Distracciones
ACLARACIÓN:
Quiero ser transparente con mi valiosa audiencia, que en su mayoría es joven, con edades de alrededor de 12 años y más. En este capítulo, toco sutilmente el tema de la sexualidad. No te preocupes, no incluiré contenido explícito o inapropiado, simplemente menciono el tema.
Creo que es vital tratar la sexualidad con respeto y consideración, y dejar de lado el tabú que a menudo rodea este tema en nuestra sociedad. Es importante empezar a hablar de la sexualidad desde una edad temprana, y a través de la lectura, podemos hacerlo de una manera que sea adecuada para tu edad.
Si te sientes incómodo con este tema o no te gustaría explorarlo en detalle, siéntete libre de saltarte esta parte. No te preocupes, lo que ocurra en esta sección no afectará la trama principal de la historia, y cualquier información relevante se aclarará más adelante para que puedas seguir disfrutando de la historia sin inconvenientes.
Si, por otro lado, deseas explorar más allá de lo que se menciona aquí, agradezco tu apertura y disposición para reflexionar sobre temas importantes. Tu bienestar y comodidad son esenciales para mí.
Gracias por tu comprensión.
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Julia subió a la cima de la Torre por las escaleras de caracol, recordando cada paso del plan que habían acordado. En su mano, sostenía un hechizo complejo de la Tierra. Finalmente, llegó a la puerta del despacho. Julia tocó la puerta, esperando que solo estuviera la persona a la que necesitaba distraer, confiando en que los demás se encargarían del resto.
Una voz masculina clara le indicó que podía pasar, y Julia entró, un poco nerviosa. Sin embargo, al ver que en la sala solo estaba su maestro, quien le brindó una cálida sonrisa, se relajó.
Julia tomó asiento enfrente y saludó a Jonás con amabilidad, dispuesta a llevar a cabo su plan.
-¿Qué sucede, Julia? - preguntó el amo de la Torre.
-Hay un hechizo que no logro realizar ni comprender.
Jonás asintió y se acercó para examinar el hechizo. Mientras lo aplicaba y explicaba su funcionamiento, Julia se dio cuenta de que el plan no estaba funcionando como esperaba. Jonás no parecía distraído en absoluto; de hecho, estaba bastante relajado. Era hora de poner en marcha otro plan.
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En la habitación, el caos reinaba. Eric había ido a preguntarle al maestro Conrado acerca de una teoría de portales, pero el mago no podía encontrar los libros que necesitaba. La razón era evidente: previamente, sus alumnos se los habían quitado.
-¡No puede ser...! - exclamaba Conrado mientras buscaba entre sus cosas, visiblemente estresado.
-No se preocupe, maestro. Revisaremos cada estantería. Tal vez necesitemos ayuda adicional.
-Iris me va a matar... - murmuró, abrumado por la situación.
-Avisaré a la maestra y algunos compañeros. Así, seguramente terminaremos más rápido.
Eric salió de la habitación con una sonrisa. El plan estaba funcionando tal como lo habían acordado. Revisar cada estantería les llevaría horas y los libros no aparecerían hasta que sus compañeros los devolvieran. Después, tendrían que ordenar todo de nuevo. Si el plan seguía avanzando sin ser descubierto, Lis tendría tiempo de sobra para llevar a cabo su investigación.
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En la habitación de Raul, Salamandra y él practicaban varios hechizos de fuego. Salamandra estaba fascinada y orgullosa de las explicaciones que proporcionaba, mientras Raul hacía preguntas minuciosas, ansioso por obtener todos los detalles. Hubo un momento en el que todo quedó claro.
-Bueno, creo que eso es todo. Si me disculpas, debo irme. Hay muchas cosas que debemos solucionar. Búscame para cualquier cosa - dijo Salamandra.
Entonces, Raul decidió aplicar otra parte de su plan que podría resultar arriesgada.
-Hay algo más que me gustaría saber, aunque no sea parte del examen. Hace tiempo vi un hechizo de fuego que me llamó la atención - insinuó.
Salamandra, intrigada, escuchó con atención. Sabía a qué hechizo se refería: la invocación de un demonio de fuego extremadamente poderoso y difícil de controlar, incluso para ella.
-Ese hechizo es muy peligroso, Raul. No podemos realizarlo - advirtió, a punto de abandonar la habitación.
Pero en ese momento, Raul pronunció la frase que habían acordado.
-Entiendo que es un hechizo demasiado complicado, incluso para la Bailarina del Fuego...
Salamandra mordió el anzuelo y cayó en la trampa.
-No hay nada demasiado complicado para la Bailarina del Fuego - respondió con una sonrisa vacilante.
Regresó a la habitación de Raul y comenzó a realizar el hechizo. Raul esperó pacientemente, deseando que el hechizo fuera lo suficientemente complicado como para darle tiempo a Lis, pero no tanto como para generar un peligro en la Torre o una batalla épica.
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Después de que Jonás explicara el hechizo, Julia comentó una situación sentimental complicada que inventó para distraerlo. Según su historia, Raul tenía sentimientos hacia una persona del pueblo, lo cual le generaba inseguridades. Jonás, aunque centrado en la charla, mantuvo un tono tranquilo y sereno.
-Entonces, ¿esa chica de la que supuestamente Raul está enamorado es del pueblo...? - preguntó Jonás con curiosidad.
