Día 2: Sentencia floral
Universo alterno
Prompt: Flores
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Los ojos carmesí se fijaron con gran intensidad en la ventana del edificio que tenía enfrente, desde el techo donde estaba. Paso sus dedos por la navaja de la daga que tenía entre sus manos con gran fascinación. Brillaba por las luces del techo y reflejaban sus orbes rojos sedientos de sangre.
Adoraba la sensación del filo cortando la carne o adentrándose al cuerpo con facilidad. Esa era una de las razones por las cuales era una asesina a sueldo, una de las mejores del oficio. Cuestión por la cual se encontraba en ese techo, espiando a una de las víctimas que había sido lo suficientemente lista para huir de una muerta pacífica.
La ventaja de su trabajo era que tenía total libertad en elegir el método para eliminar a los objetivos asignados. De vez en cuando le gustaba experimentar con diferentes métodos como un accidente, veneno. Aunque de forma normal prefería ir directo a la persona y detener su corazón con sus dagas. Y ver como la vida escapaba de sus ojos, su mayor deleite.
Miró las luces del apartamento encendidas, solo debía esperar un poco más para poder terminar su trabajo. Era conocida en el bajo mundo como Thorn Princess, aquella asesina que jamás había fallado en eliminar a ninguno de sus objetivos. Y que la gente dentro de ese mundo temía, por la forma en la cual operaba. Una vez que la contrataban, Thorn Princess mandaba una sentencia de muerte. Una flor roja aparecía enfrente de ti, señalando que serías su siguiente víctima. Era una forma de jugar y generar el miedo recurrente de cuando sería el momento de que ella vendría por ti.
Las flores rojas eran su seño distintivo, con lo que generaba un terror psicológico.
Había enviado un arreglo especial para ese objetivo, llenando su auto de pétalos y flores rojas, que habían caído cuando fue abierto. Un regalo especial al tratarse de un objetivo particular, alguien por el que habían pagado demasiado para cortar su cabeza. Era un pez gordo de la mafia, el medico cabecera de la familia que se había encargado de salvar a la familia con la que trabajaba, Cassano, además de manipular evidencia y esconder pistas, limpiando escenas del crimen, para evitar que la familia Cassano pisara la cárcel. Además de desaparecer los cuerpos, víctimas de la familia Cassano.
Por eso la habían enviado, para desaparecerlo a él y de esta forma desequilibrar a la familia Cassano, quitando uno de sus pilares más importantes después del consigliere.
Había actuado enseguida, divirtiéndose con un ataque al salir de su auto, en plena calle y una muerte rápida. Sorprendiéndose cuando salió con vida, siendo reforzado por la seguridad de la familia Cassano. Solo había sido un golpe de suerte o eso es lo que se decía. Había lamentado que eso no funcionara, por la teatralidad del delito.
Por eso mismo, en la segunda ocasión, había enviado un ramo de flores a su consultorio, dejando en claro que iría a cazarlo. Decidió experimentar con uno de sus venenos, una muerte rápida y sin agonía, digna de un médico. Grande fue su sorpresa cuando al día siguiente, había llegado a sus oídos de que seguía con vida, lo cual la llevó a suponer que había detectado su veneno. Sorprendida ante su destreza y su sigilo, decidió que era momento de dejar la discreción e irlo a cazar de la forma tradicional.
Para esa ocasión había dejado una flor roja en su departamento, una semana antes, para que se confiara y el miedo lo consumiera al no saber en qué momento se apareciera. Luego de esa larga espera, era momento de actuar. Aunque no podía negar que se encontraba curiosa y frustrada ante la sucesión de hechos.
No recordaba que tuviera un objetivo tan difícil ante sus intentos de asesinato, aunque eso podía ser por que se había tomado la molestia de jugar con él. Ya no tenía tiempo de hacerlo, además al ser un pez gordo de la mafia y difícil de atrapar, la adrenalina corría con fuerza por sus venas para ver la vida escapar de su cuerpo, mostrándose tan vulnerable como todos los demás.
