Con un resplandor de luz intensa, la magia envolvió a Jonás y Morderek en una danza de energía. Sus formas giraron en espiral, fusionándose en un torbellino de poder mágico. El espacio a su alrededor parecía distorsionarse mientras la habitación vibraba con una sensación de transformación. Los destellos luminosos danzaban en el aire, pintando una escena sobrenatural en la mente de quienes observaban.

En un suspiro, la intensidad de la magia se desvaneció, revelando a Jonás parado en el centro de la habitación. Su rostro estaba empapado en sudor, y su respiración era profunda y agitada. Había triunfado en la prueba, logrando liberarse de la posesión de Morderek y regresando a su propio cuerpo.

Sin embargo, el esfuerzo había dejado su huella en Jonás. Su cuerpo se sentía pesado y exhausto, como si hubiera recorrido un largo y arduo camino. La fatiga lo envolvía, y era evidente que había luchado intensamente durante la prueba. Aunque había recuperado su forma original, sabía que aún enfrentaba desafíos por delante.

Jonás se dejó caer suavemente al suelo, cerrando los ojos para descansar. La sensación del suelo fresco bajo su cuerpo era reconfortante. 

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Al amanecer, Nawin y Conrado regresaron al consejo de magos con la esperanza de obtener finalmente respuestas y reencontrarse pronto con su amigo. Fenris y Salamandra yacían en un profundo sueño del cual no parecían despertar en un futuro cercano. Con paso decidido, Nawin se acercó nuevamente a la recepción, buscando ansiosamente alguna pista sobre el estado de Jonás, pero se encontró con un muro de silencio y desconcierto.

La elfa detrás del mostrador parecía igual de desconcertada que antes, y su mirada vacilante no ofrecía ninguna respuesta. Nawin intentó abordarla con suavidad, su voz llena de urgencia y preocupación, pero la elfa simplemente negó con la cabeza y le explicó que no tenía información sobre el paradero ni el estado actual de Jonás.

La frustración creció en Nawin, pero sabía que perder la calma no ayudaría en esta situación. Se volvió hacia Conrado, su mirada buscando apoyo y orientación. Conrado asintió, entendiendo la necesidad de mantener la calma y encontrar otra manera de obtener respuestas.

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Jonás despertó en medio de una serie de desafíos, habiendo superado ya un total de 14 pruebas. A medida que avanzaba, su mente había deducido que debía superar 20 pruebas, en paralelo con las 20 plantas de  la sede del consejo de magos. Aunque se encontraba cerca del final, la fatiga comenzaba a pesar sobre él. El día había avanzado sin que Jonás hubiera tenido la oportunidad de comer o beber, y el agotamiento lo invadía.

Fue entonces cuando sus ojos se posaron en una puerta de un distintivo color azul. Esta puerta era diferente a las demás, tenía una apariencia personalizada, como la entrada a una habitación. Sobre ella, notó la letra "C" y varios adornos que indicaban claramente que pertenecía a su querido amigo Conrado. Una sonrisa fugaz cruzó su rostro mientras pensaba en lo reconfortante que sería tener a Conrado a su lado para enfrentar el desafío restante. Movido por esta idea, intentó abrir la puerta, pero sus esfuerzos fueron en vano.

Observó detenidamente la puerta, y sus ojos se posaron en unas palabras escritas sobre ella: "Busca la puerta y la tranquilidad". Jonás se dio cuenta de que esta frase era una pista crucial para superar la siguiente prueba, pero no lograba entender completamente su significado. Se cuestionó qué podría representar la tranquilidad en este contexto, y miró a su alrededor, buscando alguna señal o indicio adicional. Sin embargo, solo veía la puerta de Conrado ante él y no encontraba ninguna otra pista evidente.

Decidió centrar su atención en la puerta de Conrado, pensando en las características y pasiones de su amigo. Recordó cómo Conrado tenía un interés particular en el estudio de los portales mágicos. La idea comenzó a tomar forma en su mente: si Conrado amaba los portales, entonces quizás la clave para abrir esta puerta tenía que ver con un hechizo relacionado con portales.

