Abril 11. Parte 2: Jugarretas del Destino
Miku estaba viendo un anime en su celular por NicoVideo. Nino se acerca donde su hermana. - ¿Qué haces, Miku? – preguntaba Nino.
– Estoy viendo un anime llamado "Yakitake! Ja-pan" por recomendación de mi jefa de la panadería. Me encanta lo que hace el chico al crear diferentes tipos de panes que él les llama "Ja-pán". No solo de él puedo aprender como crea sus panes, también de sus amigos y rivales. – decía Miku emocionada.
– Me alegra que hayas elegido el camino de la cocina y estoy muy orgullosa de ti, Miku. Estás demostrando que, si puedes hacer lo que haces, las demás también pueden. – felicitaba Nino a su hermana.
– Gracias, Nino, cualquier duda que tenga en preparar algún platillo te lo haré saber. – agradecía Miku por el elogio de Nino.
– Con esto podré crear un pan para que Futaro lo pruebe y ver su reacción, también lo mismo para Raiha-chan. – pensaba Miku.
– Ah, estuvo algo refrescante el baño. – decía Futaro luego de darse un baño en la bañera de las quintillizas.
- ¿No tuviste inconvenientes en la bañera, Uesugi-kun? – preguntaba Itsuki con una sonrisa.
– No, no tuve inconvenientes, Itsuki, gracias. Solo terminé el champú 2 en 1 de lo poco que quedaba. Otro día les traigo otro igual. – dijo Futaro.
– No te preocupes, Uesugi-kun. Eres nuestro amigo y lo puedes utilizar, pero debes traer tu propio cepillo de dientes y dejarlo en nuestro apartamento para que no lo estés trayendo de tu casa cada vez que vengas a enseñarnos durante ciertas noches. ¿de acuerdo? – dijo Itsuki que seguía sonriendo de forma picara.
– Fu-kun, ya pronto estará listo el desayuno. Puedes comenzar a comer la ensalada de frutas que tengo servido en el plato. – hablaba Nino.
– Itsuki, ten tu ración mediana de frutas, y después solo puedes comer 2 onigiris. ¿entendido? – hablaba la pelirosada a Itsuki.
– Pero, Nino, ¿por qué no puedo comer más onigiris? – reclamaba Itsuki a Nino con un puchero.
– Porque la ensalada sirve como complemento, no puedo darte el lujo de que subas de peso comiendo mucho en desayuno, almuerzo y cena. Ahora desayuna lo que te daré y no se discute más. – decía Nino de forma tajante a Itsuki.
– Moooo, no seas mala conmigo, y compadécete de mí. – dijo Itsuki que se arrodillo de forma cómica agarrando la pierna de Nino.
– Oye, si no sueltas mi pierna, le diré a papá que te compraste 4 emparedados grandes de combinación el otro día y te los comiste todas tu sola. No me provoques, Itsuki, te estoy avisando. – advertía Nino de las pataletas de Itsuki que luego se quedaba quieta con un puchero.
Futaro, que veía la acción desde la sala, pensaba – No tienen remedio estas chicas. Discuten casi todos los días por tonterías.
Minutos después, Futaro estaba desayunando con las quintillizas y usaba su conocido portafichas para estudiar. – "Es de mala educación estudiar mientras comes". Jejeje, ¿te acuerdas cuando te lo dije la primera vez, Uesugi-kun? – preguntaba Itsuki haciendo una remembranza del momento en que se conocieron ella y Futaro durante la cafetería.
– Si, lo recuerdo como si fuera ayer. – decía Futaro con la vista puesta en su portafichas.
Ichika se acerca al compañero tutor con una taza de té de canela y un plato de onigiris. – Aquí tienes, Futaro-kun. Algo de té para comenzar el día y unos onigiris. – decía la pelimorada.
– Ah, gracias, Ichika. Lo esperaba – dijo Futaro sin expresión.
– Fu-kun, ¿Quieres azúcar morena? ¿Leche? ¿Crema para el té? – preguntaba Nino.
– Deme lo primero. Gracias, Nino. – respondía Futaro algo preocupado.
– ¿Sucede algo malo, Futaro-kun? – preguntaba Ichika.
– Saben que les he estado enseñándoles de gratis, ¿verdad? – decía el tutor a las chicas.
– Es verdad. Déjame adivinar. Se trata de papá, ¿cierto? – hablaba Nino. Las demás quintillizas se quedaron sorprendidas a lo que dijo Nino.
– Y los exámenes están a la vuelta de la esquina. No quiero pensar que papá venga temprano a esta hora, y te vea mientras tomamos desayuno. – habló Yotsuba.
– Es probable que nos aplique de nuevo esa asquerosa regla de las malas calificaciones, o peor aún... - hablaba Nino cuando lo interrumpe Futaro. – Un tutor nuevo o estar dentro del ranking de los mejores estudiantes a nivel nacional. – dijo el pelinegro ante la reacción de las quintillizas.
– Mis notas han ido bajando últimamente, entre el trabajo, darles clases gratuitas a ustedes y los bajones que me han dado antes de mi fecha. – revelaba Futaro su situación educativa con las calificaciones. Algo que desanimó un poco a las chicas.
– Pero si quieren un consuelo, no dejaré de enseñarlas, aunque me cambien de tutor. – seguía hablando Futaro dándoles una esperanza de alegría a las quintillizas.
