3+3= 6 Parte 3


Para los demás eran belleza, riqueza e inteligencia combinada, cosa que ni siquiera podían disimular por las miradas. Unas que ninguno correspondió, al menos Godric porque las chicas lo hicieron con sutiles gestos.

Hasta que visualizaron a un hombre de cabello canoso, iba de la mano con su mujer de cabello castaño con sus hijos al costado de ambos.

—Buenas noches, señoritas y señor Faz —saludo Antoine Rémele, quien poseía unos ojos marrones brillosos, sin barba pero con el cabello peinado hacia atrás con unos mechones salvajes que a cada nada se los trataba de acomodar. Los años se le notaban, pese a que quisiera emular la misma juventud de sus hijos, cosa que en realidad no podía.

Pero su sonrisa imperdible era lo que le daba esa chispa jovial, pese a todo para los seis, el hombre no les cuadraba para nada, no les daba confianza.

Media 1,75 como mínimo, y portaba un traje negro con corbata. Por eso cuando se acercó a darle un beso a las chicas, casi tuvo que ponerse de puntillas, por Victoria quien media casi lo mismo que el, gracias a los tacones que portaba.

Al notar esa acción Lucia casi rodo los ojos al igual que Victoria, pero estaban en público y tenían que evitar ese tipo de reacciones.

En eso vieron a su esposa, imitar su acción, pero silenciosa. Ella portaba un vestido tubo color pastel, con pequeños detalles que para su edad la hacía lucir muy bien, sin embargo esa falta de vida en su actitud la hacía prácticamente invisible, pero curiosamente para los seis la volvía un foco de interés.

Porque mientras la persona fuera mas retraídas, calladas y reservadas más atención obtenían de estas seis mentes.

En eso notaron a sus hijos ambos con cabello cobrizo con tez bronceada por el sol. Uno con los ojos brillosos y el otro mas oscuros, pero sin el brillo que tenia el menor.

Uno portaba una sonrisa torcida y ojos similares a su padre, este tenía un gusto similar en ropa, solo que sin la corbata, este joven no dejaba de examinar de arriba abajo a Victoria quien pese a tener atención más de la necesaria, se obligo a sonreír mientras empleaba con mas fuerza sus manos en los brazos de sus compañeros; quienes soportaron el dolor y las muecas, o al menos ese era el caso de Lucia, porque Godric solo esperaba el mas minimo movimiento del menor de los Rémele para darle un golpe, ya que no le gustaba para nada la mirada que le daba a ella y lo incomoda que la hacía sentir.

Porque después de todo, Godric encontraba en Victoria una gran amiga.

Asi que sin hacer mas le dirigió una mirada al chico de 22 años, quien rápidamente se convirtió en un cervatillo asustado, poniéndose atrás de su hermano Frederick, quien veía todo con aburrimiento, excepto a ellos que los analizaba.

Este tenia un traje gris plomo con una camisa rosa palo, que no le quedaba mal. Este solo los saludo con una sonrisa de boca cerrada, y un asentimiento general, cosa que los tres llegaron apreciar.

—Veo que es usted es quien esta a cargo —quiso bromear Antoine.

De lejos se notaba su molestia, ya que esperaba tratar con Dorian Faz, no con Alicia Faz.

—¿Algún problema con ello, Señor Rémele? —cuestionó la rubia sin perder su sonrisa que aumentaba, ya que esta trasmitía (y ella lo sabía) su nivel de confianza y seguridad, cosa que siempre intimidaba hasta el mejor empresario.

—Ninguno —aseguró inmediatamente.

En ese momento pese a que los tres lo insultaron mentalmente, el resto de sus compañeros, quienes veían todo lo que sucedía empezaron a lanzar las palomitas que había traido Gustavo a la pantalla, abucheando la respuesta.

No lo pudo evitar, Godric, decidió intervenir.

