Etapa VI : Soledad
Estaban perdidos en medio del espeso bosque; habían caminado mucho, intentando conseguir señal sin éxito, y ahora tiritaban a causa del gélido aliento que corría por los árboles.
No obstante, la pelinegra había apartado a su amiga, para mostrarle los papeles que ahora Geraldine sostenía como si fueran una destructiva bomba a punto de estallar. Estaba a muy poco de llorar, con los brazos temblando del pavor que le infundía sólo recordar a ésa persona.
A pesar de ello, se abrazaron fuertemente, sustentadas por la fuerza de su amistad para seguir adelante. Así, continuaron el trayecto con la esperanza puesta en aquel pequeño aparato, hasta que llegando a un leve barranco, respondió ante la conexión de red. Lo habían logrado: el transporte esperaría al pie de la montaña, junto a la policía.
Estaban tan felices, que demasiado tarde reaccionaron al primer disparo, a la primera caída. Desde la oscuridad entre la vegetación, alguien tenía como objetivo a los sobrevivientes, que caían sobre el helado pastizal.
Del apuro, Gera intentó llegar a su amiga, al tiempo que Aracné extendía su brazo hacia ella. Con el dolor del infortunio, y el encaprichado destino, Geraldine resbaló y cayó por el abismo. En ese momento, el doloroso llamado de la pelinegra resonó en el ambiente. Sin embargo, no se rendiría: el miedo se transformó en fuerza para bajar por la arbolada cuesta, en busca de su mejor amiga, su hermana.
Él había pasado toda su vida preparándose para el servicio: sería el orgullo de su familia, el coronel más renombrado de su país, el hombre con más honores que cualquier otro en la tierra. Desde su temprana edad, fue entrenado por otro militar con tantos renombres como sus padres querían para su único hijo; el ejemplo perfecto.
Sin embargo, toda su dedicación y destreza, eran solamente para ella.
Desde la infancia, su inspiración y deseo, era estar junto a la hija del hombre que idolatraba. Aparentaba ser una carrera profesional, cuando en verdad era la búsqueda incansable de su sueño.
Al regresar de aquella tragedia, esperaba cumplir con la última orden de quien fue su ejemplo; y dolorosa fue la realidad, al saber que ella había partido a cumplir la misión del padre, de su caído coronel.
Vacíos fueron sus días desde aquella tarde que se fue, para luego transformarse en el infierno mismo al toparse con un obstáculo: resultaba que la joven regresó, para visitar a su amiga y sufrir la traición de su madre.
Tomando la oportunidad, eliminaría a todos aquellos que la hicieran sufrir, y terminaría con el único ser que robaba la atención de su más preciado tesoro.
Fue muy fácil, mezclarse entre los guías, deshacerse de los estorbos.
Pero su objetivo era difícil, y lo confirmaba a cada momento que las contemplaba compartir su amistad. Ahora, con el pesar de oír a su amada sufrir, tenía su meta despejada para eliminarla de una vez por todas.
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