Capítulo XXXII: Estado de emergencia
En voz de Darrell
Hay momentos en la vida en la que se cree que una situación no podía empeorar, pero justo en ese instante, algo peor ocurre. Era como si el destino le encantara mostrarnos cuan equivocados estábamos.
La noticia de la destrucción total del Escuadrón Celeste nos tomó a todos por sorpresa. Nadie se esperaba un acto así. Ni tomando en cuenta de la situación del sur. Un hecho así, tan cerca de Avior, ponía a todos en máxima alerta. Inmediatamente al saberse del ataque por parte de un grupo desconocido, se declaró un estado de emergencia en toda la región central. Los grandes altos mandos militares se congregaron inmediatamente y se solicitó una reunión de urgencia con los pilares restantes. Todo eso ocurrió en el transcurso de medio día.
Ya entrada la tarde, todos los pilares se reunieron con los comandantes y generales del ejército. Por lo que se rumoraba dentro de mi escuadrón, era para discutir sobre lo ocurrido y que acciones se tomarían al respecto.
—Esto es una locura —declaró mi padre con preocupación mientras observaba a los pelotones de soldados marchando por todos lados.
Él había decidido visitarme, antes de la reunión con la familia de Amelia. Aunque también estaba seguro que había venido solo para cerciorarse por sí mismo que yo estaba bien.
El restaurante donde estábamos, quedaba dentro de Comondor. Debido a que se trataba de mi padre, no hubo ningún problema con que permaneciera en la ciudad durante el día. Ya después tendría que irse a un hotel en Ipsy, ya que era la ciudad más cercana a Comondor. Después de nuestra conversación, iría hacia la mansión Dreamgarden en la ciudad de Giardi, capital de la Región Este.
Debido a mi trabajo dentro del escuadrón no había tenido oportunidad de tener una conversación larga con él. Por suerte logré tener unas horas libres que usaría para hablar con mi padre.
—Así es, con la destrucción del Escuadrón Celeste la tensión ha aumentado —le dije.
—No comprendo cómo es que ocurrió algo así en Comondor. Se supone que es la ciudad del ejército. Atacar éste lugar sería como atacar a un hormiguero sin que la colonia se diera cuenta.
—Aun es demasiado pronto, apenas y fue hace unas horas. Pero se cree que los que atacaron el edificio usaron algún artefacto para impedir las transmisiones con Comondor. Por eso no pudimos hacer nada al momento del ataque —expliqué.
—Y asesinaron al Pilar Espejo de forma atroz. Debieron ser magos muy poderosos para hacer tal acto.
—Papá, no viniste a hablar de temas políticos, ¿cierto? —le dije. Ese tema me estaba comenzando a fastidiar. Lo escuchaba en la calle, dentro del escuadrón y ahora conversando con mi padre—. La señora Dreamgarden dijo que vendría pronto, supongo que llegará entre mañana o pasado mañana.
—Así decía la carta que recibí de ella. Imagino que vamos a hablar de la fiesta de compromiso. Con la creciente tensión, hay que informarle a todos de la unión de nuestras familias. Eso generara algo de tranquilidad al rey.
—¿De verdad es muy necesaria esa fiesta? No creo que sea correcto hacer esa cosa tan ostentosa en un momento como este —expuse.
—Por eso mismo es tan necesaria. La fiesta de compromiso entre tú y Amelia Dreamgarden será un acto de lealtad al mostrar unidad en contra del sur.
—Aunque lo digas así, sabes que no me gustan ese tipo de eventos. Pero si es necesario y no hay de otra, lo haré.
—Está bien —Tomó un sorbo de café. Eso daba por terminado el tema de la tediosa fiesta. Sentía la necesidad de preguntar por cierta persona, pero me daba algo de vergüenza. Aunque mi padre se dio de cuenta inmediatamente—. No he tenido noticias de Zack.
Ese detalle me interesaba mucho más que la fiesta para entretener a los aristócratas.
—¿No ha vuelto a escribir? —pregunté incrédulo.
—No desde hace varias semanas. Lo último que me dijo fue que se llevaba muy bien con sus compañeros y que me extrañaba. Esperaba su siguiente carta para ver si podíamos acordar una fecha para que me fuera a visitar a Nirvan o yo ir hasta allá. Pero nunca lo hizo y tampoco ha respondido las cartas que le he enviado.
—Eso es muy raro —aseguré—. Sé que ahora tiene una nueva familia, pero olvidarse de nosotros no es algo que él haría.
—Y con la creciente guerra en esa región estoy aun más preocupado —de verdad que esa situación era muy preocupante.