—Supongo, que no —Sonrió de medio lado captando la atención de la gente que los rodeaba—. porque si nos ponemos analizar no se puede subestimar a una mujer. Recapitulando los grandes hechos de la humanidad, podemos destacar que troya ardió y fue por una mujer. También que Juana de arco dirigió un ejército y triunfo —Afilo mas sus rasgos a medida que hablaba y es que para él, la misoginia era una estupidez y Godric Gallet no tolera la estupidez—. sin olvidar que Elizabeth I fue la reina que le dio una paliza a ejércitos como por ejemplo la flota naval del mío. —Recordó su supuesta nacionalidad—. Por eso no se puede olvidar que esta mal subestimar.

Enseguida al escuchar eso Gus y Chiara empezaron a celebrar como fanáticos en un partido de futbol, mientras Pablo estaba concentrado en su computadora.

El ruido les molestó un poco a los tres que se encontraban en la recepción, pero los incentivo para sacarles una sonrisa, y es que las locuras de esos dos siempre les daban sonrisas, que muchas veces internalizaban pero como no podían verlos, no se reprimieron.

Al notar eso los cuatro Rémele se quedaron quietos observando, porque todo fue tan sincronizado que espantaba. En eso Victoria aprovecho, tiro el gancho que definiría la noche y su estadia en aquella isla.

—Excelente, Tomando en cuenta que el que calla otorga, no tendran problemas con nosotros —Dió un paso adelante, mostrando sensualidad y poder a la vez, haciendo lamentar a Gustavo por no estar ahí—. ¿Hablamos de negocios o seguiremos viéndonos aquí la caras, mientras que uno de sus hijos me desnuda con la mirada?

Al soltar eso Lucia tuvo que reprimir una risa mordiéndose los labios, a lo que Godric se limitaba a negar pero serio, aunque por dentro estuviera orgulloso de Victoria. El resto quedaron anonadados.

El señor Rémele no supo como reaccionar, hasta que volteó y miró Saint dándole una mirada que lo puso palido y eso que el era bronceado.

Volvió la vista al frente.

—Disculpeme, señorita Faz, es que usted sabe que las hormonas... —intentó decir pero Lucia lo interrumpió.

—Las hormonas se dan más que todo en adolescentes, su hijo ya es un adulto y en todo caso sería el quien tendría que disculparse, señor Rémele —argumenta acomodándose las gafas.

Rémele la miro sin saber que decir, no podía ofenderla porque desde el momento que se conocieron quedo claro que Elizabeth Johnson (Alias de Lucia) tenia la misma importancia que los hermanos Faz, por eso el trato tenia que ser equitativo para cada uno.

—Tiene razón. Saint —llamó y lo empujó disimuladamente al frente de Victoria, el chico solamente era mas alto que ella unos 3 centímetros y al estar intimidado por la mirada de los tres prodigios, musito un lo siento en una voz tan baja que tuvo que repetirlo dos veces.

Cuando lo iba hacer una tercera, Victoria estuvo a punto de darle una cachetada para que fuera hombre y hablara en voz alta, pero no hizo falta, ya que Godric hablo.

—Ya quedo claro el mensaje niño —declaró cortante mirándolo desde arriba aprovechando su tamaño—. Pero se consciente que así como tienes el descaro para ver a las mujeres como un objeto, tienes que tener el mismo valor para hablar.

Saint Rémele, asintió asustado y fue dando pequeños pasos hasta encontrarse escondido de la vista de los tres empresarios.

—¿Entonces? —habló Victoria quien por nada del mundo perdió su sonrisa, haciendo titubear al señor Rémele hasta que su esposa habla por el sorprendiéndolos, pero sin hacerlo visible.

—Si, hablaremos de negocios, pero por ahora no, dentro de dos horas habrá una reunión privada para los socios a lo que ustedes están invitados. Los escoltaran el personal de la casa —Señala a unos hombres con traje y auriculares—. Disfruten y beban.

Todos ellos asiente, los Rémele se van despidiendo, hasta el ultimo que es Frederick quien les dedica una ultima mirada, pero que no dice nada. Solo se va y desaparece por una distinta dirección que su familia.

Acto seguido, aun enganchados buscan una mesa desocupada que encuentran en el lugar con mas vegetación, muy bonito pero a la vez solitario.

Se separan y Godric como todo un caballero extiende sus brazos sacando la silla para sus amigas para luego sentarse el.