- Y de ser necesario les enseñaría educación sexual para que estén precavidas sobre los embarazos precoces de menores de edad que ocurren en ciertas partes del mundo, donde el continente latinoamericano posee la segunda tasa más alta a nivel mundial. – algo que dejó perplejo a las chicas con lo último que dijo Futaro.
– Bueno, ejem, eso último lo dejaremos a discreción nuestra. – decía sonrojada Itsuki.
– También estaba, antes que me interrumpiera Fu-kun, el posible traslado de colegio en caso de reprobar alguna de nosotras, como en el caso de Yotsuba. – decía Nino cuando todo se puso en silencio.
– Chicas, sé que en el pasado antes de mudarnos a Tokio les he causado problemas por lo tonta que soy en los estudios y ustedes me siguieron luego de reprobar un año. Pero al pasar de grado gracias a los consejos de Uesugi-san, he tenido que poner empeño en las asignaturas como el caso de japonés y poder compartir entre nosotras los conocimientos de ustedes y de la asignatura que más domino. Si logramos pasar una barrera, seguiremos pasando las siguientes. – decía Yotsuba.
– Perdón por arruinar su momento, pero ¿acaso olvidaron los resultados que sacaron en los exámenes de práctica que les puse hace noches? – les recordaba Futaro a las quintillizas
- ¡Eehh! – reaccionaban sorpresivamente de forma cómica con una gota de sudor en sus frentes y algunas se tocaban los dedos en forma de triángulo.
– Es como si todo el esfuerzo por haber pasado de grado se les ha reseteado de su disco duro. Mañana nos lo vamos a jugar como sea, pero tienen que pasar. – decía Futaro a las chicas.
De repente Itsuki comienza a sacar lágrimas de sus ojos. – Itsuki-chan, ¿te sucede algo malo? – preguntaba Ichika.
– No, no es... nada. – respondía Itsuki que gimoteaba.
– Tranquila, Itsuki-chan, solo Futaro-kun nos estaba advirtiendo, no creo que sea algo malo. ¿Acaso él mencionó algo hiriente en ti? – hablaba Ichika tratando de calmar a Itsuki.
– Ella tiene razón, no creo haber mencionado algo que te hiriera respecto a lo que obtuvieron en los exámenes de práctica. – aclaraba Futaro.
– No es eso. – contestaba Itsuki.
– Y entonces, ¿de qué llorabas? – preguntaba Futaro.
– Es que... Nino no me dio más onigiris y aún tengo hambreee. – respondía Itsuki lamentándose mientras todos se tiraban hacia atrás.
– Ah, estás como ese personaje que vi de niño llamado Gokú, el de Dragon Ball Z. – suspiraba Futaro.
– Uesugi-kun, no seas malo conmigo. – decía Itsuki de forma cómica y todas las demás se rien de lo ocurrido.
Mientras tanto, afuera del apartamento de las quintillizas, un carro lujoso se acercaba al apartamento de ellas. En el vehículo estaba saliendo un hombre de complexión delgada y de mirada penetrante. Se trataba del Dr. Maruo Nakano, el padre de las quintillizas Nakano.
Dentro del apartamento, tocan la puerta. – Ya voy. – decía Itsuki al levantarse para mirar en el ojo de buey de la puerta.
Cuando ve en el ojo de buey, ella alerta a Futaro. – No puede ser. ¿Por qué ha llegado de repente?
- ¿Qué pasa, Itsuki? – pregunta Futaro.
– Es papá, Uesugi-kun. ¿Está bien que no quieres esconderte o mejor te pones en una esquina y te ponemos una mesita junto con el desayuno para evitar problemas? – sugería Itsuki a su compañero tutor. Nota: En ese momento Futaro sintió el verdadero terror.
– No te preocupes, no es la primera vez que lo enfrento. Actúen en normalidad. Dejenlo pasar. Es su padre a final de cuentas. – respondía Futaro mientras tranquilizaba a las otras quintillizas.
Itsuki abría la puerta y mira con asombro a su padre entrando al apartamento. – Perdón por mi intromisión. Buenos días, hijas. – decía el padre de las quintillizas.
Ellas se sorprenden por su visita. - ¿EEHH? BUENOS DÍAS, PAPÁ. – saludaban las demás quintillizas al mismo tiempo.
Futaro tuvo que aguantar la presión de la presencia del Dr. Nakano, en la cual lo miraba con cara siniestra. – No esperaba ver a Uesugi-kun con ustedes. Esta es la ocasión perfecta. – decía él con un tono frío, mientras Futaro solo hacía una reverencia como saludo de respeto.
- ¿Deseas café, papá? – preguntaba Nino para evitar cierto inconveniente.
– Si, Nino, me lo preparas como siempre. – decía el padre de las quintillizas.
– Sí, con leche y con un sobre de stevia. – trataba de recordar Nino al preparar el café como lo quiere su padre.
– Exacto. Cambiando de tema, ¿por qué está Uesugi-kun con ustedes tan temprano? Él tiene su propia casa, su familia y su vida. – reclamaba el Dr. Nakano mirando fríamente al pelinegro.
– Nosotras lo invitamos, sólo por esta vez para que desayunara con nosotras. – decía Ichika a su padre.
