo afloró en su mente. Los 9 mundos no eran universos, eran reino menores, no infinitos, pero nunca había pensado anteriormente que Eran reinos , dimensiones, planos de existencia que coexistían en un vasto cosmos del árbol de la vida como encarnaciones. Y al parecer, sus sospechas eran ciertas mientras charlaba con Hela. En esta existencia, la mitología nórdica era la superior, la que gobernaba el destino de los mundos.
Recordó las historias que escucho, las leyendas de los dioses y gigantes, de los héroes y monstruos. Todo parecía tener sentido ahora. La águila que lo había traído aquí, Hræsvelgr, la gigante que se sentara en esas fronteras del fin.
—¿Qué es el Ragnarok? —preguntó, queriendo saber más, quería saber si el destino de los nórdicos era similar o no?..
Hela suspiró, como si no quisiera hablar de eso. Pero luego comenzó a explicar:
—El Ragnarok es el fin de todos los tiempos, el final de los 9 universos. Es el momento en que los dioses y los gigantes se enfrentarán en una batalla final, Surt destruirá el árbol y con ellos se ara uno con el vacío absoluto, marcando el final del todo en nuestra creación.. .
Keisuke se sintió abrumado por la información. Así que... El destino del mito nordico aqui es... perecer..
Fénix se inclinó hacia adelante, su mirada intensa y curiosa. —Tengo 2 últimas preguntas, si pudiera responderme, Diosa Hela —dijo, su voz llena de respeto.
Hela asintió con un movimiento de cabeza, sabiendo lo que preguntaría. Su ojo esmeralda brillaba con una luz intensa, como si estuviera esperando esas preguntas.
—Ninguna habilidad interdimensional funcionaba, y mientras caminaba tras la puerta, me retenía y parecía un camino infinito... era por algún efecto metafísico del mundo —preguntó Fénix, su voz llena de curiosidad.
Hela sonrió, su sonrisa era como un rayo de luz en la oscuridad. —A lo primero, es por la esencia eterna de mi mundo —dijo, su voz melodiosa y profunda—. En ciertos puntos que solo las almas de los muertos y dioses con una capacidad muy metafísica o superior pueden ver, son capaces de vislumbrar la verdad del reino y llegar a la verdad de la capital. Como a su vez, el reino busca la forma de hacerlos incapaces de salir, pero ciertos dioses son capaces de ver la verdad y principios del Helheim, no siendo efectivo este reino ante ellos..
Fénix se sintió sorprendido por la respuesta. La esencia eterna del mundo, la verdad del reino, la capacidad metafísica, al parecer, no solo era saber lo básico del infierno, si no algo más complejo..
—Y... ¿cómo puede hablar mi idioma? —preguntó Fénix, su voz llena de asombro.
Hela se rió, su risa era como un susurro en la oscuridad. —Como sabes, la muerte lo sabe todo y también sobre ti —dijo—. Tu ser mismo lo comprendi, tu idioma es algo intrigante, y al hablar, me confirma que perteneces a una existencia distinta... tal vez con más panteones,
Pero estaba lejos de la realidad, pensó Keisuke..
—porque me ayudas... preguntó curioso fénix.. a lo cual hela respondió..
Hela se rió, una risa triste y melancólica. —¿Por qué no? —respondió—. Hasta el fin de los tiempos, no queda nada... y al menos quiero... encontrar la belleza de la vida hasta el final. —su voz se apagó, mientras sonríe..
Fénix se sintió conmovido por las palabras de Hela. Era una diosa de los muertos, pero también era una persona con sentimientos y emociones. Quería desestresarse, quería encontrar algo de paz en un mundo que parecería tarde o temprano..
— Hela —dijo Fénix, mirando ligeramente mientras miraba a la diosa de los muertos. En este tiempo charlando con Hela, le había agradado. Era una diosa de los muertos que realmente le agradaba, con su personalidad única y su forma de ver el mundo, incluso si.. su destino era perecer.