-Exacto. Aunque sé que me ama, simplemente me hace sentir insegura - dijo Julia, intentando dar la impresión de tristeza
-Te entiendo, Julia. No sé mucho sobre tu relación, pero si Raul es la persona para ti, estoy seguro de que con el tiempo olvidará a esa chica del pueblo. Si no es así, eres una chica increíble y no debes permitir que nadie te menosprecie - respondió Jonás con una sonrisa, mostrándose empático.
-Entiendo. Gracias por tus palabras - contestó Julia.
-¿Hay algo más que quieras contarme, Julia? - preguntó Jonás.
Fue en ese momento que Julia mencionó algo que desconcertó al Amo de la Torre.
-Raul y yo estamos teniendo problemas con la sexualidad. ¿No existen libros sobre eso? - dijo en voz baja.
-Bueno... ehm... en el pueblo hay... - respondió Jonás, visiblemente incómodo.
Julia se regocijó internamente porque finalmente había encontrado un tema que incomodaba a Jonás.
-No me refiero a esos libros. Me refiero a libros de hechicería - dijo con firmeza.
-En cuanto a eso, no que yo sepa... - respondió Jonás, incómodo ante la conversación.
-¿Cómo es eso posible? - expresó Julia indignada.
-Bueno, esto es una escuela de hechicería...
-Pero tenemos hechizos de todo tipo, y se supone que eres un gran archimago. ¿Por qué no hay hechizos para la sexualidad? - cuestionó Julia con valentía.
-Bueno... no creo que sean éticos... - respondió Jonás, tratando de evitar la conversación.
-Existen muchos hechizos que tampoco lo son, como enamorar a alguien, leer mentes, convencer, cambiar la apariencia, etc., que se enseñan aquí. ¿Por qué no habría uno sobre sexualidad? - declaró Julia con valentía.
-Emmm... esto... no lo sé. Lo siento. Lo buscaré si es importante para ti... pero dame un poco de tiempo. - Jonás intentaba justificarse.
-Vale, gracias, maestro - dijo Julia con una sonrisa.
Después de que Jonás se retirara algo incómodo, Julia finalmente se relajó. Aunque la conversación había sido incómoda, sabía que ayudaría a su amiga. Además, Julia comprendía que la búsqueda llevaría su tiempo, aunque no estaba segura de si sería suficiente para Lis.
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El anochecer envolvía la Torre, y parecía que las distracciones habían surtido efecto, ya que quedaba poco para la vuelta de Lis y los maestros no se habían percatado de su ausencia. Salamandra, con la ropa ligeramente chamuscada por el esfuerzo de la invocación, finalmente abandonó la habitación de Raul. Estaba deseosa de cambiarse y descansar. No obstante, antes de hacerlo, decidió subir al despacho para ver si sus compañeros habían encontrado alguna pista de los magos oscuros.
Dentro del despacho, encontró a su esposo leyendo algo que captó su interés.
-¿Y ese libro? inquirió, curiosa.
-Puff, Julia me lo pidió, es una larga historia , respondió Jonás. ¿Y esas pintas? agregó, observando su ropa chamuscada.
-Practicaba con Raul algunos hechizos de fuego, explicó mientras se acercaba a la mesa, tentada a coger el libro y descubrir qué estaba leyendo. Luego, de manera abrupta, Salamandra planteó una pregunta inesperada. ¿No estarás intentando aprender hechizos de sexualidad?
-Yo no necesito hechizos de sexualidad , respondió el archimago tímidamente, con la voz baja.
Salamandra se sonrojo y su vez sonreía levemente.
En ese momento, otra persona irrumpió en la sala, gritando con emoción.
-¡Ya encontré mis libros!, anunció Conrado con una enorme sonrisa. Sin embargo, sus ojos se detuvieron en el libro que Jonás estaba leyendo. ¿Y ese libro? preguntó Conrado, y luego miró a Salamandra, que parecía ruborizada. "Lo siento, lo siento, no sabía", se disculpó, visiblemente incómodo mientras retrocedía hacia la puerta.
-No pasa nada, Conrado, tranquilo , intervino Jonás, tratando de calmarlo.
Intrigado, Conrado volvió a la habitación, aparentemente interesado. -¿De dónde lo has sacado?"
-Puff, de bastante lejos..., respondió Jonás evasivamente.
-Entonces tendrás que prestármelo , insistió Conrado, aún más intrigado.
Jonás parecía atónito, pero luego rió y dijo: "No conocía esa faceta tuya, amigo".
-Perdona, pero me he leído todos los libros que existen sobre hechicería, y este no será la excepción , declaró Conrado, sonriendo.
Salamandra se unió a la risa general
-Sigues siendo tan estudioso como siempre amigo. dijo Salamandra
y en ese momento, una tercera persona ingresó a la habitación.
-Y despistado , comentó Iris con cierta molestia, refiriéndose a Conrado. "Hemos estado buscando tus libros perdidos todo el día". Tras suya se incorporo Nawin a la sala.
Jonás aprovechó para preguntar: ¿Han encontrado algo o alguna pista sobre el paradero de los magos oscuros?
-No, y tampoco he hablado con Kai , respondió Salamandra mientras sostenía su colgante con fuerza.
-Démosle tiempo , propuso Nawin. He realizado una pequeña lista de cuevas donde podrían estar los magos. Empecemos con eso .
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