– Estoy al tanto que mañana son los exámenes de simulación nacional. – decía el galeno.
– Aquí tienes tu café, papá. – hablaba Nino que traía el café para su padre.
– Gracias, Nino. (toma un sorbo de su café). No pierdes el toque en prepararme el café que me gusta. – felicitaba el Dr. Nakano a su hija.
– No es nada, papá. Lo hago para complacerte. – decía Nino a su padre, pero le hacía un guiño de reojo a sus hermanas.
– Como decía, estoy al tanto de los exámenes de mañana. Uesugi-kun, me has demostrado con resultados notables del último examen que confiando en un compañero de escuela excepcional es efectivo para mis hijas con bajo rendimiento y dificultades. Pero tus notas han decaído últimamente en todas las asignaturas junto con tu posición. He decidido darle el puesto de tutor al ahora número uno de su clase. De seguro lo conoces, Ichika, él estuvo en tu grupo el año pasado. – decía el padre de las quintillizas.
- ¿Eh? Acaso te refieres a... - se imaginaba Ichika al suponer quien es el nuevo tutor.
– Ichika, ¿sabes quién es él? Dudo que haya alguien mejor que Futaro. – preguntaba Miku.
– Sí, y si mi memoria no me falla, es Yuusuke Takeda-kun, ¿cierto, papá? – suponía la pelimorada.
– Exacto, Ichika. Le has dado en el clavo. Él era el mejor en tu grupo el año pasado y él es quien ocupa el primer puesto como alumno excepcional en el grupo donde están ustedes. – respondía con un aire de triunfo el Dr. Nakano.
- ¿EEHH? – dijeron todas a la vez.
– ¿No es ese chico rubio con aires de presumido que está con nosotros? – preguntó Nino.
- ¿Qué está pasando, papá? ¿Qué tratas de decirnos? – preguntaba Itsuki a su padre.
– Lo que les quiero decir es que Takeda-kun es el tutor más adecuado para ustedes. Y dependiendo del resultado que obtengan, lo más probable de bajo rendimiento, comenzarán las tutorías con él, y podrán dejar tranquilo a Uesugi-kun con su vida. – contestaba el Dr. Nakano a su hija.
– Entiendo, si dices que dejarnos en manos de un compañero excepcional apto para ser nuestro tutor es lo más indicado, entonces está bien para mí. Pero tengo mis propios pensamientos sobre este tema. Buscaré obtener las mejores notas entre todos los estudiantes del último año. – decía Itsuki con tono intempestivo, algo que dejó sorprendido a las demás quintillizas.
– Esperen un segundo. No importa lo que nos digas, papá, nosotras seguiremos empleando a Futaro hasta un nuevo aviso. – hablaba Miku.
– Es cierto. Has estado descuidando de nosotras hace tiempo antes de y durante la llegada de Fu-kun como nuestro tutor oficial y ahora de manera gratuita... - decía Nino que era interrumpido por el padre de las quintillizas.
– Ustedes son las responsables de convertir a Uesugi-kun en una persona ordinaria. ¿Por qué no lo liberan? – ripostaba el Dr. Nakano.
– En verdad, tiene toda la razón. Pero si no hubiese aceptado este trabajo o hasta el verano pasado, no habría podido ser alguien ordinario, que es lo que más odiaba ser. Pensé que podía memorizar los libros de texto de portada a portada. Lo que no tenía en cuenta era la existencia de unas 5 tontitas o de cuan idiota era yo. Igual las seguiré ayudando cuando ellas me lo pidan; de lo contrario, tal como dice usted, me liberarán. – intervino Futaro ante la mirada del padre de las quintillizas y de ellas mismas.
– ¿Adónde piensas llegar, Uesugi-kun? – preguntaba el Dr. Nakano.
– Respecto a mis calificaciones, lamento haber ocasionado problemas. Pero mi deber es impedir que ellas bajen sus calificaciones. – decía Futaro dándoles un aire de esperanza a las chicas que reflejan una sonrisa en sus rostros.
– Y mi siguiente objetivo no es sólo vencer al primer lugar de mi grupo con mi conocimiento, también buscaré el primer lugar en los exámenes de simulacro nacional y entonces.... – decía atrevidamente Futaro con una mirada incomoda de parte de las quintillizas quienes lo interrumpen y lo rodean.
- ¿Qué locura dices, Futaro-kun? – preguntaba Ichika.
– Te pasaste de la raya, Uesugi-san. – decía Yotsuba.
– Oye, Fu-kun, eso ya es romper la cuarta pared. – reclamaba Nino.
– Futaro, debes tener los pies sobre la tierra en lo que dices. – hablaba Miku.
– Conseguir el primer puesto a nivel nacional es algo absurdo. – dijo Itsuki.
– Pero, ¿no tengo derecho a soñar lo que quiero conseguir? – discutía Futaro con las chicas.
– ESO ES BUSCAR UN SUICIDIO. – decían las chicas al mismo tiempo.
– Bueno, ¿qué tal entre los 10 primeros puestos? ¿contentas? Ya suéltenme de una vez. – proponía Futaro a las chicas que lo sujetaban por la espalda de forma cómica.
