Capítulo único
Crisis de verdad...Adversidades momentáneas
Zhang Yixing & Kang Hyun Rin (Oc)
~Stronger~
Si bien mi camisa seguía húmeda no la alejaría de mi pecho para irme a cambiar. Ella se había dormido entre hipos entrecortados y la respiración dificultosa por tener la nariz congestionada. Tenía los ojos hinchados y la nariz roja por haber llorado hasta dormirse. De vez en cuando respiraba por la boca y un largo suspiro dejaba sus labios.
Me costó mucho hacer que se tranquilizara e intentara dormir. Fue tan difícil como convencerla de que al despertar el sueño le daría una perspectiva diferente.
Me le quedo viendo mientras se reacomodaba contra mi costado, sus manos tomaron con más fuerza mi camisa y su cabeza en lugar de quedar en mi pecho quedo encima de mi estómago, sus piernas encontraron un espacio entre las mías y tardo unos minutos antes de volver a quedarse quieta.
Mis dedos jugaron con su cabello y ahora que todo se encontraba tranquilo y en silencio, me puedo dar el lujo de apreciar el nuevo color de su cabello, al fin había conseguido que tuviera el color que realmente quería. Algunas hebras se quedaron enredadas en mis nudillos.
Frescos soplos de aire entran por la ventana y ondean las largas cortinas rosa con motivos estelares. Ha sido un largo día tanto para ella como para mí, aunque solo sean las seis de la tarde.
Hace unas horas sabía que en el instante en que terminara la práctica para la próxima gira, saldría directo hacia su departamento; ya me saboreaba un humeante plato de comida casera y de allí una larga siesta. Pero al revisar los mensajes que me había enviado y que apenas pude leer, mis planes quedaron descartados. Durante lo que faltaba de práctica la mente la tuve en otro lugar. A la mayoría no le extraño que pareciera estar en las nubes; no es como si no fuera algo común en mí.
Aun con el recuerdo del mensaje a medio escribir que me envió, sigo jugando con los enredados mechones de su cabello. Podía sentir su desesperación en lo que dijo e impotencia en lo que omitió para no preocuparme ¿Qué es eso que me quería decir? ¿Qué era eso que quería ocultar?
No me sentí tranquilo hasta que llegue a casa esperando encontrarla. Pero no parecía estar por ninguna parte. No estaba en la sala como hacía cuando la habitación le hastiaba y el calor se hacía mucho, no estaba durmiendo en el sofá de una plaza que tengo en mi estudio; tampoco había rastro de ella en la cocina o dándose un largo baño como tiene por costumbre cuando necesita pensar.
Lo único que faltaba por revisar era la alcoba. La busque en la habitación, pero ahí solo encontré a su inseparable portátil blanca encima del velador justo al lado de la cama. El sentimiento de esconderse cuando los problemas la abrumaban era algo común en ella ¿Dónde estaba? Pensé que estaría en casa, ¿Dónde más si no?
Con cuidado saco mi brazo debajo de su cuerpo y le rodeo la espalda. Me quedo prendado de sus ahora tranquilos rasgo moldeados por el sueño y pienso en como la encontré cuando llegue.
El rechinido de la bisagra del armario atrajo mi atención. La puerta se encontraba entreabierta por un largo cable blanco que emergía de entre las puertas y se conectaba a la electricidad. Ay no, el closet otra vez no. La última vez que se escondió ahí fue cuando se peleó con una amiga y no sabía cómo limar asperezas con ella.
Con pasos cautos tomo los pomos de la puerta y de un tirón abro el closet. El repentino cambio de luz la cegó, su cabeza se golpeó contra el fondo del armario y su teléfono cayó de sus manos. La música estaba tan alta que aún con audífonos podía escuchar lo que ella escuchaba.
Su pequeña figura se encogió aún más contra una de las esquinas y pareció que quería esconderse entre las piernas de los pantalones y las faldas de sus escasos vestidos. Aun con poca luz pude ver las mejillas húmedas por las lágrimas.
—Nena...—me agacho y medio cuerpo termina dentro del ropero.
—Xing...—sus brazos me rodearon el cuello con fuerza casi titánica y lo más que pude hacer fue pasar mis manos a lo largo de su delgada espalda—Me siento una tonta, no sé cómo se me pudo olvidar. No sé qué hacer...mis padres me mataran cuando se enteren.
Las brillantes sonrisas que venían desde la foto que encabeza a la demás en la pequeña repisa al fondo de la habitación me recordó el miedo que tenía de decepcionar a su familia.
Hace solo unos días habíamos regresado luego de pasar una temporada en China. Había sido difícil convencer a sus padres para dejar que ella viajara conmigo, estuve a punto de rogar de rodillas para que nos dejaran ir, gracias a Dios no hubo necesidad de hacerlo.
Sé que la idea de que su hija y su novio viajaran solos y muy posiblemente compartieran no solo techo sino también cama, no era algo fácil de aceptar; admito que si yo estuviera en su lugar no habría dicho que sí. Pero ambos necesitábamos ese tiempo juntos,
No habíamos estado más de unas horas juntos por los horarios tan diferentes que tenemos y yo quería aprovechar que ella tenía tiempo de sobra por las vacaciones y poder pasar tiempo de calidad con mi chica.
Se supone que regresaríamos dos semanas antes de que volviera la universidad, para que ella pudiera realizar los trámites que no podía hacer en línea. Y regresamos sin más contratiempos, todo iba bien hasta que la notificación de un mensaje con el asunto de Estoy en una crisis, una de verdad hizo sonar sirenas de alarma por todas partes.
Con una media sonrisa en la cara contengo un bostezo, pienso en que ahora puedo reírme de esta situación, porque hace un par de horas no podía dejar de pensar en todas las noches que compartimos y tratar de recordar si en todas usamos condón; en cambio ni de cerca estaba eso con su problema real.
No le diría que extremo un poco –solo un poco– las cosas, aun con eso siento como si emocionalmente hubiera perdido unos cinco años de vida con este susto.
Siento en los talones el contraste de la suavidad de las sábanas con la rugosidad de los arrugados papeles con el membrete de la universidad rozarse contra mi piel; ella los pateo a los pies de la cama a modo de desahogo antes de dormirse. No quiere saber nada sobre la universidad ni sobre el hecho de no poder inscribirse.
Entiendo el motivo por el que está tan asustada, sé cuánto le aterra enfrentar este tipo de situaciones sola, sé que siente como si el mundo realmente le cayera encima y prefiriera ser atropellada que esto; no obstante, sé cuánto se subestima y que esto se verá como algo muy pequeño en unas semanas. Sé cuánto desea que realmente llegue esa fecha y no tener que pensar más en este mal trago.
Con los ojos pesados de sueño, pego la mejilla a su cabello y la miro a los ojos aun cuando estos están cerrados.
—No tienes que sentirte sola cuando yo estoy contigo—me duermo con los labios pegados a su frente esperando que eso le dé buenos sueños.
...
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