A veces, no decir nada es la mejor respuesta.
Las palabras de Conrado y Nawin habían logrado relajar un poco a Lis, pero el momento anterior fue tan incómodo y se sintió tan mal consigo misma. Sabía que sus padres estaban decepcionados, especialmente su madre, cuyos comentarios le habían herido profundamente. Lis anhelaba dejar de sentirse como una niña pequeña; quería demostrar quién era. También se sentía mal por haber involucrado a sus amigos en todo esto, y esperaba que no hubiera consecuencias para ellos.
Conrado recibió una carta, y Lis, al verla, supo que era de su padre. Sin embargo, no tuvo la oportunidad de leerla. Los ojos sorprendidos de Conrado y su reacción posterior indicaron que algo había sucedido.
En ese momento, Conrado le pidió a Nawin que avisara a Iris de la importancia del asunto. Luego, se dirigió a Lis para indicarle que la reunión debía ser aplazada y que volviera a su habitación; hablarían más tarde sobre todo lo sucedido.
Lis salió de la habitación y, a pocos centímetros de la puerta, se encontró con la mirada tranquilizadora de Marcos, quien parecía haber estado esperando. Al instante, Marcos se acercó a ella y le preguntó con suavidad:
-¿Cómo fue?
Aunque las palabras de Marcos llevaban consigo una gran suavidad, para Lis fue como sentir una oleada de sentimientos que la hicieron quebrarse. La situación había sido difícil y complicada; había sufrido con las palabras de su madre, y aunque Lis no le gustaba mostrar debilidad, con Marcos sentía que podía ser vulnerable.
En ese momento, la coraza que Lis había mantenido frente a sus padres, amigos y todos los que la conocían se rompió, dejando brotar lágrimas de sus ojos. Marcos, sin decir mucho más, la abrazó con suavidad, queriendo protegerla y compartiendo su dolor.
Marcos no pronunció palabra; simplemente la abrazó con fuerza. A veces, no decir nada es la mejor respuesta. Después de unos breves segundos de llanto, Lis se sintió un poco más relajada, y Marcos le ofreció la sonrisa más sincera que había visto. Finalmente, habló.
-¿Bajamos? Y después, ¿hablamos en tu habitación de lo que ha pasado?
Marcos le hizo la pregunta con mucha suavidad, preocupado por la situación pero, sobre todo, respetando su proceso. Si Lis quería hablar de ello, él estaría allí para apoyarla. Lis, en ese momento, no respondió. La garganta le pareció apretada, y tras mirar a Marcos agradecida, meditó durante unos segundos. Marcos era un gran amigo que la había apoyado en todo momento, pero tal vez sus sentimientos fueran más profundos. En el encontraba calma y autenticidad, tal vez Lis comenzara a considerar la posibilidad de que hubiera algo más. Asintió con la cabeza, y juntos bajaron por las escaleras.
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