18. Puñal al corazón
"Genial, ahora dile que te besaste con un demonio".
Las voces me recuerdan ese momento, entonces me aparto de manera repentina de Maik. Respiro agitada y mis mejillas se sonrojan por la vergüenza, lo miro fijamente sin saber que decir.
"Lo vas a confundir más de lo que ya lo hiciste ja, ja".
¡Cállense! ¡Dejen de burlarse! Es culpa de ustedes que me acordase de ese pequeño gran detalle.
—¿Qué pasa? —pregunta desorientado —¿Hice algo mal?
Niego moviendo la cabeza.
—Es que hay algo que no te dije, no tiene importancia, pero ahora que nos estamos entendiendo, debería sincerarme.
—No sé si quiera saber...
—¡No pienses nada raro! —lo interrumpo —Es algo muy pequeño y sin sentido.
—Mientras que no escuche que te acostaste con una mujer para averiguar tu sexualidad masculina, todo bien —confiesa un poco bromeando y algo avergonzado, así que me río.
—Claro que no.
De repente llega un silencio incómodo.
—Y bien... —Hace una pausa antes de preguntar —¿Qué sucedió?
Trago saliva.
—Que quede claro que me agarró desprevenida, yo no quería besarlo.
—¿Disculpa? —Alza una ceja.
—Se me mezcló un poco lo que quería decir —digo nerviosa —sonará loco, pero fue lo que pasó, las voces nos mandaron a atacar, controlando gente y... el demonio, ese tal Leik, que llamé desde una tarjeta mágica, me besó para quitarles esa energía y detener el ataque —Hago una pausa —. Decirlo en voz alta suena más descabellado todavía —opino.
Se forma otro silencio.
—Espera ¿Qué? —Analiza lo que aclaré —¿Te besaste con un demonio? —pregunta confundido.
—Él me besó —lo corrijo —y... y... no duró nada, lo juro, no tiene importancia para mí, salvó a todos y ya, nada más —explico.
Frunce el ceño y me sobresalto, pero luego bufa, dejando su aparente enojo.
—Intento entender lo que ocurre, de verdad que lo hago, pero más pasa el tiempo, menos quiero comprender, necesito pensar —Se gira, yendo hasta la puerta de salida, entonces intercedo en su camino —. Por favor —me pide.
Niego moviendo la cabeza.
—No —digo determinada —yo también estoy intentando adaptarme a la situación, no eres el único, así que no te victimices.
—No lo hago, necesito estar un momento a solas, tengo que reorganizar mis ideas.
—Ah no me vengas con esas —expreso enfadada —estuviste solo lo suficiente, no nos vemos ni hablamos hace rato, no inventes excusas baratas.
—¿Cómo puedo hablar sabiendo que mi pareja es un hombre y encima se anda besando con otro? —Se agarra un segundo la sien y luego baja la mano, estresado —Mira lo que me haces decir, disparates.
—¡¿Ah entonces si soy mujer sí me puedo besar con otro?!
—No quise decir eso, ¡Me estás confundiendo! —grita sonrojado —Lo mezclaste todo.
—¡Tú estás mezclando todo! No te exigí que me beses —Mis ojos se humedecen otra vez —solo que me tratases normal, ni la mano me puedes tocar, piensas que te convertirás en gay o algo, no sé —Bufo —. Y para tu información, y grábatelo bien en la cabeza, los únicos labios que me interesan son los tuyos, así que olvídate del beso de ese demonio, te dije que no me importa, solo quería aclarartelo, no que me hagas una escena.
—¿Y cómo quieres que me ponga? —Alza una ceja —¿Feliz? No lo creo, tú insististe en hablar, estás equivocada si pensaste que me quedaría callado para siempre —Suspira —. Intento ser compresivo, pero no me dejas ¿Qué más quieres que haga? No entiendo.
—¡Quiero que dejes que de estar tan a la defensiva, no me evites más! —grito al borde de las lágrimas.
Se hace un silencio interminable.
—Pienso que... —Se hace una pausa y traga saliva para luego aclarar —deberíamos tomarnos un tiempo.
Justo, un puñal directo al corazón.
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