La delicada mariposa.
Esa brisa que va creciendo hasta convertirse en un viento recio soplando fieramente.Ese humo que brota del volcán antes de hacer erupción en un encendido manto.Esas primeras gotas que brotan del cielo antes de que sea descargada una lluvia torrencial.Eso fue ella ese día,esa brisa,ese humo,esas gotas,algo pequeño,casi sin importancia,pero que arrastra todo detrás de si como una devastadora fuerza de la naturaleza.
Lo supe al ver sus dulces ojos verdes,al ver su delicada piel de porcelana,al ver las ondulaciones doradas de su cabello,ella era quien arrasaría con todo lo que yo con esfuerzo y dolor había levantado.La odie,aun lo hago.Siento que mi odio hacia esa inocente rubia no tiene limites,ni final.
Voy a odiarla siempre.
Cuide tanto ese pozo de felicidad del que bebía con deleite,cuide que nadie mas posara sus labios en esa preciada fuente,que nadie bebiera de ella,tanto que...no supe ver que a veces es el manantial inquieto el que quiere darse a probar,y cuando es el y no ellas...
¡Maldita sea!¿Como rayos se puede evitar?
La hermosa joven siguió bajando las escaleras,cual miss haciendo su presentación delante de un jurado.Su largo cabello rubio serpenteado por sinuosas ondas la hacia verse increiblemente angelical.Sus ojos verdes,claros como un mar caribeño,se posaban timidos en todos los concurrentes.Su delicada figura se contoneaba con una gracia tal que parecia flotar en vez de caminar,cual ninfa del bosque levitando entre las flores.
Al fin llego,me desagrado de forma excesiva desde que la vi bajar tan esplendorosamente,y eso que aun no la había escuchado hablar.
-Hija querida... Déjame presentarte a uno de mis mas recientes asociados-dijo el Señor Collins tomándola suavemente de la mano al llegar hasta nosotros-El es Thomas Sharpe...y su hermana Lucille Sharpe.
Ella nos sonrió y extendió hacia mi hermano su pequeña mano.
-Edith Cushing Collins...es un placer-dijo con una vocecita para mi altamente desesperante.
Luego también me la extendió a mi,y yo correspondí el gesto.
-Es un placer...Lucille-me dijo y amplio su encantadora sonrisa.
Era un record,la rubiecita en 2 minutos había logrado darme nauseas con su dulce comportamiento.Parecia una frágil mariposita...una a la que me encantaría arrancarle las alas.
-Tambien es un gusto...Señorita... ¿Cushing Collins?-dije con un poco de extrañeza por el doble apellido.
-Oh si, Cushing era el apellido de mi madre,ella murió cuando yo era solo una niña-me respondió con un dejo de tristeza por el recuerdo.
-Oh cuanto lo siento,pero la entiendo,yo sufrí una pena igual al perder muy joven a mi madre-le respondi riendo por dentro por mi malicioso comentario.
De reojo vi a Thomas rodar los ojos,y a Alan carraspear incómodamente.
Sonreí de nuevo,me encanta incomodar a la gente.
-Muy bien,los dejo, debo ir a atender a los demas invitados,disfruten de la fiesta-dijo el Señor Collins,y se alejo de nuestro lado,Edith se acerco a Alan para saludarlo con un amistoso beso en la mejilla.
-¿Trabajas en la compañia de tu padre?No recuerdo haberte visto alli...Y si lo hubiera hecho sin dudas te recordaría-fueron las palabras que nos dejaron pasmados a los tres.Fueron de mi,y repito mi Thomas,y sonaron tremendamente seductoras.
Alan lo miro con el ceño fruncido,yo con mi cara de asesina despiada y Edith con una escondida sonrisa halagada.
Oh no...¿Thomas no es asi?-dijo y el asintió-Yo soy escritora,escribo para una columna de variedades para un diario...El Magazine Post.
-Vaya...no quiero incomodarte con mi comentario....pero teniendo todo a tu alcance,y aun pudiendo tener algun cargo relevante en la empresa de tu padre...¿Eres una escritora independiente?...Eso es muy destacable-dijo Thomas viéndose muy impresionado.
-Bueno,sabes,siempre creí en lograr lo que quiero a fuerza de mis propios meritos...no teniendo que colgarme de la posición de nadie para lograrlo...ni siquiera si ese alguien es mi padre-sentencio ella muy decidida.
-Eso es admirable...si que eres una chica diferente Edith Cushing-la adulo Thomas,al parecer sinceramente.
Ella en respuesta le dedico otra sonrisita,y una suave caida de ojos,como si fuera una estúpida muñequita.
Lo miraba y la miraba,mientras ellos se miraban.Me arrepentí hasta la médula de haber venido,pero no tanto de no haberlo dejado venir solo.
-Si,muy apreciable tu determinación...Yo creo lo mismo...lo de lograr lo que se desea a merito propio-intervine,solo para conseguir una disimulada mirada de Thomas que estaba entre lo incrédulo y lo divertido.
Me enoje aun mas...Que hubiera matado y robado la fortuna de otros no significaba que no creyera en el desarrollo personal...y en toda esa idiotez de la que ella presumía....¡Que sabia la niñita idiota!Planear,y llevar a cabo mis estrategias tambien era algo digno de apreciación.
-Muy bien,fue un placer conocerlos...unas amigas de la infancia llegaron y debo ir a ponerme al dia¿Me acompañas Alan?-se despidió con alegría,no sin antes meterme el dedo en la llaga-Espero volver a verte Thomas...ya sabes donde trabajo.
La mire irse con una mirada tan intensa que si estuviera hecha de dagas la hubiera dejado en el piso desangrándose y destrozada.Luego me voltee hacia mi otro motivo de furia.
-Espero volver a verte Thomas-me burle de sus palabras y tono-.
El me sonrió a modo conciliatorio y despues agrego.
-No seas tan mala,es agradable-.
-Y tu no seas tan pervertido,tiene como 15 años-dije echando fuego como uno de esos dragones de los cuentos.
-Tiene 21 años,su padre ya me había comentado algo de ella.
-Ah eso cambia todo...ahora si puedes seducirla sin problemas-respondí con sarcasmo.
-Lucille,no pienso seducirla,solo me agrada eso es todo...No puedes ser tan posesiva siempre hermana-dijo y luego se acerco mas a mi para susurrarme-Si amas algo dejalo libre si vuelve a ti es tuyo,si no nunca lo fue.
Lo volvi a mirar con la ira desatada del infierno entero...¿Que diablos me acababa de decir?.
No le volví a hablar en toda la noche. Compartí algunas palabras con las superficiales esposas trofeo de algunos empresarios y unas mas con el Señor Collins a quien encontré nuevamente.
Bastante temprano nos retiramos.Mientras conducía Thomas me miraba de reojo.
-No piensas hablarme...estoy castigado o algo por el estilo-me dijo despues de un rato examinándome.
-No...es solo que no quiero asfixiarte...como dijiste eres libre-dije con un tono tan enojado que cortaba el aire.
Thomas negó con la cabeza y se rió bajo.
El resto del camino seguimos en un completo silencio.
Apoyada en la ventana,mi cabeza hervía y se agitaba con pensamientos nada pacificos.
Si la chiquilla quería guerra,la tendría.Y yo no era de las que retrocedían,mucho menos de las que perdían...Si ella era una astuta mariposita...¡Vaya coincidencia!...Yo soy un sapo hambriento al que le encanta incluir en su dieta...a este tipo de insectos.
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