33. A solas con el íncubo

Alguien que me diga ¡¿Cómo llegué aquí?! Estúpidas voces, dejen de usar mi cuerpo mientras duermo.

"Es que cuando duermes, estás inconsciente, o sea es más fácil".

Acabo de despertar en el suelo, en frente de un boliche, me duele la cabeza y rápido me levanto del piso, confundida.

—¿Me golpeé? —Me toco la nuca.

"Sinceramente la gente dormida es difícil de hacer caminar".

"Sí, te nos caíste, nada grave".

—¡¿Quieren matarme?! —grito alzando los brazos y luego los bajo por si alguien me ve raro.

"No te quejes, no es como si pudieramos hacerlo todo el tiempo".

¿Ahora ustedes me reclaman? Mejor díganme en dónde estamos. No me gusta este sitio, se ve oscuro, lúgubre, abandonado y no tengo idea de cómo regresar a casa ¡¡Respondan!! ¡¿Por qué estamos aquí?!

"El mensaje de Leik, mandó esta dirección la noche de ayer ¿Ya te olvidaste? Si que eres boba".

¿O sea que va en serio lo del escarmiento?

"Dah, obvio, no seas más estúpida de lo que ya eres".

Estúpidas son ustedes, que van directo a una trampa, y encima me involucran en sus líos, así no se puede vivir.

"Cállate mami, y ponte a trabajar".

Frunzo el ceño.

—No soy su mami.

"Teniendo en cuenta que nos quedaremos con el cuerpo de tu hijo, si lo eres ja, ja".

—No se los permitiré —digo en voz alta sin importarme que alguien me vea. Considerando que esto es una calle sin nadie ¿A quién le importa parecer loca? —¿Y saben qué? Bien, vayamos a esa trampa, seguro desaparecen y se las come un demonio ¡Mejor!

Miro a un costado y otro buscando la puerta de entrada del lugar. Me acerco hasta esta, entonces doy dos golpes a ver si alguien me atiende, aunque parece que no hay ni un alma por aquí, de repente se abre como si nada. Me entra un escalofrío pero avanzo, la puerta se cierra tras de mí y me sobresalto.

—Juro que si no me protegen, las mato —digo nerviosa.

"No nos queda de otra, así que continúa".

¿Por qué mierda me pasa esto? Yo quería una vida tranquila. No sé qué hice de malo para merecer esto.

"Ser una chica aburrida, ¿quizás?"

"Le faltaba un poco de diversión a tu vida ja, ja".

Las ignoro, porque ya siento que me vuelvo loca, cada vez que les contesto, y llego al final del pasillo. En este, visualizo a Nilay, frente a la puerta, o Meredith, no sé cómo se llama la hermana de Max.

Me sonríe.

—Leik te atenderá en un momento, sígueme —Abre la entrada y avanzo detrás de ella.

Afuera parece un lugar abandonado, pero desde adentro parece un boliche funcionando a todas horas. Música fuerte, muchas luces que parpadean, aunque no veo a casi nadie. Al fondo hay otra chica, está sentada sobre la barra, parece excitada.

—¡Hola! —Veo aparecer al demonio a mi lado y me sobresalto. Se mira que no tiene una mano, entonces recuerda —¿Me disculpas un momento? Olvidé algo —Se ríe y hace un chiflido. Veo como una mano sale por debajo de la falda de la chica que está en la barra, camina por todo el suelo hasta llegar hasta él y se la une a su muñeca vacía, agarra un pañuelo de su bolsillo, entonces se limpia, luego lo guarda —¿De qué estábamos hablando?

—Solo la saludó, mi señor —le recuerda Nilay.

—Perdón —Se ríe —es que no recuerdo dónde dejé mis genitales, deben estar divirtiéndose sin mí, seguramente —Hace una pausa —. Me distraen mucho, cuando no sé dónde están —Mira a su sierva —. Ve a buscarlos.

—¿Podrá concentrarse mientras tardo en encontrarlos?

—Claro que sí —Hace una carcajada.

Nilay se retira y me quedo a solas con el raro íncubo.

—Me dijiste que quieres ayudarme —le aclaro —pero no me interesa hacer tratos contigo, solo vine porque no me quedó otra.

—La querida magia negra quiere venganza, ¿eh? —expresa entendiendo —Solo me comí un poquito de ellas, que rencorosas —Ríe otra vez.

—¿Por qué enviaste el mensaje? —Frunzo el ceño —¿Qué estás buscando? Yo no te daré nada.

—Tú quieres soluciones rápidas, yo te las doy —Mueve las cejas —. Además, quiero a esas voces y también deseo ayudarlas, conquistarlas, un pajarito me dijo que quieren venganza contra Darren Wein —Suspira —. Quiero decir, Darlene ¿Por qué me cambiaron el nombre? —se queja.

—Porque se llama Darren, no Darlene —Ruedo los ojos —. Él ya te lo dijo, respétalo.

—¿No respeto ni a mis partes y quieres que respete a un restaurador? —Alza una ceja —Eso es cualquiera, y nefasto —opina.

¿Para qué me gasto en hablar con seres tan oscuros? Ah cierto, estoy obligada a estar en estos sitios.

—¿Quieres bailar? —Ofrece su mano ya que me quedo callada.

No tengo ninguna palabra para decir, las voces al final no han hecho nada de ese escarmiento que iban a hacerle y solo se mantienen en silencio ¿Quién las entiende? Quizás a quién engañaron es a mí.

—No —Niego su ofrecimiento —¿Qué no te gustan las mujeres? Aparte, lávate las manos —exclamo por lo que vi con la chica de la barra —un pañuelo no es suficiente.

Se ríe.

—Tienes razón, mil disculpas —Chasquea los dedos y sus manos desaparecen. Oigo el sonido de una canilla en una de las puertas y cuando se apaga, le vuelven a aparecer en su lugar —¡Listo! Ahora sí, con respecto a tu pregunta —Me agarra de la cintura —eso se puede arreglar.

Toma mi mano y me hace cruzar al centro de la pista, cuando paso una línea que está dibujada en el suelo, veo que tengo mi cuerpo de mujer.

—¿Qué? —expreso sorprendida.

"¡¡Oye!! ¡¿qué te pasa?!"

Hasta las voces han quedado atónitas y no pueden creer lo que estamos viendo. Sí, otra vez hablo en plural ¡¿Qué rayos?!

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