Capítulo XXIV
Villa de la Concepción, 10 de agosto de 1807
Aquella mañana el paso de una tropa de carretas transportando alrededor de cincuenta extranjeros proveniente de La Carlota y con rumbo hacia la Capital del Virreinato, cortaba la monotonía habitual de la Villa. Los vecinos —al igual que cuando llegaron—, se aglutinaban en las calles para verlos partir. En Buenos Aires, la tropa inglesa se había rendido y estaba en retirada, con la promesa de que los prisioneros retenidos en el interior serían embarcados apenas llegaran al puerto.
La caravana se percibía un tanto diferente a como había arribado, ocho meses antes. Los británicos se veían fuertes y saludables; un poco tristes quizá, por dejar atrás las amistades que habían hecho en la comarca, pero con el regocijo de volver a sus tierras. En total cinco prisioneros se habían bautizado y solicitado permiso para permanecer en la colonia, entre ellos Thomas Caymes y Joseph Cole; pero como habían ocurrido varios nacimientos desde que iniciaron su travesía en Buenos Aires, el número total se mantenía.
Thomas los veía partir mezclado entre la multitud. Sentía nostalgia por sus compañeros que ya nunca volvería a ver. Sin embargo, luego de conocer a Agustina estaba más que convencido de haber tomado la decisión correcta. La jovencita cumpliría quince años en seis meses y podría pedir su mano. Para entonces su deseo era estar ya establecido o su madre, doña Alfonso, nunca le permitiría cortejarla. Su sueño de establecerse en esas tierras estaba cada vez más cerca de ser una realidad.
***
No obstante el deseo de Thomas, no fue sino hasta año y medio después que finalmente pudo iniciar el trámite para radicarse definitivamente en la zona. La nota que elevó al Cabildo —redactada y firmada por un tercero ya que, a pesar de habérselo propuesto, aún no aprendía a leer y escribir en español—, decía más o menos así:
"Febrero 7, 1809
Dn Tomas Anto. del Sacramento Caymes residente en el paraje del Espinillo inmediaciones desta Villa, con mi mayor respeto digo que me hallo resuelto a establecerme en esta Villa y para poderlo poner en execucion necesito de un citio capas para poblarme..."
Sin demora, al día siguiente el Cabildo se expidió al respecto:
"Villa dela Concepon 8 fev 809
Se le concede al suplicante un citio de dose varas y media con su fondo correspondiente cuio frente será al norte, lindante al sur con los de Felipe Crespo. Con el cargo que en el término de dos meses que se contarán desde el día que sele dé la posesión deberá edificar y sercar. Y cuia posesión sele dará por el Sr. Alcalde y el síndico Procurador; así lo proveyemos. Mandamos y firmamos los señores de este Ylustre Cavildo, Justicia y Regimiento.
Jose Manuel Rodriguez, Anto Ponce de Leon,
Jose Luis Vazqz, Juan Bautista Basan, Felipe Guerra"
Nueve días después, Thomas se encontraba tomando posesión de sus tierras, siendo las "...sinco de la tarde en dia claro y sereno sin contradicion alguna; y en señal de haverla recibido arrancó yervas e hiso otros actos de verdadero poseedor..."
En poco tiempo levantó su morada, con la ayuda de los vecinos que lo tenían en alta estima. Ese mismo año se casó con Agustina.
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