De repente, el Dr. Nakano analiza la propuesta de Futaro mientras termina de tomar su taza de café. – De acuerdo, Uesugi-kun. Si logras impresionarme en llegar entre las 10 posiciones, incluso si llegases a superar a Takeda-kun, te volveré a reconocer como la persona apropiada para enseñar a mis hijas. ¿Es un trato? – decía el galeno mientras estrecha la mano a Futaro para sellar el trato.
– Bien, chicas, ustedes son testigos de lo ocurrido. Ahora me voy a casa a buscar el uniforme de la pastelería antes de entrar a clases. Nino, no olvides de llevar tu uniforme. – decía el pelinegro que iba saliendo del apartamento.
– Es verdad, lo voy a empacar de inmediato. Miku, me imagino que llevas el tuyo de tu trabajo. – hablaba Nino que iba a buscar su uniforme para empacarlo en su mochila mientras hablaba con la tercera hermana.
– Ya lo tengo empacado antes que viniera papá. – respondía Miku.
– Vayan de inmediato al colegio para no llegar tarde, aprovechen el aventón que les dará su padre. Las veré allá. – aconsejaba Futaro a las quintillizas.
– Hijas, en cuanto entremos al automóvil, tengo que hablarles de algo importante a ustedes. – hablaba el Dr. Nakano a sus hijas.
Las quintillizas y el galeno salieron del apartamento para montarse al automóvil y ser transportados hasta el colegio donde estudian. – Muy bien, papá. ¿Qué es lo que quieres decirnos? – preguntaba Itsuki a su padre que las miraba de forma fría.
Pasan unos minutos, vemos a Futaro salir de su casa con el uniforme de mesero de la pastelería donde trabaja. A las 8:20 a.m. llegaba Futaro al colegio algo cansado, pero lograba llegar a dar clases para ponerse al día. Durante clases, él observaba de reojo una actitud extraña de las chicas, a pesar que trataban de ocultar sus emociones.
Llegó la hora del almuerzo, las quintillizas se acercan a Futaro, en donde Ichika se acerca y le dice al pelinegro en el oído. – Futaro-kun, ¿podemos ir un momento a la azotea?
Ya en la azotea, estaban Futaro y las chicas a solas. - ¿Pasó algo malo antes de llegar al colegio? – preguntaba Futaro cuando Miku se abalanza ante él abrazándolo con fuerza y comenzaba a derramar lágrimas.
- ¿Qué te pasa, Miku? Tranquila, mi pequeño cisne. – preguntaba Futaro al consolar a Miku que la dejó ruborizada con el halago no muy característico en él y le sobaba la cabeza en la parte trasera. Las demás no pudieron soportar lo que sentía en sus corazones y se acercaron lentamente a abrazar a su amigo-tutor.
– Futaro-kun. – dijo Ichika con tristeza.
– Fu-kun. – dijo Nino que no podía aguantar las lágrimas.
– Futaro. – decía Miku con unas lágrimas en su rostro.
– Uesugi-san. – dijo una Yotsuba que lagrimaba de tristeza.
– Uesugi-kun. – decía Itsuki que lloraba de melancolía.
De pronto sus rostros con lágrimas se alzan para mirar a Futaro que les dice – ¡¡NO QUEREMOS IRNOS A OSAKA!! – decían ellas dejando sorprendido a Futaro.
Flashback – El Dr. Nakano les dejó un ultimátum a las chicas en donde les advierte que por alguna razón reprueban en las asignaturas del examen más importante para los estudiantes de último grado, sin importar que Futaro llegue a estar dentro o fuera del ranking de los 10 mejores estudiantes a nivel nacional, o que supere o quede detrás del mejor estudiante del grupo (Takeda), las va a transferir a otro colegio en Osaka, donde él tiene contactos. Eso dejó a las quintillizas en shock. Itsuki reclamaba a su padre por qué no le dijo eso a Futaro en el apartamento. Nino se suma a los reclamos e intuyó que lo de Takeda sólo fue una mentira, algo que el padre de ellas no lo niega. Miku reclama con fastidio lo injusto que es él con Futaro, y de llegar a eso, (ella) sería capaz de vivir con su tutor como su discípula (y novia) de la escuela de la vida a su lado sin importar las consecuencias. Yotsuba sólo le entró los pensamientos al tomarse la cabeza de las notas en que ella reprobaba y los regaños en conjunto con sus hermanas recibidos por su padre galeno. Ichika calmaba a su cuarta hermana, pero no ocultaba su insatisfacción de lo que dijo su padre y le menciona que si la madre de las chicas (Rena Nakano) estuviese viva y viera esto, le repudiaría por el resto de su vida. En ese momento el padre mueve su mano suelta para cachetear a Ichika mientras ésta cierra los ojos, pero la que recibió la cachetada fue Miku. Las demás quintillizas fueron a auxiliar a su hermana, ella les dijo que estaba bien y que no iba a llorar por eso. El Dr. Nakano le reclama (a Miku) por haber recibido la cachetada en vez de su hermana mayor, y ellas de manera categórica le responden "PORQUE SOMOS QUINTILLIZAS". Itsuki le deja algo claro a su padre: hoy lo dejarán tranquilo para que se prepare mejor en los exámenes mientras ellas harían lo suyo usando la técnica que les enseñó Futaro en los últimos exámenes con tal de no reprobar en ninguna asignatura, y que mantenga la promesa de reintegrarlo como su tutor oficial, porque ellas confían en su capacidad intelectual envidiable y que él lo va a lograr. Les dijo que mantendrá la promesa, pero les advierte que, si siguen con ese comportamiento rebelde, aceleraría el proceso de transferencia a Osaka. – Fin del flashback.
