Los chicos miraron a la nueva persona que se incorporaba en la sala, esperando que su conversación no hubiera sido escuchada.

-¿Qué andáis tramando? - preguntó con curiosidad.

El grupo de aprendices se miraron entre ellos, esperando que alguien hablara. Finalmente, todas las miradas se dirigieron hacia la pelirroja que habló con determinación y valentía.

-Nada, estábamos hablando sobre las posibilidades de que Morderek siga vivo. ¿Habéis averiguado algo?

-Estamos en ello, pero no creáis que he olvidado que me mentisteis y no acatasteis mis órdenes - dijo con seriedad, mirando a todos sus aprendices con cierta decepción.

-Papá, yo los convencí - dijo Lis, tratando de proteger a sus amigos.

-Contigo ya hablaré a solas, Lis, pero estoy muy decepcionado. Has puesto en peligro tu vida y la de tus compañeros. Aún no he hablado con tu madre, pero estos actos tendrán consecuencias una vez resolvamos todo este problema. Así que quedaos avisados. Espero que no cometáis ninguna imprudencia más - añadió, mirando seriamente a todos sus alumnos.

Los jóvenes aprendices tragaron saliva, aliviados en parte de que el Amo de la Torre no hubiera escuchado sus ideas sobre el intento de adivinar el escondite de los magos oscuros.

El Amo de la Torre se dirigió a los estudiantes del Lago de la Laguna, dándoles la bienvenida a la Torre y disculpándose por el momento de tensión anterior. Con su simpatía característica, les explicó un poco sobre la situación y que debían quedarse algunos días en la Torre hasta que encontraran una solución.

Finalmente, los acompañó a sus habitaciones y les mostró un poco más de la Torre, mientras les dirigía una mirada de advertencia a su hija y a su alumnado.

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Los cuatro aprendices se miraron entre sí, esperando a que el Amo de la Torre se alejara lo suficiente para poder continuar su discusión. Cuando finalmente lo hizo, Marcos fue el primero en hablar.

-Ya habéis escuchado a Jonás, no podemos ponernos en peligro de nuevo. Os lo dije.

Los otros tres se miraron pensativos, sabían que Marcos tenía razón, pero Lis era incapaz de dejar a Fenris y Gaya a su suerte. Sin embargo, comprendió que eso suponía un riesgo que no todos estaban dispuestos a correr. Se le pasó por la cabeza la idea impulsiva de ir en busca de la guarida del mago oscuro ella sola, pero pronto se dio cuenta de que embarcarse en esa aventura en solitario era demasiado, incluso para alguien a quien le encantaban las aventuras.

Entonces, comenzó a gestar otra idea que compartió con sus compañeros.

-Comprendo que algunos de vosotros no queráis ir, ya sea por falta de valentía o por temor a las consecuencias, pero yo necesito hacer algo. Voy a ir al pueblo, cambiaré mi apariencia y trataré de averiguar si alguien sabe algo sobre esos magos oscuros o la cueva. En el pueblo no correré ningún riesgo. Lo único que necesito de vosotros es que me cubráis mientras intento averiguar si saben algo. Volveré en el mismo día.

Julia y Raúl apoyaron firmemente su decisión, pero Marcos no parecía convencido del todo. Mostró su desmotivación por la idea y finalmente salió de la sala, sus ojos brillando con preocupación.

Sin embargo, sus amigos no parecieron darse cuenta de esto, ya que estaban ocupados planeando entusiastamente cómo mantener entretenidos a los maestros para que Lis pudiera llevar a cabo su plan.