Los ojos carmesí se fijaron con gran interés en como las luces del apartamento se extinguieron. Era su momento. Por lo que sin más, bajó a gran velocidad del edificio por la escalera de incendio. Una vez en el suelo, se pegó en el muro oscuro de enfrente, aguardando solo un poco más. Posteriormente una figura salió del edificio. Sin esperar más lo encaró, viendo como la escasa luz de la calle no le permitía ver el gesto de horror que sus víctimas solían poner. El hombre se detuvo en su sitio y se quedaron uno enfrente del otro unos segundos. Súbitamente el hombre dio media vuelta y comenzó a correr por la calle, perdiéndose entre los callejones.
Sin esperar, Thorn corrió siguiéndolo, impulsándose con sus piernas, pisándole los talones al hombre. Él tomó un bote de basura que estaba cercano y lo lanzó, ralentizando el paso de la asesina, que se detuvo para esquivarlo y volver en su persecución. Giro en el laberinto de callejones que estaba ahí, buscando a su presa. Sus ojos brillando por el placer de ver la sangre correr. Dobló a la izquierda, derecha, derecha e izquierda. Aquel bote de basura había bastado para poner una gran distancia entre ellos, era eso o ese hombre era bastante escurridizo, lo cual no le sorprendía porque era integrante de la mafia.
Sonrió al ver el final del laberinto, terminaba en un callejón sin salida y el hombre miraba la pared, hacia arriba buscando alguna alternativa, pero ambos sabían que no había nada que pudiera hacer para escapar. Thorn caminó lentamente hacia él, viéndolo girar para encararla. Sonrió divertida ante esa carrera y como siempre lograba cazar a sus víctimas. En un rápido movimiento acortó abruptamente la distancia, apoyando la navaja de su daga en la garganta del hombre, haciéndolo levantar el rostro.
Quería ver el miedo en los ojos de su víctima y ser la última persona que lo viera con vida. El color rubio se hizo visible cuando el sombrero cayó por el movimiento de la fémina. Eso fue perfecto para poder ver el rostro masculino que había estado oculto entre las sombras de su sombrero y por la poca luz que había ahí. Los ojos carmesí buscaron los contrarios hasta encontrarlos por primera vez.
El color celeste la encontró y su corazón se detuvo de repente al visualizarlo.
En primera instancia por el hecho de que en esos ojos celestes no había ni una pizca de miedo, como esperaba ver. Simplemente resignación y decisión. No iba a suplicar por su vida como muchos otros y no pensaba escapar, cuando lo evidente era que fuera donde fuera, ella terminaría encontrándolo. Sin embargo, lo que detuvo su corazón por completo dolorosamente, fue el reconocimiento.
Había visto sin fin de ojos apagándose al ser asesinados. Impregnados de terror, miedo, suplica y sobretodo de hombres con el iris profundos e impregnados de malicia, penumbra y locura, la arrogancia de los hombres que aún en sus últimos momentos no perdían la dignidad ni se arrepentían de sus actos. Esos eran los hombres que más le gustaba masacrar, aquellos que habían cometido actos viles, como asesinar a inocentes.
Ella misma no era una buena persona, pero siempre iba por objetivos corruptos, que habían asesinado a gente inocente o integrantes de la mafia que habían erradicado hectáreas de tierras. A pesar de que ella era una asesina, se veía a sí misma como una sombra con la capacidad de devorar el alma de los seres despreciables.
Ese siempre había sido su filosofía en el ámbito laboral, pero su mente se movió con rapidez a tres años atrás. En una de sus misiones donde habían organizado una trampa para ella. Y había muchos hombres esperándola, asesinos profesionales, para acabar con ella. Había peleado con todo lo que tenía, pero había sido superada en número, obligándola a huir, con herida enorme en el costado derecho, que no dejaba de sangrar y que prontamente llevaría a su muerte. Una vez que había estado lo suficiente lejos, caminó por los callejones con la vista borrosa, sujetándose de la pared y con la mano libre intentando mantener unida la carne de su abdomen, pero sabía que era su fin.
