"Déjame luchar". – Le grite eso al chico que sostenía mi mano, pero él se negó. De repente, el estaba tocando mis brazos, luego toco cerca de mi hombro y presiono otra vez por mi pierna. –

UuUuuUuUuUhm...

– Du... e... le. – El presiono mis heridas con mirada decepcionada. –

"Aiz, ¿Te gusta el dolor?".

– El me pregunto. Aunque aún podía sentir el toque de su dedo en una de mis heridas, el me pregunto. –

"No". – Respondí. – El cerro los ojos, y luego volvió a decirme. –

"Entonces... ¿Por qué es que te enfrentas a los monstruos de esa manera?".

– ¿Qué? Me pregunto algo que no entendí.

¿Pelear de esa manera?

¿Qué estaba de mal con mi manera de luchar?

Para ganar había que atacar. Esa era la mejor manera. Los ataques fuertes que puedan herir hasta que el enemigo este en un estado deplorable, eran los mejores para ganar. Si había algo que ella sabía, era eso.

– Sin embargo, el me miro con ojos de – "Estas equivocada". –

"Te lo mostrare". – Eso dijo el. – El me tomo, cargándome con un solo brazo. Mis piernas estaban atrapadas con su mano y mi espalda estaba apretada fuertemente contra su hombro. Mis manos habían quedado abajo por que no las subí a tiempo. La espada cayo de mi mano.

* Tomar. * – El ocupo el arma que había dejado yo caer. –

"Suéltame".

– Trate de luchar, pero el presiono un poco más fuerte. Para detenerme de esta manera, el también tiene una fuerza superior a la mía. Incluso siendo nivel 2, y con mis estadísticas tan elevadas, el no parecía esforzarse por mantenerme prisionera. –

Con un "Swosh", el esquivo una Lamia que apareció de repente.

"Caaaaa". – El monstruo grito. Bell Cranell solo esquivaba sin mover su espada en ningún momento. –

"Caaaaa". – Mientras esquivaba yo no podía decir nada. Los monstruos eran fuertes, pero si los golpeabas rápidamente antes de que se abalanzaran con un estrepitoso impacto, entonces serian eliminados fácilmente. Pero, el no lo estaba haciendo. Estaba esquivando. Su velocidad era igual que la mía, sin embargo, los movimientos eran diferentes. –

Los movimientos eran bastante elegantes con muchos toques de firmeza. Como si lo hubiera hecho durante mucho tiempo. Como si su cuerpo tenía total seguridad en las decisiones de su amo.

Entonces, cuando estaba enfocado en sus movimientos, el me miro.

"Aiz". "Las heridas son parte de la lucha". "A veces... no hay manera de evitarlo". "Pero si solo vas a aceptarlo, entonces."

– El puso una cara seria. [Su cuerpo giro y yo levemente sentí miedo de caer. Pero entonces, el me sostuvo con más firmeza.] – Cuando volví a mirarlo el estaba sonriéndome. –

"Eh..."

"Aiz. Ten cuidado, no te vayas a lastimar".

– Dándome una mirada como esa, solo fui atrapada en una sensación... que yo creí que había perdido. –

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