El rescate
Al momento en que Conrado pronunció las palabras preguntando sobre Morderek, Jonás apareció en el lugar donde estaban enfrentando a los magos oscuros. Iris sintió un alivio instantáneo al encontrarse con Jonás. Los magos oscuros observaron su llegada con curiosidad, y detuvieron sus ataques al escuchar el nombre de Morderek.
Uno de los magos oscuros, con voz seria, quiso saber más:
-¿Cómo conocéis a Morderek?"
Conrado respondió de manera directa:
-Era compañero nuestro en la Torre. ¿Dónde está?
Los magos oscuros se miraron entre ellos, evaluando si debían continuar el ataque o entablar una conversación. Fue entonces cuando notaron la túnica dorada de Jonás, lo que los llevó a decidir hablar en lugar de pelear.
-Morderek es uno de los nuestros, de hecho, uno de los mejores. ¿Sois amigos suyos? ¿Qué queréis saber de él?
Conrado estaba a punto de responder, pero Iris le lanzó una mirada, transmitiéndole serenidad y señalando que ella debía tomar el control de la situación.
-Morderek es nuestro amigo. Es un gran mago, y necesitamos hablar con él , dijo con seguridad.
Los magos oscuros se miraron dubitativos ante la afirmación de Iris. No estaban seguros de si debían creerla. Uno de ellos finalmente habló.
-Está bien. Si respondéis correctamente a esta pregunta, os daremos la información que buscáis y os dejaremos en paz. De lo contrario, entenderemos que nos estáis mintiendo, y la batalla no habrá hecho más que comenzar. ¿Cuál es el mayor sueño de Morderek?"
Conrado, con seriedad en su voz, respondió de inmediato:"Ser inmortal."
Los magos oscuros intercambiaron miradas y sonrieron.
-Bien, Morderek se encuentra en una de las cuevas más famosas donde nos reunimos los magos oscuros.
Jonás, que había permanecido en silencio hasta ese momento, finalmente preguntó:
-¿Dónde está esa cueva?
Los magos oscuros rieron ante la pregunta de Jonás.
-Jajaja, dijimos que responderíamos a la pregunta, no que revelaríamos la ubicación.
Iris se preparaba para replicar, pero los tres magos oscuros desaparecieron ante sus ojos. Jonás tomó la palabra.
-Lamento deciros esto, pero, dado que no hay peligro inmediato, tengo que ocuparme de algo. Volveré en 10 minutos.
En un parpadeo, Jonás desapareció de la escena, dejando a Conrado con las palabras en la boca.
Conrado, en tono reflexivo, comentó: Sigues siendo tan indeciso, queriendo salvar a todos, querido amigo.
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Lis y Julia llegaron a las mazmorras y pudieron ver que alguien ya había utilizado la magia. Tres guardias en la entrada dormían plácidamente. Ambas se miraron y sintieron que su aventura comenzaba de verdad. Decidieron moverse con sigilo y evitar ser vistas hasta que reconocieron la voz de Raul en uno de los pasillos. Se unieron a la conversación.
-Hey, chicos, ¿han visto algo? dijo Julia
Los chicos se sobresaltaron, pero Raul respondió.
-Hemos recorrido varios pasillos, pero no encontramos ni rastro de la maestra ni de esa reina.
Marcos preguntó por el padre de Lis. ¿y tu padre, Lis?
-Dijo que vendría en 10 minutos, pero tengo la sensación de que está tramando algo. respondió Lis algo preocupada
Raul tomó la decisión.
-Bueno, entonces tendremos que continuar nosotros la aventura.
Los chicos continuaron su búsqueda en las mazmorras, deslizándose sigilosamente por los pasillos y utilizando hechizos de invisibilidad para evitar ser detectados por los guardias. Gracias a su entrenamiento y determinación, lograron moverse con gran destreza sin ser vistos ni escuchados.
Mientras exploraban los pasillos oscuros y húmedos de las mazmorras, escucharon voces susurrantes que provenían de una de las celdas. Se acercaron con cautela y, a través de las rejas de la celda, vieron a dos figuras familiares: La maestra Salamandra y la reina Nawin.
-Eso... eso son ellas. ¡Rápido, debemos rescatarlas!" dijo Raul
Los estudiantes hicieron todo lo posible para abrir la cerradura de la celda mientras los susurros preocupados de Nawin se hacían más audibles.
- Chicos, por favor, tengan cuidado les advirtio Nawin
Justo cuando estaban a punto de abrir la celda, un guardia los sorprendió. Los estudiantes se encontraron atrapados y Raul intentó resistirse, pero el guardia era demasiado fuerte y lo acabo tirando al suelo de la celda. Lis y sus amigos se unieron para ayudarlo a ponerse de pie.