—Eso fue... —comienza Godric.

—Impresionante —completa Chiara limpiándose las manos.

—Si lo fue, pero ¿y si es una trampa? —analiza Lucia.

—No lo creo —argumenta Pablo que sigue tecleando, a lo que sus dos compañeros se le quedan viendo hasta que suelta—. saben quienes son los hermanos Faz, ¿No? Pero se te olvida todo lo que se hizo para hacer su identidad, es obvio que tienen seguridad, por eso no creo que sean tan tontos como para arriesgar su valioso esquema ponzi de un aproximado de 10 años o más solo por secuestrar, torturar o simplemente asustar a unas personas mucho mas poderosas que ellos.

«Tan positivista, Pab» pensó Lucia tragando el nudo de nervios que se le formaba.

Eso los deja pensando a todos hasta que Gustavo dice.

—Pero si sucede algo... Siempre hay que pensar en todo, o no me van a decir que les pareció raro que el viejo ese tartamudeara, mientras la esposa tomaba la tutela —Se estiró y tomó su perfil para leerlo—. algo anda mal.

—Es obvio, si no, no estuvieramos aquí.

Victoria tomó con gracia una copa, mientras el resto declinaba.

—¿Qué haremos? —cuestiona Lucia, quien se acomodaba las gafas disimulando el nerviosismo.

Chiara dudo por un momento ella tenía una solución pero tendría que contárselas a ellos, pese a lo que sucediera no podía dejar que le pasara nada malo. Ellos eran su familia.

—Yo tengo una solución por si las cosas se vuelven violentas —Soltó luego de pensarlo, haciendo que Pablo dejara de mirar la pantalla de la computadora, para verla a ella y gus se le queda viendo quieto analizando que podría ser. Los demás estaban con los ceños fruncidos.

Pasó su mano por el anillo que estaba volteado y ahí Gustavo entendió. Negando levemente mientras escondía una sonrisa. porque sabia quien era su amiga, y sabía que ella los protegería.

—¿Cual? —inquirió Godric

—No importa cómo y cuál sea. Solo se utilizara si están en peligro ¿Vale?

El resto que estaba en la recepción estaba confuso, pero no dijeron nada mas y menos cuando se vieron rodeados de más gente

—¿Vas a echarle mas hielo? —cuestionó Lucia viendo a Godric, mientras ella jugaba con la pajilla de un vaso con agua que disimulaba.

—Si, no debemos alcoholizamos ¿Recuerdas? —le dijo tanto a la rubia como a la pelirroja.

Victoria, no dijo nada solo continuó jugando con su pajilla, absorta en esa simple acción.

Hasta que Gus rompió ese silencio.

—Hablen de algo por el amor de Dios —Estaba revisando la cámara que tenia Godric, y notaba las miradas raras que les daban—. Tienen que fingir, la gente los miran nerviosos, se ve que no están confiando.

En eso asintieron y empezaron hablar de filosofía, que si citas textuales, autores. Teorias.

—¿Tienes algo? _preguntó Chiara quitándose el micrófono para hablar solo con Pablo, mientras gus analizaba y daba instrucciones de como actuar—. Bombón

—¿Ah?

Este volteó a verla, apenas la llamó. Había gente que no estaba registrada en ninguna base de datos, ni siquiera Caín con quien estaba hablando los encontró. No sabía como explicarle a Chiara, solo le mostró lo que decía su laptop y ella quedo sin habla al verlo.

—Mira, no se quienes son esas personas son como fantasmas, no tiene sentido, no lo hay. No conozco ninguna organización que tenga el poder para poder pasar encima de nosotros ¿O si? —inquirió el intranquilo, Chiara al notarlo, le regalo una sonrisa; demostrándole que la situación estaba controlada, pese a que no lo estaba.

Para nada.

Si existía una organización que los superaba a ellos, pero hasta donde ella sabe los únicos que tienen conocimiento son los seis originales... David y ella.

"No puede ser" se dijo una y otra vez.

—Lo que podemos hacer... es rastrear a las personas que si has podido localizar ¿Te parece? —sugirió en un intento de calma.

El asintió y volvió a teclear, mientras ella era un desastre.

