Capítulo 17: "Rumores".


"Más dulce que el cielo.

Más caliente que el infierno".





Capítulo 17:




Era casi el anochecer, y nos encontrábamos en el ala oeste del castillo, donde había una gran biblioteca con libros de todo tipo.

En este momento, la princesa Leyla se encontraba sentada en uno de los cojines en el suelo mientras en sus manos cabía un pequeño libro completo de dibujos coloridos entretenido para niños. Yo me encontraba sentada cómodamente en un sofá de la habitación con un libro de historia en mis manos.

Nos la habíamos pasado todo el día en los jardines e incluso habíamos almorzado allí, ella jugando y yo observando que no le sucediese nada. Ahora, por fin, la niña de cabellos dorados había decidido que el jardín la aburrió antes de decidir que venir a la biblioteca era el mejor lugar.

Debía admitir que Leyla era una niña fácil de cuidar. No sabía si era debido a la forma de su educación o por como ella nació rodeada de clase alta en este castillo, pero, Leyla, era una pequeña joven seria a la que muy pocas cosas le llamaban la atención. Si algo le interesaba no dudaría en preguntar, siempre con respeto, no hacia rabietas y no lloraría. La encontrarías observando a su alrededor antes de decidir que o quien es lo suficiente digno para incluso recibir una segunda mirada de su parte.

-Me estas mirando fijamente. -De repente su pequeña voz me saco de mi aturdimiento. Parpadee notando que me había quedado mirando su linda cabecita amarilla el cual aún seguía agachada entretenida con un libro, pasando una hoja tras otra, descuidadamente.

-Cristina solo te está cuidando, princesa. -Esmeray hablo entrando a la habitación, sorprendiéndonos a las dos.

-Pero ella no me ha hablado en todo el día. -La princesa hizo un tierno puchero con su boquita.

Esmeray y yo la observamos, confundidas a lo que la pequeña se refería.

¿Por qué quería que yo le hablase?

...Por lo general, las concubinas que me asignan siempre tratan de entablar una amistad conmigo porque creen que así se acercaran a mi padre. Pero ella no ha intentado hablar conmigo en ningún momento. -Le explicó. - Esmeray, ¿Acaso la concubina es muda?

La sirvienta rio divertida, antes de negar con la cabeza.

-No, mi princesa. -Leyla la miro, un ceño de confusión formándose en su rostro. -Pero no la has dado permiso para hablar contigo. -Continuo Esmeray.

La pequeña hizo un sonido como "Oohh" antes de asentir con la cabeza.

Hablan de mi como si fuera que no estoy al lado de ellas...

Esmeray se volvió hacia mí.

-Gracias por cuidar de ella, Cristina. -Me sonrió agradecida. -Pero es suficiente por hoy. La princesa Leyla tiene su cena en su aposento en estos momentos, así que debemos retirarnos. Nos vemos pronto. -Luego se volvió hacia Leyla. -Vamos princesa.

La niña se levantó de su lugar suavemente antes de mirarme por un segundo y luego sostener la mano que Esmeray le tenía estirada hacia ella. Luego vi como ambas se perdieron rápidamente por los pasillos.

-Supongo que logre entregarla sana y salva... -Pensé en voz alta, antes de que yo también me dirigiera a los pasillos, pero a mi habitación.

También decidí que era suficiente para mí por hoy, por lo que decidí volver a las habitaciones.



Cuando iba pasando por uno de los pasillos cerca del harem creí escuchar voces, pero no quise ser entrometida por lo que quise seguir mi camino sin prestar a lo que hablaban.

-Mm... si... H-hey, ¡espera! -Escuche como la voz rasposa de una mujer se dirigía hacia la otra persona que suponía que se encontraba junto a ella.

- ¿Qué?... -Otra voz ronca masculina seguida de ruidos de succión sonó por la habitación.

-No tu... ¡Oye! ¡Detente!

Confundida, detuve mis pasos para mirar hacia atrás y encontrarme con una escena un tanto perturbadora.

Había una mujer alta y morena, que tenía su cabello liso completamente despeinado, la mitad de arriba de su vestido se encontraba enrollado hasta la cintura dejando ver sus hombros y pechos desnudos. La pierna de esta también estaba enrollada en una cadera estrecha y masculina, y una gran mano bronceada, estaba posada en su pierna.

Seguí lentamente el camino de aquel brazo bronceado y musculoso, cuyas venas era notorias, para encontrarme con unos pómulos filosos, ojos azul claro como el cielo y unos labios muy rojos que ya me estaban sonriendo.

Pestañe dos veces sorprendida y avergonzada, al saber que el príncipe Iskander me había atrapado.

Note que este tenía su clásica camisa blanca bordada, desabrochada y muy arrugada, y su cabello castaño era un hermoso lio desordenado como si alguien hubiera pasado sus manos por ahí un par de veces. No pude evitar mirar también su abdomen marcado.

Al sentir la mirada de ambos sobre mí, pude sentir como la sangre rápidamente corría hacia mis mejillas por haberme quedado mirándolos fijamente. Decidí preguntar los más calmada posible:

- ¿Hay algo pueda hacer por ustedes dos?

Me sorprendí que mi voz haya salido tan bien como lo planee.

-No.

-Si.

Ambos contestaron al mismo tiempo. La mujer miro confundida al príncipe, antes de hablar nuevamente.

... ¿Qué? No. No necesitamos su ayuda, príncipe. -Luego me señalo enojada. -¡Esta concubina nos estaba espiando!

El príncipe Iskander me miro.

- ¿Es eso así, concubina? -Sonrió sensualmente. - ¿Acaso quieres unirte a la diversión?

