2. Shin Soukoku
Era un día lluvioso aquellos días que tanto disfrutaba, miraba por la ventana como las flores del jardín eran rociadas por el agua, como el olor a tierra mojada llenaba sus fosas nasales y como esto le traía una gran paz.
Tranquilidad era lo que necesitaba, claro que sus fosas nasales se llenaron de un olor peculiar que conocía muy bien, sonrió y se estiro, era hora de bajar del ático
- Jinko, Jinko ¿Dónde estás? –
- Akutagawa – dijo el chico sonriente mientras bajaba del ático – tardaste
- No tarde tanto, además no puedes estar mucho sin mí – dijo el azabache
- No, no puedo – sonrió el albino - ¿Qué trajiste?
- Conseguí nuevos proveedores, además, parece que conseguí un collar que hará que no tengamos que estar tan pegados
- Eso no es justo Ryunosuke, me gusta pasar tiempo contigo
- A mí no
- Eso no lo dices siempre
- Lo digo siempre Jinko – dijo molesto el chico y suspiro – como sea ¿Dónde estabas? ¿de nuevo en el ático?
- Me gusta ver las flores mojándose y... no me gusta estar encerrado
- Infórmame que averiguaste hoy – dijo Akutagawa cambiando el tema
- Escuche que en la madrugada explotaron una discoteca, esa que fuimos anoche
- ¿la hicieron explotar? – pregunto el azabache
- Si, ¿no es extraño?
- No, no lo es – dijo mirando unos papeles – parece que alguien quiere matarnos como nos dijo el informante
- ¿vamos a pelear?
- Vamos a hacerlo a nuestra mejor manera
- ¿hay opción?
- No la hay Jinko – tomo la mejilla del albino y sonrió – vamos a matarlos a todos y jamás volverás a estar encerrado ¿de acuerdo?
- S-si...
"Jinko" Era el apodo que le había dado el azabache al albino, Atsushi era su nombre y no le importaba ser llamado "Jinko" mientras fuera llamado por Akutagawa, pues incluso cuando se conocieron el azabache le dio un significado a aquel apodo y ahora a su vida.
Akutagawa tomo su fiel saco largo negro, Atsushi por su lado había tomado una capucha negra, suficientemente larga para tapar su torso y su rostro con el sombrero, pues el albino era la clave de sus transacciones, Akutagawa llamo a su habilidad "Rashoumon" era la tela de su mismo saco negro quien se enredaba en el cuerpo del albino y hacia al mayor subir en su espalda como si de un caballo se tratase
- Vamos Jinko, debes ser rápido – dijo Akutagawa
- Lo sé – suspiro – cierra la boca está vez ¿quieres? – dijo el albino burlón
Esta vez fue turno de Atsushi dejando salir sus extremidades de tigre en sus piernas, comenzó a correr a gran velocidad dejando rápidamente el bosque donde ambos vivían y llegando al centro de la ciudad en un respirar, entre edificios y sombras se movía Atsushi, la lluvia les ayudaba a solo parecer un viento fuerte que pasaba
Llegaron al puerto donde Akutagawa rápidamente amenazo a varios mercantes, necesitaba información de quien los quería muertos, pues sus nombres jamás habían revelado incluso a su corta edad, conocían el peligro de vivir en la ciudad con mayor cantidad de criminales "Yokohama"
Atsushi cubría su rostro, fue cuando sus ojos de tigre captaron algo curioso, un par de chicos que iban llegando al lugar donde se encontraban, Atsushi solo le basto hacer un pequeño sonido para hacer que Akutagawa terminará sus amenazas y callara al mercantil atravesando su Rashoumon en el cuerpo del hombre
Mientras se iban de aquel lugar Akutagawa decidió hablar usando a Rashoumon de parabrisas contra el fuerte aire que iba a su cara
- ¿a quién viste? – pregunto el azabache
- Un chico castaño y un chico de cabello anaranjado
- Ellos son criminales conocidos, en ellos debemos aspirar Jinko
- ¿Por qué?
- Ellos son Soukoku
- No tengo idea de lo que hablas Ryu – dijo el albino
- Deja de correr – pidió el azabache y el albino se detuvo mirando al azabache bajar de su espalda – comamos tu favorito, Chazuke
- ¿en serio?
- Si – dijo el azabache tosiendo ligeramente
- ¡SI! ¡VAMOS! – dijo el albino alegre mientras caminaban tranquilamente por el parque en el que habían quedado
Akutagawa y Atsushi eran chicos normales que disfrutaban de la sencillez de la vida, claro está que entre los barrios bajos eran poco conocidos pues Atsushi siempre llevaba su rostro tapado y Akutagawa normalmente no daba la cara, al menos que necesitase de información y después los mataba, era algo que habían aprendido el mismo día que se conocieron: "la sociedad te verá caer y una vez en el suelo te pisoteará" así que ellos decidieron ser los pisoteadores
Atsushi disfrutaba de su plato de Chazuke mientras Akutagawa de un plato de sopa de algas, mientras Rashoumon vacía los bolsillos de los comensales y por supuesto cuando ambos chicos salieron del lugar Rashoumon también se encargó de vaciar la caja registradora
Su ida al parque fue igual, Atsushi disfrutaba de un helado mientras Rashoumon saqueaba y Akutagawa vigilaba del albino pues pareciera o no el azabache era mayor y llevaba años cuidando del albino
Fue solo un momento que se separaron y una estruendosa explosión se hizo presente cerca de Atsushi, Akutagawa llego de inmediato a los hechos pero no había rastro de nada, debía sacar de allí rápido a Atsushi pues su habilidad le quitaba cualquier herida en cuestión de minutos
- Te dije que los teníamos
- ¿Cómo los hallaste tan rápido?
