39. Deleitante venganza

Nos lanzamos a la cama, besándonos desenfrenados, Maik agarra el lubricante que consiguió de la habitación de su hermano. Tenemos la suerte de que está nuevo y sin uso, así que hay bastante en el frasco.

Necesitamos mucho.

Mi corazón se mueve a gran velocidad, teniendo en cuenta que ya no hay ropa y este no es mi cuerpo, me pone de los nervios. Sin embargo volver a sentir a Maik también me hace erizar la piel, aunque de una buena manera.

Los dedos de Maik hacen maravillas con esa sustancia grasosa al aplicarla, entonces cuando el calor ya se hace insoportable y cree estar seguro de sus acciones, se pone el preservativo, para acto seguido, unirse a mí.

No vamos a mentir, me dolió un poco, pero creo que esta vez la posición es la correcta.

"¿Ahora es cuando te partes en dos?"

¡¡Cállense!!

—Es tan raro y estrecho esto —opina Maik avergonzado.

—No hables, bésame.

Se ríe, entonces une sus labios con los míos, segundos después el movimiento comienza a sentirse sobre las sábanas, y las caricias no se hacen esperar. Algo que no ha cambiado, es el ruido que podemos generar juntos en una habitación. Combinamos muy bien a decir verdad, nos complementamos.

A la mañana temprano, me despierto, me duele mi colita, pero no me arrepiento, de hecho creo que podría repetir justo ahora, mi cuerpo todavía siente la excitación. Me levanto rápido de la cama, para ir a la ducha y quitarme este calor de encima. Volver a hacerlo, como en otras veces cuando era chica, no creo que este en las ideas de Maik.

Un brazo se cruza en mi camino, cuando quiero pasar la puerta del baño, y me doy cuenta de que mi pareja estaba allí.

—Auch —Me toco tan solo un momento la nariz ya que fue un choque leve.

—¿Te encuentras bien? —pregunta preocupado aunque sigue sin darme el paso, ya que su mano sigue bloqueando el camino, al agarrar el marco de la puerta.

Lo miro más detenidamente, al prestarle atención, y me sonrojo.

—Estás desnudo —Afirmo lo que veo.

—Tú también —Se ríe.

—Me iba a bañar.

—Que casualidad, yo igual —Me sonríe —¿Me estabas espiando?

—¡Claro que no! —grito alterada.

—Que aburrida, ahora que eres hombre, ya no me espías, que mala.

—Bueno, es que no quiero que te sientas incómodo, ni exigirte —exclamo tímida.

—Ayer nos acostamos —Agarra mi brazo y me mete para adentro del baño, empujándome contra la pared de este —yo creo que esa incomodidad ya se murió —Se acerca a mi rostro con confianza.

Sonrío.

—Bueno, teniendo en cuenta que cambiaste poco a poco, ¿realmente crees que no queda nada?

—No queda nada de nada —Toca mis mejillas con ambas manos, entonces siento sus labios tocar los míos despacio, en un beso tierno y agradable.

Siento sus dedos recorre mi cintura de manera suave al acariciarme. Es muy dulce. Acto seguido se dedica a girarme, para depositar pequeños besos en mi espalda, dándome un cosquilleo, que genera deleite. Se siente bien, es todo un caballero.

"A este ya le gustó el sexo gay".

"Ya lo perdimos ja, ja".

Estas voces me arruinan todo el momento sentimental, con todas sus burlas pervertidas.

"¿No nos crees?"

"Presta atención".

Oigo el plástico del preservativo y mi corazón se acelera. No es que no me agrade, pero es que las voces me sacaron de ambiente, al distraerme con sus comentarios.

¡Así no se puede disfrutar nada!

"Esa es la intención, nos gusta el porno, pero más nos agradan los gritos de sufrimiento, ya nos aburrieron ustedes dos".

Necesito ignorar a esas cosas antes de que me explote la cabeza.

"Ahora te la aplican ¿De qué te estás quejando?"

"Nosotras todavía no decidimos, si queremos aplicarla o que nos la apliquen".

"¿Te contamos alguna vez que casi nos acostamos con Tarik?"

"Fuimos muy pasivas ja, ja".

—Dejen de hablar —me quejo presionando los dientes.

—¿Eliza? —me llama Maik cuando deja de usar el lubricante en mí. No pude disfrutar de sus dedos con esas insoportables cotilleando —¿Todo en orden?

"Nada, aquí esperando el porno repetido, ya que no queda de otra".

Sonrío.

—Solo me preguntaba, ¿cómo hacía Rein cuando se acostaba con Emmet? Soportar a las voces debía ser un calvario, pero ahora que no las tiene, lo deben estar haciendo el triple —lo digo con rencor para que les duela.

"Maldita, malnacida".

"¡¿Cómo te atreves a meterte con la herida?!"

Miro de costado a Maik, ya que mi torso está hacia la pared.

—Cariño, hazme olvidar hasta de mi nombre, porque no quiero escuchar más estupideces de esas cosas.

—Bueno, si me lo pides así —Se muerde el labio inferior.

Cuando me pongo en mala, soy la peor, y eso de algún modo, le calienta a Maik. Se une a mí, haciéndome caso, y creo que veo las estrellas, aunque no me arrepiento. El movimiento es deleitante, más cuando tiene incluido el regocijo de la venganza.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top