- ¿Me dejas ver tu rostro, Miku? – le pedía Futaro a Miku. Él la toma del rostro para revisarla mientras ella se sonrojaba y ve la marca casi visible en el lado derecho de la cara con un asombro.
– Tuve que defender a Ichika para que no recibiera la cachetada de parte de papá. – dijo Miku.
- ¿Te duele todavía, Miku? – con un tono sombrío preguntaba Futaro.
- Dolió al principio, pero no fue nada del otro mundo que me derrumbara a entristecerme, pero lo miré con fastidio. – contaba Miku mientras Futaro escuchaba cada palabra de ella.
– Menos mal que cargo un ungüento en caso de emergencia. Miku, ¿podrías arrodillarte para ponerte el ungüento? – decía Futaro mientras Miku asentía.
Él le puso el ungüento en la mejilla afectada de Miku. – Ese ungüento está frio, pero es relajante. – dijo Miku que se sonrojaba mientras Futaro le untaba el ungüento.
– Listo, con esto debe bastar. – decía el pelinegro.
– Gracias, Futaro. – agradecía Miku.
Él se da la vuelta y golpea de un puñetazo a una pared que tenía cerca. - ¡Maldición! No puedo creer que haya llegado lejos ahora que volvió a utilizar esa maldita regla de las malas notas. – se maldecía Futaro luego de escuchar el relato de las chicas y ver la cachetada que llevaba Miku.
– Oye, Fu-kun, no tienes la culpa de lo que ha pasado con nosotras, sino de papá. Él siempre está buscando una excusa para afectarte, inclusive a nosotras. – decía Nino.
– Esto no se puede quedar así. – hablaba Futaro que se disponía a salir, pero lo detienen 5 brazos detrás de la camisa de Futaro.
– ESPERA, NO VAYAS A COMETER UNA LOCURA. – decían las quintillizas que lo detuvieron con miradas de preocupación.
- Pero, chicas... ¿qué será de mi sin ustedes? – hablaba un airado e impotente pelinegro ante la atónita mirada de las chicas.
Nota: la siguiente línea lo tomé referente al capítulo 34 del manga. – Es como dijo Miku durante el campamento escolar cuando tuve la fiebre: que todo inicie bien y que a la final podría terminar en un final solitario. – continuaba Futaro que se puso de rodillas y a espaldas de ellas.
– No sufras, Uesugi-kun, te hemos dicho que nos tienes a nosotras. Los resultados de los exámenes no los darán de inmediato. Después que pase lo de tu cumpleaños, nos daremos cuenta si pasamos o no el otro mes. No vayas a enfrentar a papá, por favor. – dijo Itsuki tratando de calmar a Futaro abrazándolo desde su espalda.
– Uesugi-san, te animaremos en lo que puedas hasta ese día. Nos preocupas mucho al verte en ese estado. – hablaba Yotsuba mientras abrazaba al lado de Itsuki.
– Tonto, si vas allá a encarar a papá, no sólo podría mandar a que te arresten por irrupción a una propiedad privada, también aceleraría la transferencia de nosotras a Osaka y seriamos nosotras y tú los más afectados. Tú no quieres que eso pase, ¿o me equivoco? – decía Nino que tomaba del brazo de Futaro en sus pechos.
– Futaro-kun, no vayas a cometer esa estupidez de enfrentar a papá. No lo hagas por ti, hazlo por nosotras que te queremos mucho, mi querido sensei. – clamaba Ichika tomando del otro brazo de Futaro en sus pechos.
– Futaro, mírame, lo que recibí de papá, sólo es una muestra de lo que nos pasará más adelante, más allá de una posible reprobación de notas y mudanza. Yo me entristecería más si nos separan. De ser así, en mi caso, me fugaría de casa solo para estar (viviendo) contigo recibiendo no sólo lo académico, también de la llamada escuela de la vida. Si tenemos que encarar a papá lo haremos hasta que él entre en razón. Tú eres nuestra razón de vivir momentos agradables y tristes como ahora. No olvides lo que me enseñaste: "el fracaso es la madre del éxito". – dijo Miku apaciguando las lágrimas de su preocupado pelinegro y lo abraza.
De pronto se hace notar un momento de silencio durante el abrazo mutuo. Itsuki hace voltear a Futaro para mirarlo de frente. – Uesugi-kun, queremos que te prepares bien para mañana. Déjanos el resto a nosotras, volveremos a usar esa táctica que nos ayudó a pasar de grado. En cuanto terminemos los exámenes, tenemos un fin de semana que queremos dedicártelo a ti por todo lo que has hecho por nosotras, (se le acerca al oído de Futaro) y nos gustaría que nos enseñes unas clases de educación sexual, sea en grupo y/o con cada una de nosotras a solas para que tengamos unos lindos recuerdos, en estos días. ¿De acuerdo? – habló algo pícara Itsuki para luego besarle cerca del oído con ternura. Nota: Alerta de imagen spoiler.