- Había que seguir el olor a sangre del mercante
- Qué asco
Akutagawa había llevado a Atsushi a uno de sus mejores rincones, un edificio abandonado detrás de unos edificios cercanos al parque, Atsushi todavía se retorcía del dolor por las quemaduras, su habilidad aun no hacía efecto y Akutagawa suspiro
- Te dije que nos querían muertos – dijo Akutagawa – debemos evitar venir tanto a la ciudad
- S-si – respondió el albino adolorido
- Estarás bien Jinko, esperemos a que pase – dijo el azabache acariciando la frente del albino
- ¿esperar? Esas quemaduras son de tercer grado ¿no necesitan un hospital? – se escuchó una tercera voz
Entre los escombros, aparecieron, la leyenda Soukoku estaba frente a ellos, el rey borrego y el rey torturador, Akutagawa los miro sorprendidos, sus descripciones eran exactas, un castaño de buen parecer, ojos cafés claros y una sonrisa impecable, llevando su cuerpo lleno de vendas, muchos dicen que las usa para torturar y otros que sus vendas cubren tatuajes de prisiones y heridas de grandes batallas. A su lado, con unos 15 a 20 cms menos que el castaño, más su altura no has de mencionar, el chico de cabello anaranjado y ojos azules más temible de todos, se dice que sus habilidades en artes marciales superan a los mismo ninjas
- Ustedes son Soukoku – dijo Akutagawa mirándolos
- Por supuesto – sonrió Dazai - ¿Quién de ustedes es "Jinko"? – pregunto el castaño con su sonrisa impecable, pero su respuesta no llego
- Parece que no hablaran – dijo Chuuya acercándose
- ¡Vámonos! – grito Atsushi desesperado
- Cálmate Jinko – dijo el azabache viendo de reojo a Atsushi
- Oh, así que el herido es Jinko – dijo Dazai sonriente – no tienen que estar asustados
- Son Soukoku – dijo Akutagawa mirándolos – ustedes... son los más temibles criminales
- si tienen tanto miedo ¿por qué hacen cosas que no deben?
- ¿Qué? – preguntaron ambos menores
- Jamás nos hemos metido en su camino – dijo el azabache mirando a ambos mayores
Chuuya se cansó y de inmediato tomo del cabello a Akutagawa mientras aplastaba el estómago herido de Atsushi
- ¡Jinko! – grito Akutagawa al escuchar al albino gritar y miro a Chuuya – ¡suéltalo, suéltame!
- ¿o qué? – pregunto Dazai acercándose
- ¡Rashoumon! – le llamo haciendo a Chuuya apartarse pero a Dazai tomar la delantera
- Así que no me equivoque, realmente es la tela de tu ropa – dijo sonriente
- ¿co-como detuviste a Rashoumon?
- Ustedes son como nosotros, chicos con habilidades – sonrió Dazai – mi habilidad me permite cancelar cualquier habilidad al tocarla
- Diablo – le llamo Atsushi y Akutagawa sonrió, eso significaba que la regeneración de Atsushi le permitiría seguir y huir de aquel lugar
- Lo siento, debemos irnos – dijo el azabache mientras era jalado por Atsushi y salían a gran velocidad
- Como lo pensé – suspiro Dazai y miro a Chuuya
- Es mi turno – sonrió Chuuya tomando su sombrero – te llamaré
En un instante Chuuya uso su habilidad y comenzó a perseguir a Atsushi, pues aun con su habilidad la de Atsushi le llevaba ventaja, Dazai iba caminando tranquilo esperando un mensaje de Chuuya, había decidido ir por un helado.
Por otro lado la persecución continuaba, Atsushi corría lo más rápido que podía mientras llevará a Akutagawa, y Chuuya les seguía a una distancia considerable pues su habilidad no le permitía llegar tanto si no los tocaba antes, decidió esconderse y fue cuando los menores pudieron detenerse ligeramente, Chuuya no era nada tonto, aviso a Dazai de su plan y posición, así que los siguió a escondidas hasta una casa en el bosque.
Dazai había tardado una hora en llegar a aquel lugar, Atsushi estaba asustado y Akutagawa también, sobre todo por el castaño ¿Cómo se habían puesto en el camino de aquellos dos criminales tan peligrosos? Atsushi se dio cuenta y se asustó aún más alertando al azabache
- ¿Qué pasa Jinko?
- Ellos... es-están afuera
- Entiendo – tosió Akutagawa - ¿recuerdas lo que viste en la película que vimos en navidad?
- S-si
- Pues llego la hora de hacer lo mismo
- ¡Si!
Chuuya miro a Dazai y este estaba serio, no entendió la situación y no se contuvo de preguntar
- ¿Por qué no entramos?
- Están tranquilos – dijo el castaño – el chico, Jinko, se dio cuenta cuando llegamos aquí
- ¿en serio? ¿Qué tipo de habilidad tiene? – se preguntó Chuuya
- Aun no estoy completamente seguro – dijo Dazai
- Entremos – dijo Chuuya – no importa lo que hagan, los mataremos
- Tienes razón, pero por algo los proveedores comenzaron a compararlos con nosotros, no seas precipitado Chuuya
- Entiendo – suspiro Chuuya – vamos loco suicida
- Claro borreguito
El Soukoku sonrió entre ellos y comenzó su firmecaminar hacia la casa de los menores, la guerra empezaba
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