dos.
—¿Condición? ¿de qué se trata?
Parpadeó un par de veces, sin saber a qué se refería exactamente el mayor. Una sonrisa ladina cruzó entre el rostro del ojiazul al ver la inocencia reflejada en el rostro de la joven.
—Ven acá, princesa.
Gabriel se sentó en un sofá que estaba a su costado, llamando a Marinette para sentarse sobre su regazo. Ella lo dudó durante un momento, se repetía mentalmente a gritos que no debería ceder, pero sus pensamientos comenzaban a nublarse cada vez al imaginarse la escena donde ella se encontraba a horcajadas sobre él, besándose ferozmente. Terminó cediendo, tontamente.
Caminó hacia él, sentándose justamente sobre su regazo, Gabriel posó una mano sobre su cintura, y otra la tenía sobre su mejilla, tocando su suave y sonrosada piel.
—Puedes pretender que no quieres nada de mí, pero no puedes estar lejos de mi lado.
La chica no respondió, no podía negarlo, miró fijamente a los ojos del contrario, Gabriel asintió y procedió a poner una mano sobre el mentón de Marinette, provocando que sus labios se entreabrieran.
La azabache mordió su propio labio inferior, lo tenía demasiado cerca, que no se detuvo más a luchar contra el sentimiento y se abalanzó contra sus labios. Ya no le importaba nada.
Se besaban con intensidad, no le importaba nada más, solo quería sentirlo, descubrir qué era eso que sentía por él, incluso Gabriel quería descubrirlo. Fueron varios minutos donde continuaron con el beso, tomándose de vez en cuando unos segundos para respirar y continuar con aquél acto. Marinette quería más, pero él la detuvo.
—Vuelve a tu habitación, encontrarás algo que quiero que uses. Te encontraré allá en media hora, ¿de acuerdo?
—Claro, eso haré, Gabriel.
—Demasiado formal, me gustaría otro apodo tal vez...
—Ya pensaré en algo...Daddy.
...
—¡Es que es ridículo!
Gritó Adrien frustrado, golpeando con sus puños la mesa de aquél escritorio, Alya, Nino e incluso Chloé se encontraban ahí escuchándolo, después de todo era un trabajo que debían cumplir. —Mi propio padre involucrado con...esa, es increíble.
Gruñó, habían pasado dos días desde que los tres desaparecieron por completo, y por ahora, nadie en París tenía pista de Marinette, Gabriel y Nathalie. Adrien asumió que Nathalie era Mayura, porque ella jamás se iría de la mansión y por consecuente, la única persona que podría proveerle ese miraculous era Hawk Moth, y fue Gabriel quien la acompañaba. Poco a poco las cosas comenzaban a tener sentido, pero aún así seguía en ceros. Necesitaba encontrarles y encerrarlos de por vida en prisión, más por venganza propia que por justicia, pero poco le importaba.
—Viejo, ¿alguna vez viste que tu padre se relacionara con ella?
—Trabajaban juntos, Nino. Pero recuerdo que Marinette se quejaba conmigo porque mi padre no le daba un aumento, dudo que tuviera interés en ella en aquél momento.
— Ridículo, absolutamente ridículo, nadie tendría interés en Marinette en su sano juicio.
—Cállate Chloé.
Gruñó Alya entre dientes.
—Al menos ya sabemos la fecha en que él aún no tenía interés en ella, ¿no Adrien?— continuó Alya —supongo que debes recordar un poco aquél tiempo.
El rubio rodó los ojos.
—Sí, lo recuerdo, ¿cómo olvidaré el momento en que cometí mi peor estupidez?
La ojizafiro frunció el ceño, dándose cuenta de lo que él se refería, levantándose de donde estaba sentada y saliendo del despacho, no sin antes cerrar con fuerza la puerta, causando un fuerte estruendo que solo le causó más frustración al Agreste.
—¿Qué fue eso, hermano?
—Da igual, no la necesitamos.
...
—¿De verdad era necesario esto?
Marinette portaba un conjunto de lencería negro de encaje, acompañado por unas medias de red. La simple vista era un deleite para Gabriel.
—Te ves preciosa, vaya que era necesario.
Un sonrojo apareció sobre las mejillas de la azabache, cosa que causó cierto tipo de ternura en el hombre, pero él no pretendía eso con ella, no quería enamorarse, solo quería quitarse las ganas.
—Ven aquí, querida.