Tres personas, una mujer y dos hombres. A simple vista no destacaba, pero eso no significaba lo que podría significar, se aseguró de que Pablo les tomara capture de pantalla y prosiguió analizando. Si esas personas si quiera se acercaban a ellos, se iban, si iban de una de esa isla. No importa si Victoria patalea, le grita o haga lo que haga. No los va arriesgar.

Se volvió a conectar el micrófono, y escuchó la conversación.

—No te muerdas la mejilla, Otoño —decía Gus.

—¿Por qué?

—Eso demuestra tu incomodidad hacia tu entorno, y se supone que estas segura. Nos tienes a nosotros aquí y a ellos —explicó viendo la cámara y como Lucia asentía un poco mas calmada.

—¿Te tomaste tu medicación? —le preguntó Victoria en un susurro casi inaudible.

La pelirroja asintió, viendo a Victoria. Todos ellos se calmaron, porque si bien conocen que desde que empezaron en Estrad, Lucia presento signos de depresión, a lo que cada uno de ellos dió su aporte para ayudarla y así ha sido con el pasar de los años. Ahora eso se presentaba más cuando se sometía a mucho estrés, como por ejemplo desde que llegaron a la isla.

Lo ha logrado evitar gracias a Victoria que la ha puesto de ayudante de cocina todos estos días, aunque no pueda evitar sentir ahora esa angustia latiendo en su corazón y esa sensación agria de querer escapar.

Al ver eso, Victoria le tomó su mano y la apretó gesto que lo agradeció con una mirada. Gus al notarlo por la cámara del escote de Victoria, le indicó que contara del 1 al 100 en ingles y luego del 100 al 1 pero en español. Claro todo mentalmente, ella asintió y empezó hacerlo.

"One, two, tree, four, six, seven..."

Cuando llego al 100 se dió cuenta, que ya esa amarga sensación se iba vaporizando y se había sentido mejor.
Todos se tranquilizaron porque quienes siempre fueron los más protegidos del grupo eran Lucia y Pablo.

Godric al finalizar su inspección decide atreverse hacer, lo que ha querido por millones de segundos, miles de días y muchos años.

—¿Pueden dejarlo conectado en una sola línea? —preguntó al momento que sacaba su celular y fingía hacer una llamada.

Gustavo y Pablo con una sonrisa cómplice entendieron eso perfectamente.

—¿Estas ahí? —pregunta y Chiara se sorprende y ve a los chicos buscando respuestas, pero estos la ignoran súbitamente hablando con las chicas.

—Si, estoy aquí y tu también.

—Siempre lo estaré, al menos para ti —soltó y sonrió, eso llamó a muchos la atención de todos pero el, los ignoró.

—¿Y esto es...?

—Porque quería hablar contigo.

Chiara solto una risa, porque no sabía que hacer, pero fue natural su reacción que a ella la sorprendió pero a el solo lo alegró.

—¿Y de que quieres hablar, Godric Gallet?

—Dorian —le recordó burlon.

—Pero no Gray —siguió su chiste, en eso Godric se armó de valor e inicio el momento mas ansiado de la noche.

Agradeció a que Chiara no lo viera, porque parecía un adolescente.

—Exacto, aunque no me gusta que me limiten, porque ya sabes "Definirse es limitarse" —comentó, asombrando a Chiara.

—No sabia que eras fan de Oscar Wilde.

Se rodó un poco a la esquina de la habitación para poder tener mas privacidad al momento de hablar, ya que la risa de Gustavo estaba resonando.

—Sinceramente ni yo —admitió metiendo su mano en su bolsillo mientras veía los alrededores asegurándose que nadie lo espiara, al percatarse de eso se permitió soltar un poco del aire acumulado.

—Pero estas citando una de sus frases.

—En eso tiene razón.

—¿Me vas a dar una explicación o seguimos jugando al gato y al raton, Gallet?

—¿Me vas a decir que no te gusta?

—No, pero si que me des una respuesta.

—Me gusta cuando presionas

—Pero a mi no cuando juegas a las adivinanzas —mentía descaradamente porque amaba eso. Su mente se despejaba y solo podía pensar en sus palabras.