Desde que Zack se fue, no había intercambiado cartas con él. Más que nada por la vergüenza que tenía, y también que con todo el entrenamiento e ingreso al escuadrón, mi mente estaba en otras cosa. Sabía de él por medio de mi padre.
—Todo estará bien, papá. Seguramente hay restricciones de correspondencia en esa región —le dije. Esa era la opción más sensata.
—Es posible. Pero solo me sentiré tranquilo cuando reciba una carta suya o lo vea yo mismo —expuso con firmeza. Luego tomó otro sorbo de café—. Cambiando el tema, ¿Cómo estas tu?
—Bien. Mis compañeros de escuadrón son geniales y el capitán asombroso.
—Eso es bueno. Y ahora cuéntame cómo estás, pero acerca del otro asunto —recalcó. Mis palabras reconfortantes no parecieron distraerlo.
—B-bien. Casi no pienso en ello. Con tanto trabajo y entrenamiento casi no me daba tiempo —expliqué. Él se mostró un poco aliviado.
—Bien.
—Papá, si no hubiese ocurrido esto con el sur, ¿habrías aceptado la relación con Zack? —decidí preguntar. No estaba seguro de querer escuchar la respuesta. Pero la curiosidad por saber era mucho más que el temor.
—No lo sé. Nuestra sociedad es muy inquisitiva con ese tipo de temas. Ni siquiera aceptan que un plebeyo se junte con los de nuestro mismo nivel social. Dudo mucho que siquiera imaginen a una pareja de hombres. Y en suma, entre un noble y un plebeyo. Sería un verdadero caos. A mí me resulta un poco incómodo, pero lo tolero hasta cierta medida hablar de ello. Ahora, habiendo dicho esto, ¿aceptaría que mi único hijo y heredero del apellido Rosewald, tenga una relación con otro chico y nuestro linaje se pierda con ello? —más que una pregunta para sí mismo era una interrogante para mí.
La respuesta era más que obvia.
Se sentía mi boca amarga. Pensaba que diría que sí, si nos apoyaría. Pero su punto de vista también era muy acertado. No podría dejar que su único hijo permitiese que el apellido, que ha existido durante mucho tiempo, se pierda por tener una relación que no le dará descendencia.
En momentos así, deseaba no portar un apellido como el Rosewald.
—Se que no es algo que querías escuchar.
—No, tranquilo. Entiendo perfectamente —aseguré—. Cada vez pienso que la ida de Zack fue la mejor decisión.
—Creo que sí. Primero se fue él, luego tu. La casa se siente enormemente solitaria y silenciosa. Aun parece que fue ayer cuando charlábamos el comedor o los veía practicar esgrima en el jardín. Pensar que esos momentos no volverán me da algo de nostalgia —eso era bastante evidente. Su mirada, mientras recordaba esos momentos, emitía un aura melancólica y llena de añoranza.
Inmediatamente puse mi mano sobre su hombro. Yo también sentía lo mismo. Extrañaba esos momentos felices y que pasarían desapercibidos en otras circunstancias. Para mí, aunque fuesen bellas esas memorias, causaban cierta sensación amarga en mi boca y una presión molesta en mi pecho.
De repente entró un miembro de mi escuadrón, estaba algo acelerado. Al verme, se aproximó con rapidez hacia mí.
—Por fin te encuentro —dijo jadeante—. El capitán necesita hablar con nosotros. Es urgente.
Le lancé una mirada a mi padre. Éste entendió perfectamente la urgencia de mi llamado. No me gustaba dejarlo así, pero en estos momentos, las prioridades eran otras.
—¿Qué ocurre, Dimitri? —le pregunté mi compañero, mientras ambos corríamos apresurados.
—El capitán Zen nos va a informar acerca de la reunión que tuvo con los otros pilares y los comandantes. Creo que también está la capitana del Escuadrón Níveo.
Ese escuadrón estaba bajo la capitanía de Giselle Glass, Pilar Cristal. Por lo que sabía, era hermana menor del Duque Glass de la Región Este.
No había tenido oportunidad de estar frente a frente con ella y solo había visto a un par de magos llevando la túnica blanca de su escuadrón.
Al cruzar por una esquina, estaba Gray parado con los brazos cruzados, con gesto de impaciencia. Al vernos, soltó un suspiro aliviado y rápidamente abrió un portal hacia nuestra cede.