Hela suspiró cansada, parándose y mirando a Fénix con una expresión seria. —Pero deberás aprender nuestro idioma y las bases —dijo—. No será fácil, pero es necesario si quieres sobrevivir en este mundo.
Fénix asintió, sabiendo que tenía razón, aún necesitaba encontrar respuestas sobre porqué esta aquí, en el mito nirdico con diferencias muy abismales.. quizás podría ayudar..
—A comparación de mí, los otros dioses no serán muy sensatos —continuó Hela—. Y Odin ya debe saber que estás aquí... —su voz se apagó, como si estuviera pensando en algo.
—Gracias, Hela —dijo Fénix, sonriendo ligeramente—. Gracias por ayudarme.
‐
Hela río.. —Dame las gracias cuando la ayuda de sus frutos..
En el reino de Asgard, donde los dioses habitaban en sus palacios de oro y plata, y las valkirias volaban por los cielos en sus caballos blancos, una tragedia se desató como una tormenta en un día de verano. Una flecha de muérdago, forjada con la madera del árbol más venenoso, fue lanzada con intención mortal por la mano de un dios cegado por la codicia y la ambición. Y así, el dios Balder, el más hermoso y radiante de todos, cayó abatido como un árbol derribado por el viento.
La flecha le atravesó el pecho, y su vida se escapó como el viento que sopla en el invierno, llevándose consigo la luz y la felicidad que había iluminado los 9 mundos. El cuerpo de Balder yacía sin vida en el suelo, como un río congelado en el invierno, y su muerte fue como un golpe que resonó en todos los rincones del universo.
Mientras los dioses y las diosas de Asgard lloraban la muerte de Balder, un sujeto desconocido sonreía en la sombra, como un lobo que acecha su presa en la noche. Su rostro era un misterio, pero sus ojos brillaban con una luz maligna, como las estrellas en un cielo sin luna. Pues sabía que la muerte de Balder era solo el comienzo de una era de oscuridad y destrucción, una era en la que los 9 mundos serían sumidos en la nada.
"¡Tres inviernos azotarán los 9 mundos!" exclamó el sujeto, con una voz que parecía venir de las profundidades del Niflheim, el reino de la oscuridad y el frío. "La era de la luz y la felicidad ha terminado. Ahora, solo queda la oscuridad y el frío. Los dioses caerán, los gigantes se levantarán, y el mundo será destruido en el fuego y el hielo".
Bueno, TheInfernusGod , Fénix oficialmente hace su debut en mi creacion caótica..
Espero les guste, sin más, su servidor del caos se Despide.. con un archivo del caos Nordico..
Archivo 1... Perpectiva de una diosa: Vida..
"La vida es como una flor que crece en el reino de los muertos. Es frágil, efímera y hermosa. Pero también es oscura, misteriosa y cruel. No hay sentido en tratar de aferrarse a ella, porque inevitablemente se marchitará y morirá.
Sin embargo, es en la muerte donde encontramos la verdadera belleza de la vida. Es en la oscuridad donde encontramos la luz. Es en la desesperación donde encontramos la esperanza.
La vida es un ciclo eterno de nacimiento, crecimiento, decadencia y muerte. Y en cada ciclo, hay una oportunidad para aprender, para crecer y para encontrar la verdadera esencia de nuestro ser.
No temamos a la muerte, porque es solo una transición a algo nuevo. No nos aferremos a la vida, porque es solo una ilusión. En su lugar, abracemos el ciclo de la vida y la muerte, y encontremos la belleza en cada momento."
El reflejo de ella, La perspectiva de Hela como diosa de los muertos, y su comprensión de la vida y la muerte como parte de un ciclo eterno. También refleja su aceptación de la oscuridad y la desesperación como parte de la experiencia humana, y su creencia en la importancia de encontrar la belleza y la esperanza en cada momento.
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