– Chicas, hagan su mejor esfuerzo. Yo haré mi parte. Impediré esa transferencia con mi conocimiento. – decía Futaro con una leve sonrisa mientras las chicas seguían abrazándolo y de pronto sonaba el timbre anunciando la reanudación de clases.
– Voy a ir al baño, luego las alcanzo. – decía Miku que iba al baño a las chicas. Ella se enjuagaba la cara y a la vez miraba ante el espejo.
– Futaro, como me gustaría entregarme en cuerpo y alma ante ti para que tengas un buen recuerdo, sin importar si repruebo o apruebo las asignaturas. Aún me gustas, pero algo me dice en mi consciente que todas nos declaremos ante ti. – lo decía ella en sus pensamientos.
Al salir del baño, Miku pasa cerca del salón de profesores y escucha una conversación del director de la escuela. – Ah, Dr Nakano, me alegra oírlo. – Al oir Miku el apellido de su padre hablando con el director por teléfono, ella saca su celular para grabar al jefe de la casa de estudios y se quita con cuidado las pantuflas especiales para una posible huida en caso de ser descubierta.
– Si, justamente me acaban de llegar las respuestas del examen como usted lo pidió. No se preocupe, Dr Nakano. Usted sabe que aprecia a mi hijo Yuusuke últimamente por querer ser médico como usted. En cuanto lo llame le haré la entrega de los resultados para que obtenga lo posible el primer puesto. Sé que él no aprobaría eso, pero por ser usted, sé que lo hará como una excepción. Sin importar a cuál estudiante con mejor promedio en notas tenga que hacerle trampa, Yuusuke lo hará sin duda. – Miku quedó en shock al escuchar eso.
– Van a hacerle trampa a Futaro. Debo ir a avisarle a las chicas. – decía Miku en sus pensamientos y de inmediato se agacha para pasar desapercibida y llegar de inmediato al salón.
– Te tardaste, Miku. ¿Pasó algo mientras estabas en el baño? – decía Itsuki que estaba cerca.
– Itsuki, hay que hablar con las chicas, no me creerán lo que oí en la sala de profesores. – dijo Miku a Itsuki.
Después de clases, Futaro, Nino y Miku se preparaban para ir a sus respectivos trabajos, pero Itsuki los detiene un momento. – Disculpa, Uesugi-kun, necesito hablar algo importante con mis hermanas un momento. Es cosa de mujeres, si te pasa algo nos avisas. Por favor, cuídate mucho. – lo decía mientras le tomaba su cabeza para hablar.
– De acuerdo, yo me voy adelante. No te atrases, Nino, la cocina no debe tardarse mucho; y Miku, nos vemos después y suerte en tu trabajo. – decía el pelinegro que marchaba hacia su trabajo.
– Dale, nos vemos allá, Fu-kun. – decía Nino que despedía de Futaro que se adelantaba al trabajo.
– Gracias, Futaro, igualmente nos vemos. – decía Miku con una hermosa sonrisa al despedirse de Futaro.
Las 2 chicas volvían con Itsuki y las demás. – Miku, ¿qué era lo que ibas a contarnos? – preguntaba Itsuki.
– Es mejor ir a un parque, aquí no es el lugar indicado para contarles. – prevenía Miku a sus hermanas.
Vamos con Futaro. Él tuvo que hacer un alto para pasar al cementerio a visitar la tumba de su madre a brindar sus respetos. – Hola, mamá. ¿Cómo has estado? – saludaba Futaro que encendía un incienso a la tumba de su madre llamada Nadeshiko Uesugi.
– El lunes entrante te presentaré a unos cinco ángeles que me han ayudado a remediar mi problema de la pesadilla y son muy especiales para mí. Espero que sigas protegiendo a Raiha y a mí en donde estés. Me despido. Cuídate mucho. Nos vemos el lunes que viene. – concluía Futaro en dialogar con su madre en la tumba tratando de no llorar y se dispuso a ir al trabajo.
Por otro lado, las quintillizas se fueron a un parque, pero antes compraron unos helados (mantecados en otros países) para estar cómodas en lo que iba a relatarles la quintilliza de en medio. – Escuchen bien lo que he grabado. – decía Miku. En ese momento, Miku activó la grabadora del celular para oir lo aterrador para ellas.
– ¿¿QUEEEE?? – dijeron las chicas luego de escuchar esa revelación.
– No lo puedo creer, papá ideó ese plan para afectar a Futaro-kun, lo que no esperaba es que el director esté en componenda. – dijo una indignada Ichika.
– ¿Y ese chico arrogante es el hijo del director? De seguro son tal para cual. – decía Nino con fastidio.
– Tengo que alertar a Uesugi-san de... ¿qué haces? - trataba de llamar al pelinegro, pero era interrumpido por Miku que le arrebataba el celular.
– No lo hagas, él ya tiene bastantes preocupaciones para que se entere de esto. – decía Miku.
– Pero, Miku... - decía preocupada Yotsuba.
– Miku tiene razón, Yotsuba. No debemos hacerle preocupar a Fu-kun. Él tiene un compromiso de prepararse bien para estos exámenes importantes, después de regresar del trabajo. – hablaba Nino.
– Chicas, es mejor depositar nuestra confianza en Uesugi-kun. Sé que él va a demostrarle no solo a todo el colegio y a papá, sino también a nivel nacional, y nosotras también vamos a poner nuestro ejemplo usando la táctica de enseñarnos cada una en la asignatura que dominemos. ¿de acuerdo? – dijo Itsuki instruyendo a sus hermanas.
