Epílogo

La vida de Thomas y Agustina no fue fácil; los días en la Villa transcurrieron entre sequías e inundaciones, éstas últimas, provocadas por la crecida del río Cuarto. Poco a poco las huestes de los caudillos fueron reemplazando a los malones en la tarea de arrasar la comarca. Todo esto no les impidió procrear nueve niños, y conformar una hermosa familia. Al hogar se sumaron los criados, que fueron heredados de la casa de los Alfonso.

Thomas siguió teniendo su puesto de zapatero y, con el tiempo, logró instruirse en el idioma oficial de la región. En 1822 firmó la venta de una propiedad de don Alejandro Wilson, de quien era apoderado en su ausencia. El irlandés había sido condenado al exilio por agredir reiteradamente a su esposa, doña Silvestra.

En 1824, secundado por su formación militar, don Thomas Caymes fue elegido Alguacil Mayor; aunque no llegó a asumir el cargo: a pocos días de llevarse a cabo la elección, y a causa de los cambios políticos que venían sucediéndose en el país, la institución del Cabildo fue abolida por ley.

En 1832 fallece doña Agustina Rosa Alfonso, a la edad de 39 años, quedando Thomas solo a cargo de sus hijos, la más pequeña de las cuales, contaba 4 años de vida.

En 1833, muere a los 46 años, Thomas Antonio del Sacramento Caymes, quedando los hijos a cargo de los mayores: José Joaquín y Francisco Javier de los Dolores Caymes, de veintidós y veinte años, respectivamente.

***

Hace casi 200 años que Thomas ya no está y han quedado escasos registros de su paso por este mundo. Sin embargo, su descendencia prolifera, disimulada bajo distintos apellidos, ignorando que llevan en sus venas la sangre del soldado inglés, que vino del otro lado del mundo a invadir y se quedó a poblar la Villa de la Concepción del Río Cuarto. 

Éste es mi pequeño homenaje para él.

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