Salamandra abrazó a sus estudiantes aliviada de verlos a salvo, aunque no estaba contenta con su imprudente incursión en las mazmorras.
-¿Qué están haciendo aquí? No deberían... dijo molesta Salamandra
- Fue mi padre quien nos trajo aquí contesto Lis rápidamente, antes de recibir el sermón
-Tu padre... Ya hablaré con él sobre esto dijo finalmente en desacuerdo con las decisiones de Jonás
Los estudiantes fueron entonces conscientes de la peligrosa situación en la que se encontraban. La seguridad del castillo se había reforzado debido a la alerta, y los guardias reales rodeaban la celda, complicando cualquier intento de escape. Mientras tanto, Jonás, que había regresado al bosque con Conrado e Iris, se apresuraba a planear un rescate audaz, consciente de que el tiempo corría en su contra. Debían actuar con rapidez para salvar a sus seres queridos y a los estudiantes.
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Conrado, Iris y sus aprendices se miraron pensativos. Los magos oscuros habían hablado de unas cuevas oscuras, pero no habían proporcionado detalles precisos sobre su ubicación. La incertidumbre llenó el aire mientras intentaban descifrar qué podía tener de especial ese lugar y dónde podría estar. Conrado se adelantó, pensativo, y finalmente rompió el silencio.
-Tenemos que encontrar la cueva
-Pero, ¿cómo diablos vamos a encontrarlas si no tenemos ni idea de su ubicación? dijo Iris, visiblemente frustrada.
Conrado frunció el ceño, sumido en sus pensamientos mientras trataba de idear un plan.
Iris, con un brillo peculiar en sus ojos, añadió: "O podríamos considerar una idea más... inusual. ¿Qué tal si intentamos comunicarnos con los muertos?
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El encuentro en las mazmorras fue un remanso de alivio para todos los presentes. Lis observó cómo un hombre de túnica dorada se acercaba a paso firme hacia ellos, lo que le hizo creer que finalmente vendrían a rescatarlos. Sin embargo, su alegría se vio eclipsada cuando notó la figura de otro guardia real a su lado. La preocupación se dibujó en su rostro. ¿Habían atrapado a su padre?
A medida que se acercaban, Lis pudo percatarse de que su padre, el archimago Jonás, no parecía estar en apuros. Más bien, parecía estar manteniendo una conversación amigable con el guardia real. Sus rostros irradiaban sonrisas y cordialidad. Al llegar junto a ellos, pudo escuchar cómo su padre le agradecía al guardia por llevarlo hasta allí, y este se retiraba de la escena con una sonrisa.
Mientras tanto, los otros dos guardias que custodiaban la celda miraban con recelo a Jonás, pero bastó con que pronunciara unas palabras en arcano para que sus expresiones se suavizaran y abrieran la celda sin titubear.
Los alumnos, finalmente libres, se lanzaron hacia Jonás para abrazarlo y agradecerle. Lis abrazó a su padre con fuerza, emocionada, mientras él le acariciaba el pelo con cariño.
Nawin se acercó a Jonás con una sonrisa y expresó su alegría al verlo.
-Me alegra mucho verte, Jonás.
Jonás le dedicó una sutil reverencia y respondió: Yo también me alegra mucho que estés bien, Nawin.
Lis, con los ojos brillantes de curiosidad, preguntó emocionada: ¿Cómo lo has hecho?"
Jonás, con una sonrisa pícara, respondió en tono de broma: ¿Cómo crees que logro convencer a tu madre?"
Lis rió, entendiendo que Jonás había empleado algún tipo de hechizo persuasivo. Aunque no era un hechizo muy moral, sabía que en situaciones extremas podía ser útil, aunque no todos los magos sabían ejecutarlo debido a su complejidad.
Sin embargo, Salamandra, con una mirada reprobatoria, intervino:¿Por qué has tardado tanto? ¿Y por qué has traído a Lis y a los estudiantes?"
Jonás, un tanto molesto, resopló antes de responder: También me alegra verte, cariño. Y tranquila, no ha sido nada salvaros.
Salamandra notó la tensión en el tono de Jonás y, comprendiendo el mensaje implícito, le besó la mejilla en un gesto de agradecimiento y disculpa. Luego, en un tono más amable, volvió a preguntar.
Jonás, mientras abrazaba a Lis, explicó con calma la situación a Salamandra:
- Tenía que ayudar a Conrado e Iris. Se encontraron con problemas, y no podía dejarlos en una situación comprometida. En cuanto a los estudiantes, hablaremos de eso más adelante.
Salamandra asintió, comprendiendo la prioridad de Jonás en ayudar a sus amigos. Luego, expresó su agradecimiento a los estudiantes por su valentía y esfuerzo en la situación. Raul, en ese momento, sonrió y le guiñó el ojo a Marcos.
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