- También tenemos que ayudar a Futaro-kun durante los minutos de descanso en mimarlo, darle de comer y beber para que tenga energía, porque conociéndolo, podría estar mañana como un zombie somnoliento. – hablaba Ichika.
– Bueno, chicas, Miku y yo las iremos dejando. Se nos hace tarde para ir al trabajo. Las veremos más tarde. – dijo Nino que se despedía mientras Miku le devolvía el celular a Yotsuba.
– Esperen, antes que cada una tome su camino, quiero preguntarles algo importante. Es algo que no puedo soportarlo en mi corazón, y tiene que ver con Uesugi-kun. – hablaba Itsuki mientras se tomaba las manos en su pecho ante la mirada de sus hermanas.
– Este sentimiento que tengo presente debo exponerlo ante mis hermanas, ya que él me... - decía la pelirroja en sus pensamientos.
Ya después de un rato, Nino y Miku llegaron a sus respectivos trabajos. A las 8:00 p.m., pasaba Isanari cerca de la panadería. – Tengo que comprar algo de pan para el desayuno. Iré a esta panadería.
El padre del pelinegro entró a la panadería. – Buenas noches. – dijo Isanari.
– Bienvenido, muy buenas noches... ¿Isanari-san? – dijo una sorprendida Miku al ver a Isanari dentro de la panadería.
– Hola, Miku-san. No sabía que trabajabas aquí. – decía un sorprendido Isanari.
– Es verdad, trabajo aquí medio tiempo atendiendo a los clientes y aprendo a hornear pan. – respondía Miku al padre de los Uesugi.
– ¿Puedo hablar contigo de algo importante? – preguntaba Isanari ante la mirada de Miku.
Mientras tanto, en la pastelería, Futaro y Nino estaban tomando un descanso ante la poca afluencia de clientes, con apenas 2 mesas ocupadas. Nino veía el estado de ánimo de Futaro. – Oye, ¿estás bien, Fu-kun? – preguntaba Nino.
– Por ahora solo estoy algo agotado en el trabajo, pero no en los estudios que me esperan. – respondía Futaro.
– Ven, te diré algo para que puedas despejar de dudas. ¿Te acuerdas de la confesión que te hice en este mismo lugar? – decía Nino mientras Futaro asentía.
– Quiero que tengas en cuenta que aún me gustas, a pesar del mal comienzo que hemos tenido, pero con el tiempo hemos mejorado nuestra relación amistosa. Ahora, en caso tal que yo no sea la persona indicada para ti, pero si para una de mis hermanas, entonces bendeciría su relación y estaría feliz porque al ser quintillizas es como si me hubieses elegido a pesar de la conexión que tenemos. Te lo digo para que estés tranquilo y no me tengas miedo. Cualquier duda que tengas, no dudes de consultármelo o a una de mis hermanas. ¿de acuerdo? Ven, déjame abrazarte para que tengas buena vibra en los exámenes de mañana. – hablaba Nino mientras abraza a Futaro.
– Gracias, Nino, eso era lo que necesitaba para despejar mis dudas. Bueno, iré al baño un momento. – dijo Futaro que dispone de ir al baño.
Ya en el baño, él recibe una llamada. Era Miku. – Hola, Miku. ¿Cómo te encuentras? – hablaba Futaro por celular con Miku.
– Hola, Futaro, sólo te llamaba para saber cómo te encuentras. – dijo Miku por celular.
– Por ahora solo algo agotado por el trabajo, pero ya me conoces cuando tengo las pilas reservadas para el estudio. – dijo Futaro a su amiga quintilliza.
– Sí, es cierto. Futaro, te llamaba además que no te excedas en el estudio. Tu cuerpo necesita descanso. Traeré mañana un jugo de matcha para que tengas energía. De igual forma te acompañaremos a casa Nino y yo, y casi es hora de la salida. – decía la tercera hermana con una típica sonrisa.
– Gracias, Miku, nos vemos ahora... - pero un ruido de repente se escucha fuera del local donde trabaja Futaro.
- Voy a colgar, algo pasa afuera. – se despide de Miku por celular para disponerse a salir del baño y ver lo que ocurre afuera.
- ¿Escuchaste eso, Fu-kun? Proviene desde la esquina. – avisaba Nino lo que pasaba afuera.
– Voy a ver qué ocurre. – dijo Futaro que salía de la pastelería.
Al llegar a la esquina ve que su padre se está enfrentando a un grupo de delincuentes, pero logran golpearlo con espadas de bambú, y cuando Futaro llega, se enfrenta a los delincuentes, pero lo sorprenden por la espalda a punta de espadas de bambú y con navajas suizas, y cae en el piso.
– Esto es para que aprendas a no meterte donde no te llaman. – decía el lider de los delincuentes que le acuchillaba con un cuchillo militar por la espalda a Futaro, quien hacía un grito escandaloso que se escuchaba cerca de la pastelería donde trabaja y en la panadería.
– NOOO, FUTARO!! – gritaba el padre de los Uesugi, algo que llegaron a escuchar Nino y Miku, que salieron raudas y veloces a buscar a Futaro.