Ni bien termino sus palabras, comencé a negar rápidamente la cabeza. El rio y se encogió de hombros descuidadamente antes de darse vuelta y comenzar a besar el cuello de la mujer, quien acepto la invasión en su cuello muy agradecida.

Decidí alejarme rápidamente de allí e irme a mis aposentos antes de presenciar otra cosa más.

Mientras me alejaba pude escuchar como la mujer suspiraba complacida y el reía divertido.






...






A la tarde siguiente, después de haber pasado la mitad del día ayudando a Cihan y Murat en la cocina, me encontraba cómodamente sentada en uno de los sillones del harem leyendo un libro cuando de repente una concubina se acercó hacia mí.

-Parece que el Sultán te ha reemplazado. -Dijo con una sonrisa malvada en su cara, interrumpiendo mi lectura.

-No sé de qué hablas... -Murmure, ignorándola.

Me saco el libro de las manos y lo tiro lejos, haciendo que le preste atención. Señalo a otra concubina pelirroja, quien se encontraba hablando muy entusiasmada con lo que supongo que eran sus amigas, y luego se acercó a susurrarme en el oído.

- ¿Ves la pelirroja? -Asentí lentamente. -Ella es María, es nueva y es un regalo de la sultana Akile para nuestro Sultán Ömer. -Seguí mirando a la pelirroja y sus amigas sin entender a lo que la concubina que me estaba susurrando se refería. -Pues ella acaba de volver de los aposentos del Sultán, ha estado allí desde anoche y la mitad del día. -Me puse automáticamente rígida, la concubina sonrió contra mi oído antes de continuar. -Si Alá lo permite, ella estará embarazada. Cristina, te han reemplazado...

Rio malvadamente, antes de retirarse hacia grupito alrededor de María.

Vi como la abrazo antes de acercarse a susurrarle algo en su oído, la cara de María cambio un poco y me miro con lo que note que era asco. Luego asintió, y ambas se despidieron.

No pude evitar notar como María a pesar de haber llegado apenas ayer, ya había logrado hacer más amigos de los que nunca tendría. Era bonita, había ganado al sultán y posiblemente al final del mes, tendría un hijo suyo en su vientre.

Ella sería la Sultana perfecta...

No mejor que tú, Cristina.

Me quede sorprendida.

Por un momento en mi vida, estaba de acuerdo con la voz de mi mente.

¡No podía rendirme!

El Sultán no me olvidaría así de fácil y mucho menos estando cada vez más cerca de mi sobrina.

Con nuevos ánimos renovados, me encamine hacia los pasillos en dirección al aposento del Sultán. Planeaba dejarle en claro quien mandaba.

Pero luego... me arrepentí.

Esa no era yo, yo no obligaría a nadie a estar a mi lado. El sultán era dueño de hacer lo que quisiera, después de todo era su castillo y todas nosotras le pertenecíamos. Además, si yo hacía algo que no le gustase, él podría mandar a matarme fácilmente.

Al final, no estaba tan enamorada...

Y Leyla...

¡Yo encontraría la manera de poder estar junto a mi sobrina como sea!

Iba pensando en todo eso, cuando de la nada choque contra un cuerpo.

- ¡Lo siento mucho! -Me disculpe, curiosa por saber también con quién había chocado.

- ¡Tu! -Una voz aguda de repente dijo.

Mire hacia arriba confundida. Era la misma mujer que se encontraba ayer con el príncipe Iskander en los pasillos.

...Que bueno que estas aquí. -Continuo.

- ¿Y eso por qué?

-Necesito que me hagas un favor. -Antes que pueda contestar cualquier cosa, ella empujo en mis manos una bandeja que sostenía unas copas con un plato de lo que pensé que podría ser carne asada. -Llévale la cena al príncipe Iskander en el ala oeste, por favor.

Y así de rápido como vino, también se fue.

Yo no quería volver a encontrarme con el príncipe, el me causaba unas vibraciones extrañas. Y, a decir verdad, un poco de miedo a pesar de que se lo veía mucho más relajado que su hermano mayor. Pero no tenía otra opción, la cena por lo visto llevaba mucho tiempo fuera y se estaba empezando a enfriar, y por el pasillo no se encontraba ninguna concubina como para poder entregarle la cena y yo huir de una vez por todas de esto. Así que traté de reunir valor, levante alto mi cabeza, y comencé a caminar en dirección a aquellas escalares que pronto me llevarían hasta los pasillos de la clase alta.

Una vez allí, pude notar como al final se encontraban unos guardias rodeando una puerta muy elegante de roble y oro. Adivinando por instinto que aquella seria la de él, me dirigí a paso lento antes de tocar la puerta y escuchar un "adelante" del otro lado. Los guardias se hicieron a un lado y me permitieron pasar antes de cerrar la puerta fuertemente tras de mí.









...

Heyyyy

¿Cómo están? Espero que todo muy bieen <3

Yo estoy contenta de poder publicar otra vez, un viernes (como lo prometido ;) ), un capitulo nuevo en Cristina. Y sinceramente muuy ansiosa de subir ya el 18, que a decir verdad fue un poco difícil de escribir por lo fuerte que es!!!

En este momento estoy aprovechando las vacaciones de invierno en mi país para ponerme al día con algunas tareas y por supuesto con Cristina al escribir capítulos nuevos, pero espero poder volver pronto y quedarme con este ritmo de publicar todos los viernes o al menos dos capítulos por mes.

¡Les deseo a todos un buen fin de semana, y cuídense mucho!


xoxo



.


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top