"Portales", pronunció Jonás en arcano, invocando el comienzo de un hechizo que Conrado habría conocido bien. En ese instante, la puerta azul se abrió con un suave crujido, revelando un nuevo espacio ante él.

Jonás no pudo evitar sonreír, sintiendo una oleada de gratitud y determinación. Adentrándose en el siguiente desafío, estaba lleno de expectativas sobre lo que encontraría. Tenía la intuición de que este desafío estaría de alguna manera conectado a su amigo Conrado . Con cada paso que daba, Jonás sabía que se acercaba cada vez más al corazón de las pruebas y, con su amigo en mente, estaba listo para enfrentar lo que viniera a continuación.

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En un destello de conciencia, Jonás se encontró transportado a un momento crucial de su pasado: la lucha contra la profecía y el intento de los muertos de invadir el mundo de los vivos a través de un portal. Los recuerdos se precipitaron en su mente, y el caos amenazador que lo rodeaba lo arrastró de inmediato.

La voz urgente de Conrado resonó en sus oídos, llamándolo a la acción. La necesidad de detener la invasión era apremiante, y Jonás se movió instintivamente hacia su amigo. Unidos por un vínculo mágico y una amistad sólida, juntaron sus energías para enfrentar a los muertos que intentaban atravesar el portal hacia el mundo de los vivos. La lucha era intensa, y aunque Jonás sabía que estaba experimentando una ilusión, no pudo evitar sumergirse en la batalla con determinación.

Mientras mantenían la línea contra las fuerzas oscuras, Jonás escrutó su entorno en busca de alguna pista sobre cómo superar esta prueba. A pesar de su agotamiento y la presión del momento, su mente buscaba desesperadamente una solución. En medio del enfrentamiento, Conrado notó la distracción de Jonás y lo instó a concentrarse en la tarea a mano.

-"Jonás, ¿qué estás mirando? ¡No podemos perder tiempo!" exclamó Conrado, su voz llena de urgencia y frustración.

Jonás asintió en silencio, redoblando sus esfuerzos para mantener la barrera mágica contra los muertos. Sin embargo, su agotamiento era palpable; no había comido ni bebido, y su energía se desvanecía rápidamente. Una sensación punzante en el estómago lo recordó de su necesidad básica, pero su determinación lo mantuvo en pie.

Justo cuando parecía que la situación estaba fuera de control, una voz resonó en el aire. Era Iris, y su exclamación trajo un rayo de esperanza a la escena caótica. "¡Funciona!", gritó Iris, y Jonás notó cómo el portal comenzaba a cerrarse poco a poco.

En ese instante, Jonás hizo un descubrimiento crucial. Comparando los recuerdos de la lucha real con la ilusión presente, notó una diferencia en el cierre del portal. La puerta en sus recuerdos seguía abierta, mientras que en esta ilusión estaba cerrándose gradualmente. La idea se formó en su mente, y sin dudarlo, Jonás dejó de canalizar su energía en la barrera y cerró los ojos para bloquear la visión de los espectros aterradores.

La voz de Conrado se alzó nuevamente en un grito de angustia, implorándole que no lo dejara solo. El corazón de Jonás se apretó dolorosamente ante el lamento de su amigo. La decisión que enfrentaba era difícil: seguir adelante y enfrentar su propia prueba, o regresar para apoyar a Conrado. Aunque deseaba con todo su ser estar allí para su amigo, la necesidad de superar las pruebas y recuperar su verdadero ser lo obligó a tomar una decisión dolorosa.

-"¡Jonás, vuelve! ¡No me dejes solo!" gritó Conrado, su voz llena de desesperación.

Las palabras de Conrado resonaron en su mente, y Jonás luchó internamente con su deseo de retroceder. Sin embargo, sabía que debía pensar en sí mismo en este momento y priorizar su propia transformación. Aunque había gastado una cantidad significativa de energía al ayudar a Conrado en la ilusión, comprendió que necesitaba preservar lo que le quedaba para enfrentar lo que venía a continuación.