—Es un pesar para mi.

—¿Me vas a decir?

—¿Sabes que hacía cuando me fuí de viaje estos últimos meses? —le preguntó a lo que ella solo se confundió mas.

—No.

—Leía.

—Como el típico genio, idiota francés  —refutó ella con ese mismo humor directo, a lo que el solo se rió .

—No por ser genio, paraíso —ella ignoró como la llamó, pero en eso no pudo evitar hacer que su corazón saltara, al igual que el se sorprendió tanto de esa expresión cariñosa.

—La respuesta Gallet, me aburro.

—La verdad es que me he leído cientos de libros solo para tener de que hablar contigo. Esperando está Retrouvailles.

Su forma de hablar en su idioma natal le seco la garganta, aunque también por el gran significado de esta.

—¿Qué te parecieron, Gallet?

Cuestionó sintiendo el calor en su rostro, brillando sus oscuros ojos.

—Que me los leería otra vez mas, por ti.

El silencio los consumió, pero no uno malo, no, porque esa sensación de felicidad tonta los embriagaba y no la querían perder.

—No sabes como me hace sentir eso —Se sinceró Chiara, mientras Godric no podía ocultar esa brillante sonrisa que podría derretir a cualquiera.

—Con que te haga feliz, no pido mas —aseguró, mordiéndose el labio

—Ya lo soy en este momento, Godric.

Al decir su nombre, no pudo. No lo resistió. Asi que se lanzó y se animó para hacer la pregunta que ha estado preparando

—Te invite a nadar —dice nervioso pese a que no se nota en su voz, pero interiormente esta temblando.

—Si, de eso me acuerdo, pero que yo sepa no estoy nadando —Sonrió y Godric solo se rió de los nervios y de ese humor de esa chica de ojos negros, que como los imaginaba él, debían brillar ahora como estrellas en el cielo nocturno

—No, pero ¿que te parece hacerlo ya?

—¿Mañana? —cuestionó ella mordiéndose los labios tratando de esconder su sonrisa, mientras que en el otro lado Godric no podía.

—Si.

—¿Me estas invitando a salir, Gallet? —preguntó con cierta incredulidad

—Si, si te estoy invitando a salir a ti, Chiara Bachellet.

Chiara emitió un ruido haciendo que Godric estuviera al colapso.

—¿Eso es...?

—¿Un si o un no, francés? —completó ella.

El emitió un sonido de exasperación que solo gritaba lo desesperados de ambos.

—Acepto salir contigo, Francés —Al terminar de pronunciar eso Godric no pudo evitar sonreír, ni reír de felicidad, porque Chiara Bachellet saldría con el.

—¿Estas ahí? —preguntó ella al no escuchar solo mas que risas.

—Si, si. Estoy aquí luego te envío los detalles. Esta lista ¿Si?

—Siempre.

—¿Te puedo hacer una pregunta?

Se encaminaba donde Lucia estaba con Victoria, al lado de una fuente de agua y conversaban animadamente.

—Ya estas haciendo una.

Evito rodar los ojos ante su humor tan complejo.

—¿Dónde has estado toda mi vida?

A ella se le escapó una sonrisa melancólica.

—A tu lado.

—¿Siempre?

—Ahora y siempre, Francés.

—Ahora y siempre, paraíso.

Se cortó la comunicación, ya se había vuelto Grupal dejando a Chiara, con el corazón a mil, para luego negar con la cabeza mirando gus y a Pablo quienes la ignoraban pero que sabían perfectamente que cuando Godric estuviera al lado de Victoria harian de la comunicación grupal otra vez.

Todos ya reunidos otra vez, vieron la hora y notaron que faltaban tan solo 30 minutos. Empezaron hablar, pero en eso Victoria notó que alguien los observaba desde una esquina con mucha atención, así que se disculpó de su amiga y hermano que portaba una sonrisa, que ni ella sabia su razón aunque tampoco preguntaría y siguió al espectador, caminando hasta llegar a una zona desolada, y lejana al ruido, al ver esto dijo en un susurró.

—Desconecta, solo tu.

