Capítulo 20: "Un mes"


"No hay nada bueno ni malo: nuestra opinión le hace serlo."




Capítulo 20


Dos semanas después, supuestamente ya me encontraba sana. Podía salir y ayudar en las tareas que sean necesarias. Según la enfermera.

Pero yo no me sentía bien, me sentía peor...

Los días habían pasado rápido, pero yo me sentía estar empeorando. Los recuerdos no cesaban, y me sentí incluso más decaída que antes. Ahora que podía salir, lo primero que hice fue ofrecerme para ayudar en cocina, creía que así podría distraerme de todo y debía admitir que en su mayoría si me ayudo. Lo mejor, era que fui tan silenciosa que en ningún momento me encontré con nadie en mi camino de todos los días allí.

Evitaba a todos como una plaga.

No quería saber nada. No tenía ni la menor idea de si ya se habrían enterado de todo el asunto, pero no me sorprendería si las concubinas ya están al tanto. Eran unas malditas chismosas todas ellas. Y era por eso que no quería saber lo que estaban diciendo sobre mí.

Luego de que me dio el alta la enfermera, la Srta. Nisa vino unas dos o tres veces a mi aposento para decirme que el Sultán esperaba por mí.

En todas ellas tuve que mentir y decir que no me encontraba bien, para luego finalizar con fingir una arcada, aunque realmente tuviera ganas de vomitar por dentro.

Ella me miraría fijamente y luego se marcharía sin decir una palabra, dejándome a mí con la duda de que si se lo creyó o no a mi acto.


-Shh... Que frio. -Susurre a nadie en particular, mientras trataba de cerrar mi saco alrededor de mi cuerpo dirigiéndome hasta mi aposento.

Ya estábamos en otoño y faltaba muy poco para entrar en invierno. El frio ya se colaba por los pequeños orificios de las puertas del castillo, y en Estambul parecía que en cualquier momento nevaría.

Una vez que vi las familiares puertas de madera que pertenecían a mi habitación, las abrí con toda la intención de recostarme bajo mis calientes mantas, pero la persona sentada en mi cama me hizo detener repentinamente.

Al ver esos ojos azules tan claros, el cabello oscuro y la piel bronceada bajo aquella camisa de bordados blanca, comencé a hiperventilar tan fuerte mientras sentía que de mis pies algo muy pesado los agarraba desde aquel suelo como enredaderas y los mantenía allí volviéndolos completamente inútil.

No podía hablar, no podía gritar.

Vino a buscarme otra vez...

Fuertes lagrimas comenzaron a caer por mi rostro como cascada.

Se levantó de un salto de la cama.

Mi corazón dejo de latir.

Iba a desmayarme.

-No, no. No llores, por favor Cristina. -Dijo rápido. Luego levanto las manos en son de paz. -No te hare daño lo prometo. -Luego miro a su derecha. -Mira, incluso traje a Cihan. El té protegerá de mí. Puedes dejar la puerta abierta si quieres.

Mire a su derecha también, notando recién la figura que se encontraba erguida sin pestañar ante ningún momento de nuestro intercambio. Di unos pasos atrás, pegándome a la puerta y estiré mi brazo a mi escritorio a la izquierda, agarrando unas tijeras que se encontraban allí. Cihan, pego su vista en mi mano automáticamente.

El no viene a defenderme a mí, viene a custodiar a su príncipe rebelde.

-Cristina...-El volvió a hablar, ganando mi atención nuevamente. Note como me miraba fijamente, sus ojos mostraban tristeza. -Perdón. Por todo, en serio lo lamento. -No podía creer en sus palabras, no creía en él. Me daba miedo. -No espero a que me perdones, pero vine aquí para poder decirlo, debía hacerlo. Y lamentablemente para ti, no tengo ninguna excusa para lo que he hecho, aunque te puedo jurar que fue la primera y última vez que lo hice y que lo hare. En serio, lo siento.

Él estaba llorando, yo estaba llorando, pero por razones diferentes.

...Cristina...-Volví mi mirada hacia el nuevamente. -Sé que eres la concubina favorita de mi hermano, El Sultán. Y no quiero arruinar eso también, por lo tanto, quiero decirte que nadie sabe lo que paso, me asegure de eso... -Solo quería que terminara de hablar ya, y se marchara. -Es por eso que no debes preocuparte de que se entere de nada, puedes continuar como venias con el normalmente, y yo prometo que no molestare. A partir de hoy, haremos como si nada hubiera pasado hace un mes, ¿Entendido?

Asentí rápidamente.

- ¿Por qué lo haces? -Tan rápido como terminé de preguntar quise abofetearme.

Dios... Solo cállate Cristina, cállate y deja que se marche.

Amplio los ojos al escucharme hablar después de tanto tiempo. Luego se aclaró la garganta antes de contestar.

-Para ser honesto, realmente no quiero problemas con él. -Finalizo antes de marcharse con Cihan detrás de él.

Me quedé mirando la puerta fijamente, antes de correr a los baños y vomitar una y otra vez hasta que me sentí mental y físicamente agotada.

Las cosas pueden cambiar mucho en cuestión de un mes para una persona.

Me quede pensando en eso mientras estaba acostada plácidamente por fin en mi cama.





.

Holaa, como están amores?

Capitulo corto por hoy, espero que lo hayan disfrutado <3

Les deseo un feliz fin de semana, cuídense mucho!!


xoxo.


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top