Justo cuando las fuerzas de sus piernas la abandonaron, espero el suelo golpear su cuerpo maltrecho. Sin embargo, al abrir nuevamente los ojos unos ojos azules celestes la acogieron, eso fue lo último que había visto. Tiempo después había despertado, en una cama, con un gran vendaje en su costado. Había sido recibida por esos ojos celestes que pensó que había imaginado en su lecho de muerte. Sin embargo, ahí estaban, contemplándola con gran intensidad. Él curo sus heridas lo suficiente hasta que ella pudo moverse. Jamás le preguntó su nombre, quien era o como se había hecho la herida. Sin saber nada de ella, la había ayudado, salvando su vida.
Cuando Yor pudo ponerse en pie gracias a los cuidados del hombre, desapareció una noche, con gran sigilo, sintiéndose contrariada sobre ese hombre y sus intenciones. No ganaba nada del hecho de salvarle la vida, si hubiera sabido que era una asesina posiblemente no la hubiera ayudado. Nunca le agradeció pero esperaban que por el bien del hombre, jamás volvieran a encontrarse. Aunque de vez en cuando lo recordaba con gran aprecio.
O eso era lo que había esperado, pero ahí estaba ese hombre, enfrente suyo, con la mirada más tranquila, como si aceptara su muerte a manos de ella. Su corazón desató una carrera desquiciada. Algo inaceptable para ella, siendo una asesina tenía que estar en completa tranquilidad, sin alterarse o sentir nada. Intentó apartar la mirada para poder recobrar su atención y recordar sus órdenes al respecto, pero no pudo apartar la mirada de ese mar profundo, intenso y abrumante.
La daga en su garganta tembló ante la incredibilidad de la fémina de volver a ver ese hombre. Ahí entendió que ese hombre tiempo atrás la había curado tan bien debido a que era un médico. La sorpresa en ese momento era que siendo de la mafia, la había ayudado, cuando la mafia solo ayudaba a los suyos, era algo que todo el mundo sabía.
Lo que le había quitado el aliento no era la ausencia de miedo ni el reconocimiento, más bien era su mirada. Aun sabiendo quien era ella, sabiendo lo que había ido a hacer, sabiendo que él era su objetivo, sus ojos...aquella mirada no hacía más que abrazarla con intensidad, hasta alcanzar su maltrecho corazón.
Sacudió la cabeza, presionando los dientes con fuerza y presionando más fuerte la daga en el cuello, causando que la sangre corriera. Pero la presión cedió y su pecho golpeó con fuerza, presa en una lucha interna sobre el deber hacerlo por órdenes y lo que ella misma quería.
Le había salvado la vida en el pasado, le había dado esperanza y la calidez que en ese momento no sabía que necesitaba con sus gestos de preocupación al cuidar a una extraña. Él desató una corriente de electricidad en su interior que no podía apagar. La adrenalina hacia latir su corazón con violencia, solo podía escuchar los latidos en sus orejas, mientras se ordenaba a si misma atravesar la garganta. Tragó saliva en un intento de pasar el nudo en su garganta. Sin tener la posibilidad de escapar de esa abrasadora mirada celeste, que estaba quemando su interior.
Su corazón se detuvo y por primera vez como asesina a sueldo, Thorn Princess retrocedió, dejando viva a su víctima. Mordió su labio inferior maldiciendo y sin esperar más, dio media vuelta, reprendiéndose a sí misma y sintiendo su pecho siendo sujetado por esa calidez inexplicable que la sola mirada de ese hombre podía causarle.
No podía matarlo, no a él, aunque sabía que eso podía costarle su propia vida.
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Estoy bastante inspirada, además que llegue tarde a la actividad, necesito ponerme al día. Así que estaré actualizando con frecuencia aca. Mi meta son tres escritos hoy, van 2. Mañana traeré tres 3 y el domingo finalizar con dos.
¡Saludos!
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