No hacia falta entender a quien se refería, aunque Gustavo no le gustara la idea, le hizo caso, porque el sabia que Victoria Marik no es una mujer que necesite de que alguien la proteja, al menos no físicamente.

Gustavo le dijo a Pablo, y ni este se molesto en preguntar porque estaba reuniendo la información de cada uno de los presentes pero aun con la incognita de quienes serian los tres fantasmas que vieron.

Pero ese pensamiento se esfumo, solo cuando vio el alrededor de Victoria y noto que esta se encontraba con Frederick Rémele, el chico era analítico. Gustavo no lo podía negar, en su mirada, gestos. Disimulaba su inteligencia lo suficiente para poner al castaño alerta.

Victoria cuando vió al mayor de los hermanos Rémele, apoyarse en una pared escondida de la vista de todos para sacar un cigarro se impresiono, pero no lo demostró en su expresión.

—¿Qué tanto observabas? —inquirió Frederick que a diferencia de su hermano es mas alto por 5 centímetros, con el cabello cobrizo que con los rayos de luz pareciera una mezcla con castaño con rojo.

Una combinación peculiar, mientras que su peinado era hacia adelante semi alborotado, pero no lo suficiente para parecer descuidado.

"Cuida su apariencia, aunque no su salud" Observo Victoria.

—Lo suficiente para darme cuenta que no me quitabas la mirada de encima— Victoria se apoya en la pared contraria quedando frente a frente.

—Pense que era mi hermano el morboso —dijo prendiendo una cajetilla de fosforo.

—Ese también, pero al menos tu lo sabes disimular mejor, Frederick.

—No es el centro de la atención, señorita Alicia —refutó el soltando el humo de su boca a un lado.

—No, pero soy el centro de tu atención —soltó ella provocándolo, haciendo que Gustavo quien escuchaba la conversación apretara los puños.

Frederick Rémele solo se rió, tanto que pareciera que estaba llorando a lo que Victoria lo miro confundida, hasta que se calmo el joven de 26 años para decirle.

—Se nota que la egolatría es algo que tienen los hijos de mami y papi.

Victoria frunció el ceño, a lo que Gustavo empezó analizar la actitud del chico, tomando su perfil disimuladamente y empezó a leerlo mientras escuchaba la conversación.

—Mis padres murieron —mintió la rubia.

—Pero te dejaron el concepto de superioridad a ti y a tu hermanito.

—No tenemos ningún sentido de superioridad, solo nos comportamos tal cual somos. Nuestra mente no nos permite menos.

—Eso suena a que tienes muchos estigmas, Alicia.

—Eso suena a que no juego pelota con nadie, Frederick.

El se rió, pero era una risa sin gracia. Pero eso aun asi no cambio, ni afecto la seguridad de Victoria.

—Tienes ovarios, y eso me encanta en una mujer —Miró a los lados, y cerro los ojos un momento para luego botar el cigarro y acercársele mas a Victoria—. no hay nada mas atractivo que eso.

—para mí no hay nada mejor que un hombre que sea serio y directo.

Admitió aceptando la extraña proximidad de Frederick Rémele.

—¿Quieres que te cuente algo?

Se acercó mas separándose solo por unos escasos centímetros. Bloqueando la visión de Gustavo, ya que la cámara se encontraba en el escote de ella.

El, al ver eso, se vuelve una fiera, aprieta los puños tantos que sus nudillos se vuelven blancos.

Su cabeza solo repite una cosa.

"No caigas por favor, Victoria. No lo hagas" penso.

Pero en medio de su falta de claridad una palabra viene a su mente.

"Negociación"

Sigue pensando viendo sus gestos, recordando su abstinencia en los comentarios, las miradas que le dedicaba a los tres.

"Sabe el perfil de Frederick, el chico estudio en una universidad cualquiera gerencia de empresas, pero se nota que es ambicioso, no haría nada que perjudicaría su carrera ni mucho menos su vida. Es calculador. Nunca le ha interesado el negocio familiar... pero si está necesitado por una oportunidad" piensa Gustavo.

—¿Tu me lo quieres contar?

Victoria alzó un poco el mentón para verlo mejor. El sonrió de medio lado y esos ojos brillaron por segundos, resaltando astucia en ellos.

