Parte 5: Cronomantes




Tan pronto abrí la puerta Aer se desvaneció. Y dado que yo no podía huir de los problemas tan fácilmente, me limité a observar. Reconocí a los tres hombres vestidos de forma impoluta que se encontraban ante mí. Colin se hallaba algo más apartado. El sudor perlaba su rostro y mojaba su cabello rubio. Sus oscuros ojos reflejaban miedo, pero también alivio. Supuse que por haberme visto aparecer.

- ¿Qué está pasando aquí? -dije, clavando la mirada en el hombre que se había acercado.

-Buenos días señor Evergar- repitió, sin dejar de sonreír- Mi nombre es Ethan. Estos son mis camaradas Reynolds y Leo. Hablábamos con su compañero, quien nos decía que usted no había pasado por aquí en semanas. ¡Qué suerte que justo hoy haya decidido dejarse ver!

-Déjese de tonterías, por favor- caminé por la habitación y me senté tras mi escritorio- Tomen asiento si lo desean.

El hombre soltó una pulcra carcajada, asintió con la cabeza y se sentó. Sus dos acompañantes permanecieron algo más atrás.

Por supuesto, sabían que hoy iba a venir.

"De coincidencia nada,", pensé molesto. "¿Qué cojones quieren estos de mí?"

Aquel tal Ethan parecía el más joven del trío. De pelo negro, con unos penetrantes ojos azules y una sonrisa perpetua, enmarcaba a la perfección la figura del cronomante. Tan seguro de sí mismo, convencido de tenerlo todo bajo control. Leo parecía el martillo del grupo, de rasgos duros, piel morena y expresión pétrea. Por último, estaba Reynolds. Su tupida barba y cabello blancos dejaba entrever unos ojos profundos y una boca pequeña, acostumbrada más a callar que a hablar.

Los tres me daban el mismo asco. Embutidos en sus elegantes trajes e impregnando el mobiliario de su intenso perfume.

Colin se puso a mi lado, nervioso. Y tan cerca estuvo de tropezarse en el camino como de trastabillarse con las palabras.

-Estos señores pertenecen al Consejo. Necesitan nuestra ayuda con un caso.

Esta vez fui yo quién rio.

- ¿Cronomantes pidiendo ayuda a elementalistas?, ¿Os habéis vuelto locos de nuevo?

La pareja más atrasada se removió, molesta. Pero Ethan ni se inmutó. Esa sonrisa de suficiencia continuaba cosida a su cara, dispuesta a crisparme hasta volverme loco.

-Aún no, por desgracia para usted. Pero este caso atañe a todo el Mundo Sumergido. Se están reportando informes de asesinatos y torturas por toda la ciudad. Las bandas se mueven más rápido y al unísono. Se habla de un nuevo líder en las calles, y desconocemos sus intenciones. Necesitamos que investigue estos crímenes, averigüe quién está detrás y porqué.

-Y necesitáis la ayuda de un investigador de tres al cuarto dedicado a las infidelidades y otros casos menores.

-Exacto.

Se produjo el silencio en la sala. Instantes después tomé la palabra.

- ¿Me está diciendo que los Cronomantes, que pueden manipular el espacio-tiempo, no son capaces de resolver un caso, y esperan que un mago mediocre lo haga por ellos?

-No somos dioses Elrik, tu deberías saberlo mejor que nadie- dijo mientras cambiaba de postura en la silla- Existen métodos para burlar nuestra vista.

- ¿Y qué os hace pensar que yo estoy cualificado para este trabajo? Sé que quedan pocos elementalistas trabajando como investigadores, pero hay unos cuantos más competentes que yo.

La sonrisa de Ethan se amplió aún más.

-Por alguna razón el Viento ha contactado contigo, y no con ellos.

"Hijo de puta, eso sí que has podido verlo"

Iba a abrir la boca cuando un nuevo invitado irrumpió en la oficina. 

Entró a toda prisa, con el cabello alborotado, la chaqueta a medio abrir y la corbata mal anudada. 

¿Un cronomante llegando tarde?

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