Estando allá, todos mis compañeros estaban ya reunidos. Esperando las palabras de nuestro capitán. Junto a él había una mujer delgada, con una túnica larga y blanca. Su cabello era rubio muy claro, con muchos mechones plateados. Su piel también era muy blanca y sin ninguna mancha o imperfección. Bajo su ojo izquierdo había una gota de cristal que parecía una lágrima. También llevaba muchos accesorios estrafalarios en sus manos, dedos y cuello. Pero todos bajo la gama de colores blanco y gris.
Al darse cuenta que estábamos todos, el capitán Zen inició a hablar.
—Como saben, hace unas horas nos enteramos que el Escuadrón Celeste fue totalmente destruido por un grupo de magos desconocidos. En este acto, murió el Pilar Espejo, Semion Spiegel y gran numero de los miembros de escuadrón. La capitana Giselle y su escuadrón fueron los encargados de la investigación. Aunque apenas ha pasado unas cuantas horas, ya ha logrado descubrir ciertos detalles que nos va a contar —con un gesto, indicó a la mujer para que tomara la palabra.
—Buenas tardes, Escuadrón Ceniza —su voz era algo aguda, pero bastante fuerte tomando en cuenta su tamaño—. Como dijo el capitán Zen, el Escuadrón Níveo ha sido delegado para la investigación de este cruel acto en contra de nuestro reino. También se nos ordenó compartir nuestros hallazgos a los otros escuadrones restantes —pidió una carpeta llena de documentos a un miembro de su escuadrón que estaba a un lado suyo antes de tomar la palabra—. Según los relatos de los sobrevivientes, eran alrededor de ocho magos —todos quedamos asombrados por eso. No parecía posible que solamente ocho magos hayan destruido a un escuadrón completo de magos de elite—, cuyas identidades son un total misterio, ya que llevaban mascaras para ocultar sus rostros. Debido a que no se pudo informar del ataque apenas inicio, se cree que ellos portaban un instrumento de interferencia de señales —eso era lo más obvio hasta ahora—. Estos ocho magos son poseedores de magias exóticas y poderosas. Saben utilizarla y no dudan en acabar con cualquier vida. Eso quedó en evidencia con la forma horrible como mataron al capitán Semion. Por la evidencia que encontramos en el lugar, hay algo realmente preocupante. Dos de estos magos, al parecer son capaces de usar cualquier atributo. Nunca antes habíamos tratado con una magia así. Por lo que la mayor prioridad es atrapar a esos dos magos, principalmente. Uno de ellos es quien comanda a los demás y por lo que dijo uno de los sobrevivientes, posee una máscara negra que se diferencia a la del resto.
Eso era realmente increíble. Los magos poseían una afinidad a un elemento o derivado. Por ende, los magos solo poseían la capacidad de manipular un solo tipo de magia. Aunque existían ciertas excepciones, eran extremadamente raras.
—Trabajaremos en conjunto con el ejército. A este grupo le denominó la Legión del Arlequín, debido a las prendas llamativas y las mascaras que llevaban. Obviamente se les tratará como enemigos del reino, posiblemente estén trabajando para el sur.
—Señorita capitana —alzó la mano uno de mis compañeros—. ¿Es posible que esa Legión del Arlequín ataque a otro escuadrón?
Esa pregunta causó cierto revuelo entre los demás miembros del escuadrón.
—Es muy posible. Si la intención es debilitar la defensa del reino, es sensato tener en cuenta esa posibilidad. Por ende se recomienda que estén preparados en caso de ser atacados por sorpresa. Mantengan la vigilancia y sobre todo, tengan un plan de respaldo en caso que todo lo demás falle. Los integrantes de esta legión parecen ser muy experimentados, aunque por boca de los sobrevivientes, también son bastante jóvenes. Tienen en su control varios instrumentos mágicos especiales y el suficiente conocimiento para utilizarlo con sabiduría. Y como dije antes, aparte de los magos con la capacidad de reproducir cualquier atributo, también hay otros que poseen magias raras. Por todo esto, no es sorpresa que ellos hayan logrado tal acto en contra del reino.
Así continuó dándonos detalles para prevenir un posible ataque a nuestra sede. Era muy preocupante, pero estando siempre prevenidos, podríamos repeler a cualquier grupo que intente asaltarnos.
Solo deseaba que eso nunca llegase a pasar. Suficientes victimas ya había en el Escuadrón Celeste, como para seguir sumando más cadáveres a esa estrategia. Pero si me tocara enfrentarme a ellos, no dudaría en defenderme a mí y a mis compañeros de escuadrón.
Buenas, buenas. Otro capítulo de esta tanda.
Espero que les haya gustado. Pueden darme sus opiniones y sugerencias sin ningún problema. Si creen que lo merece, también darle una estrellita.
Nos leemos en la siguiene actualización.
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