—Veras, Alicia Faz. Tu hermano y tu quieren entrar como accionistas a la empresa de mi familia.

—Si.

—Pero hay un problema.

—¿Cuál sería?

—Que no les conviene.

—¿Me estás diciendo que no inviértanos en la empresa de tu familia, la cual ya tiene casi cien años de su fundación?

—Te estoy... —El Rémele se lo considera mientras apoya su mano en la pared detrás de Victoria—. Aconsejando. Tómalo mas como una asesoría.

Al oír eso Gustavo su corazón latió con un sentimiento poderoso que desconocía: celos.

—¿Que debería decirte a eso? —inquirió Victoria picara, mientras tocaba el pecho de Frederick.

—Que vas a escuchar mi consejo.

Victoria solo se rio, porque jamás le haría caso, menos a alguien quien apenas conoce.

—No lo creo, porque solo tengo la palabra de un joven con dudosa reputación, ya que prácticamente estas traicionando a tu familia.

El solo soltó una risa amarga, que ni a Gus le gustó, ni mucho menos a Victoria.

—No traicionas a tu familia cuando deja esta de ser la misma —Se limita a decir, acercándose más a Victoria.

—Creo que a mi hermano no le gustara esto —dijo ella mientras el apoyaba su cabeza en su cuello.

—Pero creo que le pueda gustar esto.

Saco un aparato USB del bolsillo de su pantalón y se lo entrego en la mano.

—¿Qué es? —preguntó mientras su respiración se mezclaba con la de Frederick.

—Algo que necesitan revisar, lo necesitaran —asegura al ver la mirada exceptiva de la rubia—. Y luego hablamos —Abrazó a Victoria por su cintura eliminando toda distancia.

—Esto no será gratis —asegura Victoria acariciándole la mejilla.

—Supones bien.

—Yo no supongo, yo afirmo —Sonrió bajo y oscuro camuflajeandose sus rasgos en las sombras que los abrazaban.

—Entonces espero que confirmes lo que te digo y luego hablamos de negocios, señorita Faz.

Se detuvo al rozar sus labios con pereza, más no tardo en tomarlos como suyos y beber de ellos, robándole una exclamación de sorpresa a Victoria quien se lo devolvió ansiosa por la carga de tensión.

No pudo hacer más, el joven Frederick se obligó a romper el contacto regalandole una mirada a Victoria antes de marcharse con rapidez.

Gustavo, al ver toda la escena se levanta para ir a la sala, sin pensarlo golpea la pared una, dos y tres veces hasta que sus nudillos duelen y tiene una hemorragia capilar, la cual es leve.

Gustavo se limpia y repite que todo estará bien, pero una voz lo deja en el limbo.

—¿Qué paso, tavo?

Ella estaba preocupada, porque escucho los golpes, los gruñidos y la agitación de su respiración. Nerviosa de que a ellos les hubiese pasado a algo o mejor dicho a él en este caso.

—Nada, atardecer. Solo un pequeño inconveniente en la cocina. Lo normal  —responde el, luego de tomarse el relajante muscular para la segura inflamación que tendría. Aunque pese a la ligeras punzadas que sentía, se emocionó por escuchar preocupación por parte de la rubia.

—Sinceramente se que no sucedió algo malo, porque si no, no estarías hablando tan tranquilo conmigo ahora, y tomando en cuenta que el único que tenia visión y audición eras tu, es sencillo deducir que te enfureciste, pero eso es raro en ti. Tienes años que no reaccionabas asi.

Es verdad cuando Gustavo Caliz era mas joven, en el pleno apogeo de los aprendices, el se escapaba, iba a fiestas, bebía... Era un genio desastroso, pero con los sucesos que marcaron a los seis, la partida de su mejor amiga, los secretos que descubrió de Victoria y la importancia de su papel en esa mesa de poder, se dió cuenta que era necesario que dejara de estar fingiendo ser alguien corriente.

Cerró los ojos frustrado por la verdad y razón detrás de aquella voz.

¿Cómo el admitía la verdad de algo que no tenía el valor de confesar?

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