Segundo matrimonio


Me cuesta creer que aun sigan ahí,en serio,me cuesta. Quería que oyeran mi versión de los sucesos,pero realmente no pensé que la soportarían.

Bien por ustedes,mentes curiosas...

Pero saben algo,la curiosidad mato al gato.Y esto no lo saben,pero el gato tuvo una muerta lenta...

Así que si no quieren ver morir a su inocencia,no continúen...Porque lo que sigue es aun peor,y quien sabe, quizás llene sus cabecitas de ideas oscuras,sus corazones de retorcidos sentimientos y su cuerpo de prohibidos deseos...

Están advertidos,ahora corre por su cuenta...


Fue increíblemente fácil seducir a Margareth a nuestra trampa.Porque claro¿Que mujer resistiría esa mirada celeste,tan intensa y seductora?¿Quien no se dejaría embaucar por esa sonrisa tan sensual como misteriosa?¿Quien podría resistirse a esa belleza tan cautivante?

Nadie,el es nuestra mejor carta,la ganadora.Thomas es el oasis al que se arrojan desesperadas en el desierto,pero que pena que este espejismo esconde detrás suyo a la misma muerte.

Es sábado,mi hermano y su novia(Pues ella ya lo es)salieron a dar un paseo.Yo me quede en casa preparando ese te que tanto le gusta a mi futura cuñada.

A las 5 escuche la puerta abrirse y supe que ya habían vuelto.

-Lucille,llegamos-me anuncio Thomas-¿Donde estas?.

-En la cocina am...Thomas-le respondí,corrigiendo aquella palabra rápidamente.No quería que Margareth sospechara,no es que fuera muy astuta,pero prefería ser cuidadosa.

Mi cuñadita entro a la cocina sonriendo,se veía bastante bonita,debo decir,con un vestido floreado hasta las rodillas.Desde que comenzaron a salir hace 3 meses,ella había bajado unos 7 u 8 kilos y se veía muy radiante.Era por Thomas claro,ella estaba perdidamente enamorada de el,y quería retenerlo.

-Hola Margareth-la salude con fingida alegría de verla-Estoy preparando te¿Quieres una taza?

-Si,me gustaría...me viene bien,no me he sentido bien del estomago últimamente-me respondió.

-Uhmm...no me asustes ¿Thomas y tu no querrán hacerme tía tan rápidamente, no?-le pregunte.

Odie cada palabra,solo hacer mención a eso me revolvía el estomago,pero debía saber.

-No-dijo muy ruborizada-Nosotros no...ya sabbes...no hemos tenido nada de eso.

Nada.Eso sonaba como debía sonar,Perfecto.Ninguna de estas insignificantes mujercitas tendría mas de Thomas,de lo que yo estaba dispuesta a dar.

-Oh,me parece bien,es mejor hacerse desear...¿ No te parece?-dije con fingida complicidad.

¿Thomas desearla?...Que chiste mas gracioso

-Si,eso creo-respondió inocentemente.

Poco después lleve el te a el comedor,donde mi amor ya estaba sentado en la mesa.Al mirarme me dio una de sus encantadoras sonrisas,y yo le correspondí con cierto disimulo.

-Lucille...Hay algo de lo que queremos hablarte-me dijo Thomas al sentarnos en la mesa.Justo como lo habíamos planeado.

-¿Si?...Soy toda oídos, díganme que quieren contarme-les dije mirando a ambos y fingiendo,y muy bien,no saber de que querían hablarme.

-Bueno-dijo Thomas mirando primero a Margareth y después a mi-Vamos a casarnos-.

Luego de que mi hermano dijera esto,mi cuñadita soltó una risita nerviosa.

-Oh...¿En serio?...pero,no les parece un poco precipitado,puedo ver que se aman(Ya lo dije voy a vomitar)pero no se,¿No les parece que toda va muy rápido?-.

-Quizás un poco,pero yo no tengo a nadie y Thomas solo a ti,seria bueno convertirnos en una familia,aparte de eso,nos amamos y estamos seguros de pasar el resto de nuestras vidas juntos-dijo una sorprendentemente decidida Margareth.

El resto de tu vida, pequeña-pensé en ese momento-Un resto que no es mucho,en realidad casi no es nada.

-Muy bien,si ya lo decidieron,no seré un estorbo,supongo que solo me queda felicitarlos-dije y sonreí con una emoción que obviamente no sentía,pero que pareció muy sincera.



Esa noche,Thomas y yo nos bañábamos juntos en la gran bañera,en el cuarto de baño que estaba junto a nuestra habitación.

-Y para cuando sera el gran día?¿Ya pusieron fecha?-le pregunte a Thomas mirándolo de costado.El estaba sentado  y yo entre sus piernas,mientras sus manos me enjabonaban la espalda y el cuello.

-No,pero mañana vamos a fijarla, veré que sea la mas cercana posible-me respondió el.

-Muy bien amor...ahh Thomas,no hagas eso,estamos planeando-le dije al sentir que sus manos bajaban de mi cuello a mis senos para acariciarlos.

-Creo que entonces no deberíamos planear desnudos y en la bañera...Eres hermosa,me es imposible no tocarte-dijo siguiendo con la osada caricia.

-Uhmm,es que las ideas me fluyen mejor cuando te tengo tan cerca-dije,obviamente algo sin fundamento,por no decir que adoraba estar así con el.

-Tus ideas fluyen mejor cuando estoy detrás tuyo-dijo el provocativamente mordiéndome ahora el lóbulo de la oreja.

-Delante, detrás,encima,debajo...no importa como,solo me importa que seas tu...Soy yo solo cuando estas tu-dije volcando mis sentimientos en cada palabra.

-Eso sonó hermoso...te amo Lucille...mucho-me susurro.

En ese momento me perdí,como siempre hacia cuando el me lo decía,esa palabra me vencía,me conquistaba.

Me voltee en el agua y me puse frente a el.

-Thomas..Quiero que me prometas algo-le dije con seriedad.

-Si,lo que sea-me respondió con voz firme.

-Ya sea esta la ultima vez que hagamos algo así,o si hay otras mas,nunca...pero nunca vas a enamorarte de ninguna de ellas...prometemelo-le inste con fervor.

-Nunca Lucille...nunca voy a enamorarme de otra mujer que no seas tu...Tu eres mi todo,lo prometo-.

Suspire,le creía.Thomas solo me amaría a mi,no había ni habría en su corazón, lugar para nadie mas.

Luego de ese juramento nos besamos.Fue un beso dulce y tierno,un beso de enamorados.

No importaba el apellido,ni la sangre que compartíamos,solo importaba el amor que nos teníamos.ese amor sobrepasaba todo y era inquebrantable.



Los días corrieron para alcanzar a la presa,para susurrar a sus oídos una melodía tétrica,para arrastrar su ingenua alma a una eternidad en pena.

El calendario conto dos meses,era primavera.Viajamos hasta Francia,con alguna excusa patética para ella,pero sabiendo que solo queríamos evitar sospechas sobre este nuevo enlace.

En esa pequeña y sencilla boda,solo estuvimos los tres.

En el pequeñísimo festejo que hicimos en el hotel,solo estuvimos los tres.

Como únicos testigos de su unión,solo estuvimos los tres.

Pero aunque tres parece poco,para mi eran demasiado.Un numero horrible,desigual,impar,un maldito triangulo que no tenia lugar en nuestras vidas.

Margareth se había sumado a nuestra pequeña familia,eramos tres...pero había llegado el momento de restar...uno.

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