En búsqueda de la aventura
La preocupación por Fenris pesaba en el corazón de Lis y la motivaba a buscar una solución. Decidió reunirse con sus amigos en su habitación, sabiendo que contar con su ayuda sería crucial en la búsqueda de su amigo. Sentados en círculo, compartieron miradas de seriedad y determinación, esperando que Lis revelara el plan.
Con determinación en su voz, Lis comenzó a explicar la situación y su plan de acción. "Chicos, voy a necesitar vuestra ayuda. Tengo que buscar a un amigo que está en peligro. No puedo ir sola, porque no sé con qué nos enfrentaremos, y por eso confío en ustedes para que me acompañen."
- ¿Dónde se encuentra y qué tipo de peligro enfrenta? indagó: Marcos, preocupado y con curiosidad,
-Iremos al reino de los elfos. No conozco los detalles del peligro, pero es crucial encontrar a Fenris. Necesitamos teletransportarnos al lugar y buscarlo. Estaremos fuera un par de días. respondió Lis, con calma pero firmeza
-Pero, ¿y si nos descubren? ¿Qué sabemos sobre los elfos y cómo reconocer a Fenris?" dijo Marcos
-Los maestros no sabrán, les diré que vamos a una feria. Fenris es un elfo-lobo, tiene pelaje cobrizo, ojos ámbar y una voz distintiva. Reconocerlo no será difícil." respondió Lis a sus inquietudes, tratando de calmar sus dudas.
-¡Yo estoy dentro! Me encantaría ser parte de esto y demostrar que no somos críos indefensos. hablo Raúl
- ¡Yo también me uno! Si encontramos a Fenris, será una gran experiencia y demostraremos que somos valientes." Se unió Julia
La mirada de todos se posó en Marcos, cuya duda era evidente.
-Parece peligroso y riesgoso. Si nos descubren, podríamos enfrentar consecuencias graves." declaro el muchacho.
-Si algo sale mal, asumiré la responsabilidad. Diré que os convencí. No quiero que nadie se vea en peligro. respondió Lis con convicción, dispuesta a convencer a su amigo indeciso.
Finalmente, Marcos cedió ante la insistencia y la determinación de sus amigos.
-Está bien, iré con ustedes. Pero asegurémonos de que estaremos seguros.
Con la aprobación de todos, la habitación se llenó de entusiasmo y planes. La preocupación por Fenris los unía en una misión incierta pero llena de propósito. Juntos, compartieron ideas y se sumergieron en la emoción de lo que podría suceder en la aventura que se avecinaba.
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Lis entró en el despacho con cierta determinación, aunque su corazón latía con ansiedad. Sabía que su padre, Jonás, era el más razonable de sus padres y, en muchas ocasiones, el más accesible para conversar. La luz tenue de la habitación creaba una atmósfera tranquila, y Jonás estaba sentado en su escritorio, absorto en la lectura de un libro sobre licantropía. Cuando Lis tocó suavemente la puerta y entró, su padre levantó la mirada, dejando el libro a un lado con una sonrisa acogedora.
-¿Cómo estás, papá? comenzó, intentando establecer un tono tranquilo y casual.
Jonás levantó la mirada del libro y la observó con una sonrisa amable. -Estoy bien, cariño. ¿En qué puedo ayudarte?
Lis tomó un respiro antes de continuar. - Y mamá... ¿cómo está?
- Tu madre y yo estamos pasando por un momento complicado. Ella ha decidido tomarse un tiempo en las montañas para reflexionar. confeso el archimago
Lis sintió un pellizco de preocupación al escuchar eso. -¿Os vais ha a separar?
Su padre se levantó de su asiento y se acercó a ella, envolviéndola en un cálido abrazo.
-No te preocupes, cariño. Aunque estamos pasando por un momento difícil, confío en que encontraremos una solución.
Lis se sintió aliviada al escuchar esas palabras, aunque seguía con inquietudes en su mente. -Papá, necesito hablar contigo sobre algo que quiero hacer. He decidido que un grupo de amigos y yo queremos ir a la feria en un pueblo cercano durante unos días.
Jonás la miró con interés. -Un viaje a la feria, ¿eh? ¿Con quiénes planeas ir?"
- Sí, solo un par de días. Iríamos Raul, Julia, Marcos y yo.
Jonás pareció considerarlo, aunque la idea de un viaje prolongado claramente lo sorprendió.
-Dos días suenan como mucho tiempo. Con unas pocas horas bastaría.
Lis sabía que tenía que argumentar con firmeza para conseguir su objetivo. -Pero papá, unas horas no serían suficientes para disfrutar de la feria ni para relajarnos. Además, llevamos mucho tiempo encerrados aquí en la Torre, y creo que necesito ver más del mundo por mí misma.
Ante la falta de convicción de su padre, Lis decidió emplear otra estrategia. -También podría ser beneficioso para ti y mamá. Tendrían un tiempo tranquilo aquí sin nosotros, para resolver sus problemas.
Jonás la miró con una expresión pensativa, entendiendo la lógica detrás de sus palabras.
-Es cierto que un tiempo de tranquilidad podría ser útil para ambos... Está bien, puedes ir con tus amigos. Pero te doy un día solamente. Además, llevarás esta pulsera. Se desvaneció por un momento y volvió con una pulsera de color rojo en la mano.
- Papá, ya no soy una niña. dijo Lis con incomodidad
Jonás le entregó la pulsera con seriedad. -Lo sé, Lis, pero esto es para tu seguridad. Es solo por un día. Debes llevarla puesta en todo momento. Y también tendrás que responder a mis cartas mágicas.
-De acuerdo, papá. A regañadientes, Lis aceptó la pulsera y asintió.
Aunque no había obtenido exactamente lo que quería, Lis sabía que había logrado un progreso importante al obtener el permiso de su padre. Salió del despacho preparada para contarles a sus amigos las condiciones y comenzar a planificar su aventura. A pesar de las restricciones, se sentía emocionada ante la perspectiva de salir de la Torre y enfrentar lo que les esperaba.
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-Entonces tendrás que responder a todas las cartas mágicas de tu padre y llevar ese brazalete -replicó Raul con un dejo de molestia en su voz.
-Lo dije desde un principio, en cuanto Lis se sorprenda o asuste por algo, sus padres aparecerán y nos descubrirán -advirtió Marcos con preocupación.
-¿Pero no hay alguna manera de evitar que se teletransporten hasta donde estás? -preguntó Julia intrigada.
-Podría intentar controlar mis sentimientos y emociones, pero mis padres tienen otra pulsera que monitorea mis constantes vitales -explicó Lis-. Si hay un cambio pequeño, no les notificará, pero si detecta un cambio significativo, la pulsera empezará a vibrar y ellos decidirán si teletransportarse hasta mi ubicación o no.
-Entonces, si les explicaras el motivo de tus alteraciones y ellos consideran que no es importante, podrían optar por no intervenir -sugirió Raul con astucia.
La inteligencia de la propuesta de Raul sorprendió a Lis, y una sonrisa se formó en su rostro ante la idea que le había brindado. Estaba decidida a enfrentar la gran aventura que les aguardaba con más confianza que antes.
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