Cuando lo torturaban y lo golpeaban con las espadas de bambú por la espalda, de repente le entró unas imágenes donde él salía maltratado de niño por la espalda para defender a su padre. Isanari, que estaba herido por un costado, fue a atacar a uno de los agresores, le arrebató la espada de bambú y forcejeó con los delincuentes para ayudar a su herido hijo – NADIE SE METE CON MI HIJO, MALDITOS MALNACIDOS. – decía un furibundo Isanari que trataba de defender a su hijo a toda costa.
Al lugar llegan Nino y Miku. – ¡FU-KUN! – ¡FUTARO! – decían ambas que quedaron en shock cuando vieron a un Futaro ensangrentado por la espalda.
– Futaro, Futaro, reacciona. ¡Llamaré a una ambulancia para él y su padre! – decía Miku que estaba asombrada.
– Sí, hazlo, yo llamaré después a las demás para que nos reunamos al hospital. Oye, Fu-kun, reacciona, por favor. – dijo Nino viendo el estado de su compañero y trataba de reanimarlo.
Mientras tanto, Isanari golpea al líder que usaba el cuchillo militar para arrinconarlo a la pared y pone una mirada aterradora. – Por favor, no nos mate, nos equivocamos contigo, viejo. – decía el líder de los delincuentes.
– En mis tiempos, yo usaba de estos cuchillos (refiérase al cuchillo militar) y le quitaba la lengua para exhibirlos como trofeos ante gente como tú y esos macarras que te acompañan. A la próxima que te metas con mi familia, verás un Tokio en llamas. AHORA LARGUENSE. – dijo Isanari con mirada fulminante al líder de los delincuentes que se orinó del susto y luego lo tira al piso como un trapo.
– VAMONOS, MUCHACHOS. – dijo el maltrecho líder de los delincuentes que fue auxiliado por sus secuaces para retirarse en el acto. Un rato después, Isanari se acerca a su herido hijo que estaba con las 2 quintillizas.
- ¿Llamaron a una ambulancia? – preguntaba él padre de los Uesugi.
– Sí, Isanari-san, ya viene una ambulancia en camino. – dijo Miku que sacaba unas lágrimas al ver que Futaro no despertaba.
– No nos dejes, Fu-kun, te necesitamos. ¿CUANDO VENDRÁ ESA AMBULANCIA? – gritó Nino reclamando la llegada inmediata de la ambulancia.
– Aah, ah, viejo... ¿es-estas bi-bien? – dijo un maltrecho Futaro.
– Por ahora puedo moverme. Pero tú estás... - hablaba Isanari que estaba cerca de su hijo que trataba de estar despierto y las 2 quintillizas estaban llorando cerca de él.
– NO TE ESFUERCES, FUTARO. YA VIENE LA AMBULANCIA. MANTENTE DESPIERTO, POR FAVOR. – gritaba Miku a un tendido Futaro.
– Chicas... viejo... no se... preocupen... estaré... bien... – dijo Futaro a duras penas y luego se desmaya, provocando la preocupación de Isanari, Miku y Nino cuando de repente el cielo comienza a llover.
– ¿Fu-kun? X2 – gritaba Nino.
– ¡FUTARO! X2 – gritaba Isanari.
- ¡¡NOOOOOO!! ¡¡DESPIERTAAAAA!! – gritaba Miku a los cielos con tristeza al ver que Futaro ya no reaccionaba en plena lluvia.
Por otra parte, en una mansión, vemos al director Takeda del colegio donde estudian las quintillizas y Futaro guardando una carpeta amarilla donde contienen los resultados de las preguntas que vienen en las 5 asignaturas en la mochila de Yuusuke mientras se está dando una ducha. Luego lo deja donde lo encontró y se dirigió a la sala leyendo un libro que tenía cerca.
–Yuusuke. – llamaba el director Takeda a su hijo.
– ¿Si, papá? – preguntaba Yuusuke.
– Primero que nada, te felicito por ser el primero del grupo y a la vez has sobrepasado por meritos al hasta entonces estudiante de los 100 puntos. Su apellido es Uesugi, si no me equivoco. – dijo el director Takeda felicitando a su hijo.
– Si, él es mi rival desde que entramos a estudiar en este colegio. Pero sus notas han decaído últimamente, según he oído. – decía Yuusuke.
– Hijo, quiero que descanses bien y no te esfuerces tanto en el estudio. Te he guardado algo importante para ti en la mochila. No la abras hasta mañana y en un lugar lejos de los estudiantes. – dijo el padre de Yuusuke.
- ¿Y de qué se trata, papá? – preguntaba Yuusuke.
– Digamos que es un amuleto de la suerte en los exámenes y un escalón para alcanzar tu objetivo. – decía el padre de Yuusuke.
Después de un rato, Yuusuke revisa su mochila y de repente ve la carpeta amarilla. La abre y se sorprende al ver que tenía las respuestas de las preguntas de los exámenes. – Esto es... no es posible. – decía Yuusuke confundido pero al final pone una mirada sombría sonriendo de manera neutra mostrando sus dientes.
Fin de Abril 11. Parte 2: Jugarretas del Destino
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Bueno, mortales, he recibido una nominación para los premios Watty 2019, y no hay mejor celebración que subir el siguiente capítulo. El final no me salió como debe ser, pero seguiré avanzando lo mejor posible para completar la serie. Saludos.
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