...siento como empieza a penetrar en mi cuerpo lentamente y como mi alma va saliendo poco a poco de éste. Me desmayo.

                                                                                                         ***

Me despierto en una casita de madera tumbada en un lecho de hojas frescas. Una hermosa elfa que tiene mas o menos mi edad me mira atentamente con sus preciosos ojos verdes esmeralda.

—Hola—me dice ella—. Me llamo Ahrí-Mae, pero puedes llamarme Ahrí. Soy la hija de Mah-kai, la reina élfica... Creo que te has desmayado después de que aquel espíritu intentara entrar en tu cuerpo.
—¿Cuánto tiempo llevo dormida...?—Todavía estoy un poco confusa y mareada, así que me cuesta un poco hablar.
—Creo que llevas así alrededor de una semana...
—Y...—la interrumpo yo—, ¿cómo he llegado hasta aquí?
Ella me cuenta todo lo que me he perdido en una semana

***

El espíritu se adentra cada vez más y más en mi cuerpo mientras mis amigos piensan en algo que hacer. Cuando el espíritu ya casi ha penetrado por completo en mi cuerpo, en medio de toda la desesperación, de la niebla grisácea emerge una sombra montada a caballo que se dirige hacia nosotros. Cuanto más se acerca mejor se distinguen sus rasgos femeninos y sus puntiagudas orejas de elfo. Nos observa con mirada tranquila a través de sus ojos verdes como las hojas de los árboles de la jungla, profundos como el océano más hondo...
   De una bolsa de cuero negro que lleva colgando de su cinturón marrón oscuro saca un pequeño frasco de cristal azul translúcido que contiene un líquido celeste que desprende un débil resplandor. Me echa unas gotitas en la frente y parezco desmallarme. Me monta en su caballo blanco como la nieve más pura, se asegura de que no me vaya a caer, se acomoda encima de la montura de su corcel y se dirige junto a mis amigos a una cabaña de madera de pino poco cuidada en medio del frondoso bosque.
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