¿Iris y Conrado?

Los tres magos se encontraban en una ardua batalla contra las llamaradas que devoraban la habitación. Las estanterías repletas de valiosos libros ahora estaban cubiertas por llamas fogosas y peligrosas, mientras los póster de las series favoritas del estudiante quedaban reducidos a cenizas. A pesar de tener la ventana abierta, el humo densamente gris llenaba gran parte del espacio, dificultando la visión.

Jonás y Conrado se esforzaban en conjurar hechizos de agua para apagar el fuego.

A pesar de la tensión y el peligro, se mantenían concentrados y coordinados, trabajando juntos para enfrentar la emergencia.

Por otro lado, Salamandra se enfrentaba valientemente a un demonio de fuego que se resistía a regresar a su lugar de origen. Aunque no era el demonio más poderoso que existía, flotaba en el aire con el tamaño de una pelota, brillando con el resplandor de una ardiente llama viva.

-Anda más visita, que alegría este joven aprendiz ya me estaba aburriendo - dijo el demonio de fuego con una risa burlona.

-¡Tú! ¡Vuelve a donde has venido o te las verás conmigo! - respondió Salamandra enfurecida por la actitud del demonio.

-Jajaja, una chica tan joven que acaba de aprobar su examen de maga no será capaz de derrotarme. Anda, huye de aquí antes de que te achicharre - desafió el demonio.

-Parece que no conoces bien a la Bailarina del Fuego - replicó Salamandra en tono desafiante. El demonio pareció sorprenderse al escuchar su nombre.

-¿Eres tú la chica inquemable de la que hablan otros demonios? - preguntó el demonio incrédulo.

-Así es, así que será mejor que regreses a donde has venido - dijo Salamandra con valentía.

-Por esta vez te libras, joven aprendiz, pero a la próxima no correrás con tanta suerte - advirtió el demonio antes de desvanecerse.

El joven aprendiz, Thoth, finalmente pudo respirar al ver marcharse al demonio. Salamandra, Jonás y Conrado ayudaron a extinguir las llamas y limpiar los destrozos causados por el enfrentamiento.

Thoth, con su túnica violeta que indicaba que estaba en cuarto grado, tenía una piel oscura, ojos grises y una larga cabellera azul marina. Era habilidoso con los hechizos de agua y tenía aproximadamente unos 15 años de edad.

-Thoth, espero que estés bien. Debes tener cuidado al practicar los hechizos del libro de fuego. Tal vez tu habitación no sea el mejor lugar para ello - aconsejó Jonás.

-Lo siento, maestro. No parece que se me den muy bien los hechizos de fuego... muchas gracias a todos por ayudarme - respondió Thoth con gratitud.

-No te preocupes. Salamandra aquí presente es excelente con los hechizos de fuego, ella puede ayudarte - dijo Jonás señalando a Salamandra, quien sonrió al chico.

-Y también cuentas con Conrado, un mago experimentado en portales. Ambos estarán una temporada en la Torre y podrás contar con ellos para lo que necesites. Por ahora, creo que lo que más necesitas es una nueva habitación, ya que esta está un poco calcinada y no creo que respirar el humo sea una buena opción - sugirió Jonás.

-Sí, es mejor - respondió Thoth, pero al ver sus posters calcinados en cenizas exclamó dolorido: ¡NOO, mis posters de ladybug! Me había costado mucho conseguirlos...

-Lo siento mucho. Estoy seguro de que podemos encontrarlos en el pueblo - ofreció Jonás tratando de consolar al joven aprendiz, poniendo una mano en su hombro mientras lo acompañaba a su nueva habitación.

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Conrado y Salamandra fueron hacia la cocina dispuestos a tomar algo refrescante después de estar en una habitación repleta de calor. Mientras avanzaban hacia la cocina, los alumnos los miraban con curiosidad, algo a lo que los jóvenes magos ya estaban acostumbrados. Una vez sentados en una de las mesas, Conrado rompió el hielo hablando acerca de portales, uno de sus temas favoritos. Sin embargo, Salamandra parecía consumida en sus pensamientos debido a lo que había pasado con Jonás. Conrado pasó su mano por delante de sus ojos.

-"Oye Salamandra, ¿me estás escuchando?"

-"Perdona Conrado, estaba algo pensativa," respondió ella. Rara vez habían hablado de temas sentimentales, pero esta vez se atrevió a preguntar. "Una pregunta, Conrado, tú y Iris..."

-"Jajaja, varios alumnos ya me lo han preguntado, pero no esperaba esto de ti, Salamandra. Iris y yo solo somos amigos, no te preocupes."

-"¿Y cómo sabes que Iris es solo tu amiga?" se atrevió ella a preguntar.

-"Verás, me encanta pasar tiempo con Iris y hablar de hechicería, compartir intereses juntos, pero mis decisiones no dependen de ella. Esa es la diferencia entre nosotros y Jonás. Él toma decisiones teniendo en cuenta lo que tú haces."

Salamandra se sonrojó bastante, pero siguió escuchando expectante y se atrevió a preguntar: -"¿A qué te refieres con mis decisiones?"

-"Verás, si Iris decidiera partir en búsqueda de aventuras o cualquier otra cosa, aquí Conrado le guiñó un ojo, sí que me preocuparía por ella. Pero no iría corriendo a buscarla o decidiría irme también de aventuras con ella. En cambio, Jonás sí decidió ir a buscarte, y estoy seguro de que si le hubieras pedido que te acompañara, lo habría hecho. Él toma sus decisiones en torno a ti. ¿Entiendes lo que digo?"

Salamandra quedó asombrada por las palabras de Conrado y pensativa, se lo había explicado con mucha astucia.

-"Tú deberías saberlo bien, Salamandra. Fuiste detrás de Fenris sin importarte nada de lo que dejabas atrás." afirmo Conrado

Ella no mencionó palabra, hasta que vieron acercarse a Jonás, quien se posicionó a su lado.

- "Hola chicos, ¿de qué habláis?" pregunto Jonás curioso

-"Nada, Salamandra me preguntaba si siento algo por Iris." confeso Conrado

Jonás rio bastante "En serio, jajaja. Un montón de alumnos me lo han preguntado, pero Salamandra, no esperaba esto de ti."

- "Jajaja, eso mismo le he dicho yo."

Salamandra, entre risas, protestó y les tiró una bola de servilleta a cada uno.

- "Oye, no os metáis conmigo. Tenía que averiguar si era verdad." dijo ella un poco enfurecida

Jonás trató de relajarse, pero volvió a romper en risas.

- "Jajajaja, de verdad, lo próximo será pensar que a mí me gusta Kai." dijo Jonás

Conrado rio y decido abandonar la sala, con la excusa de que tenia que ducharse para darles intimidad.

Salamandra comenzó también a reír y se abalanzó sobre Jonás con la intención de golpearlo en la cabeza, medio en broma. Jonás trató de defenderse cogiéndola a ella por las muñecas. En ese instante, sus miradas se cruzaron y las risas empezaron a calmarse.

- "¿Qué tal si subimos arriba y continuamos hablando más tranquilamente? No creo que a los alumnos les gustaría ver cómo su maestro es golpeado por una chica que cree que Conrado e Iris están juntos," dijo nuevamente riendo.

Ambos subieron por la escalera de caracol hacia la habitación de Jonás.

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