Finalmente, con un corazón pesado pero decidido, Jonás reunió sus fuerzas y se adentró en el portal. El grito desgarrador de Conrado resonó en sus oídos mientras avanzaba, enfrentando el siguiente desafío con la valentía y la determinación que habían sido su sello distintivo a lo largo de su viaje.

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Con un nuevo destello de conciencia, Jonás se encontró frente a una puerta diferente, una que sabía que pertenecía a Salamandra. La decisión estaba clara: debía utilizar el poder del fuego, la habilidad distintiva de Salamandra, para superar esta última prueba. La idea de encontrar un recuerdo agradable, que lo llenara de fuerza y determinación, lo impulsó mientras se adentraba en la puerta.

Dentro de la ilusión, Jonás se encontró con una versión pasada de Salamandra, llevando una túnica morada, como él solía usar antes de convertirse en un mago consagrado. Era un momento que databa de tres años atrás, cuando aún eran aprendices y no habían enfrentado s la prueba del fuego que los había convertido en los magos que eran ahora.

Salamandra comenzó a reprocharle, expresando su descontento por la actitud de Jonás hacia las aventuras y cómo él siempre priorizaba los exámenes y las responsabilidades en la Torre. Mientras ella lo imitaba con sarcasmo, Jonás trató de evitar involucrarse demasiado en la discusión, concentrándose en su objetivo de encontrar una manera de superar la prueba.

- ¡Noo, pero tú siempre quieres estar tranquilito en la Torre, en vez de apoyarme y acompañarme en busca de aventuras! ¡Me respondes "tendremos que hacer el examen"! - dijo ella, imitando su voz de manera burlona.

Jonás, aunque escuchaba las palabras de Salamandra, procuraba ignorar su enojo y buscar una solución. Se sentó en la cama de Salamandra para descansar y pensar con más claridad, sin embargo, su presencia parecía haberla enfurecido aún más.

Mientras comía una barra de chocolate que había tomado de la habitación, Jonás reflexionaba sobre la situación. Su mente buscaba alguna pista o señal que lo guiara en esta prueba. Salamandra continuaba lanzando sus quejas y gritos, pero Jonás se negó a dejarse distraer. Aunque su naturaleza solía ser tranquila y relajada, esta vez decidió poner un límite. La tensión estaba comenzando a afectarlo, y necesitaba encontrar una manera de superar este obstáculo.

-Salamandra, por favor, ¡puedes parar ya! le dijo Jonás

Salamandra: ¿Qué, parar? - le gritó ella, muy molesta.

- Sí, sé que estás enojada porque deseas aventuras y crees que debería acompañarte a todas partes. Lamento si no respondí como esperabas, pero... ¿alguna vez te has preguntado qué es lo que yo quiero? ¿O solo importa lo que tú quieras? En este momento, necesito encontrar la puerta que me permitirá superar esta prueba. le dijo Jonás con un tono decidido

Salamandra quedó en silencio durante unos segundos, sorprendida por la respuesta directa de Jonás. Aunque su orgullo le impedía admitirlo, las palabras de Jonás habían resonado en ella de alguna manera.

Finalmente, Jonás notó algo que había pasado por alto: la puerta que buscaba estaba justo delante de él. Aunque parecía obvio, la solución había estado frente a sus ojos todo el tiempo. Con un suspiro, abrió la puerta y avanzó hacia la siguiente etapa de su prueba.

Estas últimas pruebas habían sido verdaderamente reveladoras para Jonás. A través de sus interacciones con sus amigos en momentos pasados, había aprendido lecciones cruciales sobre comunicación, comprensión y la importancia de validar sus propios sentimientos. Ahora, más centrado y fortalecido, estaba listo para enfrentar lo que le aguardaba en su camino final hacia la conclusión de las pruebas.