11. La tía Alenah

Tocamos el timbre de la enorme mansión. Supongo que vive mucha gente aquí, ya que veo varios vehículos estacionados. Seyn golpea la puerta una vez más, pero no hay resultados, nadie nos contesta. Darren empuja a Aradia hacia la entrada.

—Prueba tú —Sonríe.

—¿Yo? —dice la brujita avergonzada y se señala a sí misma con su dedo índice. Cuando todos asentimos, toca el timbre —. Bueno, ¿hola?

—¡Ay pero si es Aradia! —gritan animados desde el intercomunicador —¡Pasa!

Se oye un pitido en la puerta, indicando para poder abrirla, así que entramos. Al pasar por un pasillo, una criada viene corriendo y abraza a la brujita. Lo que da a entender, que es quién atendió el portero eléctrico.

—O sea que ni los sirvientes te quieren —me burlo de Seyn, ya que antes él lo hizo de mí.

El rubio rueda los ojos.

—¿A quién le importa?

—A mí —dice Darren apoya la mano en el hombro de su pareja, le sonríe —. No te preocupes, estoy aquí.

—Vale, lo siento —me disculpo —debe ser feo para ti, estar en este lugar —Agito la mano —pero tú te buscaste que te tratará mal, solo te devolví el favor.

—¡¡Auxilio, la gorda me quiere para su sopa!! —grita Aradia y mueve los brazos alterada, mientras sigue siendo abrazada por la sirvienta —¡¡Alguien que me ayude!!

—¡Deje a mi esposa, señora! —Jovan tironea del brazo de la brujita.

—¿Qué es todo este alboroto? —Una mujer con ropa toda negra y apretada sale de una de las tantas habitaciones —¿No puedo estar tranquila un momento? —se queja, es una malhumorada como...

—Es tu mamá, ¿cierto? —Observo a Seyn que evita mirarla, lo cual es una acción parecida, ya que ella lo ignora completamente —¿Usted es la señora Alenah? —le pregunto directo y sin rodeos.

—Sí, soy yo ¿Qué quieren? —exclama de manera tosca, mientras se observa las uñas, casi sin prestar atención a lo que le decimos.

—¡Tía! —Se suelta Aradia cuando la criada se asusta de la presencia de la que parecer la dueña de la casa, y se acerca hasta esta —Necesitamos tu ayuda, es algo que tiene que ver con la magia —dice tímida —. No estoy loca y lo sabes.

La mujer entrecierra los ojos y luego se da la vuelta.

—Dejen las drogas y vuélvanse a sus casas.

—¡Pero también es su casa! —Darren señala a Seyn —¡Y aquí nadie se droga! —Se queja y pone sus manos masculinas en su cintura —Ni siquiera Ace, aunque esté un poco pirado últimamente.

—Ace siempre está chiflado —opina Seyn.

—Más de lo normal —lo corrige.

—¡Ya lárguense de mi casa! —Sigue estando arisca Alenah.

—¡Pero tía! —grita Aradia —Necesitamos sacar magia negra del cuerpo de ella —Me señala —¡Fue convertida en chico!

—Dejen de inventar cuentos estúpidos y regresen a sus casas, he dicho —dictamina.

—No hay ningún cuento estúpido, dile Seyn —Darren mira a su pareja —. Cuéntale sobre tu recuerdo, ese que te borraron de la memoria.

—Pues yo... —El rubio la mira pero baja la vista cuando ve que su madre lo observa —. Tú hablabas con la tía, sobre traer la magia a la familia, la catástrofe y...

—No sigas hablando —lo interrumpe —me recuerdas a tu padre, que horror —Se gira otra vez —si vas a molestar con tu presencia, moléstalo a él.

Seyn se queda callado y Darren frunce el ceño, entonces de repente comienza a cambiar de forma, la ropa le queda grande y su cabello le crece, la mujer alza una ceja al verlo transformado en chica.

—¿Un restaurador? —expresa sorprendida.

—¡Ajá! —grita Aradia y la señala —¡Descubierta! —Aplaude —Ahora tendrás que ayudarnos.

—Yo...

—¡¡Seyn!! —grita una voz desconocida para mí, pero no para el nombrado —¡¡Hola retrasado!! —La chica alta y rubia lo abraza —¡¿Qué hace aquí mi lindo y hermoso hermanito menor?! —Le hace un coscorrón en la cabeza.

—¡Ah Jane, suéltame! —grita y forcejea el perjudicado —¡No me hagas golpearte! —se enfada —¡Ay! —se queja, se le va salir la vena del enojo.

—¡Oh violencia de género! —Se aferra con ambas manos —¡Ya dime quién es la afortunada!

—¿Hablan de la boda? —pregunto un poco curiosa pero luego aclaro al reaccionar —¿Pueden pensar en eso después? No es momento.

—La famosa hermana que nunca está en su casa —acota Darren y se ríe —¿O sea que es a ella a quién no logras superar? Cuánta admiración —Pone la mano en su corazón —¿En qué es en lo que más le ganas?

—Carreras de autos —Sonríe ampliamente la rubia.

—¡Jo! Quiero probar eso —Alza más manos —¡¿Dónde me anoto?! —grita animado.

—¡¡Oye!! —reprendo a Darren y señalo a la madre de Seyn —Tenemos un asunto aquí, ¿lo olvidas?

—¿Eres tú la afortunada? —Jane le pregunta deduciendo rápido al acercarse —¿Por qué tienes la ropa tan grande? ¿Cómo te llamas? —Alza la voz —¡¡Quiero saber todo!!

—Soy Da... —Seyn le tapa la boca nervioso.

—Es Darlene —responde por él y el restaurador no está contento, ya que frunce el ceño —¿Nos disculpas? Tenemos que terminar de hablar con mamá.

—¡La aburrida de mamá puede esperar, quiero saber sobre la boda! ¡¿Cuando es?!

Darren está enfadado.

Se va a desatar la tercera guerra mundial y aún no convencimos a la señora Alenah.

—Despues hablamos de eso, espérame afuera —insiste el rubio mientras que el enojo de Darren crece en desmedida, está rojo de furia, pero espera a que se vaya la hermana, para luego pegarle un codazo a Seyn —¡Auch! —Lo suelta, adolorido.

—¡¡¿Te doy vergüenza?!! —el restaurador se gira gritándole furioso —¡¡Responde!! —exige ya que su novio se queda callado.

—No es lo que crees, mariposa.

—¡¡Mariposa las bolas!! —Lo empuja y sale corriendo.

—¡¡Espera, Darren!! —Lo sigue.

—¡¡¿Lo olvidas?!! —grita indignado e imita la voz de Seyn —¡¡Soy Darlene!!

—¡¡No se vayan!! —Me tiro de los pelos.

—Seyn no aprende más —opina Jovan y luego me mira, entonces me sonríe —. No te preocupes, nosotros nos encargaremos —Incluyendo a su esposa también.

—Gracias —Voy a llorar. Lo agarro del brazo —. Por eso eres mi mejor amigo.

—¡Abrazo de la amistad! —grita Aradia y hace lo que dice, luego levanta el puño  —¡Ahora a buscar a la tía que se escapó!

Cierto, Alenah se ha ido y ni nos dimos cuenta, mierda.

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