La chica obedeció, el hombre cerró con seguro la puerta, no quisiera que Nathalie interrumpiera en el momento menos indicado.
Gabriel relamió sus labios, ansioso sin saber por dónde comenzar.
Se sumergieron en un profundo beso, un combate entre sus propias lenguas, Marinette intentó rodear el cuello de él con sus brazos, pero Gabriel se lo negó, apoyándola con algo de fuerza sobre la pared, a la vez que tomaba ambos brazos y los levantó, pegándolos también sobre el muro, teniendo completo control sobre su cuerpo.
—Si algo no te gusta, ¿se lo dirás a papi, verdad? después de todo eres mi niña.
La joven asintió, el hombre no ejercía mucha fuerza sobre ella, solo la necesaria pero no como para dañarla, lo cuál extrañamente le gustaba.
Gabriel comenzó a besar su cuello, lamiendo y mordisquiando un poco, sin dejar marca, cosa que levantaba pequeños suspiros que después se volvieron jadeos en ella. Sus labios comenzaron a descender, liberó sus brazos, y ahora ella aprovechó la oportunidad para rodear su cuello, cosa que está vez no fue negada. Las manos de Gabriel viajaban entre el delgado cuerpo de Marinette, tocando delicadamente sus curvas, para después posar cada una sobre sus pechos, dando movimientos giratorios sobre sus botones, los cuáles para ese entonces ya se encontraban erectos. Los jadeos en Marinette aumentaban cada vez más, sintiendo cada toque en su piel, Gabriel al notar una reacción tan positiva, se dispuso a retirar el sostén, para así tener algo una mejor oportunidad para besar sus pechos, la azabache se sujetó con más fuerza, comenzando a jalar un poco el cabello del hombre.
—Creo que te está gustando, pequeña.
—Sí, sí, daddy.
Una sonrisa satisfactoria apareció en el rostro de él, acto continúo, la volteó con rapidez, teniendo el trasero de la chica haciendo presión contra su aún cubierto por el pantalón, miembro. Bajó sus bragas con solo una mano y tocó levemente su zona íntima, para encontrarse con mucha humedad, dándose así cuenta que sería bien recibido.
—Sé que acabo de regalarte esas medias de red, pero me veo obligado a romperlas un poco, ¿te importa?
Marinette, un tanto absorta de sus pensamientos y demasiado extasiada por la sensación que la mano del mayor brindaba a su intimidad se vio incapacitada para hablar, así que tan solo negó.
—Así me gusta, mi niña.
Con previo aviso, Gabriel procedió a romper un poco las medias, tal vez era más fácil quitarlas, pero él no lo prefería así. Sus dedos se abrieron paso entre su vagina, masajeando primeramente un poco, estaba mojada pero no quería lastimarla, así que se aseguró de que estuviera lo suficientemente lubricada. Introdujo un dedo, intentando colocarlo hasta lo más profundo, seguido metió otro, podía haber usado tres, pero su zona estaba muy estrecha, eso le encantaba. Comenzó a embestirla con los dedos rápidamente, provocando leves gemidos en la joven, cosa que lo ponía más a él, le encantaba verla de ese modo.
—Di que eres mía— pidió sin dejar de embestirla, Marinette mordía con fuerza su labio porque temía a gritar si no lo hacía —hazlo.
Ordenó.
—Soy tuya, soy toda tuya.
Tras escuchar eso, se detuvo. Ella frunció el ceño, sin saber exactamente por qué lo hizo.
—¿No querías que dijera eso?
—Creeme que sí, pero esta vez solo quería complacerte un poco por todo el daño que te he causado, ¿o vas a decirme que esto no te hizo olvidar todo al menos por un momento?
La azabache se encogió de hombros, no podía negarlo.
—¿Habrán más veces?
—Las habrán princesa, con cosas que ni siquiera te imaginas...
...
—Ya lo escuchaste, escuchaste toda la escena...
Hablaba para sí misma, sin saber exactamente qué sentir. Tenía una mano sobre su pecho, como si de esa manera pudiera controlar todos esos sentimientos de tristeza y decepción que la rodeaban.
—Nunca seré nada para él.
La tos volvió a ella, por culpa suya, tras haber llorado. Tal vez debería comenzar con otro plan...
HOLAAA, ¿ya vieron que portada tan bonita? Se la debo obviamente a SecretWave, me encantó 💖
Espero que les haya gustado el capítulo, volveré pronto.
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